A R T Í C U L O S D E A B R I
L
Amig@s y compañer@s de camino: Buenos
días, esperando que estén bien.
He aquí mis artículos de abril.
1. Nuestra Pascua de cada día… que surge de
los escombros.
2. El neoliberalismo nos mata…
literalmente, por falta de salud y de empleo.
3. ¡Basta de violencia y muerte!... por
todas partes y a la luz del día
4. Soñar con la armonía… porque es nuestro
destino
5. Amistad y libertad… para enfrentar mejor
las dificultades.
1.
NUESTRA PASCUA DE CADA DÍA, Pedro Pierre
“Pascua”… ¿significa para muchos
un largo feriado, para otros el paso de un tal Jesús de Nazaret de la muerte a
la resurrección o el paso de un Pueblo esclavo en Egipto a la libertad? ¿Por
qué es la Pascua un proceso tan ajeno a nosotros como personas y como Pueblo?
Tal vez porque nunca nos hemos sentado para escucharnos en comunidad, sea de
hombres y mujeres que queremos vivir de verdad, no de rodillas sino de pie, no
superficialmente sino intensamente, sea de hermanos y creyentes en ese Jesús de
Nazaret que nos quiere sacar del aburrimiento, el individualismo, la sola
acumulación de bienes materiales para despertar y pasar -la Pascua- a una
felicidad más profunda y duradera que se enraíza en la fraternidad y la
solidaridad. Ese despertar personal y esta comunión fraterna desembocan en un
proceso -la Pascua, nuevamente- de vida colectiva mejor para todos, sembrado de
dificultades y de sufrimientos, pero indisolublemente ligado a una experiencia
de felicidad superiora. Eso es el largo y duro esfuerzo de personas que alcanzan
su verdadera madurez con dimensión colectiva porque no se puede crecer ni
mejorar solos. Es la larga y dura lucha de un Pueblo que deja de ser una masa
sin rumbo ni perspectivas, que se encamina hacia una comunión de personas
hermanadas y solidarias las unas de las otras.
Esta historia de la Pascua
comienza hace casi 4,000 años, como una llamada para nosotros a entrar en esa
dinámica para llegar a ser verdaderamente humanos y felices. Es la historia de
un pueblo de esclavos que deciden salir juntos de la esclavitud para emprender
un camino desconocido, apoyándose en el recuerdo de sus antepasados que habían
dejado la explotación de unos reyes que utilizaban la religión para justificar
su dominación y explotación. Estos antepasados se llamaban Abraham y Sara, y
habían descubierto en esa experiencia la presencia de un Dios diferente porque
amigo de ellos y fortaleza para concretizar un sueño de fraternidad e igualdad.
Ese pueblo de esclavos tuvo la
ayuda de Moisés y de su hermana Miriam no sólo para salir de Egipto, sino de
emprender la utopía de la equidad: compartirlo todo para que cada uno tenga,
aunque sea poco, lo necesario para sobrevivir y proseguir el sueño de una vida
juntos en comunidad. Felizmente acompañaron su éxodo de Egipto -la Pascua, más
colectiva que individual- con su sentido de espiritualidad que habían sembrado
en ellos Abraham y Sara: la de un Dios amigo. Este ‘éxodo’ no era solamente
‘salir’ de la esclavitud y cosechar la libertad en un desierto implacable. Era
también ‘llegar’: era una Pascua. Era la construcción de un triple proyecto.
Por una parte, conservar la libertad: no ser esclavos de nadie, ni entre ellos,
ni de algún pueblo extranjero. Eso suponía la puesta en marcha de la
fraternidad. En medio de mucha y larga escasez -40 años, dice la Biblia, es
decir el tiempo de una generación entera- se convencieron que la equidad era la
única manera de lograrlo. Y lo lograron porque entendieron que si unos
acumulaban lo poco que se tenía, otros iban a morirse de hambre.
Libertad, equidad y fe.
