CONTENIDO DE MIS ARTÍCULOS DE JUNIO
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Dos lobos dentro de nosotros… ¿cuál va a ganar la
batalla?
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Curso virtual gratuito para 100,000 personas… es la novedad del
Vaticano al servicio de la Sinodalidad.
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¿Solidarios o cómplices? sin más alternativas… porque “aquel que es
neutral frente a la injusticia es cómplice de ella”.
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‘El Pueblo es la democracia’… porque es el primer
mandante de un país.
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El mayor problema no es Lasso… sino el
neoliberalismo que nos rige por la ideología del actual gobierno.
Es la ‘parábola’ de un jefe
indio Cherokee de América del Norte. Contaba a su nieta que peleaban en su
interior dos lobos. Uno era animado por las fuerzas del mal y el otro por las
fuerzas del bien. Le decía que también en ella peleaban estos dos lobos. A la
pregunta de su nieta sobre cuál de los dos iba a ganar, el jefe le contestó:
“¡Aquel que alimentas!”
¿Hemos tomado conciencia de la
lucha de estos dos lobos adentro de cada uno de nosotros? Esta parábola es
universal y la moraleja es también para todos y cada uno de nosotros. ¿A cuál
de estos lobos estamos alimentando en este momento? A lo largo del tiempo que
pasa, ¿a cuál de estos lobos alimentamos más? Son buenas preguntas para un
examen de conciencia… Pero a lo mejor no somos muy adictos a los ‘exámenes de
conciencia’. La lucha de los lobos es bien real tanto en nosotros como en
nuestro alrededor y en nuestra sociedad. Parece que, en este momento, en
Ecuador, está ganando la partida el lobo animado por las fuerzas del mal. Y si
gana es porque lo estamos alimentando nosotros mismos, consciente o
inconscientemente, porque el Ecuador somos todas las y los ecuatorianos.
Alimentamos conscientemente al
lobo animado por las fuerzas del mal cuando caemos en la corrupción, la
mentira, la explotación, la deshonestidad, la indiferencia, la pasividad, el
quemimportismo, el borreguismo, el chismo, el odio, la avaricia, el racismo, el
desprecio a los demás… y un largo etcétera, porque nadie ni nada es neutral. O
alimentamos al uno o alimentamos al otro. Nuestras maneras cotidianas de vivir,
de pensar, de actuar, de creer… son los alimentos y las fuerzas que fomentan o el
bien o el mal.
Alimentamos inconscientemente
al lobo animado por las fuerzas del mal cuando vivimos sin pensar, cuando
hacemos lo que hace “Edmundo y todo el mundo”, cuando nos dejamos llevar por el
montón, cuando pensamos y hablamos tal como nos dice la televisión o el último
chat que se nos ha enviado, cuando no ponemos ningún filtro a lo que se nos
cuenta… Nos hacemos cómplice de la situación de caos y de desgracia en que está
sumado el país, porque no nos importa, porque creemos que no nos involucra a
nosotros. Somos cómplices cuando creemos que son los demás, los gobernantes,
las instituciones, Dios… que deben cambiar la situación cada vez más calamitosa
de nuestro país, o cuando queremos ni pensar, cuando decimos que “yo me las
arreglo a mi manera” … porque en definitiva nos dejamos dominar por las fuerzas
del mal o nos hacemos cómplices y encubridores de ellas. No queremos
reconocerlo. Inconscientemente, pero de hecho, alimentamos el lobo animado por
las fuerzas del mal.
Las fuerzas del mal habitan en
cada una y cada uno de nosotros. Habitan también en las estructuras e
instituciones que organizan la vida de nuestro país, porque el país somos todas
y todos nosotros. Hemos dejado que las instituciones sean corruptas, que los
bancos nos roben descaradamente porque las ganancias de los bancos son
beneficios hechos con nuestro dinero… Permitimos que la justicia sea injusta e
ilegítima o la compramos para que nos sea favorable cuando no andamos con la
verdad. Hemos elegido a un gobierno que actúa como está actuando, atropellando
derechos, personas y pueblos porque nos hemos desinteresado de saber cuál era
su ideología y su programa de gobierno, por eso ahora lloramos o lamentamos, y
“pagamos justos por pecadores”.
