ARTÍCULOS DE MAYO
Con un saludo muy fraterno a todas y todos: Pedro
Pierre.
1. Planeta
Tierra: ¡Alerta roja!... para preservar lo que va a resistir los cambios
drásticos de clima desfavorable.
2. Verdades
reales y parciales… para crecer juntos en humanismo y espiritualidad.
3. ¿A
quién escuchar?... ¿A los pobres?... ¿De verdad?
4. “¡No
teman, hombres de poca fe!” … porque soy “el camino…”.
5. Consulta
sobre el Yasuní: ¡Detengamos el colapso!... antes de que sea tarde.
1. PLANETA
TIERRA: ¡ALERTA ROJA! Pedro Pierre
El 22
de abril pasado hemos conmemorado el Día Mundial de la Tierra. Las redes
sociales y las actividades y los escritos de muchos defensores del Medio
Ambiente nos han informado y alertado sobre el suicidio colectivo al que nos
encaminamos, ya que muy poco hacemos para respetar la Tierra y revertir la
actual destrucción acelerada de la naturaleza. Una conferencia reciente del
teólogo de la liberación y ecologista brasileño, Leonardo Boff, me ha llamado
particularmente la atención por las alarmas ecológicas que lanza desde años:
“Si no cambiamos vamos a desaparecer dentro de pocos años”. Dijo en esta charla
reciente: “En 2027 los calores serán insoportables para los humanos en la mayor
parte del planeta y muchas plantas y animales no podrán soportarlos porque
necesitan tiempos para adaptarse”. Estamos a sólo 4 años de este desastre de la
vida y la mayoría de los gobiernos, las empresas contaminantes y las
multinacionales agroindustriales y mineras nos cambian radicalmente sus prácticas
destructoras… lo que nos confirma “una muerte anunciada” de innumerables seres
vivos.
Ya en
el año 1987, hace 36 años, un informe de las Naciones Unidas nos informaba de
las consecuencias de la destrucción de la naturaleza y del mal uso de sus recursos:
"La Tierra es una, pero el mundo no lo es. Todos dependemos de una sola
biosfera para el sustento de nuestras vidas. Algunos utilizan los recursos de
la Tierra a un ritmo tal que dejarían poco para las futuras generaciones. Otros,
en proporción aún mayor, consumen demasiado poco y viven con un panorama de
hambre, miseria, enfermedad y muerte prematura”.
En el
año 2,000, hace 23 años, un grupo de científicos y de personas conocidas, entre
otras Leonardo Boff, el ex presidente de la Unión Soviética-URSS Mijaíl
Gorbachov, la conocida cantante argentina Mercedes Soza, lanzaban un grito de
alerta con la “Carta de la Tierra”. Esta afirma que la protección
medioambiental, los derechos humanos, el desarrollo igualitario y la paz son interdependientes
e indivisibles. He aquí las primeras y últimas líneas: “Nos encontramos en un
momento crítico en la historia de la Tierra, un momento en el que la humanidad
debe elegir su futuro. Somos una sola familia humana y una sola comunidad
terrestre con un destino común”.
En
2015, el papa Francisca nos daba su carta encíclica “Laudato si - Alabado seas” sobre el cuidado de la casa común por su destrucción
acelerada. El papa Francisco realizó una «crítica mordaz del consumismo y el
desarrollo irresponsable» con un alegato en favor de una acción mundial rápida
y unificada «para combatir la degradación ambiental y el cambio climático».
No
hemos tomado en serio estos llamados apremiantes: Bien poco hemos hecho
personal y colectivamente para detener la destrucción sistemática de nuestro
planeta, al punto que ahora estamos en una situación irreversible. Tenemos que
prepararnos a soportar pronto situaciones extremas de supervivencia frente a un
clima hostil y numerosos virus nuevos cada vez más destructores. Así de
sencillo y fatal.
Leonardo
Boff nos explica que 3 son los mayores problemas que nos afectan profundamente.