Decidieron hacer una alianza con ese Dios amigo del que sentían la presencia en
esta experiencia de libertad, o liberación, y equidad, o compartir fraterno. En
su honor hicieron una fiesta con la mejor comida que tenían. Esa mejor comida
era comer en familia un corderito, porque en el desierto era el único animal
que resistía la escasez, el animal de los pobres. Eran pobres todos, pero
libres, libres y fraternos. La familia era el lugar del crecimiento personal:
los mayores convencían a los jóvenes y los jóvenes soñaban que era posible no
solamente sobrevivir sino convivir dignamente en la equidad salvadora. Además,
el Dios amigo de Abraham y Sara los seguía, compañero de camino, luz en la
oscuridad y aliento en los conflictos, para no perder la brújula de la
libertad, porque no hay libertad sin fraternidad, ni hay fraternidad sin
compartir equitativa. Les costó 40 años, una generación entera, para
comprenderlo y no asimilarlo. Descubrieron que el éxodo -la Pascua- era un
proceso permanente: más libertad gracias a más fraternidad; más fraternidad
gracias a más compartir. Y Dios presente con ellos en este éxodo como manera de
vivir personal y colectivamente.
Una vez llegados en Palestina, la
“Tierra Prometida”, fruto sus luchas por la libertad y la equidad, continuaron
viviendo la misma trilogía: libertad, equidad y fe. Se les unieron otros
campesinos y pastores de ovejas. Se prometieron unos a otros y prometieron a su
Dios amigo y compañero que no apartarían de este ‘éxodo permanente’, seguros que
su Dios los llevaría a buen puerto y futuro feliz. La Biblia nos dice que
continuaron fieles, a lo menos un pequeño resto, 1,000 años más, hasta llegar a
un tal Jesús de Nazaret que retomó el proceso del ‘éxodo’ como Pascua
permanente, a la vez individual y colectiva. Lo transformó en ‘Movimiento’, es
decir un dinamismo colectivo organizado, que llamó el Reino de Dios, porque
Dios no era ajeno a ese proceso, sino su alma y su destino. La comunión de
hermanos compartiendo en equidad se transformaba en comunión con Dios, amigo,
compañero, padre y madre.
Hoy, 2,000 años más tarde,
seguimos en el ‘éxodo’ comenzado por Abraham y Sara, en la Pascua permanente de
Moisés y Miriam, en la alianza con un Dios liberador y compañero de camino,
padre y madre incansablemente. ¿Vivimos así esta Semana santa? O ¿nos hemos
dejado llevar por el consumismo individualista, la vida fácil de la corrupción
tranquila, la indiferencia egoísta frente a tantas esclavitudes modernas? Tal
vez la misma religión no ha adormecido mediante practicas repetidas y sin
sentido. Tal vez hemos reducido el mensaje de Jesús a una cuantas oraciones y
devociones sin mayor compromiso. Tal vez hemos enterrado nuestra espiritualidad
confundiéndola con unos ritos vacíos de contenido. Cada Semana santa es un
llamado a volver a las fuentes, a retomar el camino del primer éxodo, para que
nuestra vida sea un Pascua, un paso a una vida mejor hecha de fraternidad sin
frontera, de compartir equitativa, y de felicidad con un Dios-con-nosotros.
¡Felices Pascuas de resurrección!
2.
EL NEOLIBERALISMO NOS
MATA, Pedro Pierre
No se cansa de
repetirlo el papa Francisco: “Este sistema nos mata… porque es terrorista. Detrás de las guerras
está la industria armamentística, esto es diabólico. Que las grandes
potencias dejen de ahogar y saquear a África. El
mundo está dirigido por el supuesto determinismo de una economía sin ética, sin
Dios, sin dignidad humana …” El papa pone el dedo en la llaga de nuestras
desgracias y tocar los privilegios de los poderosos y la ceguera de los que
buscan sólo su bienestar individualista. Por eso cada vez menos los grandes
medios de comunicación no dan al papa el lugar que se merece al nivel
internacional. Lo mismo pasa en nuestra Iglesia católica: Es silenciado,
criticado y calumniado por los tradicionalistas de siempre y los menos
tradicionalistas que buscan en su poder clerical privilegios y tranquilidad.