Toda esta maldad ha sido
calificada por nuestros obispos como “el pecado social” o “grupos e
instituciones pecaminosos”. Eso fue en 1968 en su reunión episcopal
latinoamericana de Medellín, Colombia, y lo siguieron repitiendo en sus
reuniones sucesivas de Puebla, México, en 1978, de Santo Domingo, República
Dominicana, en 1992, de Aparecida, Brasil, en 2007… y ni hablar de las
repetidas e inéditas condenaciones del papa Francisco… Mientras tanto estamos
muy ocupados en “cosas mucho más importantes”, sin darnos cuenta que
alimentamos los lobos animados por las fuerzas del mal que anidan en nosotros,
en nuestra casa, en nuestra profesión, en nuestros negocios y empresas, en
nuestros municipios, prefecturas y gobernaciones.
¿Cuándo tendremos el valor de
reconocer a cuáles de estos lobos estamos alimentando cotidianamente? Si no lo
hacemos poco derecho tenemos de criticar y condenar la violencia, los
asesinatos, la miseria, el desempleo, las desigualdades sociales, la
explotación de los ricos, el silencio de los curas y obispos… Antes de hablar
tenemos que “limpiarnos la boca”.
¿Qué hacemos para alimentar el
lobo animado por las fuerzas del bien? ¿O preferimos vivir a la deriva o
simplemente “a la buena de Dios”, llevando así el país en la misma deriva
nuestra? Ser humano es vivir consciente, decidida y coherentemente. Ser humano
es vivir organizadamente desde la familia, los vecinos, entre empleados y
desempleados, entre profesionales, entre empobrecidos… porque hemos alimentado
demasiado al lobo animado por las fuerzas del mal, que se ha vuelto una bestia
cada vez más incontrolable… Ser humano es descubrir la fuerza espiritual que
nos habita, reconocer los talentos que tenemos todos, fomentar la fuerza divina
que anida en nosotros, en todos y en todo, incluido el cosmos, porque la vida
es fuerza para el bien y el amor, pero la despreciamos, la ahogamos, la
destruimos…
La vida nos ama, el amor nos
habita, las fuerzas del bien son invencibles… a condición de colaborar
individual y colectivamente con ellas. El presente y el futuro dependen de cada
una y cada uno de nosotros: ¡Vivamos como humanos! y no como bestias.
Con
una chispa de innovación, el Vaticano está pensado en grande para hacer avanzar
la sinodalidad al nivel mundial. Está abriendo las inscripciones, al nivel de
todas las Iglesias católicas del planeta. para un curso virtual sobre la
sinodalidad. Espera tener de entrada al menos unas 100,000 personas decididas a
acoger esta novedad eclesial. De hecho, el papa Francisco encuentra bastantes
resistencias tanto para su Reforme de la Curia vaticana como para el proceso
hacia una Iglesia sinodal. Monseñor Oscar Rodríguez, de Honduras, del grupo de
cardenales llamados por el papa para diseñar con él dicha Reforma, acaba de
denunciar la “huelga de brazos caídos” de los cardenales de la misma Curia
vaticana. Además, si miramos a nuestro alrededor, podemos darnos cuenta de la
poca acogida para no decir el rechazo tanto a la Reforma de la Curia vaticana
por sus consecuencias para toda la Iglesia, como a la puesta en marcha de la
sinodalidad. La gran mayoría de los obispos y un sinnúmero de sacerdotes
demuestran su falta de interés y acogida con relación a las proposiciones del
papa Francisco. También hay muchos católicos que prefieren una Iglesia que no
cambia porque se han acomodado a una religiosidad superficial que satisface su
tranquilidad. Todo esto nos hace ver la realidad catastrófica de la crisis que
atraviesa la Iglesia católica.
