A R T Í C U L O S D E M A Y O,
Pedro Pierre.
Guayaquil, junio de 2020.
Estimad@s amig@s y compañer@s de camino, buenos días.
Esperando que estén bien que preparan la ‘nueva normalidad’ después de las
lecciones de esta pandemia.
He aquí mis artículos del mes de mayo, con muchos deseos
para superar esta catástrofe del coronavirus.
1.
Hemos
empezado… a vivir de otra manera.
2.
Sí,
hay alternativas al neoliberalismo… ya las estamos sembrando nosotras y
nosotros.
3.
Eco-socialismo:
Nada sin la Naturaleza… para reinventar un futuro plenamente humano.
4.
Sí,
¡basta de palabra!... son acciones y lucha que se necesita.
¡Buena lectura!
Abrazo fraterno.
Pedro Pierre.
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1. HEMOS
EMPEZADO… Pedro Pierre
Ya pasan los días y las
semanas y sigue la cuarentena. Nos dicen que va a terminar, pero nadie está muy
seguro de la fecha. Van a ser dos meses que la suportamos y nos preocupa que
termine. Nos preocupa también lo que va a pasar después, porque nos damos
cuenta que las cosas no van a ser como antes.
No hemos pasado en vano 2
meses, encerrados en nuestras casas. Para muchos la realidad es trágica: ¿cómo
comer cuando se gana cada día el pan que la familia necesita? En muchas
familias hay seres queridos que se han ido para siempre y no se los pudo
despedir. Muchos han perdido su empleo porque la tienda, el taller, la fábrica
se quedaron cerrados. El país está por los suelos porque el petróleo ha caído a
precios muy bajos, se pagó 330 millones de dólares por los intereses de un
préstamo con el Fondo Monetario en plena mortandad nacional, los ricachones han
mandado su dinero en los paraísos fiscales: nada menos que 800 millones; y la
corrupción sigue campante en las altas esferas del gobierno. Ahora nos quieren
controlar mediante nuestros celulares: saber dónde vivimos, adónde vamos, con
quiénes nos comunicamos, disque para proteger nuestra salud. Si no la han protegido
hasta hoy, ¿por qué van a protegerla mañana?
Mal estamos, muy mal estamos.
¿Cómo se va a levantar un país saqueado por sus propias autoridades y sus
amigos de turno? ¿Cómo se va a recuperar una economía por los suelos, con miles
de empresas quebradas? Al ver el vicepresidente que no podía controlar la
pandemia desde el gobierno, deja a los municipios decidir cuándo salir de la
cuarentena. Y el mismo presidente afirmó: “Mi situación me impide salir a
territorio. Soy una persona de la tercera edad, con discapacidad física y con
los problemas médicos que eso representa. Los médicos me han dicho que
fácilmente podría contraer el coronavirus y que difícilmente podría superarlo…”
Somos un país a la deriva, con hambre, sin empleo, sin dinero, sin líder que
nos ayuda a salir adelante. Tenemos que contar sólo con nosotros mismos… Eso es
el desafío a asumir, consciente y organizadamente.
