ESTIMADOS/AS AMIGOS/S Y COMPAÑEROS/AS DE CAMINO,
BUENOS DÌAS, esoerando estèn bien
He aquí mis artículos de enero de 2024
1. Mañana no existe: Lo hacemos nosotros… o
sea, cada uno y cada día.
2. La primera violencia es la del sistema…
Las demás son consecuencias del sistema neoliberal.
3. Los sacrificados en el altar de la patria… son los jóvenes que pagan los pecados de los adultos.
4. Vivir o morir por una causa noble… ¿es
la meta de nuestra vida?
1. MAÑANA
NO EXISTE: LO HACEMOS NOSOTROS, Pedro Pierre
Comenzar un
nuevo año es despertar esperanza, confirmar caminos y emprender proyectos...
porque ayer es historia, mañana es desconocido y hoy es un regalo de la vida y
de Dios, para que podamos dejar huellas. En medio de la noche, demos testimonio
del día y preparemos la aurora: Quedará de nosotros lo que hemos dado. Por
todas partes hay personas que luchan, destellan esperanza y son signos de
tiempos nuevos y mejores. Se trata de vivir simplemente en un mundo complicado
y hostil, de ser justos en medio de la injusticia, honestos en medio de la
corrupción, compasivos en medio de la indiferencia, alegre en medio de la
tristeza. Navidad nos ha recordado que Jesús viene en las periferias y en ‘el
revés del mundo’. Nos dice que la vida, la novedad y el Reino brotan desde los
descalificados. Nos confirma que Dios no desespera nunca que su Reino triunfará
en medio de las peores desgracias: Ni la muerte será capaz de enterrarlo. Jesús
y sus comunidades de seguidores son testigos vivos de esta necedad divina.
Eso es lo que
tenemos que repetirnos para vivirlo en la realidad bastante desesperanzadora
que nos toca. El nuevo gobierno es la continuidad caótica del anterior y, en
nuestra Iglesia católica, la sinodalidad es un sueño descartado por la mayoría
del clero y muchos bautizados que prefieren una religión adormecedora que
confirme su afán de poder, privilegios y tranquilidad. La consulta popular no
es más que la repetición de las anteriores, innecesarias, engañosas y
perversas, porque desplazan las prioridades, eluden los problemas y profundizan
la dominación, las desigualdades, la malicia y el saqueo de los poderosos. Al
nivel internacional continúa el genocidio implacable del gobierno israelí
contra los palestinos y la destrucción de Ucrania por el ejército ruso. Estos
desastres humanitarios se dan gracias al apoyo interesado de Estado Unidos y
Europa a Netanyahu y Zelensky, mientras que una inmensidad de instituciones y
personas miran por otro lado. Otra organización mundial es necesaria; otra
democracia participativa es urgente; otras iniciativas ciudadanas y cristianas
son posibles… si así lo decidimos.
Esa es la
realidad que nos depara el año nuevo: Será lo que lo estaremos haciendo
mediante nuestras decisiones y actuaciones diarias. O participamos activamente
a la construcción de un futuro mejor o colaboramos con las desgracias que nos
asechan. Decía Martín Luther King, el líder negro norteamericano: “Hemos
aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero aun no hemos
aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”. Tenemos que estar seguros
que somos el resultado de nuestros propios actos y de nuestras omisiones,
porque sólo el presente nos pertenece y obedece a nuestras propias decisiones. Decidamos
vaciar nuestras mentes de todo lo que no construye la verdad, la justicia y la
fraternidad. Pongámonos a vaciar también nuestra casa de todo lo que no
favorece la comunión, la participación y la acogida. Organicemos el encuentro,
la unión, la organización entre vecinos y compañeros de trabajo. Capacitémonos
para crecer de manera integral individual y colectivamente. Hagámonos
responsables de nuestra convivencia local y nacional para que sea más
armoniosa. Seamos unos creyentes que despiertan a la espiritualidad que
necesita nuestro tiempo y que ha comenzado a desplegar la nueva generación
lejos de los tradicionalismos que nos paralizan. No se trata de esperar que
otros lo hagan o comiencen primero, sino empezar ya nosotros mismos. Cosecharemos
lo que sembramos, pero necesitamos la paciencia y la tenacidad del campesino que
remueve la tierra, la cuida, la riega agua, combate las malas hierbas y
acompaña la indispensable maduración. Se trata de pasar de ‘lo mío’ a ‘lo
nuestro’ para hermanarnos entre todos. Todo eso lo podemos hacer… si así lo
decidimos individual y colectivamente.
