martes, 24 de mayo de 2022

He aquí mis artículos del mes de mayo de 2022

 

ÍNDICE DE MIS ARTÍCULOS DE MAYO


1.      Reencender la llama… escondida bajo las brasas.

2.      Madre de muchos hijos… propios y ajenos

3.      Ucrania: Destrucción y manipulación… frente a una Europa a la deriva

4.      Las 4 etapas del cambio… para lograrlo más seguramente.

5.      ¡Qué cobardes somos!... por permitir la vuelta a la cárcel de Jorge Glas.

¡Buena lectura!

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1.      REENCENDER LA LLAMA, Pedro Pierre

El gran mensaje de la recién Semana santa es que ‘hasta de la muerte puede salir vida’, a imagen de las brasas bajo la ceniza. Por lograr reencender la llama hay que separar la ceniza, poner unos palitos y soplar sobre las brasas. Siempre pueden renacer la esperanza y la dignidad.

Cuando miramos la situación de nuestro país, en particular la de los sectores más desfavorecidos, vemos mucha muerte y mucha ceniza. Las muertes violentas proliferan por todas partes porque hay un sistema de gobierno que despoja a los pobres y a la clase media, no se preocupa de crear empleo, reduce los gastos sociales como nunca, coopta todas las funciones del Estado, nos deja indefensos frente a los atropellos de toda clase… y todo eso para aumentar las riquezas de una minoría de privilegiados. La presidenta de la Asamblea se dedica a favorecer la aprobación de leyes que legitiman este robo descarado, la explotación de los trabajadores, el aumento de los impuestos, la fuga de capitales… Eso era de prever cuando elegimos a un banquero como presidente, tal como lo dejaba entender durante la campaña. Los sectores populares están abandonados a su mala suerte y mucha gente, como en tiempo del feriado bancario, busca salir del país para encontrar mejor suerte en algún país extranjero. Hay mucha ceniza que quitar de los hombros de muchos ecuatorianos para reencender unas llamas de esperanza en un país donde se reparta un poco más equitativamente los bienes y las riquezas que producimos.

… Porque las brasas están allí, esperando. La pobreza como miseria es el peor de los males porque destruye lenta y seguramente a las personas, su dignidad y su autoestima. Por la pobreza no comen sanamente, no se curan adecuadamente, se reduce a las personas a la inutilidad, al subdesarrollo físico, intelectual, cultural… Se condena un país a autodestruirse, se facilita la corrupción descarada, el robo legalizado en las instituciones, la violencia física, la dominación de unos pocos sobre muchos… Nunca el precio del petróleo ha sido tan alto. Nunca, nos dicen, la recaudación fiscal ha sido tan importante. Nunca como ahora los migrantes han mandado tanto dinero al Ecuador. Nunca hemos estado en condiciones peores.

Mientras tanto hay grandes riquezas humanas y posibilidades sociales escondidas en la mente y el corazón de las personas. Todos tenemos pequeños y grandes talentos que se pierden si se no quita la posibilidad de desarrollarlos y ponerlos al servicio de los demás. Por eso que el papa Francisco afirma que este sistema neoliberal es “criminal y terrorista”. La mayoría de los ecuatorianos sobreviven porque conservan valores familiares que les permiten ayudarse, acompañarse, protegerse mutuamente. La mayoría de los ecuatorianos conservan este sentido hereditario de comunidad, es decir, de tender la mano a aquel que la está pasando mal, compartiendo lo poco que tiene, dando aliento y consejos, animando a seguir enfrentando las dificultades. Las brasas de la esperanza siguen vivas y sólo esperan transformarse en llamas.

