Estimadas/os amigas/os y
compañeras/os de camino, buenos días.
Esperando que estén bien.
He aquí mis artículos de julio en El Telégrafo.
-
Iglesia descentralizada… esa es la meta del papa Francisco.
-
La “bancarrota de la humanidad”… por “un sistema terrorista” (papa Francisco).
-
Una persona especial, Bruno… y sus grandes logros físicos, intelectuales y
espirituales.
-
‘Utopía’, la verdad de mañana, de Tomás Moro… tan necesaria como hace 500 años.
-
Fidel, mito y faro… para largo.
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1. IGLESIA
DESCENTRALIZADA, Pedro Pierre.
Ya pasan los años y sigue el
papa Francisco sorprendiéndonos por la novedad de gestos, palabras y
orientaciones. Pero al interior de la misma Iglesia, en particular en el clero,
suscita mucha resistencia, como también en los grandes centros financieros y
mediáticos. ¿Adónde nos quiere llevar el papa Francisco con su sencillez, su
cercanía, su defensa de los maltratados, su condena del sistema económico, su
pasión por los pobres y su apoyo a sus organizaciones populares? De hecho el
papa Francisco, no toca la doctrina, no cambia los dogmas, no proclama nuevas
teorías, no lanza condenas…
El título de este artículo
quiere ofrecer un camino de respuesta: el papa Francisco quiere y promueve una
Iglesia descentralizada. Eso fue la gran intuición del papa Juan 23 que se materializó
con el Concilio Vaticano 2°. El papa Francisco nos hace volver al Concilio que
definió la Iglesia como ‘pueblo de Dios’, es decir, una Iglesia de iguales,
donde unos no son más que otros sino que todos tenemos que opinar, proponer y
decidir. Una Iglesia comunidad, donde todos nos debemos igual respeto y
obediencia cuando se trata de seguir a Jesús y servir a los pobres. Donde el
sacerdocio ordenado está al servicio del sacerdocio de los bautizados, cuando
durante 16 siglos se había dicho y practicado lo contrario. Con el Concilio se
pasó de una Iglesia piramidal a un Iglesia sinodal o sea descentralizada, es
decir, comunitaria, dialogal, de los pobres y para los pobres. Donde todos
caminamos juntos, donde todos nos sentimos responsables de todos, donde nos
solidarizamos con todos los que buscan una vida digna, justa, fraterna. Donde
no hay personas, ni lugares, ni objetos sagrados porque todos somos sagrados.
Allí está la gran molestia de
los que no aceptan no tener la verdad absoluto, ni ser obedecidos ciega y
servilmente, no ser cuestionados por su vida tranquila y cómoda… El clero se ha
institucionalizado a partir del emperador Constantino porque, en el principio,
todos eran laicos; el mismo Jesús no fue sacerdote sino laico. Es esta realidad
que no se quiere aceptar. La causa mayor de la crisis en la Iglesia es no
regresar a la práctica de los primeros cristianos ni al testimonio del mismo
Jesús: ser una Iglesia comunidad de iguales al servicio de la dignidad y
liberación de los pobres, a la manera de Jesús.
Pero, ese “caminar juntos”
-eso es el sentido de la palabra “sínodo”- ¿es nuestra práctica en familia:
comunidad de iguales? ¿Es la práctica de nuestros grupos y nuestras
organizaciones, donde nadie manda sino que todos nos obedecemos? ¿Es la práctica
de nuestras parroquias como comunidad participativa, propositiva y creativa
donde todos participan de las decisiones y de los compromisos, al servicio de
los pobres? ¿Es la práctica de la democracia y la política: un “caminar juntos”
donde todos tenemos que aportar, donde todos somos responsables de todos, donde
todos trabajamos por el bienestar de todos y donde nadie es salvador de nadie?
Esos son los grandes retos de nuestros tiempos.
2. LA
“BANCARROTA” DE LA HUMANIDAD, Pedro Pierre
Así califica el papa Francisco
la actual situación mundial en su discurso en el Vaticano por la clausura del
tercer encuentro mundial de las organizaciones populares. “Quien ve los ojos de
los niños que encontramos en los campos de refugiados es capaz de reconocer de
inmediato, en su totalidad, la “bancarrota” de la humanidad… Y así el
Mediterráneo se ha convertido en un cementerio, y no sólo el Mediterráneo…
tantos cementerios junto a los muros, muros manchados de sangre inocente.