La conclusión
de dos años de preparación del Sínodo sobre la Sinodalidad fue la invitación
siguiente, inspirada del profeta Isaías: “Ensancha las butacas de tu carpa”. A
cada uno nos toca discernir dónde ‘ensanchar’ nuestra visión, nuestros
proyectos y nuestros compromisos… sabiendo que otros lo están haciendo. Logramos
la vida y el mundo que soñamos es la tarea si nos compromete en el diario
vivir, porque allí está la clave de nuestra felicidad.
¡Feliz año de
lucha, esperanza y fraternidad!
2. LA
PRIMERA VIOLENCIA ES LA DEL SISTEMA NEOLIBERAL, Pedro Pierre
Estamos en un
nuevo encierro para protegernos de la violencia militar… porque la violencia
delincuencial nació de la falta de empleo: ¡2 ecuatorianos en edad de trabajar
no encuentran trabajo! La corrupción generalizada a nivel del Estado infiltrado
por el tráfico de droga, la parcialización política de la justicia al más alto
nivel, la salud y la educación descuidada y cara, la despreocupación del
gobierno por la juventud, los pactos gubernamentales con las bandas
delincuenciales con la entregar las cárceles a sus jefes, la explotación
laboral indiscriminada, las campañas de odio y de mentira de los medios de
comunicación … todo eso ha llevado a la actual situación de caos. El gobierno
está ‘persiguiendo’ las consecuencias y no las causas de la violencia y los
jóvenes, culpables y no culpables están a pagar el precio alto de la guerra a
la narco-delincuencia, cuando los responsables son los 2 gobiernos anteriores
-los de ”cuello blanco”- que permitieron y hasta facilitaron el comercio de las
drogas para que las bandas de jóvenes se maten entre sí y nos extorsionen. La
embajada norteamericana nos avisó que el tráfico de drogas se hacía con la
complicidad de cuadros mayores del ejército y de la policía.
Las futuras
cárceles de ‘última generación’ no van a resolver los problemas de desempleo,
de corrupción estatal y de acumulación de la riqueza en pocas manos. Ni tampoco
la consulta popular de ¡20 preguntas! que no es más que una cortina de humo De paso se quiere aumentar el IVA de 12 a
15%... haciendo pagar a todos los ecuatorianos la falta de dinero estatal…
Mientras tanto no se habla de cobrar a los bancos los 5’000 millones que deben,
ni los 2’000 millones de las empresas evasoras de impuestos, ni los 82 millones
del grupo Noboa de deuda al mismo SRI… más bien los poderosos de siempre van a ser beneficiados con la nueva ley
aprobada para facilidades financieras y zonas francas sin obligaciones
laborales… Los bancos y los grandes grupos financieros siguen escondiendo su
dinero en los paraísos fiscales ya que no hay control de salida o entrada de
devisas ni tampoco radiografía de los contenedores que exportas desde los
puestos nacionales bananos y otros productos.