Felizmente por muchas partes vemos la conformación de pequeños grupos, asociaciones, comités, organizaciones, comunidades… que inventan nuevas maneras de vivir y convivir, mejorando su manera de comer, de proteger su salud, de cuidar el medio ambiente, de entender la catástrofe que se nos impone, de formarse y organizarse para defender sus derechos, promover el bien común, organizarse para protegerse de tanta maldad que nos rodea. El papa Francisco impulsa a los católicos a renovar las parroquias y las diócesis para que desaparezca la comodidad excesiva, la reducción de la fe a un espiritualismo individualista, el autoritarismo de muchos sacerdotes y obispos… Invita el papa a abrir nuevos caminos regresando al mensaje y testimonio de Jesús de Nazaret en favor de los pobres y del Reino que vino a inaugurar, un reino de Dios en la tierra hecho de relaciones fraternas, justas, equitativas, inclusivas… Eso es la leña que permite a las brasas transformarse en llamas y aportar el fuego que necesitan nuestros corazones y nuestras mentes para hacer retroceder la miseria, la indiferencia, la insolidaridad, el egoísmo, el derroche…

Necesitamos las llamas de un fuego interior que renueva nuestro espíritu y nuestra mente para curarnos de las tentaciones del individualismo y el consumismo. Un fuego interior que madure las virtudes dormidas en cada una y cada uno de nosotros. Que lo mejor salga a flote y sepamos reconocernos como hermanos que necesitamos unos de otros para salir adelante y vivir mejor. Necesitamos ese fuego interior que se transforme en organizaciones que velen por el bienestar de todos y exijan transformaciones estructurales y sustitución del actual sistema neoliberal. Un fuego interior que habite y despierte a nuevos líderes capaces de ser autoridades al servicio del bien común y de una patria donde quepan todas y todos.

Esa es la braza escondida en muchas y muchos de nosotros. Aprendamos a reconocer estas brazas dormidas en nuestras mentes y corazones, para que despiertan en llamas de esperanza que destruyen la maldad, la nuestra, la ajena, la estructural y calienten los ojos y el corazón de varones y mujeres que construyan un futuro digno de la vida y el país que nos merecemos. Una vida feliz es siempre posible si nos unimos, despertamos y encendemos las llamas de un futuro mejor, porque eso es nuestro destino, más allá de las cenizas de la maldad y de la muerte.

 

2.      MADRE DE MUCHOS HIJOS, Pedro Pierre

Así son nuestras madres, así son todas las mujeres, hayan o no parido: ¡Madres de muchos hijos! porque crían muchas criaturas, de ellas, de otros familiares y hasta de amigas y vecinas. Ser madre no es sólo dar a luz una vez en sangre y dolores, sino ayudar a los hijos propios y ajenos a nacer a ellos mismos: a amarse, valorarse, despertar sus talentos, cualidades y capacidades. Ser madre es acompañar, aconsejar, ser cómplice, ayudar a cada uno a parirse a una vida plenamente humana y feliz.

¡Cuántas mujeres nos han ayudado a crecer, a encontrarnos, a descubrir el camino adecuado, la palabra justa! ¡Cuántas mujer nos han ayudado a amar de verdad, a enamorarnos, a entregarnos, a apasionarnos por una causa grande, más grande que nosotros! ¡Cuántas mujeres no han ayudado a encontrar a un Dios de la Vida, a un Jesús compañero, una comunidad de hermanos verdaderos más allá de la familia, un Reino de fraternidad y justicia a construir cada día! ¡Madres conocidas y no reconocidas que pintan de paraíso los días tristes y las horas de desánimo! Madres que paren una y otra vez los hijos propios y ajenos. ¡Bendito vientre que nos abrigó y nos tejió durante nueve meses y bendito corazón que latió y late para que vivamos y amemos de verdad! ¡Benditos ojos que no se casan de mirar y esperar, a veces contra toda esperanza hasta que logren una vida nueva! Son partos repetidos, dolorosos que hacen sangrar el corazón. Logros y victorias repetidas que les ensanchan la vida y la felicidad.