El miedo endurece el corazón y
se transforma en crueldad ciega que se niega a ver la sangre, el dolor, el
rostro del otro… Es un problema del mundo. Nadie debería verse obligado a huir
de su Patria. Pero el mal es doble cuando, frente a esas circunstancias
terribles, el emigrante se ve arrojado a las garras de los traficantes de
personas para cruzar las fronteras y es triple si al llegar a la tierra donde
creyó que iba a encontrar un futuro mejor, se lo desprecia, se lo explota e
incluso se lo esclaviza. Esto se puede ver en cualquier rincón de cientos de
ciudades.
Luego el papa Francisco apunta
hacia las causas de tal tragedia: “La primacía del dinero… Ese «hilo
invisible», esa estructura injusta que enlaza a todas las exclusiones que
ustedes sufren, puede endurecerse y convertirse en un látigo, un látigo
existencial que, como en el Egipto del Antiguo Testamento, esclaviza, roba la
libertad, azota sin misericordia a unos y amenaza constantemente a otros, para
arriar a todos como ganado hacia donde quiere el dinero divinizado…”
Se pregunta el papa: “¿Quién
gobierna entonces? El dinero ¿Cómo gobierna? Con el látigo del miedo, de la
inequidad, de la violencia económica, social, cultural y militar que engendra
más y más violencia en una espiral descendente que parece no acabar jamás… Hace
casi cien años (1931), Pío XI preveía el crecimiento de una dictadura económica
mundial que él llamó «imperialismo internacional del dinero»… Hay un terrorismo
de base que emana del control global del dinero sobre la tierra y atenta contra
la humanidad entera… Ese sistema es terrorista.”
Finalmente el papa propone
caminos de solución: “Las «3-T» (Tierra, Techo y Trabajo para todos)…, ese
grito de ustedes que hago mío, tiene algo de esa inteligencia humilde pero a la
vez fuerte y sanadora. Un proyecto-puente de los pueblos frente al
proyecto-muro del dinero. Un proyecto que apunta al desarrollo humano integral…
Están llamados a revitalizar, a refundar las democracias que pasan por una
verdadera crisis… Hay que vivir la vocación de servir con un fuerte sentido de
austeridad y humildad… Sigamos trabajando para construir puentes entre los
pueblos, puentes que nos permitan derribar los muros de la exclusión y la
explotación… Los
felicito, los acompaño, les pido que sigan abriendo caminos y luchando.”
He aquí criterios que nos
permiten juzgar de cuáles son los dirigentes que necesitamos. ¿Quiénes de los
candidatos abordan esta problemática y proponen un cambio de sistema frente a
la actual “dictadura económica en el campo social, cultural e incluso
político”?
3. UNA
PERSONA ESPECIAL, BRUNO, Pedro Pierre.
A Bruno lo conocí hace muchos
años, poco después que nació especial en una familia amiga de Francia. Acaba de
fallecer a los 42 años: “Él nos ha cambiado la vida; gracias a él hemos ido a
lo esencial”, dice su padre. “Ha pasado a ser el centro y el criterio de
nuestra familia”, decía su madre. Bruno tenía dificultad para caminar,
expresarse, agarrar cualquier cosa; no veía ni oía bien. Pero gracias a sus
padres y sus dos hermanos Bruno era una explosión de vida y de amistad. Cambiaron
de casa para que pudiera jugar con los animales: perro, gato, conejos, borregos, gallinas… Aprendió de ellos las
ganas de caminar, saltar, cantar, reír…
Aprendió también de Dios
porque sus padres eran activos en la parroquia y participaban en varios grupos
de solidaridad. Recuerdo una vez que al final de una charla donde yo hablaba
del Ecuador, pregunté a la asamblea lo que era lo más importante para Jesús.
Bruno fue el primero en contestar casi gritando: “Los pobres”. La asamblea lo
aplaudió. Luego pregunté qué era lo más importante para nosotros y Bruno
contestó nuevamente el primero: “La amistad”, a la sorpresa de todos, que
volvieron a aplaudir. Pensé entre mí: “Los pobres nos evangelizan”. Otra vez
Bruno hizo comprender a sus padres que, cuando iban a misa, quería él también
comulgar. De acuerdo con el párroco, toda la familia lo preparó a la primera
comunión; Bruno había aprendido a rezar en familia y a escuchar la Palabra de
Dios en las reuniones familiares. Fue una fiesta grande porque todo el mundo se
admiraba del desarrollo humano y cristiano que había logrado Bruno.