Después
de dos gobiernos pactando con los delincuentes y las mafias internacionales de
las drogas, obedeciendo a los intereses norteamericanos, están a la vista los
resultados del sistema perverso que nos gobierna. Vamos a seguir peor con un
gobierno de los empresarios asesorado por el fMI (Fondo Monetario
Internacional) que organiza el saqueo del país y de las materias primas a favor
de las grandes multinacionales… porque no se quiere ver ni perseguir las causas
que han conducido al actual desastre nacional. Con todo, es imposible que haya
empleos para los jóvenes, vida digna, casas, salud, educación, progreso y
tranquilidad para la mayoría de los ecuatorianos. Ha aumentado el monto de las
remesas enviadas por los migrantes porque han aumentado la pobreza, las
desigualdades y la migración. Han aumentado también el egoísmo, la
indiferencia, el individualismo que se hacen cómplices y encubridores de lo que
está pasando. Todo esto con las últimas elecciones manchadas de sangre con el
asesinato de 8 personas por nuestras mal llamadas “élites nacionales”. Ahora se
pregunta en redes sociales y en TVsur si el asalto al Canal TCTelevisión de
Guayaquil, que ha causado conmoción nacional y pánico en las grandes ciudades
del país, no ha sido un show preparado de antemano… Todo es posible en mi
querido país, lastimosamente.
Para
los cristianos y los hombres y mujeres de buena voluntad, nos ilumina la
Palabra de Dios que nos dice mediante san Pablo: “Las raíces de todos los males
está en la ambición del dinero”. Juan Bautista sigue orientando a los
militares: “No abusen de la gente, no hagan denuncias falsas y conténtense con
su sueldo”. El profeta Isaías sigue gritando: “¡Pobres de aquellos que dictan
leyes injustas y ponen por escrito los decretos de la maldad! ¡Dejan sin
protección a los pobres de mi país, roban a los pequeños de sus derechos, dejan
sin nada a la viuda y despojan al huérfano!” El apóstol Santiago denuncia:
“Ahora les toca a los ricos: lloren y laméntense… Han conocido sólo lujo y
placeres en este mundo, y lo pasaron muy bien, mientras otros eran asesinados”.
En
días recientes advirtió el papa Francisco: “La medida de una civilización se ve
por cómo se trata a los más vulnerables… La solidaridad, además de ser una
virtud moral, es una exigencia de justicia, que requiere corregir las
distorsiones y purificar las intenciones de los sistemas injustos, también
mediante cambios radicales de perspectiva en el compartir los desafíos y los
recursos entre los hombres y entre los pueblos… Combatir la plaga de la
corrupción, los abusos de poder y la ilegalidad". Hace falta más
coherencia y profetismo en los que nos decimos cristianos y los que pastorean a
las Iglesias.
En la actual
realidad ecuatoriana, todas y todos necesitamos arrimar el hombro para lograr
las transformaciones necesarias y urgentes. Individualmente, debemos vivir en
la sencillez, la fraternidad, el compartir y la ayuda mutua. La tarea es
también colectiva, porque es en grupos y comunidades que podemos entender,
vivir y actuar mejor. Pongámonos como prioridad informarnos y formarnos mejor
para ser más conscientes, organizados y valientes. Espiritualmente, tenemos que
encontrar en la fe y el humanismo el ánimo necesario para vivir mejor
personalmente y construir juntos un Ecuador de fraternidad y de progreso.
Socialmente, unámonos a las personas y organizaciones que estén en esta
dinámica. ¡O nos salvamos entre todos o nos perdemos irremediablemente!
3. LOS
SACRIFICADOS SOBRE EL ALTAR DE LA PATRIA, Pedro Pierre
Para resolver
los problemas de la delincuencia, la violencia callejera, los asesinatos, el
tráfico de drogas, o el fin de los grupos narco-terroristas, unos piden la pena
de muerte, otros el libre porte de armas, otros el regreso de ‘salvadores’ como
Pinochet o León Febrés Cordero, otros la intervención del ejército
norteamericana. Estas actitudes me pareces bastantes perversas y cobardes.
Esconden el fracaso de estas personas que no han podido o no han colaborado a
construir un Ecuador de justicia y fraternidad. Tienen poca dignidad personal y
poco orgullo nacional porque creen que aquí nadie, como persona o como grupo,
sea capaz de ayudarnos a todos a ser un Ecuador mejor, equitativo y en paz.