¿Sabemos ser agradecidos a lo menos una vez al año? ¿Cuándo dejaremos de comprar para el día de la madre un canasto lleno de alimentos para que, otro día, su Día, se cansen a cocinar mientras degustamos una cerveza acompañada de palabras y risas de mal gusto? ¿Sabemos ser cariñosos siempre con nuestras madres, regalarles una flor para su santo, su cumpleaños, su día, el día de las mujeres… y cuando se nos ocurra, sin razón, sino para decirles ‘Te quiero, madre’!

Además, ¿sabemos reconocer que son el rostro femenino de Dios, nada menos? Él nos ha creado “a su imagen y semejanza”, varón y mujer. El varón es -debe ser- el rostro masculino de Dios. La mujer es su rostro femenino. Las parejas que se aman son el rostro completo de Dios, por eso que el matrimonio es un sacramento, es decir, presencia real de Dios padre y madre entre nosotras y nosotros. Se bendice el matrimonio para que cumpla con esta misión. ¿No es su amor el amor de Dios, su abrazo el abrazo de Dios, su perdón el perdón de Dios, sus ojos de cariño los ojos de Dios, su sonrisa esperanzadora la sonrisa de Dios, sus caricias las caricias de Dios? Es con la pareja que Dios ha compartido su poder creador: los esposos son, como Dios, creadores de vida, cocreadores con él. Por eso que, en este sentido, la relación sexual es un acto sagrado… ¿O no lo habíamos pensado? De allí el mandamiento de ‘honrar padre y madre’ porque nos hicieron el mejor regalo del mundo, al pro-crearnos, valga la palabra.

El primer papa que reconoció públicamente esta verdad que Dios es “Padre y Madre” fue el papa Juan Pablo 1°, antecesor del papa Juan Pablo 2°. Eso fue en el año 1978. Y sus palabras llevaron mucha polvareda entre los clérigos tradicionalistas, atrasados y machistas. Pero quedó para la historia y la grandeza de la mujer.

La Biblia nos desvela el rostro femenino y maternal de Dios en muchas ocasiones, tanto en el Nuevo como en el Antiguo Testamento. Cuándo leemos la Biblia -¿la hemos leído alguna vez en entero?- o cuando rezamos los Salmos ¿hemos prestados atención a estas descripciones? En el Antiguo Testamento, Dios es calificado de “hermana, amiga, partera y parturiente…” Job nos habla de la creación como el parto de Dios y pone estas palabras en la boca de Dios: “¿Qué seno dio a luz el hielo? Dios es el águila que nos protege y nos lleva sobre sus alas o la osa que sabe cuidar”. Podemos “reclinarnos en su regazo”: “Mi alma es como la de un niño saciado que se aprieta a su madre”. El profeta Isaías es explícito refiriéndose a Dios: “¿Puede una madre olvidar a su hijo…? ¡Yo, nunca!” Habla de “los que me hice cargo desde el seno materno”. “Como un hijo a quien consuela su madre, así yo los consolaré a Uds.”. Jesús también nos pinta al Dios madre, parecido a la “mujer que busca su moneda perdida” o “la gallina que reúne a sus pollitos bajo sus alas”, y el Reino es semejante al “fermento mesclado en la masa por una mujer”…

¡Loas a ti, Madre, mujer divina!

Pongámosle, en particular los varones, a esta próxima celebración del Día de la madre una nota amorosa y ¿por qué no? bíblica… sin olvidar a las muchas mujeres que fueron para nosotros y nosotras unas madres nuestras.

 

3.      UCRANIA: DESTRUCCIÓN Y MANIPULACIÓN, Pedro Pierre

Empiezan a aparecer poco a poco las grandes verdades de la guerra en Ucrania, donde todos salimos salpicados de esta locura degradante, porque siguen los grandes sufrimientos, las muertes innecesarias y las destrucciones masivas. ¿Por qué somos incapaces de hacer parar esta guerra y sus atrocidades que nos acusan?