Primero está la degeneración progresiva de la Tierra porque, mediante la
contaminación, destruimos las bases de la renovación de la vida terrestre. El
segundo es el consumo exagerado de sus recursos que utilizamos
irresponsablemente sus recursos limitados y no le damos el tiempo necesario
para reponerlo: la empobrecemos sin pensar a la escasez que estamos produciendo
para las futuras generaciones. El tercero es calentamiento global: Aumenta el
calor de las piedras que provocan innumerables incendios que no se pueden
combatir eficazmente, desertificando inmensas regiones.
Para
limitar el desastre ambiental, Leonardo Boff nos sugiere una doble conversión.
La Tierra es un ser vivo como nosotros y nosotros somos no aparte de ella sino
parte viva y amorosa de ella. Para lograrlo debemos conformar Comunidades
Ecológicas en las que nos ayudemos a cambiar la mente y el corazón. La
conversión mental consiste en desterrar miestra visión destructora de la Tierra
porque pensamos que la podemos utilizar como nos place sin respetar sus
limitaciones y sus derechos. La segunda conversión es afectiva, o sea, del
corazón. Como seres humanos hemos desarrollado, gracias a la fuerza de la vida
recibida de la misma Tierra, la capacidad de amar. Tenemos sentimientos,
alegrías, dolores y amor como todos los seres vivos. La diferencia está en la
consciencia que tenemos de aquello. Tenemos que enterrar esta visión o complejo
de superioridad que nos hace considerarnos falsamente ‘dueños y señores’ de la
naturaleza, sin descubrir que todo, todas y todos dependemos unos de otros. Nos
destruimos cuando la destruimos. Eso es la doble conversión ecológica que
necesitamos urgentemente si no queremos desaparecer.
Leonardo
Boff nos invita a conformar grandes regiones de vida saludable y de convivir
armonioso para resistir los cambios irreversibles que se nos vienen, a imagen
de las Comunidades indígenas que viven la complementariedad social y la armonía
con la naturaleza. Se trata de aprender su “Bien vivir y convivir”. Actualmente
en el planeta hay 111 ‘regiones ecológicas’ que viven de esta manera. Tenemos
que comenzar y fortalecer esta nueva manera de vivir y convivir individualmente,
en familia, en pequeñas Comunidades articuladas e integradas las unas con las
otras. Así desterraremos definitivamente la actual organización capitalista
perversamente destructora del ser humano y de la naturaleza. Dijo el papa
Francisco: “¡O nos salvamos juntos o nos perdemos todos!”
Seamos
los incansables artesanos de esta utopía esperanzadora que ha comenzado o
continúa a ser realidad. Dios no quiere nuestra perdición sino nuestra
salvación: Allí está el camino del Reino inaugurado por Jesús de Nazaret.
2. VERDADES
REALES Y PARCIALES, Pedro Pierre
Podríamos
calificar nuestra época a la vez como muy violenta y algo esperanzadora: Eso
nos exige una vida más consciente y mejores relaciones humanas. Al nivel social
la violencia es cada vez mayor como también el individualismo. Por otra parte,
no logramos zafarnos del sistema neoliberal que se beneficia a costa nuestra y
provoca más violencia y más individualismo. En esta realidad las Iglesias son
bien poco proféticas: No logran solidarizarse con las víctimas. Eso es el caso
de muchas Iglesia evangélicas que optan por defender los promotores del
neoliberalismo. Las instituciones católicas más tradicionalistas hacen lo
mismo, como fue el caso recién del opus y de Schoenstatt en Chile. Con todo
esto, crece la confusión personal, social y eclesial. Surge entonces la
tendencia de hacer cada uno nuestra propia ley, nuestros propios criterios
sobre lo que está bien y lo que está mal.
Toda
esta realidad nos lleva a una impresión de indefensa, descomposición social y
desorientación. Mientras tanto aumentan los problemas diarios de inseguridad,
soledad, relativismo, desempleo, migración. Crece también el desinterés por
crear condiciones de vida agradables hechas de confianza de los unos en los
otros, de organizaciones fraternas y de ambientes abiertos a la espiritualidad
necesaria.