Hace
60 años, el Concilio Vaticano 2° había buscado actualizar el catolicismo
abriéndose a las culturas y demás religiones, discerniendo “los signos de los
tiempos” para reconocer los actuales llamados de Dios, solidarizándose con los
millones de oprimidos de nuestro mundo, siendo “una servidora, pobre y
misionera” a la manera de su fundador Jesús de Nazaret. El Concilio insistía en
reconocer y promover la participación y el protagonismo de los seglares,
valorizando su triple misión bautismal: ser “profetas, sacerdotes y
reyes-pastores”. Pero los papas Juan Pablo 2° y Benedicto 16 prefirieron
marginar las orientaciones del Concilio y promover una línea eclesial
tradicionalista mediante la promoción de Movimientos espiritualistas, la
formación en los Seminarios de sacerdotes conservadores y la nominación de
obispos sumisos a las directivas papales. En cuanto a los obispos y los
sacerdotes fieles al espíritu renovador del Concilio, estos fueron marginados;
los teólogos que abogaban por una teología de la liberación inspirada en el
Evangelio fueron sistemáticamente condenados u hostigados; las Comunidades
Eclesiales de Base que seguían la fe y la práctica de las primeras Comunidades
cristianas fueron perseguidas y sus miles de mártires desconocidos…
Consecuentemente, las parroquias se fueron vaciando de sus cristianos y es
creciente la secularización de los jóvenes.
Hace
9 años, el papa Francisco fue elegido, según lo repite el mismo, con la misión
de lograr una profunda reforma eclesial, mediante un volver a la persona de
Jesús y a la dimensión misionera de la Iglesia. A eso se ha empeñado de manera
sencilla y valiente. Para lograr ese doble objetivo, hace 2 meses, ha publicado
una Reforma de la Curia vaticana después de 8 años de preparación y hace un año
puso en marcha un proceso sinodal a nivel de toda la Iglesia.
La
sinodalidad no es más que una nueva manera de ser Iglesia en la línea del
Concilio, es decir, una Iglesia más conforme al mensaje y la práctica de Jesús
de Nazaret, como también al testimonio ejemplar de los primeros cristianos. Se
trata en particular de erradicar el clericalismo y el patriarcalismo que se
empoderaron del ministerio sacerdotal ordenado y devolver a los bautizados sus
derechos y su misión bautismal. Los bautizados están invitados a ser los
portavoces de la Buena Noticia de Jesús a los pobres y a los hombres y mujeres
de buena voluntad, ser los constructores del Reino de Dios mediante la
fraternidad universal, ser los artesanos de una Iglesia signo de esperanza para
un mundo trastornado por un sistema de gobierno y de economía que destruyen a
los pobres y la naturaleza.
Por
lograr eso, el papa Francisco acaba de lanzar la invitación a un curso virtual
gratuito cuya temática es “Construyendo la Sinodalidad”. Se apoyará en las
Conferencias episcopales continentales y nacionales. Espera en una primera
etapa lograr más de 100,000 inscritos decididos a llevar adelante una Iglesia
en manos de los bautizados, signo de liberación de los pobres, testimonio
colectivo del Reino de Dios y esperanza concreta para una juventud que busca en
vano encontrar caminos a la altura de sus necesidades e ilusiones. El llamado
está hecho. Encontrará acogida porque el Espíritu de la Vida y del Amor anida y
actúa en todos los corazones humanos que se empeñan en construir una
Civilización del compartir.
¿Ha habido cristianos en el
paro de la CONAIE (Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador)?
Seguramente que sí. Pero su presencia como tal no es significativa por no ser
tan visible. Parece que la ausencia y el silencio sean mayoritarios en una
Iglesia que se proclama preocupada por la pobreza actual y atenta a los
sufrimientos de los pobres. Las voces y las acciones proféticas se han quedado
en el pasado… ¿O no lo amerita la situación catastrófica del país?... con una
pobreza creciente, el desempleo que castiga siete familias sobre diez, el
sicariato que ciega vida a diario, la falta grave de atención a la salud y la
educación, la corrupción cuyas denuncian se archivan vergonzosamente, la
migración llamativa que nos hace pensar que estamos en un feriado bancario
permanente…
En este paro se ha habla mucho
de violencia y delincuencia. Hay que preguntarnos si la mayor y primera
violencia no está en la situación catastrófica de nuestro país, violencia que
provoca a las demás reacciones de legítima defensa individual y colectiva. Hay
que condenar los actos de violencia que destruyen inútilmente bienes y hieren a
las personas. Pero hay que proclamar bien alto el derecho a la protesta
pacífica, a la libertad de expresión, a los levantamientos colectivos y hasta
la insurrección nacional. No es más que legítima defensa de los atropellos y la
malevolencia de un sistema económico que nos atropella, humilla y empobrece.