Además, esta guerra no es más que una cortina de humo que nos desvía la atención, porque al país que los Estados Unidos consideran su mayor enemigo no es Rusia sino China. China domina el comercio mundial y su moneda está sustituyendo el dólar poco a poco en todos los continentes. El 1 de enero pasado entró en vigor el mayor pacto de libre comercio del mundo encabezado por China y firmado por 15 países de Asia-Pacífico: la ‘Asociación Económica Integral Regional’. Reúne el 30 % de la economía global y el 30 % de la población mundial, llegando a unos 2’200 millones de consumidores. 

Estados Unidos busca debilitar la economía y el poderío militar de Rusia que ha alcanzado la hegemonía mundial y cuyos lazos con China son cada vez más estrechos. Las escaramuzas de Ucrania contra Rusia no son más que pequeños logros engrandecidos por los medios de comunicación. Hasta el papa Francisco denuncia que “los ladridos de la OTAN a las puertas de Rusia” han agravado las tensiones. El presidente Putin, en su locura destructora, no ha sabido encontrar más salida que la guerra: la tradición cultural y solidaria de Rusia se merecía otra alternativa.

El conflicto debería terminar pronto, ya que el gobierno norteamericano ha hecho saber que el presupuesto previsto para Ucrania se está terminando. En estos meses se ha vendido más armas norteamericanas que nunca, lo que vuele a poner a flote su economía en bancarrota. Es una ‘feliz distracción’ para los ciudadanos norteamericanos porque los problemas sociales, atizados por el gobierno de Trump, son cada vez más candentes. Los países de Europa, aliados sumisos -otros dicen “colonizados” por la OTAN- quedan los mal parados: Soportan y tienen que colaborar en una guerra que no han querido y Ucrania está sacrificada en el altar de los “daños colaterales”. Los grandes países europeos deciden un sinnúmero de sanciones económicas a Rusia, que los van castigando como contragolpe, por su dependencia energética y comercial con Rusia. Eso provoca fuerte disensiones y divisiones en la misma Europa. Y el mundo entero critica su doble moral: la guerra de Ucrania es un ‘crimen de lesa humanidad’ y los refugiados ucranianos son los ‘bienvenidos’, mientras se olvidan de su complicidad con los bombardeos y las invasiones mucho peores de Irak, Siria, Libia, Afganistán, Yemen… y sus negativas a recibir refugiados de estos países…

Europa vive, mediante los grandes medios de comunicación, la mayor guerra de la manipulación de las más sofisticadas para esconder las causas reales del conflicto ucraniano, las mentiras degradantes que matan la dignidad, satanizan al enemigo, destruyen las solidaridades necesarias, fomentan las rebeldías apagadas, apagan las voces iluminadoras y esconden las consecuencias devastadoras. Centenares de empresas virtuales trabajan día y noche para crear falsas noticias, lanzar mentiras agradables, impedir las informaciones verídicas, cortar el acceso a los medios de comunicación rusos, anular el derecho internacional a la información y a la libertad de expresión, aplaudir la prohibición de deportistas rusos a eventos mundiales… ¡Hasta se dedican a corregir los textos de Wikipedia en Internet! ¿Habrá locura más grande en una Europa a la deriva?

Estamos muy lejos de los proyectos de los fundadores al origen de la Unión Europea de hace unos 70 años: un continente unido mediante más equidad, solidaridad, valores humanistas y cultura compartida. Hacían sueños con el presidente ruso Mijaíl Gorbachov de una Alianza ruso-europea, capaces de unir Reikiavik en Islandia a Vladivostok al extremo este de Rusia… Definitivamente Europa es la gran perdedora de esa guerra, que la aleja más todavía de los países pobres y saqueados por sus antiguos colonizadores, en África, Asia y América Latina. Eso se vio en las votaciones de la ONU para condenar y castigar Rusia: Muchos votaron ‘no’ y otros se abstuvieron. Desde siglos, sabemos en América Latina que Estados Unidos, con sus golpes de Estado, sus invasiones y sus ‘guerras preventivas y humanitarias’ “no tiene amigos sino intereses”.