La conocida y
respetada organización internacional de defensa de los Derechos Humanos,
Amnisty Internacional, con sede en Inglaterra, acaba de publicar su informe
anual sobre la situación de estos derechos al nivel internacional. Sigue la
situación de 153 países sobre 191 que cuenta nuestro planeta. Denuncia la
destrucción de Ucrania y la falta de decisión de parte de los gobiernos de Estados
Unidos y Europa para lograr la paz. Señala “el doble rasero de los
Estados occidentales que se han levantado contra la ofensiva rusa mientras
hacen la vista gorda ante graves violaciones de derechos humanos en otros
lugares del mundo, o incluso han sido cómplices”. Nombra en particular al
Estado de Israel resaltando que “2022 fue el año más mortífero desde 2006: En
lugar de exigir el fin del sistema de apartheid vigente en Israel, muchos
gobiernos occidentales han preferido atacar a quienes lo denuncian".
Frente a la
catástrofe de las migraciones masivas hacia Europa, Amnisty Internacional
reconoce el esfuerzo hecho para acoger a los ucranianos que huyen de su país.
Pero lamenta que no pase lo mismo con los que provienen de Medio Oriente y de
África, en particular de Libia, Siria o Afganistán que se mueren por centenas
ahogados en el mar Mediterráneo, negándoles poder acostar en algún puerto de
Europa. “Los Estados no pueden criticar estas violaciones un día y al siguiente
tolerar actos similares en otros países sólo porque sus intereses están en
juego”.
Por otra parte,
Amnisty Internacional denuncia las violencias sistemáticas y excesivas de la
policía y el ejército contra los manifestantes de 85 países del planeta que
reclaman pacíficamente por sus derechos: Perú es uno de ellos. Estos últimos
días hemos visto estas violencias por parte de policías franceses… La
organización lamenta el abandono de Haití a su triste suerte de miseria y
violencia generalizadas mientras no se sabe si existe un gobierno constituido…
Esta violencia
generalizada de los gobiernos contra su población nos demuestra que estos
defienden un sistema perverso que la gran mayoría de los ciudadanos del mundo
rechaza porque los empobrece, los condena al desempleo, les niegan la salud y
la educación y por encima los mata cuando protestan legítimamente. Es ahora
evidente que el sistema neoliberal es de lo más perverso: lo vemos en Perú, en
Ecuador y en Guatemala contra los Indígenas cuya población es mayoritaria en
ese país. Lo hemos visto en Brasil con Bolsonaro, en Honduras, en Colombia. Y
Chile no cesa de perseguir y marginar a los Mapuches.
El sistema
neoliberal no va más… pero preferimos nuestro pequeño bienestar individual y
material que nos aporta. Nos hace cómplices de este sistema que destruye mental
y socialmente. Cerramos los ojos sobre la corrupción y participamos de ella,
sin darnos cuenta que el neoliberalismo sobrevive y crece por nuestra
indiferencia y nuestra insolidaridad. El sistema neoliberal se beneficia del
comercio de la droga y de la violencia que genera. Los bancos se enriquecen
extraordinariamente del dinero del negocio de las drogas, la trata de personas,
la corrupción, las cuevas de ladrones que son los paraísos fiscales y la venta
de armas.
En vano nos aconseja
la Biblia: “No te hagas amigo de uno más fuerte y más rico que tú. Juntarías un
cántaro de arcilla y una olla de fierro. El uno golpearía a la otra y la
quebraría”, dice el libro de Sirácides. O “El pan que mendigan es la vida de
los pobres; el que se lo quita es un asesino. Mata a su prójimo el que le quita
los medios para sobrevivir; retener el salario de un trabajador es lo mismo que
derramar su sangre.” San Pablo escribe a su amigo Timoteo: “El origen de todos
los males es la codicia del dinero”. Y Jesús nos orienta sabiamente al decirnos
como utilizar correctamente nuestro dinero: “Con ese maldito dinero, háganse
amigos” … ¡Cuánto tiempo más tendremos de sufrir y lamentarnos para entender
estas cosas y decidirnos a cambiar: cambiarnos y cambiar este maldito sistema
neoliberal! … porque ‘no es el pan que hace falta, sino la voluntad de
compartirlo juntos’.