Hay que denunciar estas injusticias estructurales organizadas para explotarnos
y destruir irremediablemente la naturaleza. El gobierno es responsable del
desempleo y de la situación de empobrecimiento de la mayoría de los
ecuatorianos, como también del enriquecimiento desmesurado de un puño de
privilegiados a costa de los demás. El gobierno es elegido para velar por el
bienestar de todos y no para encubrir la brecha de las escandalosas
desigualdades que agobian a la tercera cuarta parte de los ecuatorianos.
De esta situación nacional,
todos somos responsables o cómplices: responsables cuando la provocamos y
cómplices cuando no la combatimos. La compasión, la justicia y la fraternidad
no son valores para unos elegidos, sino que son las características naturales
de todo ser humano digno de ese nombre. Por eso la indiferencia, la pasividad y
el silencio los mayores males y los grandes pecados de nuestro tiempo. Los
medios de comunicación, en su mayoría neoliberales y comerciales, son los
grandes promotores de las desgracias que nos aquejan. Nos mienten sobre la
realidad de nuestro país, esconden la maldad de los que los financian,
tergiversan la verdad de los que denuncian las injusticias y los atropellos,
nos inducen a comprar muchos bienes que no necesitamos y muchos productos que
nos hacen daños… Lastimosamente la telefonía celular va por estos mismos
caminos. No promovemos lo suficiente los medios alternativos de comunicación y capacitación.
Los cristianos tenemos mucho
que reflexionar, denunciar y transformar con relación a la realidad de nuestro
país. Está bien rezar, pero es una mentira la oración que no se transforma en
compasión, compartir y solidaridad. Honradamente no podemos pedir a Dios lo que
nos toca resolver nosotros mismos. Eso es “tomar en vano el nombre de Dios”:
Tapamos la maldad y nuestra cobardía invocando a Dios que nos llama para
erradicar la maldad de este mundo a la manera de su enviado, Jesús de Nazaret…
Por eso que las nuevas generaciones huyen de las religiones porque rechazan lo
de “¡las iglesias llenas y con cero compromisos!” Quieren y se comprometen por
una mayor vigencia de les Derechos Humanos, una mayor convivencia armoniosa y
equitativa, un mayor combate a la corrupción de las instituciones estatales y
de sus responsables, una mayor defensa y promoción del Medio ambiente…
Volvamos los cristianos a la
palabra y el testimonio de Jesús de Nazaret, a la práctica de las primeras
Comunidades cristianas, a los miles de mártires latinoamericanos asesinados por
abrazar la causa de los pobres porque es la causa de Jesús. El papa Francisco
nos está enrumbando en un camino de Sinodalidad, que es, según el significado
de la misma palabra, “caminar juntos” para escucharnos, desvelar la maldad y
abrir nuevos caminos tanto en las Iglesias como en la sociedad. La pobreza
digna y la opción por los pobres fueron las grandes características de Jesús de
Nazaret. Los católicos, en nuestro bautismo, nos hemos comprometido con este
Jesús para ser como él “profetas” que denunciamos la maldad en palabras y
hechos, “sacerdotes” es decir artesanos de nuestras propias relaciones con un
Dios cercano y cordial, y “reyes-pastores” que nos unimos y nos organizamos
para servir mejor el Bien común para todas y todos con miras al Reino de Dios
aquí y ahora.