Felizmente en Ecuador las
personas especiales se han hecho visibles y hemos aprendido a respetarlas y
apreciarlas. Gozan de muchos derechos y gracias a las ayudas que reciben pueden
integrarse mejor en la sociedad y desarrollar sus dones. Nos hacen ver que una
persona vale más allá de sus destrezas o limitaciones físicas y mentales:
valemos por nuestras capacidades a desarrollarnos personalmente en humanidad,
amistad y compartir. En ese sentido, como en el caso de Bruno, estas ‘personas
especiales’ nos enseñan qué es lo más importante. En una época en que se da
demasiada importancia a la belleza corporal, ellas nos dicen que ésta es muy
secundaria si no hemos desarrollado una calidad de relación y de entrega. En
una época en que el individualismo y el llamado triunfo personal para alcanzar
numerosos bienes, estas personas nos dicen la amistad y la comunidad son
valores primeras. En una época donde se quiere clasificar la fe en segunda
categoría, ellas nos dicen que la espiritualidad es parte esencial del ser
humano.
Gracias, Bruno, por tu
sonrisa, más allá de tu boca torcida. Gracias por tu amistad reluciendo en tus
ojos a medio cerrados y en tus largo abrazos. Gracias por tu fe que nos
confirma en el camino a seguir. Por eso, en su tiempo, “Jesús se llenó del
gozo: ‘Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has
ocultado estas cosas (del Reino) a los sabios y entendidos y se las has dado a
conocer a los pequeñitos’.”
4. UTOPÍA,
ESTA VERDAD DE MAÑANA, Pedro Pierre.
En muchos países del mundo se
celebra los 500 años de la publicación del libro: “Del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía” cuyo
autor es el inglés Tomás Moro.
Con este libro Tomás Moto inventaba el vocablo “utopía” y le daba el sentido de
“sin lugar”, pero ‘posible’. Había nacido una nueva manera de imaginar la vida
y la sociedad: “otro mundo es posible” como también “una vida más feliz”. ¡500
años! El libro se propagó por toda
Europa y pasó a ser una de las obras cuya visión perdura hasta nuestros días y
sigue motivando a mucha gente por todo el planeta. Coincidía el libro con la
conquista de un ‘Nuevo Mundo’ recién descubierto en lo que se llamaría “Abya
Yala”, o sea, ‘Tierra Madura’, más conocida como ‘las Américas’. Se volvía a
soñar con el ‘Paraíso perdido’.
Este vocablo ‘utopía’, a lo largo de cinco siglos, fue motivando un
sinnúmero de personajes decididos a construir un mundo nuevo. Sirvió primero
para denunciar la situación de injusticia, o sea, la esclavitud en que vivían
los campesinos de aquella época y proponer una organización social que
permitiera más igualdad y humanismo. Era el tiempo de lo que llamamos hoy
‘Renacimiento’ o ‘Iluminismo’, el cual hacía entrar a Europa en la “Época
moderna’, anunciando el fin de la era medieval.
Muchos autores iban a escribir sobre cómo se podía dar este cambio
social. Y nacieron las palabras de “socialismo” con el francés Henri Proudhon,
“comunismo” con el alemán Karl Marx, “globalización de la civilización del
amor” con el papa Francisco. Nos damos cuenta hoy que, en esa época, en Abya
Yala existía la misma ‘utopía’ con el proyecto social del “Sumak kawsay’” o
“Bien vivir” de los Indígenas de la Cordillera de los Andes y de “la tierra sin
males” de los Guaraníes. Tampoco faltaron autores que relacionaron la ‘utopía’
con el Reino de Dios inaugurado por Jesús de Nazaret: una nueva manera de vivir
personal y colectivamente más conforme a la voluntad de Dios. Este Reino,
utópico porque es un proyecto en macha, que construye “la tierra nueva y el
cielo nuevo”, como lo confirma el último libro de la Biblia, escrito hace 2000
años. Este mundo nuevo ha comenzado y, gracias a Dios, llegará a su plenitud.