Europa deberá sacar lecciones de las resistencias y alternativas de los países del Tercer Mundo, mediante la pujanza de sus pueblos rebeldes e incansables. No sólo resistimos, sino que abrimos caminos nuevos. Estados Unidos logra controlar los gobiernos, pero no sus pueblos. La guerra de Ucrania confirma la validez de las propuestas indígenas del Bien Vivir desde las Américas, Ubuntu desde África y las Sabidurías asiáticas. Para definir la propuesta Ubuntu, Nelson Mandela, ex presidente de África del Sur, decía: “Una persona con Ubuntu es abierta y está disponible para las demás, respalda a las demás, no se siente amenazada cuando otros son capaces y buenos en algo, porque esta persona se siente segura de sí misma y sabe que pertenece a una gran totalidad”. Es una cosmovisión de las más positivas, humanistas y comunitarias: “Si todos ganan, tú ganas. - Una persona se hace humana a través de las otras personas. - La creencia es un enlace universal de compartir que conecta a toda la humanidad. - El bien común es el bien propio.”

Que esta guerra no nos haga olvidar que estamos abocados por otras consecuencias fatales, como la destrucción del medio ambiente en aceleración constante, además de una acumulación escandalosa de capital en pocas manos, un sistema financiero insostenible y un agotamiento más que evidente de energía fósil y materiales. Son las grandes batallas que tenemos que emprender si queremos sobrevivir. «Si no luchamos juntos, nos matarán por separado” … acabando con una Humanidad más equitativa, en armonía con una naturaleza protegida y en comunión con el Misterio cósmico de la Vida y del Amor que nos habita.

 

4.      LAS CUATRO ETAPAS DEL CAMBIO, Pedro Pierre

Los últimos años nos trajeron lemas de vida y de acción no sólo para hacer frente al sistema neoliberal que nos destroza, sino sustituirlo. Primero fue un sabio muy mayor que nos dijo hace unos 15 años: “¡Indígnense!”. Luego frente a la pandemia se cantó: “Resistiré”. Unos jóvenes ingenieros nos proponen ahora: “¡Desertemos!”. Los Indígenas de varios países insisten: “¡Compartamos!” … porque hay que llegar a la civilización del compartir. Preguntémonos en qué etapa estamos personalmente, en familia, con nuestras amistades, en nuestros grupos de reflexión, oración, acción.

¿Sabemos indignarnos? Frente a situaciones de tantos sufrimientos, tanta violencia, tantas injusticias y tanta pobreza, está la tentación de retirarse, de no querer más ver ni escuchar. Nos sentimos arrollados por una ola inmensa que todo se lo lleva. ¡Felices si sabemos tener compasión, ternura, emoción, admiración! Porque es esta capacidad de ternura que no permite sentir como propio el dolor ajeno. A pesar de saber que no vamos a resolver todos los problemas, esta capacidad de compasión nos acerca los unos a los otros y nos permite indignarnos, no estar de acuerdo, rechazar tanta maldad, reconocer los llamados de Dios y mantener viva la esperanza. Indignarse es no dejarnos ganar por la desesperanza y abrir un camino nuevo.

¿Sabemos resistir? Claro, fácilmente nos hacemos cómplices del mismo sistema que nos envuelve y nos pasa lo que escribía san Pablo: “Hago el mal que no quiero y no hago el bien que sí quiero”. Resistir es poner prioridades en nuestras múltiples actividades, es poner líneas rojas que no vamos a atravesar, es comenzar haciendo pequeñas acciones que cierran el camino al individualismo, a la indiferencia, al borrequismo. Se trata de no dejarnos llevar por la última moda o la última propaganda. Resistir es conservar la dignidad y sentirnos felices de mantenernos coherentes con nuestra fe y nuestra personalidad.