Al
mismo tiempo aumentan las personas y los grupos que construyen espacios más
humanos, más vivenciales y más satisfactorios: Son muy activos y buscan
articularse. Son espacios de esperanza, de humanidad, de felicidad. Es la lucha
tenaz de lo pequeño contra lo gigante, pero que tiene la fuerza de la verdad y
del amor: Eso va en el dinamismo de nuestro mundo, de nuestro universo y de lo
divino que nos aporta satisfacción y felicidad. La Biblia nos confirma que el
pequeño David sigue venciendo al gigante Goliat.
En su
carta a los Efesios, Pablo nos dice que “no nos estamos enfrentando a fuerzas
humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas
oscuras”. Los gobiernos se vuelven cada vez más fascistas, las fuerzas
policiales y armadas cada vez más asesinas, las empresas cada vez más
explotadoras, los grandes medios de comunicación cada vez más sofisticados para
manipularnos, las redes sociales nos inundan de un sinnúmero de información y
capacitación que no son más que engaños. Además, no faltan ‘salvadores’ que nos
prometen “el oro y el morro” en lo personal, lo profesional, lo social y lo
religioso. Quienes sufren más por estas situaciones son los pobres, los
jóvenes, las mujeres, los indígenas, los negros… y los ‘analfabetos religiosos’
que conforman las grandes mayorías de nuestros países. ¿Dónde estará la verdad,
si la buscamos?
Primero
tenemos que preguntarnos si creemos que, por una parte, podemos salir adelante
hacia una vida mejor y, por otra, si estamos decididos a tomar los medios para
lograrlo. Todo comienza por una toma de conciencia personal y la decisión de
emprender nuevos caminos… o seguimos con la mediocridad, la fatalidad, la
desilusión y el quemimportismo. El primer paso es personal. El segundo es
colectivo.
Tenemos
que entender que esta apuesta por una vida mejor no lo vamos a lograr
individualmente, sino apoyándonos los unos a los otros. Allí vienen el
humanismo y la espiritualidad que son caminos colectivos. Cada vez más el
humanismo encuentra nuevos adeptos. Se trata de descubrir como humanos que
nuestra característica es darnos cuenta de lo que nos está pasando y
encontrarle un sentido, una dirección y una meta. Muchos jóvenes estén en este
camino: Esa es la gran novedad de nuestra época. Cada vez más las actuales
propuestas políticas resultan insuficientes y las religiones tienen menos
importancia y menos adeptos, por ser obsoletas. El cambio de época exige
cambios radicales a todos los niveles: personal, familiar, profesional, social,
cultural y religioso. Eso es el gran desafío del momento… Si no lo enfrentamos,
vamos a quedar varados en la vereda del camino, mientras la vida, el mundo y la
felicidad van por otros caminos que no transitamos. El humanismo es la nueva
exigencia.
Además
del humanismo transformador está la espiritualidad. Todos los seres humanos
tenemos una dimensión espiritual que anida en cada cultura. De allí surgen las
diferentes cosmovisiones que promueven, de un lado, unas sabidurías, es decir
un arte de vivir y convivir, y, por otro, expresiones espirituales que se
concretaron en las religiones. Actualmente al cambiar las culturas, muchas
expresiones culturales y religiosos perdieron su significado. Pero no se perdió
la dimensión espiritual que exige nuevas expresiones. Por este motivo surgen
las místicas que tienen un componente más humanista, y nuevas espiritualidades
que responden al momento presente. Estamos llamados a entrar en esta dinámica:
nuevas motivaciones humanistas y nuevas expresiones religiosas. El problema es
que lo tradicional que poco sirve ‘no acaba de morir’ y lo nuevo que
necesitamos ‘no acaba de nacer’.