Estos dos meses de encierro
también nos han servido para pensar, para descubrir el fracaso del sistema que
nos gobierna. Por momento nos paralizaron el miedo y la desesperación, pero ha
surgido en nosotros la esperanza que juntos podemos levantarnos, arrimar el
hombro, aceptar que va a ser una larga y dura lacha para recuperar la paria y
volver a vivir y convivir como Dios manda. Eso será posible si ya hemos
empezado a vivir de otra manera. En cierta escasez hemos probado que se puede
comer más sanamente con legumbres y frutas. Al no haber medicamentos eficaces
contra el coronavirus, hemos probado con limones, jengibre, hierbas medicinales,
imanes y cuántas medicinas tradicionales o alternativas. No han faltado entre
nosotros signos y gestos de compartir y solidaridad, pequeños tal vez pero
reales que nos devolvieron la sonrisa, alimentaron la amistad e hicieron crecer
la esperanza. Hemos descubierto que podemos vivir sin estar comprando cosas
innecesarias o superfluas. También hemos rezado, realizado devociones
olvidadas, leído la Biblia, vuelto a descubrir a Jesús más cercano a nosotros y
a Dios como el gran misterio de la vida y del amor. Nos hemos preguntado qué es
lo más importante en este momento, lo prioritario a no perder, a lo esencial a
no dejar escapar…
Empezamos a estar seguros que
mañana no podremos vivir como ayer, pero sí, conservando lo importante que
hemos vivido sin dar nos cuenta… porque, si no, vamos a quedar peores y muy mal
parados: una vida sin vida, unas relaciones sin amor. Y la existencia
individualista, consumista, desorganizada se tornará una pandemia peor que el
coronavirus. Mañana tiene que ser un nuevo amanecer, un nuevo día, un nuevo
nacimiento, una nueva humanidad. Hemos empezado: hay que continuar, mejorar,
fortalecer las novedades que estamos viviendo y redescubriendo. No podemos
volver atrás porque atrás es la enfermedad, la muerte y el cementerio… ¡si hay
espacio! Dios nos ha creado para otra cosa: una vida plena desde el compartir,
una fraternidad sencilla desde la solidaridad, una fe con sabor a felicidad, un
país más igualitario donde todas y todos podamos caber. ¿Sabremos darle este
gusto a Dios?... porque “¡si la silla de Dios está vacía, la ocupa el diablo!”
2.
SÍ HAY
ALTERNATIVAS AL NEOLIBERALISMO. Pedro Pierre.
“La gente se está organizando
para sobrevivir”… Es lo que está pasando en ese momento, o sea, un sinnúmero de
familias está buscando la manera de vender o trabajar en algo para tener el pan
de cada día. Tal vez la palabra ‘organización’ no sea la más adecuada, porque
la organización supone varias personas que se unen para alcanzar algún objetivo
común. Está bien que cada persona en edad de trabajar vaya encontrando la
manera de ganarse el pan suyo y el de su familia: es necesario a corto plazo,
pero no es suficiente a mediano y largo plazo.
La solución a la crisis actual
no es sólo un asunto individual. Más bien la crisis es la consecuencia de una
problema mayor: es todo un sistema que en vez de protegernos, no solamente se
está desinteresando de nosotros sino ha provocado la crisis en la que nos
encontramos. Da miedo pensar que mañana va a ser terrible: eso presentimos y no
lo queremos decir. La CEPAL (Comisión Económica para América Latina) prevé para
el Ecuador una recesión económica de 5% y un aumento de la pobreza en 10%,
¡como hace 15 años! No podemos regresar a la situación de antes, aunque sea eso
que buscan los empresarios, banqueros y los que nos gobiernan. ¿Habrá una
mayoría de la gente que quiere cambiar? O más bien se piensa: “Los otros tienen
que cambiar... Las autoridades tienen que cambiar… El gobierno tiene que
cambiar…”. El problema verdadero no son ‘los otros’, ni ‘las autoridades’ no
‘el gobierno’; se trata de un sistema nacional y mundial que nosotros mismos
sostenemos aunque lo critiquemos. El problema somos nosotros que apoyamos este
sistema que nos engaña, nos explota, nos esclaviza, con la complicidad de los
medios comerciales de desinformación que pertenecen a los mismos empresarios,
banqueros y grandes explotadores: nos mienten y nos engañan… para que nada ni
nadie cambie.
En ese momento me preocupa
mucho el silencio, la expresión de nuestra inconformidad y preocupación. ¿No
será para acallarnos que nos han encerrado? ¿Dónde están las protestas de los
jóvenes, de las mujeres, los campesinos, los obreros, los indígenas, los
sindicatos... Tal vez en las redes sociales... Por una parte está bien: pero
¿cuántas personas alcanzamos mediante nuestro celular y nuestras redes, frente
a los 17 millones de ecuatorianos? Nos enfrentamos a estructuras organizadas
por el sistema neoliberal que corrompen el Estado y las instituciones
estatales, las cuales, en vez de protegernos, protegen y enriquecen a sus
dueños con nuestros impuestos y a costa nuestra. ¿A eso queremos regresar?