¿Sabemos desertar? Llega el momento cuando descubrimos que estamos equivocados, en que hay que dar marcha atrás, cambiar de manera de hacer, desertar los falsos placeres que se nos ofrece, dejar la superficialidad de una vida sin rumbo, parar de ser engañados… Desertar es manifestar nuestro desacuerdo, es reencontrar nuestro valor profundo, es reconocer la presencia de Dios en nuestra vida y en la de los demás, es volver al camino del Reino.

¿Sabemos compartir? Por supuesto que compartimos, pero podemos limitarnos a nuestro circulo limitado de amistades. Compartimos, pero no alcanzar cambiar la situación de los que más sufren del despojo. Los indígenas de los distintos continentes nos enseñan que la Comunidad es primera, porque ella vela por nosotros y nos enseña a organizar el compartir. Eso es el proyecto del Bien Vivir: El ‘Bien Vivir’ es no sólo compartir, sino sobre todo organizar el compartir al nivel local y nacional. Eso es posible incidir contra el neoliberalismo si vivimos en comunidad, si nos unimos, reunimos y organizamos para multiplicar el compartir incipiente.

“Indignarse, resistir, desertar y compartir”: Allí está el camino, pero organizadamente y en Comunidad. Eso fue el proyecto de los fundadores del Pueblo de Jesús. Abraham y Sara, con su parentela, se indignaron por los malos tratos que recibían. Escucharon la voz de Dios de dejar esta tierra y emprender un nuevo proyecto de vida en sociedad y de fe en un Dios amigo. Luego retomaron la batuta Moisés y Miriam: Resistieron la esclavitud de Egipto porque habían conservado la herencia de Abraham y Sara. Con los descendientes de Abraham y Sara y con otros que se les juntaron, decidieron tomar el camino de la libertad, una libertad comunitaria. Para desterrar la esclavitud y la acumulación, organizaron poco a poco, con la experiencia del maná, el compartir equitativo entre las familias para que cada uno tuviera lo que necesitara. También se organizaron para compartir las responsabilidades, las decisiones y las actividades. Una nueva experiencia social se puso en marcha más fraterna, equitativa, participativa y creativa.

En su tiempo Jesús de Nazaret retomó los valores de este proyecto que tuvo sus altibajos, pero que nunca se perdió gracias a las y los profetas y las y los sabios. Llamó Jesús este proyecto el Reino que abarca toda la vida, en lo personal, familiar, profesional, social, político, económico y religioso. Comenzó Jesús este proyecto del compartir con los más pobres de su provincia de Galilea. El Reino nos exige, al nivel nacional, una economía solidaria y equitativa, una política participativa e inclusiva, una cultura creativa y respetuosa de todos los pueblos.

En tiempos de Jesús y de los primeros cristianos, la situación era peor que la nuestra. Jesús y sus discípulos supieron encontrar en su historia y su sabiduría los caminos alternativos a la invasión romana, a la explotación de los ricos de la época, a la esclavitud en que se encontraba la mayoría de la población. Descubrieron, como en tiempos anteriores, la presencia de un Dios amigo, compañero, liberador y decidieron seguirlo gracias a la palabra y al testimonio de Jesús. Se unieron en Comunidades de fe, de ‘indignación, de resistencia, de deserción y de compartir’ desde los pobres de aquel tiempo. Esa es la herencia que nos dejaron.

Esta espiritualidad cristiana asume los humanismos de todos los continentes y nos abre a la trascendencia. Nos abre caminos de compromisos con todas y todos las y los que se sienten inconformes, se indignan, resisten, desertan y comparten. No hace falta ser muchos para comenzar: Jesús inició con 12 varones y unas cuantas mujeres: Fueron ellas que retomaron su camino después de su muerte. Y allí estamos, continuando la caminata, para animarnos, unirnos, organizarnos y emprender o comenzar una lucha que nos hace y nos hará felices. ‘Sino luchamos juntos contra el actual sistema socio-económico, él nos matara por separados’.