Unamos la compasión a la
acción, la oración al compromiso, la fe con la realidad, la religiosidad con la
política… Esos son los llamados que nuestros obispos nos hacen desde más de 50
años en sus documentos latinoamericanos. Es también la súplica del papa
Francisco que acaba de invitarnos a “hacer menos retórica sobre los pobres”,
dejar de “tener un comportamiento asistencialista con ellos” y “poner manos a
la obra para ayudarlos eficazmente” a salir de la miseria. Eso es “el amor
político” que selló para nosotros en su Carta encíclica “Todos somos hermanos y
hermanas” y lograrlo mediante nuestra solidaridad individual y colectiva. Es
cuestión de coherencia entre lo que decimos, creemos y practicamos tanto los
creyentes como los seres ‘plenamente humanos’.
Pues, frente a la actual situación de pobreza, o somos
solidarios, o somos cómplices: ¡No hay más alternativa!
No nos dejemos engañar por
afirmaciones tales que “¡La democracia está en peligro!” o “¡Los Indios están
subvirtiendo el orden!” … porque quiénes están destruyendo la democracia son un
gobierno que tiene 83% por ciento de desaprobación, unas instituciones y
empresas corruptas que desoyen las necesidades de la inmensa mayoría de los
ecuatorianos y una fuerza policial y militar que atropella los derechos humanos
y constitucionales de los manifestantes. Por eso la Constitución reconoce el
derecho a la resistencia y a las manifestaciones pacíficas de los que reclaman
un cambio de rumbo y la salida de un presidente que atropella a su propio
pueblo por imponer un modelo de organización nacional que empobrece a las
personas, se olvida del bien común de la nación, desbarata la convivencia
social y destruye la naturaleza. La política es la más noble actividad de los
seres humanos, porque su objetivo es la organización armoniosa y consensuada de
los ciudadanos. La economía es la organización equitativa de la repartición de
los bienes y servicios de una nación.
Los reclamos de los Indígenas
organizados nacionalmente en la CONAIE (Confederación de las Nacionalidades
Indígenas del Ecuador) se enmarcan en un diálogo rechazado reiteradamente por
un gobierno que se autoproclama falsamente “del encuentro”, que los califica
injustamente de vándalos, delincuentes y terroristas y que los reprime causando
más hambre, numerosos heridos y presos, y cuatro muertos. El levantamiento de
los Indígenas lleva ya 10 días y se ha generalizado en todas las provincias del
país, incluyendo las Islas Galápagos, y todas las clases sociales, menos el
puño de familias que sólo conocen la dominación, la explotación, la
manipulación y la represión. Los gritos por un cambio de sistema político y
económico ahora son unánimes, más allá de todas las mayorías absolutas. La
democracia ahogada por los últimos años de dos gobiernos indolentes se expresa
en las carreteras, las calles y las plazas de nuestro país y debe ser oída y
respetada, porque se trata de respetar y fomentar los derechos básicos de todos
los seres humanos.
Por esta razón unos miembros
de la Iglesia de los pobres de varias provincias del país estamos haciendo
publica nuestra solidaridad con un pueblo que reclama sus justos derechos a
vivir en la dignidad y se encuentre satisfecha en sus derechos. He aquí unos
extractos de nuestra proclama, como un aporte más para la construcción de una
salida positiva a las justas reclamaciones y a las pacíficas manifestaciones
del Pueblo del Ecuador.
“CARTA ABIERTA AL PAÍS Y AL MUNDO - A los 10 días del
paro nacional en Ecuador. Junio 22 de 2022.
“Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los
humildes” (Lucas 1,51).
Somos integrantes de la Iglesia de los pobres del
Ecuador, que ha hecho suya “la causa de Jesús de Nazaret”. Con la Iglesia
Latinoamericana, sus mártires y profetas, hemos hecho la opción por los pobres
y su liberación integral.
La situación catastrófica por la que estamos pasando en
el país, a causa de la aplicación del modelo neoliberal... “En todas partes las
injusticias son una violencia. Y se puede decir, debemos decir, que la
injusticia es la primera de todas las violencias, la violencia número uno”,
monseñor Helder Cámara de Brasil.