3.
¡BASTA DE VIOLENCIA Y
MUERTES! Pedro Pierre
Voy retomando aquí
la carta abierta que las Comunidades Eclesiales de Base Abel Tacuri, de
Guayaquil, acaban de publicar: “Denunciamos la violencia extrema y llamamos a superarla
juntos, porque, como dice san Pablo: ‘La causa de nuestros males es la ambición
del dinero’.
Despertemos a la realidad
Hay una gran
inseguridad generalizada… ¿Quién se atreva ahora a pasearse de noche? Hay
demasiada violencia: ¡Ya no hay lugar seguro! ¿Quién va a dejar jugar a sus
hijos en el parque? A diario y por todas partes se dan asaltos, robos,
secuestros, extorsiones, asesinatos y sicariato a la luz del día por
competencia en el tráfico de drogas; este todo con ametralladoras y bombas de todo
calibre.
La angustia es
grande en las familias: Los jóvenes que no estudian ni trabajan entran en esta
delincuencia organizada. Definitivamente no hay gobierno. Estamos completamente
indefensos. Las mafias controlan la ciudad. El gobierno ha permitido el porte
individual de armas. Va a ser el gran negocio de las armas y de la corrupción
para conseguirlas.
Las causas de este desastre son múltiples
Hay demasiado
desempleo: “¡Cuando la mitad de la población no tanga trabajo, la otra mitad no
va a poder dormir tranquila!” Hemos perdido los valores esenciales como el
respeto a la vida y a las personas. No hay ayuda mutua, compartir, unión,
organización. Nos hemos vuelto individualistas, indiferentes, quemimportistas,
consumistas… Ya no nos interesa la fe. Allí está el resultado.
Hemos permitido el
tráfico de drogas, por nuestra falta de organización entre vecinos: No hemos
luchado contra su comercio en los barrios ni por presionar a los gobiernos para
controlarlo mejor. La policía se hace de la vista gorda… porque no les interesa
o no son protegidos. También son víctimas de los delincuentes. Estos están
mejor armados que los mismos policías.
Las armas no son la
solución; más bien son el problema porque estamos dejando de confiar los unos
en los otros y nos vamos a enfrentar en la calle como animales sueltos. El
gobierno se desinteresa de la situación catastrófica del país. No se mete
porque es corrupto; ya han pactado con el narcotráfico. Los ricos y el mismo
presidente esconden su dinero en los paraísos fiscales. Para ellos “¡mejor que
los pobres se maten entre sí!”
Ahora estamos en un
‘feriado bancario’ permanente, con los mismos autores del feriado bancario del
año 2,000. Los bancos se benefician del dinero de la droga y del tráfico de
personas. El ejército protege a las grandes empresas en vez de cuidar al
pueblo. Las bandas delincuenciales se han tomado las cárceles con la
complicidad de las autoridades. El gobierno de EE.UU. ha retirado visas a
generales del ejército y de la policía… ¿Quién nos va a proteger de ellos
ahora? Los grandes medios de comunicación sólo culpan a los pobres y a la
delincuencia de la calle. No investigan ni dicen quienes son los que traen la
droga por toneladas.
Se trata de una
violencia estructural promovida por el imperialismo norteamericano. No pudieron
con Venezuela, ahora exportan la violencia, el tráfico de droga y el crimen
organizado a los países que no pueden controlar ni robar sus materias primas
con facilidad. Perú es el ejemplo patente. Es la CIA (Central de Inteligencia
norteamericana) que maneja todo esto con la complicidad y el servilismo de
nuestras autoridades. Son ellos que organizan este caos y esta violencia: Son
responsables de los muertos y las matanzas.
Estamos en lo que
dijo el Documento de Medellín en 1968: Se trata de una “violencia
institucionalizada”. En definitiva, matan a quienes se oponen a sus mandatos y
a su saqueo. Los pobres, los estorbamos.
¿Cómo vivir y convivir enfrentando esta situación?
‘No, no basta rezar.