Después de
unas 2 semanas de intervención de las fuerzas armadas y policiales con derecho
a matar, uno de los resultados es el arresto de unos 1,500 jóvenes. ¿Por qué no
están perseguidos y castigados los verdaderos traficantes de drogas -los de
‘cuello blanco’- que se encuentran tranquilos y felices en otros países, en
algunos ministerios de los 2 últimos gobiernos, en las instituciones judiciales
o en la misma policía y ejército? Por otra parte el maltratado a jóvenes
apresados es evidente: En Esmeraldas uno falleció, tal como lo denuncia
valientemente el obispo de la ciudad.
Es cierto que
hay que combatir y detener la actual situación de tráfico de drogas, violencia
mortal, sicariatos, robos, extorsión… Es cierto también que los autores de
tales delitos deben ser castigados; por eso están las leyes existentes y los
decretos presidenciales. Pero falta subsanar lo más importante que resumiré en
2 aspectos: el desempleo y el quemeimportismo.
Comencemos
por el desempleo. ¿Por qué tantos jóvenes desde 2 décadas o más se dedican cada
vez más al tráfico de drogas? Simplemente porque no encuentran más alternativa.
No tienen oportunidades de trabajo, muchos viven en casas indecentes, comen
mal, no tienen acceso a una atención sanitaria y educativa satisfactoria… Se
sienten juzgados y condenados porque los últimos gobiernos desatienden estas
responsabilidades suyas y porque la mayoría de los ciudadanos nos reclamamos la
vigencia de sus derechos básicos. Más bien apoyamos y hemos votado por un
sistema económico y político que destruye estos derechos por concentrar más
privilegios y riquezas en una minoría de personas que nos mienten, nos engañan
y terminan matando a nuestra juventud. Somos cómplices y encubridores de la
delincuencia de nuestros jóvenes, porque no trabajamos a la vigencia de los
derechos elementales que les corresponden, como es el empleo el primero de
ellos.
Pasemos al
quemeimportismo. ¿Quién de nosotros, cuando niño o adolescente, no hemos
realizado alguna travesura o, digamos, tal vez alguna fechoría más grave? ¿Cómo
se han portado nuestros padres? Han tenido 2 actitudes. Por una parte, nos han
dado el merecido castigo para que nuestro cuerpo se acuerde que tiene que haber
respeto a un orden convivial. Por otra parte, siendo padres y madres, y dejando
pasar algo de tiempo, nos han vuelto a aconsejar, nos han abrazado y han
continuado de amarnos. Para un padre y una madre no hay hijos malos, sino sólo
hijos y siempre hijos.
Cuando los
problemas son nacionales como en este momento, está de por medio “la madre
patria”, que debe tener estas mismas actitudes de nuestros padres: la
corrección, la educación y el abrazo. La ‘madre patria’ somos todos nosotros
junto a nuestras autoridades. ¿Por qué hoy es la patria, -o sea, todos
nosotros-, sólo la que corrige y castiga sin piedad, hasta matar a veces? ¿Por
qué hoy es la patria, -o sea, todos nosotros-, tan poco educadora y testimonio
ejemplar? ¿Por qué hoy la paria, -o sea, todos nosotros-, se ha olvidado tanto
de amar y abrazar a jóvenes que tanto lo necesitan? ¡Cuánto quemeimportismo
entre nosotros y nosotras! ¡Qué perdida de humanidad en nuestras relaciones!
¡Qué poca inteligencia para entender que Ecuador somos una sola familia! ¡Qué
pobre corazón el nuestro cuando descuidamos los mejor de una nación: nuestros
hijos menores, adolescentes y jóvenes! ¡Qué tan bajo en la animalidad hemos
caído! ¡Qué poca fe cristiana es la nuestra, traicionando así el rostro amoroso
de Dios como padre y madre!