El descontento, abandono y explotación se manifiesta en
la actual protesta social con un paro nacional. Después de varios intentos
infructuosos de diálogo la CONAIE demanda respuesta a 10 planteamientos
mediante un levantamiento. A estos reclamos y a este levantamiento indígena se
han ido sumando las organizaciones sociales y el pueblo en general: Ya llevan
10 días y enfrentan una fuerte represión de parte del gobierno de Guillermo
Lasso, que ha provocado hasta ahora la muerte de 4 personas, 5 personas que han
perdido un ojo, más de un centenar de heridos y decenas de presos.
… Reconocemos en los justos reclamos de los Indígenas y
los pobres del país la voz de los humildes, que están exigiendo la sustitución
de una aparente democracia sometida a la dictadura del mercado por una economía
solidaria y equitativa…
Por estas razones, nos identificamos con el levantamiento
popular y pacífico de la CONAIE y de las demás Organizaciones Sociales porque
“una fe sin obras es completamente muerta” (Santiago 2,14). Apoyamos los 10
reclamos que se han presentado al gobierno y la Revocatoria de Mandato, que
demuestran el incumplimiento del Plan de Gobierno, las privatizaciones y su
baja credibilidad.
Denunciamos el uso desmedido de la fuerza por parte de la
policía y el ejército, propios de una dictadura, a la vez que rechazamos los
hechos violentos de ciertos manifestantes e infiltrados del gobierno.
Abogamos por un diálogo real y constructivo que incluya
los diversos sectores de la sociedad ecuatoriana… Queremos paz, una paz que es
fruto de la fraternidad y de la justicia.
Nos comprometemos a “hacer propia la angustia de los
pobres… denunciar al injusto y al malvado”, siguiendo el ejemplo de monseñor
Leonidas Proaño y otros pastores; a impulsar una mayor conciencia política
basada en la ética del bien común; a construir un Ecuador fraterno, inclusivo y
equitativo, porque reconocemos en todo esto la presencia y el crecimiento del
reinado de Dios.”
Depende de todos nosotros un
desenlace que vaya satisfaciendo las necesidades más sentidas que sigamos
trabajando a la sustitución del mortífero sistema neoliberal. El Reino es
justicia, fraternidad y comunidad.
5. EL MAYOR
PROBLEMA NO ES LASSO… Pedro Pierre
El neoliberalismo es tan
perverso que nos engaña hasta sobre lo que miramos. Es la moraleja del refrán:
“¡Nos quedamos en mirar el dedo y no lo que nos enseña el dedo!” Gritamos:
“¡Fuera Lasso, fuera!” Tenemos razón, pero sólo en parte, porque no nos damos
cuenta que “nos quedamos en las ramas”, en lo exterior y secundario, y no
llegamos hacia lo esencial. Lasso no es más que el títere de un sistema que lo
beneficia a él y su grupo, que nos perjudica a nosotros y nos cierra el camino
para salir de la pobreza y nos impide vivir en dignidad, fraternidad, justicia
y democracia. La movilización cuestiona las relaciones de poder, autoridad y
legitimidad.
Es por ese motivo que la
CONAIE (Confederación de las Nacionalidades Indígenas) no pide en primer lugar
logar la salida del presidente Guillermo Lasso, sino la consecución de unos 10
puntos que desbancan el sistema neoliberal. El entorno de Lasso lo ha captado
muy bien: Defienden el sistema neoliberal negándose a dialogar sobre estos 10
puntos planteados por la CONAIE. De un lado, el gobierno responde parcial e
hipócritamente a algunas demandas de los 10 puntos, pero por otra proclama el
estado de emergencia, sataniza los dirigentes de la CONAIE y particularmente su
presidente, justifica el uso progresivo de la fuerza letal, inventa las
acusaciones de narcotraficantes, vándalos, delincuentes y terroristas contra
los indígenas, ordena disparar gases lacrimógenas y perdigones mientras
manifiestan pacíficamente, presiona a los asambleístas para que no decreten la
muerte cruzada y el despido del presidente. Mientras tanto los grandes medios
de comunicación comerciales y neoliberales ocultas la realidad mortal de la
represión y justifican las mentiras y los engaños del 7% que sigue apoyando a
Lasso contra todas las condenas nacionales e internacionales.