 

5.      ¡QUÉ COBARDES SOMOS! Pedro Pierre

Jorge Glas regresó a la cárcel… Un mes antes, cuando salió en libertad gracia a la valentía de un juez de Manglaralto, decía: “Quiero dejar a mis hijos una herencia de dignidad y de honradez”. Ahora, después de la revocatoria del ‘Habeas corpus’ que le había devuelto la libertad, se entrega libremente a la justicia, denunciando que su arresto no era menos que “una infamia” y afirmando que su lucha es “para que los que la pasen mal, la pasen menos mal”.

La noticia tuvo un alcance internacional. Ya la Comisión de Derechos Humanos de la ONU había llamado la atención al gobierno ecuatoriano por la falta de independencia de la justicia. El gobierno de Alemania ofreció asilo a Jorge Glas porque reconocían públicamente la corrupción de la justicia ecuatoriana. Mientras tanto, en Ecuador hubo bien pocas reacciones contra tal ‘infamia’, porque sí, se trata de una desgracia nacional que nos hunde un poco más en los sinsabores de un país que va a la deriva. Parece que tenemos “ojos para no ver y oídos para no escuchar”, corazón para no sentir y mente para no comprender. ¿Dónde están nuestra rebeldía contra la injusticia y la dimensión social de la fe cristiana? La palabra ‘desgracia’ significa ‘sin gracia’: sin la gracia de Dios. Así estamos.

Nos hemos dejado vencer y convencer por el neoliberalismo, su magia infernal y su perversidad cotidiana. Preferimos arrastrarnos como esclavos del consumismo y la insolidaridad. ¿Llegaremos, los cristianos y los hombres y mujeres humanistas, a renunciar a los valores de solidaridad y rebeldía, y esconder artificialmente nuestras carencias y nuestra cobardía? ¿Cumpliremos el dicho: "Principios vendo, que para mí no tengo"? Han desaparecido de nuestro país las voces proféticas de los Leonidas Proaño Villalba, Alberto Luna Tobar, Gonzalo López Marañón… ¡Bien pequeños somos frente a la grandeza de Jorge Glas! ¿Glas preso? Más bien somos nosotros los verdaderos presos, porque nos hacemos cómplices de la podredumbre del sistema que nos imponen con nuestra pasividad desde 5 años.

Jorge Glas regresó a la cárcel porque somos incapaces de defender los valores que enarbola. La vergüenza y la desgracia son para todos como también para nuestros hijos. Así lo decía Jesús en su camino a la cruz: “¡No lloren por mí, sino por Uds. y sus hijos!” Tenemos que recuperar la fe y la dignidad, que van a la par: no sólo fe en Dios, sobre todo fe en nosotros, fe en los demás, fe en los pobres, fe en el cambio, fe en la vida más fuerte que la muerte, fe en el amor más fuerte que el odio. La dignidad nace de nuestras miradas positivas, de nuestras manos abiertas, de nuestro corazón compasivo, de nuestra mente crítica, de nuestra voluntad rebelde, de nuestras actividades solidarios.

Si no entramos juntos en estos caminos luminosos, pasamos a ser muertos en vida, verdaderos zombis perdidos en el camino de la existencia. Todavía no nos hemos decidido a cambiar, cambiar personal y colectivamente, seguimos ahogados en la desesperanza y la desgracia. ¡Cobardes somos! ¿Hasta dónde tendremos que hundirnos en la deshumanización? ... para decidir resurgir de nuestras cenizas con la bandera de la dignidad, la honradez y la solidaridad. Eso es ser varones y mujeres de verdad. Retomemos la senda de las pequeñas luchas sobre la maldad personal, colectiva y estructural, para empezar a vivir más dignamente.

¡Gracias, amigo Glas, por ayudarnos a salir de la cárcel de nuestra irresponsabilidad y enseñarnos un camino de fraternidad y esperanza!

 

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