El futuro lo
preparamos nosotros hoy, los amasamos nosotros hoy, los sembramos nosotros hoy,
junto a nuestros niños, adolescentes y jóvenes: ¿Acaso no son ellos los frutos
de nuestras entrañas? Ecuador es en este momento un país fallido, porques
estamos fallando nosotros los adultos. Y ¡feliz año! seguimos diciendo a
diestra y siniestra. Somos unos hipócritas y cobardes si dejamos a nuestros
jóvenes siendo maltratados, humillados, muertos, sin consejos ni abrazos. ¿Qué
más que desesperación pueden sentir en su desgracia? Esa es la conmoción
nacional que deberíamos sentir en estos momentos. ¿Cuándo vamos a perder el
miedo a ser verdaderamente humanos, es decir, a ser nuevamente hermanos, hijos
e hijas todos y todas de la única patria ecuatoriana? ¿A quiénes se está
‘sacrificando’ actualmente en el altar de la patria: los jóvenes presos de las
drogas? ¿Y por qué no a los cobardes, los qumeimportistas, los hipócritas, los
cómplices, los encubridores, los altos responsables? ¿No tendríamos que
‘sacrificarnos’ todos y todas un poco más sobre el suelo patrio? O bien ¿es que
Dios va a desaparecer el tatuaje de nuestros nombres que tiene grabado en la
palma de sus manos y al interior de su corazón?
Nota: Carta de un amigo brasileño.
“Asustan las
noticias que llegan aquí desde Ecuador: un país incapaz de controlar a las
milicias narcotraficantes. Sabemos bien que la "guerra contra las
drogas" es poco más que un pretexto para mantener el dominio imperial
estadounidense, pero quienes pagan el precio son los pobres, especialmente los
jóvenes. Sientan nuestra solidaridad como una mano que se junta para darles un
poco de fuerza.”
4. VIVIR
Y MORIR POR UNA CAUSA NOBLE, Pedro Pierre
Cada vez más
personas y colectivos se levantan para denunciar los abusos de ‘la guerra’
contra los jóvenes ecuatorianos pobres: Madres de jóvenes arrestados y
maltratados, otros grupos denuncian irrespeto a los derechos humanos, el obispo
de Esmeraldas denuncia la muerte de un joven apresado, responsables barriales
reconocen decenas de desaparecidos, ausencia de informaciones sobre los lugares
de detención, la muerte de 13 personas el primer día de las operaciones
conjuntas de la policía y el ejército. ¿Y los demás días?
Nos matamos
entre nosotros. Esto vale para los policías y los militares como para los
grupos delincuenciales. “Un reino divido entre sí no puede subsistir”, decía
Jesús. Y en su tiempo el profeta Isaías: “¿Para qué van a gastar en lo que no es pan y dar
su salario por cosas que no alimentan?” Todo esto es una invitación para
preguntarnos: ¿En qué me gasto la vida?
No faltan las personas y los grupos que nos dan
ejemplo de vida entregada hasta la muerte por una causa justa, noble,
grandiosa. Acabamos de enterarnos de la muerte de la senadora colombiana Piedad
Córdoba que pasó su vida defendiendo los derechos humanos, trabajó
incansablemente por la paz entre las guerrillas y el gobierno, defendió la
dignidad de sus compatriotas negros… Chico Méndez en Brasil fue asesinado por
defender la Amazonía, en Estados Unidos el pastor Martin Luther King por los
derechos de los negros, Nelson Mandela en África del Sur por el fin de la
colonización en su país, Mahatma Gandhi por la independencia de India, monseñor
Oscar Romero por defender a los pobres de su país asesinados por el ejército
salvadoreño, Ernesto Che Guevara por la liberación de Cuba, varios países de
África, Bolivia, América Latina… No faltan colectivos internacionales que se
dedican, hasta el don de la vida, por las causas de la paz, la salud, la
educación, el agua, la ecología, la defensa de pueblos indígenas…
Por eso pregunto: ¿Por qué tantos jóvenes se
dedican a apoyar el tráfico de droga, el sicariato, el robo, la extracción…?