Por este motivo la reacción no
puede ser solamente individualista. Si de estructuras se trata, contra esas
estructuras hay que luchar para sustituirlas por otros que trabajen en
beneficio nuestro. Y allí sí, se necesita de organización, de muchas
organizaciones. “Los pobres desorganizados serán castigados”: es lo que está
pasando en este momento.
Por este motivo hay que
encontrar otro proyecto social que no sea manejado por el 1% de la población,
sino por la mayoría, o sea, por un pueblo que tiene conciencia de clase, que
analiza lo que está pasando poniendo el dedo sobre las causas y que decide
organizarse para vivir de otra manera. Ese es el cambio que necesitamos en este
momento afín de no recaer en las garras del monstruo que nos lo arrebata todo,
hasta la vida, lenta y violentamente.
¿La rebaja del presupuesto
educativo será un motivo para que los jóvenes, directamente afectados, retomen
la organización y emprendan la lucha?... junto a las mujeres que van a ser las
más golpeadas, los campesinos más explotados, los indígenas más marginados, los
jubilados más olvidados… La propuesta de ley económica calificada de
‘humanitaria’ que está por última semana en la Asamblea Nacional está clara: el
65% de los recursos para financiar las medidas para la recuperación económica provienen
de aportes de sueldos y salarios de trabajadores y empleados públicos y
privados y no de los bolsillos y chequeras de los privilegiados que se han
beneficiado de las políticas económicas del nuestro gobierno neoliberal. Es
este sistema de saqueo de los empleados y trabajadores, y de aniquilación de
los pobres que hay que sustituir.
¿Quién tiene la solución?
Nosotros somos la solución y nadie más… ¿Estamos convencidos de esto, de
nuestra capacidad, de nuestra dignidad? Aunque no sepamos bien lo que hay que
construir, sí, esta pandemia nos ha mostrado y demostrado lo que hay que
destruir o a lo menos dejar de apoyar, por nuestro propio bien. La lucha no
está ganada, pero acabo de leer la conocida frase de Bertold Brecht: “El que
lucha puede perder. El que no lucha ha perdido ya”.
Unos líderes de movimientos
sociales nos dicen que el camino hacia una nueva sociedad pasa por el
‘eco-socialismo’. ¡Nueva palabra, nueva esperanza! Pero para que sea
efectivamente ‘buena noticia’, depende de nosotros: ¿Nos hemos enterado? ¡No
hay peor lucha que la que no se libra!
3.
ECOSOCIALISMO:
NADA SIN LA NATURALEZA, Pedro Pierre
¿Habremos perdido el miedo al
socialismo? Tal vez sí, por ver la brutalidad mortal del neoliberalismo,
especialmente en Ecuador con las medidas que toma el gobierno. Estados Unidos,
capital del neoliberalismo, no logra controlar el coronavirus… a pesar de todos
los dólares y las tecnologías que tiene. China ha controlado la pandemia y Cuba
envía sus médicos a China, Italia, Brasil y unos 20 países más. El chip del
socialismo malo y del capitalismo bueno tenemos que echarlo a la basura…
Nuevos proyectos alternativos
de sociedad están viendo la luz del día. Ya es evidente la perversidad del
sistema neoliberal. El papa Francisco, en su Carta apostólica sobre el Cuidado
de la Casa común está tajante. Lo califica así: “un sistema de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente
perverso”, exclusivamente basado en “el principio de maximización del beneficio”, responsable a la
vez de la injusticia social y de la destrucción de nuestra Casa Común, la
Naturaleza. El presidente francés, formado en las Escuelas norteamericanas
neoliberales, cuestiona el mismo neoliberalismo por inhumano. Nos creíamos
invencibles, omnipotentes, con los inmensos progresos de la ciencia y la
tecnología. Y estas se muestran totalmente incapaces de controlar un minúsculo
virus mortífero que se transformó en pandemia planetaria en unas pocos meses.
En estos últimos años
científicos, Organizaciones defensoras de Derechos Humanos y de la naturaleza,
Movimientos Sociales ya nos avisaban que íbamos a la catástrofe. ¡La Naturaleza
quiso volver a respirar aire puro! Nos han hecho creer que el consumismo era la
solución a todos nuestros problemas, que estos son asuntos materiales que las
empresas y el mercado van a resolver: Estábamos llegando al fin exitoso de la
historia, o sea, íbamos a tocar el paraíso en la tierra. Más bien nos llegó el
infierno.