¿Cuáles son los 10 puntos que
sustentan el levantamiento indígena y de los diversos sectores sociales que se
juntaron a las demandas de la CONAIE? 1. Congelación de los precios de la
gasolina a $ 2.10 dólar y del diésel a $ 1.50 dólares. 2. Moratoria de deuda
para 4 millones de familias. 3. Precios justos en los productos del
campo. 4. Fomentar el empleo y los derechos laborales. 5. Detener
la frontera extractiva minera. 6. Respeto a los 21 derechos
colectivos. 7. Respeto a los derechos constitucionales de los Pueblos
indígenas. 8. Alto a las privatizaciones. 9. Control de precios de los
productos de primera necesidad. 10. Seguridad ciudadana.
Unilateralmente el gobierno ha
satisfecho muy parcialmente algunos de los 10 puntos y ha invitado a los
Indígenas a regresar a sus casas… Está claro que el gobierno no quiere ningún
diálogo ni acuerdo. Digna y decididamente la CONAIE ha decidido continuar con
el levantamiento.
Al mismo tiempo que exige la
aceptación de los 10 puntos planteados, la CONAIE plantea la alternativa al
sistema neoliberal mediante la puesta en marcha de la plurinacionalidad. Desde
años, bien poco nos hemos detenido en la puesta en marcha progresiva de la
plurinacionalidad. Además, tampoco los gobiernos han avanzado a favor de esta
nueva forma de organización nacional. Se han escrito libros e innumerables
artículos, pero no llegan más allá de las librerías. Tampoco los grandes medios
de comunicación comerciales los van promoviendo. Es que la puesta en marcha de
la plurinacionalidad es el comienzo de la sustitución del modelo neoliberal.
Las organizaciones sociales, los movimientos políticos progresistas, los medios
de comunicación alternativos, la tecnología digital, las universidades al
servicio de los estudiantes, las Iglesias deben ser los promotores de la
plurinacionalidad.
¿Cómo entender la
plurinacionalidad? La plurinacionalidad es la expresión genuina de las
nacionalidades y grupos sociales ecuatorianos. La plurinacionalidad va
creciendo mediante una mayor conciencia de nuestra identidad como mestizos,
negros e indígenas. Este desarrollo de la identidad se logra gracias a nuestra
autoestima que nos permite reconocer miembros de un colectivo específico en su
manera de ser y de vivir. Esto supone mayores relaciones humanas, organización,
profundización, comunión y decisión. La identidad ecuatoriana se construye
sobre la aceptación y el crecimiento armonioso de nuestras diferencias, porque
estas diferencias culturales nos enriquecen y valoran la dignidad de cada uno y
cada una de nosotros. Haciendo esto construimos un política participativa e
inclusiva, una economía equitativa y respetuosa de la naturaleza, una cultura
que es la suma de las distintas sabidurías que nos habitan y nos salvan. La
espiritualidad y la religiosidad, mediante las culturas, están integradas a
estas opciones plurinacionales de vida y de sociedad porque responden a los
derechos y los valores humanos más entrañables de los seres humanos.
Este actual levantamiento del
pueblo ecuatoriano es un hito histórico porque abre nuevos caminos de
integración nacional que responde tanto a nuestras necesidades personales y
ciudadanas, como también a la unidad de la Patria grande que es nuestro
destino, dejando atrás los colonialismos pasados y las dependencias actuales
del neoliberalismo. Por estas razones, el problema mayor no es Lasso, sino la
puesta en marcha de la plurinacionalidad que irá sustituyendo el neoliberalismo
y llevando con él a la tumba el mismo presidente. Por supuesto Lasso tiene que
ser destituido. Así amanecen nuevos y mejores días si nos implicamos en ese
camino, porque Dios está presente en este éxodo y en sus mártires. Él nos llama
mediante los que luchan, sufren y mueren en las calles y carreteras de nuestro
país pluricultural y multiétnico.
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