Abracemos
estos nuevos humanismos y estas nuevas espiritualidades que están en marcha y
son una construcción colectiva. Se trata de “discernir los signos de los
tiempos”: Entre todo lo que nace, ¿qué es lo que se va a quedar porque tiene
futuro por la fuerza de la vida y del amor? Vida, amor y comunidad que son las
‘esencias’ de nuestro universo. Este discernimiento, además de ser individual,
tiene que ser colectivo. No podemos escapar a la gran unidad del universo: todo
está interconectado, todos estamos interdependientes, todos avanzamos juntos o
nos perdemos. Es la gran invitación de nuestra época. Nuestras verdades
individuales son reales, al mismo tiempo que son parciales. Sólo juntos las
vamos a reconocer como tales para no andar sin rumbo, desaprovechar la vida …
porque sólo tenemos una, con sus inmensas capacidades y felicidades.
3. ¿A QUIÉN ESCUCHAMOS?,
Pedro Pierre
Acabamos
de celebrar el día de la Madre. Nuestras mamás nos aman plenamente a todas y
todos: a nadie nos falta amor materno; pero van a dar más amor a aquel que más
lo necesita por frágil, enfermo o especial. Ella es para nosotros el ‘rostro
materno’ de Dios. Dios ama a todas y a todos sus hijos con un amor materno
entero, pero prefiere a los pobres. Esa preferencia no le quita amor a nadie,
pero va a amar de manera preferencial al que más necesita de su amor, en
particular a las y los que son víctimas inocentes de la injusticia y la maldad…
porque Dios nos mira en la verdad de los hechos y del corazón.
Esto
nos lo demuestra Dios con la encarnación de su hijo Jesús en Palestina: lo
quiso para todas y todos, pero lo quiso pobre, amante de los pobres, para
construir su Reino desde ellos y con ellos. Por eso Dios eligió a una familia
pobre en María y José, en un pequeño pueblo desconocido, Nazaret, de una
provincia marginal y marginada, Galilea. Dios quiso que Jesús sea uno más entre
los pobres, un simple carpintero de pueblo, un trabajador manual. No lo quiso
de la capital ni de familia famoso o rica, ni sacerdote o de la alta clase
dirigente. Podríamos decir que Dios quiso que Jesús sea “uno menos” para
identificarse con los “nadie” de su tiempo y de todos los tiempos.
Así
lo describió Pablo en su carta a los Filipenses y se dirige a nosotros
diciendo: “Tengan unos con otros las mismas disposiciones que estuvieron en
Cristo Jesús”, o sea, pensar, mirar, sentir y actuar como pensó, miró, sintió y
actuó Jesús, porque esa la manera de pensar, mirar, sentir y actuar de Dios.
Esto significa que Dios nos quiere, a imagen de su hijo Jesús, sencillos,
pobres con dignidad y amigos de los pobres, en particular de los más pobres,
para ayudarles a salir de su situación inhumana y anticristiana, y construir
con ellos una humanidad fraterna. Eso exige de nosotros una conversión
permanente: Amar a todas y todos, vivir en la pobreza digna y pensar, mirar,
sentir y actuar desde los pobres y con ellos a la manera de Jesús. Esa es la
conversión cristiana que nos pide Dios: Ser cristianos es convertirse a
Jesucristo y eso se logra convertiéndose a los pobres.
Esta
manera de ser y de vivir al ejemplo de Jesús nos ayuda a entender lo que está
pasando en nuestro país y discernir cómo debemos mirar, escuchar y actuar. Hoy,
la situación del país es de las más desastrosa. Las informaciones y el sentido
de lo que está pasando tiene interpretaciones variadas y hasta contradictorias.
¿A quién creer, a quién escuchar, a quién seguir? La actitud de Dios y las
actuaciones de Jesús nos van a ayudar a mirar, confiar y avanzar correctamente.