Cada vez más se nos habla de
‘eco-socialismo’, o sea, de un socialismo ecológico, en el sentido que no se
puede hablar de organización social sin incluir el respeto, la defensa y la
protección de la naturaleza. Ella es nuestra matriz: de ‘agua, tierra, viento y
fuego’ hemos sido hecho. Ya el libro bíblico del Génesis nos hablaba del primer
ser humano hecho de barro: “De la tierra fuiste sacado…” Al descubrir el
cosmos, las estrellas y las galaxias, se ve que somos una misma unidad de vida
y de destino: ¡Somos polvo de estrella que ha llegado a ser consciente de sí!
Somos una misma unidad donde todo y todos estamos relacionados e
interconectados.
Entre humanos, la comunidad da
sentido a nuestra existencia: nadie está solo; las relaciones son nuestro modo
de existir. El neoliberalismo es todo lo contrario: el individuo se salva sólo,
la competencia exacerbada es la manera de sobrevivir, la espiritualidad es un
apéndice inútil. Todo esto se ha desmoronado estrepitosamente en estos meses.
Hay que volver al humanismo, o sea, el socialismo y la ecología. Eso es el
eco-socialismo: Un nueva manera de vivir armoniosamente entre humanos y con la
naturaleza, donde las personas valen más que el dinero, donde la relación es
más importante que lo promoción individual, donde la comunidad es la manera de
organizarnos, donde la dignidad humana vale más que la fantasía televisiva…
Sólo nos quedan unos pocos
decenios para evitar el colapso de la vida, pues la cuenta regresiva ha
comenzado hace unos 3 años. Vamos rumbo al suicidio colectivo si seguimos la
locura del neoliberalismo. Durante esta cuarentena que se prolonga, hemos
comenzado a vivir de otra manera: valorar la familia, compartir entre vecinos y
con los más débiles, comer de otra manera, cuidar nuestra salud con medicina
natural, tomar el tiempo de reflexionar, redescubrir la dimensión espiritual de
la vida, rechazar el consumismo, valorar la organización… Continuemos en esta
dirección para un cambio individual, colectivo y estructural: el eco-socialismo
nos ofrece un camino que podemos abrir mancomunadamente, si no queremos que la
vida en nuestro planeta desaparezca definitivamente. Esta pandemia es un aviso.
Escuchemos a los que nos abren
caminos de esperanza a emprender juntos decididamente. El papa Francisco no
deja de animarnos a despertar y caminar con los Movimientos sociales portadores
de un porvenir mejor. Recordemos la historia bíblica de Sodoma y Gomorra:
fueron ciudades destruidas por haber eliminado la hospitalidad de su manera de
vida. Cuando huía la familia de Lot para salvarse de esa ‘pandemia’, su mujer
quiso dar marcha atrás y volver al pasado: se transformó en estatua de sal. Hoy
no podemos volver al pasado que nos ha conducido a esta catástrofe. Tenemos que
inventar caminos nuevos, reinventando el futuro cercano. Ya tenemos pautas para
lograrlo.
4. SÍ,
¡ BASTA DE PALABRAS !
Pedro Pierre
La canción ‘Resistiré’ tuvo su
momento de fama, pero tiene sentido si no se pasa a la acción… Estamos inundados
de palabras, de noticias, de mensajes, de canciones, de discursos… para que nos
quedemos de brazos cruzados con la ilusión de ‘resistir’. La excusa de estar
encerrados es una falsa justificación: nos hemos dejado encerrar, eso es la
realidad y eso desde mucho tiempo. Nos manipularon durante años o nos
escondieron la verdad de tal manera que decimos: no hay otra solución, es lo
mejor de lo mejor, ellos nos van a salvar… Y sigue la cuarenta: ¡Ya llegamos a
2 cuarentenas! Y continúan las prohibiciones: nos dejamos tratar como niños que
se llevan por la mano, porque ellos sí trabajan por sus intereses.