¡Hacen falta muchas más cosas para amar a Dios!’ porque, si vivimos todavía y
si Dios nos da la vida, es para que hagamos algo. ¡Basta de lamentaciones! Al
quedar de brazos cruzados nos hemos hecho cómplices de estas situaciones. Hace
falta compromiso. ¡Cuidado con las iglesias llenas, pero con compromiso cero! A
Jesús se lo sigue construyendo su Reino de justicia y fraternidad.
Tenemos que vivir de
verdad el compromiso de nuestro bautismo: ser profetas que denunciamos lo que
destruye el Reino y anunciamos lo que lo construye, ser sacerdotes para
relacionarnos comunitariamente con Dios, ser reyes-pastores que nos organizamos
en Comunidades fraternas y solidarias.
Hace falta sobre
todo despertar entre vecinos, despertar las autoridades civiles y religiosas,
organizándonos e integrando organizaciones que defiendan la vida y nuestros
derechos. Tenemos que capacitarnos para entender la realidad, conocer sus
causas y así motivarnos a actuar juntos.
Tenemos que
unificarnos y potenciarnos mutuamente: ¡Si los problemas son nuestros, también
son nuestras las soluciones! ¡Nadie se salva sólo! tenemos que apoyarnos como
pueblo organizado y creyente. Sólo así podremos salir adelante.
“El momento más
oscuro de la noche es también el más cercano a la aurora” … si despertamos para
actuar juntos.”
4.
SOÑAR CON LA ARMONÍA,
Pedro Pierre
Casi es lo único que
nos queda en ese antro de la corrupción, violencia y muertes en que se ha
convertido el Ecuador. Pensábamos que con el ex presidente Moreno habíamos
llegado a lo máximo. ¡Mentira! Guillermo Lasso lo supera con creces… Estamos
también estupefactos por la indiferencia generalizada: “¡Mientras no me toca a
mí, no pasa nada!” Creíamos que con la votación masiva del 5 de febrero pasado
contra el presidente y su manejo o mejor ausencia de manejo del Estado se lo
iba a desbancar… pero tampoco allí no pasa nada y el huésped de Carondelet
sigue campante y amontonando más y más ganancias. Nuestra democracia no
funciona porque votamos en las urnas, pero no controlamos ni hacemos respetar
nuestro voto. No hay una verdadera decisión ciudadana de organizarse contra los
problemas que nos afectan: Esperamos que otros lo hagan. No hemos entendido
que, si el problema es nuestro, es nuestra también la solución. Preferimos
esperar que los Indígenas se levantan y pongan los muertos. Tal como vamos, la
violencia, el sicariato, los muertos, las extorsiones y las lágrimas van a
aumentar, lastimosamente.
Soñamos con la
armonía: ¿Será verdad? ¿O seguimos soñando con el individualismo, la
tranquilidad egoísta, el dinero fácil? Entones merecemos lo que nos está
pasando. Existimos para un proyecto de vida y no de muerte. Mientras no
descubrimos esto, la cruda realidad va a continuar y progresar en maldad: El
infierno lo hacemos nosotros y lo permitimos entre nosotros. Cuando dejamos de
preocuparnos los unos por los otros favorecemos su crecimiento. El mal existe:
Hay que combatirlo, porque es como la mala hierba, si no, se multiplica sin
límite.
El otro problema es
que hemos dejado de lado la espiritualidad y la mística: Las hemos dejado morir
en nuestra propia conciencia e identidad. Vivimos como los animales y peor que
los animales. El materialismo individualista, es decir limitarnos a comer,
dormir y robar, nos seca el alma y hace de nosotros unos zombis que no saben
qué somos, para qué vivimos ni para qué existimos. Muchas veces echamos la
culpa a la religión y a un dios inventado para satisfacer nuestra nulidad.
Hemos dejado de
admirar, reconocer y escuchar los sabios de ayer y de hoy; pero sí, seguimos a
los malos payasos de la TV que acarician nuestras peores desviaciones y a los
de los chats, facebook, tik tok, instagram y otras virtualidades y tomamos
nuestras fantasías por realidades fascinantes. Hemos dejado de pertenecernos
para obedecer a nuevos demonios que quieren que prolifere la maldad por
aumentar sus intereses, poderes y fama. Somos los esclavos cómplices de nuestra
propia maldad y seguimos adelante en este infierno bien real.