Como Jesús, vamos actuar de 2 maneras. Primero, vamos a mirar la realidad como
la miran los pobres, cómo la describen, cómo la sienten, como la califican,
porque Dios se hace presente en ellos y habla a través de ellos. Por otra
parte, vamos a escuchar y descubrir a los pobres que se esfuerzan personalmente
y se organizan colectivamente para salir de su pobreza y de su miseria, porque el
Espíritu de Jesús actúa en ellos afín de que alcancen una vida más digna, más
humana, más fraterna.
Por
esas razones, nuestros obispos latinoamericanos en su reunión de Puebla,
México, en 1979, nos han dicho: “Los pobres nos evangelizan… Afirmamos la necesidad
de conversión de toda la Iglesia para una opción preferencia por los pobres,
con miras a su liberación integral”. Nuestra solidaridad con los pobres es el
camino para alcanzar personalmente una vida mejor, y construir colectivamente
una sociedad más fraterna y justa. Por eso decía monseñor Oscar Romero,
asesinado en San Salvador en 1980 y reconocido santo por el papa Francisco:
“¡Fuera de los pobres no hay salvación!”
Si
escuchamos a los pobres en este tiempo tan duro, desconcertante y sin gran horizonte,
descubriremos lo que está pasando. Si escuchamos a los pobres organizados para
una vida mejor, descubriremos los caminos a seguir y a abrir para un cambio de
sociedad. Si escuchamos a los pobres reunimos en Comunidades vivas, como por
ejemplo en las Comunidades Eclesiales de Base, descubriremos el contenido y el
compromiso correcto de nuestra fe en Dios y en Jesús de Nazaret. Por esos
motivos el papa Francisco nos repite que “los pobres de las Organizaciones
populares nos enseñan el camino para un cambio de sociedad”. En su Asamblea
Eclesial de América Latina y El Caribe, los obispos y los cristianos allí
reunidos afirmaron que “las Comunidades Eclesiales de Base son el ejemplo de
una Iglesia sinodal”, es decir una Iglesia de iguales, renovadora de la Iglesia
parroquial y artesana de una nueva sociedad.
En la
opción preferencial y solidaria por los pobres está la clave de una vida feliz
y una sociedad acorde al proyecto de Dios inaugurado por Jesús, que lo llamó el
Reino de Dios: “Busquen primero el Reino de Dios y su justicia; lo demás vendrá
por añadidura”. Si nos sentimos perdidos, agarremos la mano de los pobres. Si
nos sentimos confusos, escuchemos a los pobres organizados. Si sentimos que
nuestra fe tambalea, caminemos con los pobres en Comunidades. Escribió Pablo a
los corintios: “Dios ha elegido lo que el mundo considera necio para avergonzar
a los sabios, y ha tomado lo que es débil en este mundo para confundir lo que
es fuerte. Dios ha elegido lo que es común y despreciado en este mundo, lo que
es nada, para reducir a la nada lo que es… Pues las locuras de Dios tienen más
sabiduría que la de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los
hombres.”
En
los pobres de hoy, Dios nos traza el camino a creer y a seguir. Tal fue la
misión de Jesús: ser fiel a los pobres hasta el final para convencernos que el
camino del Reino que hoy se actualiza en el camino de los pobres, es la verdad
a asumir y a construir juntos y junto a ellos, si no queremos andar perdidos e
inútiles.
4. “ ¡
NO TEMAN, HOMBRES
DE POCA FE ! ”, Pedro Pierre
El
miedo se está instalando en nuestro país por la violencia que no deja de
crecer. Esta realidad es el resultado de un desempleo masivo por el sistema
neoliberal de gobierno que nos están imponiendo. No basta decir cobardemente: “¡Sólo Dios nos puede salvar!” … Claro
que Dios sigue con nosotros, abriendo caminos de salvación. Pero somos nosotros
que tenemos que caminar estos senderos de salvación. Dios nos ilumina y nos
fortalece, pero no hace ni el camino ni el trabajo que nos tocan a nosotros.
¡Así que no bata lamentar ni sólo rezar! Una mirada sobre Jesús de Nazaret
puede ayudarnos a superar el miedo y enfrentar los desafíos que se nos
presenta.