El gobierno de los
empresarios, él no se queda de brazos cruzados: ¡qué maravillosa oportunidad
para fortalecer su dictadura del despojo y del saqueo! Reducción de horarios de
trabajo, reducción de salarios, despidos intempestivos en las empresas,
recortes en salud y educación además de reducción generalizada de presupuesto,
salidas de centenares de millones a los paraísos fiscales, otros centenares de millones
regalados a Fondo Monetario Internacional, privatizaciones de los bienes
públicos, corrupción generalizada en las más altas esferas del gobierno,
liberalización de los precios de la gasolina… La lista es interminable:
lograron su ‘paquetazo’. Se trata de un feriado bancario mucho más grande que
él de hace 20 años y lo han logrado con nuestro silencioso consentimiento. Y
cantamos: ¡Resistiremos! “¡Los que tienen un empleo, van a trabajan más,
cobrarán menos y se morirán antes de tiempo!” ¡Qué valientes somos para
aguantar las peores barbaridades desde 3 años!
Nos han dicho ‘¡Consuman… eso
les traerá felicidad! ¡Endéudense… y paguen dentro de 6 meses! ¡Vístanse y
maquíllense de primera… y serán considerados estrellas y modelos de TV! ¡Tomen
cerveza o miren novelas… y serán machos o feministas de avanzada! Nos siguen
diciendo: ¡No se preocupen porque sabemos lo que necesitan y cómo resolver sus
necesidades más apremiantes! Cantos de sirenas que creemos y obedecemos: ¡2
personas sobre 3 compran en los supermercados lo que acaban de ver en la
propaganda televisiva! ¡Qué gentes tan obedientes somos! ¡Nos tienen bien
controlados!
Preguntémonos: ¿Qué
actividades de solidaridad hemos tenido durante esta doble cuarentena fuera de
nuestra casa? ¿En qué protestas hemos participado? Tal vez nos hemos
escandalizado de unas actitudes que hemos calificados de “radicales,
exageradas, utópicas…”: las de los que salen a la calle para ganarse el pan del
día, las de los que insultan porque les duele las muertes de sus familiares y
vecinos, las de los que no soportan más estar encerrados, manipulados,
saqueados…
Dejemos también de hablar de
cursos, de formación, de capacitación, de análisis de la situación, de la
crisis globalizada, de que Dios va a resolver nuestros problemas… Cuando el
hambre toca a la puerta, sobran las palabras y las promesas. ¡A luchar, eso es
lo que se necesita! Luchar para recuperar nuestra dignidad, nuestros derechos
pisoteados, la organización destruida, los reclamos colectivos…
Nos parecemos a las mujeres
que lloraban mirando a Jesús cargando con la cruz. Él que tuvo la valentía de
decirles: “¡No lloren por mí, sino por ustedes y sus hijos!” La situación que
vivimos no es culpa de otros sino de nosotros mismos que nos hemos dormido,
hemos creído a los farsantes de siempre, nos hemos vuelto egoístas e
individualistas, hemos olvidado lo esencial que es la fraternidad y el
compromiso para construirnos como personas dignas, conscientes, solidarias y
valientes. ¿Hasta cuándo vamos a resistir lamentando y llorando? Quienes van a
pagar con creces los platos rotos van a ser nuestros ‘hijos’.
Los cristianos, en esos días,
recordamos la ‘Ascensión’ de Jesús, o sea, su despedida física. Jesús se fue,
pero no dijo a sus discípulos: “¡Vayan a rezando! ni ¡Hagan misas! ni
¡Enciérrense en sus casas! ni ¡Estudien para capacitarse…!” Más bien unos
ángeles los regañaron: “¡Por qué están mirando al cielo!” o sea, ¿por qué
esperan milagros? Pues el mismo Jesús les encomendó: “Vayan y hagan de los
pueblos mis discípulos”… es decir: ¡Salgan, vayan reuniendo a la gente para
construir la fraternidad y la justicia sin límite de fronteras ni de razas en
nombre del Dios de la Vida!...porque eso es el Reino. El Reino está allí donde
se lucha por la vida y la fraternidad.
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