¡Soñemos con la
armonía!... Tengamos esa ‘locura’, poque es nuestra identidad profunda y
nuestro destino común. Dejemos de interpretar la creación del mundo como un
paraíso perdido: Eso es cuentos para hacer dormir a los niños. Y descubramos
que no se trata de nuestro origen, sino de nuestro fin definitivo y de nuestra
meta a lograr… porque estamos hecho por la armonía y para la armonía. Los
satélites que recorren el universo sin fin nos transmiten sus fotos
sorprendentes de belleza y de misterio. Nos permiten entender que la creación
sigue en marcha y que es también nuestra tarea. Estamos en una creación
permanente por la fuerza de vida y de amor que nos habita: Eso es la
espiritualidad, o sea, el ‘espíritu’ que nos mueve desde dentro.
Lastimosamente no
nos gusta el silencio, la meditación ni la contemplación. Preferimos
actividades rentables, materialistas, individuales y egoísta y así apagamos el
fuego que nos iluminaría para salir de nuestra mediocridad humana. Porque la
primera armonía es con nosotros mismos, con la sabia de vida y de amor que nos
recorre de cuerpo entero. Estamos hechos para conectarnos con lo más intimo y
vivo de nosotros mismos, esta potencialidad humana que nos hace vivir, afín de
despertarla, cultivarla, multiplicarla para encontrar y vivir la felicidad, es
decir la paz interior que nada ni nadie nos pueda quitar.
La segunda armonía
es con los demás. Todos somos humanos, todos somos iguales, todos somos la
misma sangre, todos somos la misma unidad de vida y de fraternidad. Sólo así,
comunicándonos, conociéndonos, respetándonos, apoyándonos, compartiendo,
amándonos, vamos a lograr la comunión que necesitamos para ayudarnos a vivir
felices los unos con los otros, los unos por los otros. ¿Cuándo nos decidiremos
a esto? Pues, sólo depende de nosotros mismos.
La tercera armonía
es con la naturaleza, porque sin ella o contra ella no podemos vivir ni
sobrevivir. Ya nos damos cuento de los desastres naturales a los que nos
abocamos si no la respetamos ni la cuidamos. Verdaderamente es nuestra primera
Madre, porque de ella venimos, de ella vivimos y hacia ella vamos. Mientras
vivimos, tenemos que volver a conectarnos y a entrar en esta matriz universal
que permite respirar, comer, sanarnos y sentirnos poseídos por la vida y el
amor que con los 2 pilares de la misma naturaleza y del universo entero. “Somos
polvo de estrella”, pero ‘polvo’ vivo, inmortal, eterno. ¡Qué analfabetos somos
si no hemos comenzado a darnos cuenta de eso! Por eso andamos “¡perdidos como
perros en procesión!”
La cuarta armonía es
nuestra relación con Dios. Muchas veces buscamos a Dios dónde no está, cuando
lo queremos encontrar sólo en el cielo inventado con miles y miles de detalles
maravillosos e inexistentes, o sólo en el templo como si Dios se dejaba
encerrar en 4 paredes de piedras o de cemento, o sólo en la oración cuando
rezamos por nuestras necesidades inútiles y dañinas… en vez de contemplar a
Dios en cada persona y en nosotros mismos, de reconocerlo en los llamados de la
naturaleza y de los acontecimientos, en el grito de los pobres y la belleza de
los niños. Eso Dios que nos habita o más bien es en él que habitamos… y que no
reconocemos por ser demasiado cercano e íntimo a nosotros mismos. Pero estamos
ocupados en cosas tan importante que… nos moriremos antes de haber vivido. ¡Y
tal vez lleguemos a “las 7 armonías” del prófugo Jamil Mahuad!
5.
AMISTAD Y LIBERTAD, Pedro
Pierre
El miedo nos está
ganando la partida. De hecho, no faltan razones para tener miedo. Por una
parte, la violencia y lo asesinatos no han cesado con el toque de queda, por la
razón de que no se trabaja a suprimir las causas de la violencia actual.