Una
primera actitud de Jesús fue entender la realidad de su país. Para conocer esta
realidad, Jesús pasó 30 años encarnándose en ella: no vivió en un palacio ni en
un templo ni en un barrio segurizado. Nazaret era un pequeño pueblo desconocido
en una provincia alejada de la capital, marginal y marginada. En ese tiempo Palestina
era un país invadido y saqueado por un imperio brutal que no respetaba nada ni
nadie, sino que aprovechaba el poder de las armas para hacer lo que le venía en
ganas.
La
situación de nuestro país es bastante parecida a la de Palestina en tiempos de
Jesús. Mediante el FMI estamos invadido y saqueados por el imperio invasor de
las multinacionales norteamericanas y sumisos a las órdenes de los Estados
Unidos que fomentan la pasividad y la destrucción de nuestro país para tener
productos alimenticios baratos y materias primas al precio que ellos les ponen.
Provocan la actual violencia para amedrentarnos y mantenernos callados y
muertos de miedo.
Jesús
nació en una hacienda ni en un pueblo famoso como tampoco en una familia
acomodada o de renombre… “¡Qué de bueno puede salir de Nazaret!”, dijo
Natanael, oriundo de un pueblo vecino. La familia de Jesús hacía parte de la
gente pobre: su madre se preocupaba de los quehaceres domésticos y su padre era
un carpintero de pueblo. Jesús fue uno más que, a los 15 años, continuó la
profesión de su padre, lejos de la capital y de sus autoridades. Los
responsables religiosos de Jerusalén eran más preocupados de sus buenas
relaciones con las autoridades militares romanas afín de conservar sus
privilegios y comodidades.
La
realidad ecuatoriana es bastante parecida a la de Jesús en Nazaret: Somos un
pueblo lleno de pobres, de trabajadores manuales y de profesionales que no
encuentran trabajo por ninguna parte. Por esta razón la migración es el gran
sueño nacional que se estrella contra el racismo, la explotación y las
fronteras cerradas de Estados Unidos y Europa. Nuestras autoridades religiosas
parecen más preocupadas por la estabilidad de un gobierno indolente y corrupto
que pacta con las bandas criminales y el narcotráfico internacional: No
defiende la inmensa mayoría de los ecuatorianos que no saben adónde acudir para
un poco de protección y esperanza.
Veamos
ahora cuáles fueron la práctica y el mensaje de Jesús para ayudar a su Pueblo a
salir adelante, mejorar su situación, encontrar alternativas de dignidad,
profundizar su fe y emprender el camino del Reino para una vida más humana y
más religiosa. A los 30 años, se acercó a su primo Juan Bautista que predicaba
la conversión a Dios mediante la renuncia la pecado y la vivencia de la
justicia, el compartir y el respeto de las personas. Bautizaba a quiénes
decidían emprender ese camino religioso y social. A Jesús le gustó esa opción y
se hizo bautizar. Luego emprendió un largo retiro -se nos dice de 40 días- para
discernir bien cómo iba a realizar su misión. Descartó 3 tentaciones que, en
vez de ayudar a sus compatriotas, los habrían hundido en más pobreza y
violencia. Para resolver los problemas rechazó la opción del dinero fácil que
lo compra todo, la opción del poder como dominación y del prestigio que
arrodilla a los demás.