cuando se sabe que es una apuesta para la muerte, muchas muertes: muertes de
los consumidores con tantos daños para sus familiares, muertes de personas
inocentes por la espiral de la violencia, muertes en las bandas que se
enfrentan por más territorio, muertes ahora de tantos jóvenes en manos de la
policía y el ejército… mientras los verdaderos responsables viven tranquilos en
urbanizaciones privadas y exclusivas o en residencias de lujo de Estados
Unidos. “Sabemos bien que la guerra contra las drogas es poco más que un
pretexto para mantener el dominio imperial estadounidense, pero quienes pagan
el precio son los pobres, especialmente los jóvenes.” ¿Hasta cuándo
permitiremos tales masacres?... hasta que desterremos el sistema neoliberal que
nos gobierna y que, por inconsciencia, ignorancia, indiferencia y complicidad
mantenemos vigente en nuestro país.
Monseñor Luis Cabrera, arzobispo de Guayaquil,
recientemente expuso en el cierre del XXVIII
Congreso Interamericano de Educación su punto de vista sobre
la situación actual de violencia en nuestro país.
“Cuando hablo
de ese tema, vienen a mi mente todos los cientos de miles de niños que se
encuentran en estas zonas sin estudio, sin trabajo, sin salud… ¿Qué van a
hacer? Desde luego, no quiero justificar de ninguna manera, pero son
condiciones que explican sus actuaciones… La violencia es un síntoma de algo
más profundo… Comienza por la falta de educación, salud, vivienda y
trabajo. Este es el caldo de cultivo donde fácilmente los grupos
organizados hacen presa fácil a niños y jóvenes para convertirlos en sicarios y
extorsionadores. Son problemas estructurales que vienen de décadas atrás,
pueblos completamente abandonados y eso nos parte el alma. Quizá la
principal causa, la más desafiante, es la pobreza.”
“Estamos
llamados a vivir en un ambiente donde puedan encontrarse como seres humanos,
como compañeros, amigos y porque no, como hermanos… Como Iglesia hacemos
nuestra parte, pero sabemos que no es suficiente… ¿Qué pasa con los miles y
millones de personas abandonados a su suerte?”
“Yo creo que
debemos sensibilizarnos con hechos concretos, expresiones reales, de tal manera
que no se quede en un sentimentalismo, una quimera, un sueño lejano porque al
final las personas seguirán muriendo de hambre y nada haremos… Invito a las
autoridades a ir a las causas de los problemas… Exhorto al Estado a invertir en
salud, educación, vivienda y trabajo, para que las personas tengan los medios
dignos para vivir como seres humanos y no busquen otras salidas. Invitamos a
las entidades estatales y la sociedad civil a unir fuerzas,
voluntades y corazones, para que las personas puedan recuperar la paz.”
El compromiso
está claro: Es el de ‘las entidades estatales y el de la sociedad civil’,
sabiendo que las unas, entidades estatales, son como ‘la cabeza’ y la otra, ‘la
sociedad civil’ o sea todos nosotros, somos como ‘los pies’. En un cuerpo
humano, la cabeza va adónde van los pies. Recordemos: ‘La cabeza piensa según
el lugar donde pisan los pies’. Eso significa que nosotras y nosotros, como
ciudadanos, tenemos la mayor responsabilidad: Conducir la cabeza adónde tiene
que ir todo el cuerpo. Para lograr esto tenemos que estar organizados y
capacitados. Si no tenemos información acorde a la realidad, somos como ciegos
sin rumbo. Si no nos capacitamos para desvelar las causas de nuestras
desgracias, siendo aquellas en la mayoría de los casos estructurales, seguiremos
como borregos que nos llevan sin que nos demos cuenta, a la ‘casa de la
esclavitud’ o a la ‘jaula dorada’ del capitalismo feroz. Nosotras y nosotros,
conscientes, unidos, organizados y valientes, somos los actores del destino que
nos merecemos, o sea, una vida digna, fraterna y equitativa. Tenemos a nuestra
disposición suficientes talentos, sabidurías y oportunidades para lograrlo. Por
eso nos dice el libro bíblico del Deuteronomio: “Puse delante de ti la vida o
la muerte, la bendición o la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivan tú
y tu descendencia”.
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