Tal vez hoy más que nunca se
necesita de utopía, al descubrir por primera vez la dimensión mundial de las
injusticias causadas por un sistema que convierte en esclavas a millones de
personas, por mantener los privilegios de una minoría descarada, equivalente al
1% de la población mundial. ¡Menudo escándalo! Nació esta palabra hace 5
siglos; se estaba dando un cambio de época… Hoy estamos viviendo igualmente
cambios radicales en todos los espacios de la vida personal, social y
espiritual: la utopía se hace más que necesaria para imaginar “otro mundo posible,
urgente y necesaria”, expresión inventada al comienzo del milenio en la primera
reunión de las Organizaciones Populares en Puerto Alegre, Brasil. Cuidad
simbólica de un nuevo comienza para surcar ‘mares desconocidos’ en la búsqueda
incansable de un mundo nuevo a construir entre nosotras y nosotros.
5.
FIDEL, MITO Y FARO, Pedro Pierre.
Mucho se está escribiendo sobre Fidel, a favor y en
contra, apasionadamente. Los grandes medios de comunicación siguen destilando
sus mentiras o superficialidades para proteger sus intereses de dominación y
engaño, como siempre: “Desde el comienzo nos casaron con la mentira”, decía el
mismo Fidel. Pero “no se pude tapar el sol con un dedo”. Fidel queda como aquel
que ha logrado la libertad frente a la hegemonía norteamericana, la dignidad de
su pueblo y la solidaridad con los pueblos en lucha por su independencia.
Sus discursos y sus escritos seguirán regándose y
multiplicándose, ya que Fidel sin dejar de ser cubano pasa a ser, con su
muerte, más latinoamericano y planetario. Se continuará comentando sus
entrevistas, en 1985, con el sacerdote brasileño “Fidel y la religión”, pues
“El dogma tan predilecto a los reaccionarios sobre la imposibilidad de
entendimiento entre cristianos y comunistas, se viene al suelo sobre el fundamento
de una comprensión profunda de ambas doctrinas”. No tenía miedo Fidel en
afirmar: “Quien traiciona a los pobres, traiciona a Cristo”.
Siempre se alzarán voces para reconocerlo entre los
más grandes de su época, tal como lo declaró en agosto pasado el enviado
personal del Presidente de la República francesa para América Latina y el
Caribe, Jean-Pierre Bel: “Por mi parte sé que se trata de un
hombre de una gran inteligencia que ha devuelto una verdadera dignidad a su
país y a su pueblo… Para mí Cuba es el símbolo de la valentía de un pueblo que
ha sabido resistir frente a fuerzas inmensamente más poderosas. Esta capacidad
y esta valentía son las de las mujeres y los hombres de Cuba y de quienes han
sabido federarlos y unirlos. Todo ello suscita cierta admiración. Yo amo este
país porque, cuando uno ama la historia, cuando uno ama la política, cuando uno
ama la cultura, cuando uno ama la música, sólo puede amar a Cuba.”
Ya en vida
pasó a ser un mito: Fidel es más que Fidel, porque representa los sueños, los
ideales, las utopías de millones. Es la persona engrandecida y embellecida por
miles de pueblos y millones de latinoamericanos subyugados por el imperialismo
del dinero. Ha sabido expresar, proyectar y realizar la posibilidad de una vida
mejor, de una convivencia de paz y de justicia, de una naturaleza respetada, de
una humanidad reconciliada. Fidel es el faro que brilla en los ojos y los
corazones de los que luchamos por una vida plena y el crecimiento del Reino de
Dios.
“Fidel ha
muerto, pero es inmortal”, acaba de escribir Ignacio Ramonet, director
de "Le Monde diplomatique en español". Sus palabras continúan resonando en las y
los que gritan libertad, dignidad, solidaridad. Sus gestos se extienden en las
y los que unen sus manos y luchan hombro a hombro por un mundo más equitativo,
participativo y creativo. Su figura se alza en los pequeños logros y en las
grandes victorias de los grupos y los pueblos que construyen la fraternidad.
Fidel abrió un camino: se trata de andarlo, continuarlo, ensancharlo juntos
todas y todos los que lo admiramos. Pues no busquemos entre los muertos a aquel
que está vivo.
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