Hoy
nosotros, ¿qué buscamos? Primero, tenemos que preguntarnos si algo buscamos,
porque muchas veces nos encerramos en una mediocridad de vida que es todo menos
humana y cristiana, por nuestro individualismo y nuestra indiferencia. Luego,
preguntémonos a qué líderes buscamos para salvarnos, tanto en lo social como en
lo religioso. Jesús hizo la opción de una vida sencilla: ¿Es también nuestro
caso? ¿O pensamos que más comodidades van a resolver nuestros problemas? ¿A
quiénes seguimos? ¿A los que tienen mucho dinero, a los que están en el poder,
a los que son famosos y tienen prestigio?... sin darnos cuenta que esas
opciones las rechazó Jesús…
Pronto
se enteró Jesús que el gobernador de Galilea, en la persona del rey Herodes,
había asesinado a su primo Juan Bautista porque su palabra y actuaciones lo
molestaban. Entonces decidió retomar el camino de Juan Bautista como profeta
itinerante. No esperó que la gente viniera hacía él, sino que empezó a recorrer
su provincia para encontrar a sus paisanos y reunirlos para vivir el compartir
y la fraternizar y descubrir a un Dios padre y madre. Se rodeó de amigos
fieles, de discípulos constantes, de compañeros decididos a apoyarlo, varones y
mujeres. El camino del Reino estaba en marcha, es decir otra manera de vivir
personal, colectiva y religiosamente.
¿Y
nosotros? ¿Entramos en la dinámica de formar grupos, comunidades, asociaciones
para vivir de otra manera, comenzar a realizar lo que soñamos, descubrir otros
modos de convivencia, encontrar a un Dios vivo y liberador? Es esta clase de
preguntas que tenemos que hacernos para evaluarnos, dejar de lamentarnos,
esperar que Dios resuelva sólo nuestros problemas. “¡No teman, hombres de poca
fe!”, nos repite Jesús de Nazaret. Así perderemos el miedo si empecemos a tener
fe en nosotros y en los demás para, así, renovar nuestra fe en Dios.
5. CONSULTA
SOBRE EL YASUNÍ: ¡DETENGAMOS EL COLAPSO!
El
‘Yasuní’ es la región más al este de Ecuador que colinda con Perú y Colombia.
Hace parte de las varias áreas protegidas del país, es decir, que se la puede
tocar ni invadir. Y eso por 2 razones: Allí viven desde miles de años pueblos
indígenas no contactados que quieren vivir alejados de la mal llamada
‘Civilización Occidental Neoliberal’ porque no los respete y conduce la
humanidad al suicidio y el planeta al colapso o extinción de la vida.
El
Yasuní es una de las regiones de todo el planeta más ricas en biodiversidad por
su cantidad y diversidad de especies vegetales y animales: “En una hectárea del
Yasuní hay más biodiversidad que en toda Norteamérica!” Desde unos 15 años esta
área declarada protegida está invadida por 3 clases de empresas sumamente
depredadoras del medio ambiente y por lo mismo de los Pueblos que la habitan.
Las unas son madereras que sacan los árboles más preciados; otras son empresas
turísticas por la excepcional biodiversidad que allí se puede ver y observar;
las terceras son empresas petroleras que sacan petróleo de varios pozos con
grandes reservas… Organizaciones nacionales e internacionales defensoras de los
Pueblos indígenas de la Amazonía y del medio ambiente de todo el planeta
protestan por esta destrucción irremediable.
Hace
unos 15 años el ministro de los Recursos Estratégicos del gobierno de la
Revolución Ciudadana, Alberto Acosta, hizo una novedosa propuesta para no
explotar el petróleo del Yasuní. En 2007 el presidente Rafael Correa retomó
esta propuesta en una intervención en la ONU (Organización de las Naciones
Unidas). Explico que el gobierno quería mantener bajo tierra los más de 840
millones de barriles de petróleos encontrados en el subsuelo amazónico del
Parque Nacional Yasuní, equivalente al 20% de la producción petrolera del país.
Así se evitaría la generación de 407 millones de toneladas de Oxido de Carbono,
gran contaminante y causante del calentamiento atmosférico, además de todas las
destrucciones ambientales por las actividades de extracción, contaminación y
transporte del petróleo. Como contraparte, Ecuador pedía a la comunidad
internacional una contribución financiera de $. 3.600 millones de dólares,
correspondiente al 50% de los ingresos que el país dejaría de percibir por no
explotar esta fuente de petróleo. Esta cantidad de dinero debía reunirse en 13
años a partir del 2007. Seis años después, en 2013, el gobierno dio por
terminada la propuesta ya que ¡solo se habían reunido $. 13,3 millones de
dólares!
En
ese mismo año 2013 fue cuando fue creada la Asociación “Yasunidos” a partir de
un conjunto de colectivos ambientalistas, artísticos, deportivos (ciclistas
urbanos, por ejemplo), así como de jóvenes. En una campaña nacional recogieron 756.291
firmas para que el Consejo Nacional Electoral organizara una consulta
nacional para que los ecuatorianos decidieran si aprueban o no la extracción de
crudo de los campos petroleros del Yasuní. No hubo respuesta en varios años.
Pero, ¡milagro! Recién el 9 de mayo pasado la Corte Constitucional aprobó la
Consulta Nacional solicitada por la Asociación Yasunidos hace… 10 años. Esta consulta
va a tener lugar el próximo 20 de agosto junto a las próximas elecciones
presidenciales y legislativas. ¡Más vale tarde que nunca!
La
situación ambiental mundial es catastrófica. Los científicos del mundo entero
nos adviertan desde 20 años que, a partir del año 2030, es decir en 7 años, si
no hemos invertido -y no sólo detenido- el calentamiento global y la
contaminación ambiental, la naturaleza empezará a destruir sistemática y
violentamente la vida en el planeta Tierra. No hace falta ser muy estudiados
para descubrir que las olas de calor, de sequía, de inundaciones, de pandemia,
de terremotos… son advertencias cada vez más fuertes para tomar en serio el
colapso de la vida. El papa Francisco, desde el principio de su pontificado
hace 10 años, no cesa a invitarnos a vivir, trabajar, producir, intercambiar…
de nuevas maneras que respetan la vida humana y natural afín de que nuestro
planeta no tenga que pasar por una extensión de la vida en su totalidad.
Recientemente acaba de decir: “Escuchemos la llamada a estar al lado de las
víctimas de la injusticia ambiental y climática, y a poner fin a esta
insensata guerra contra la creación… Debemos decidir transformar nuestros corazones,
nuestros estilos de vida y las políticas públicas que gobiernan nuestra sociedad…
Un enfoque integral requiere poner en práctica el respeto ecológico en cuatro
direcciones: hacia Dios, hacia nuestros semejantes de hoy y de mañana,
hacia toda la naturaleza y hacia nosotros mismos". Y de criticar, el papa,
“el consumismo rapaz alimentado por corazones egoístas”.
¿Cuándo
vamos a tomar en serio esta catástrofe que ha comenzado a desarrollarse delante
de nuestros ojos? No se trata de sólo pedir a Dios que resuelva los problemas
que nos toca superar. Somos cómplices y por lo mismo responsables y culpables
de la desregulación de la naturaleza por nuestro desorden en la manera de
vivir, convivir, relacionarnos con la naturaleza y de creer falsamente en un
Dios. Por una parte, vamos a votar -parece razonable y necesario- en esta
consulta del 20 de agosto a favor de que no se explote el petróleo del parque
Yasuní, porque sí, hay alternativa para la creación de energías más adecuadas.
Por otra parte, si queremos emprender una nueva manera de vivir personal y
colectivamente, tenemos que conformar grupos, asociaciones y comunidades que
nos ayuden en estos propósitos.
¿Qué
irán diciendo los candidatos a presidentes, vice presidentes y asambleístas
sobre este tema? Depende de nosotros elegir personas que provengan de
Organizaciones populares o que hayan militado en Asociaciones ambientales para
orientarnos como país hacia una nueva manera de hacer política y organizar la
economía sustentable y equitativa. Tratemos de una vez de despedir a los que
apoyan el neoliberalismo que vive de la explotación humana y de la destrucción
de la naturaleza. “¡O fraternizamos entre nosotros y con la naturaleza, o
colaboramos a nuestra propia y pronta desaparición!” No hay más alternativas.
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