Tampoco es aumentando las horas y los días de toque de queda que ira
solucionando mejor la actual situación. Lo sabemos, cuando estamos enfermos, se
buscan las causas de la enfermedad y se trata de eliminar estas causas para
suprimir los efectos. Las causas de la violencia actual se encuentran
principalmente en 2 razones: las desigualdades sociales y la falta de empleos.
Las desigualdades
sociales provienen de la acumulación ilimitada de bienes y riquezas por parte
de unos pocos a costa de la explotación de muchos. Las desigualdades son el
resultado a un robo continuo del salario del trabajador, cuando no se paga un
salario justo. Este debe cubrir mínimamente el costo de la canasta básica que
llega actualmente a unos 900 dólares. Además, el trabajador tiene derecho a
parte de las ganancias que produce su trabajo. Y hay centenares de miles de
ecuatorianos que, a duras penas, ni ganan 400 dólares mensuales. Ahí está una
de las razones de la gran pobreza que padecen la mitad de los ecuatorianos. La
primera violencia no es de los pobres, es de los ricos que se apoderan de los
frutos del trabajo ajeno. Por eso, las condenaciones de Jesús a los ricos:
“¡Hay de ustedes los ricos porque ya tienen su recompensa!”
En cuanto al
desempleo, la mayoría de los dueños de las empresas, sobre de las más grandes,
no buscan crear nuevos empleos sino cómo sacar más y más dinero de su negocio.
Así estamos desde decenios… y ahora parece que hemos llagado al tope: ¡No se
aguanta más!” Los pobres se contagian de la maldad de los ricos y dan libre
curso a la violencia, la explotación y la matanza. No es el aumento del número
de policías, no la colaboración de los militares en la represión y la
desarticulación de bandas delincuenciales, ni el libre porte de armas por parte
de los ciudadanos que van a resolver el problema. Más bien este problema se va
a hacer más grande… porque mucha gente entra en esta dinámica perversa de la
violencia porque no tiene qué comer mientras otros derrochan a diestra y
siniestras y no se preocupan si hay poco o mucho desempleo.
Tenemos que
descubrir también que los ricos han acaparado el Estado para preservar y
aumentar sus negocios. Por otra parte, hacen leyes que les permitan hacer lo
que les da la gana con su dinero con tal de que nadie les diga nada. Por eso
inventaron y organizaron el sistema capitalista. Mientras no dejamos de ser
cómplices de este sistema y no lo sustituimos por un socialismo solidario del
ser humano, seguiremos de mal en peor. Nos han metido en la cabeza un chip que
nos hace creer que en Cuba y en Venezuela todo está mal y que se está en un
infierno permanente. Las palabras socialismo y comunismo siguen siendo
satanizada por los medios de comunicación… de los ricos para proteger sus robos
descarados. Por esta contaminación mediática, seguimos votando por nuestros
explotadores y victimarios. ¡Cuánta complicidad e indiferencia nuestra son los
pilares de un sistema que nos destruye y permite que se nos mate a sangre fría!
Entonces al esperar
que la solución venga de otros o del gobierno, nos engañamos a nosotros mismos.
Gran parte de la solución depende de nosotros. Somos ‘ciegos que quieren guiar
a otros ciegos’… y por montón caemos en el hueco de la desesperación y el
miedo. Nos empantanamos en el fango que nosotros hemos fomento por nuestro
individualismo, nuestra indiferencia, nuestra maldad y nuestra desorganización.
¿Por qué nos decidimos vivir de otra manera y de apoyarnos los unos a los
otros? El demonio del desamor nos está dominando de linda manera.
¿Hemos descubierto
que la amistad y la libertad bien vividas son capaces de llevar a una vida
mejor como individuos, como vecinos y como ciudadanos? Y si hemos descubierto
algo de amistad y libertad verdaderas, ¿cuándo nos vamos a decidir a vivirlas
de manera más responsables. La amistad es la sabia de una vida feliz. Somos
seres de relación: hemos nacida por una ‘relación’, crecemos en las relaciones
familiares, nos educamos en mediante la relaciones con nuestros maestros y
profesores y con nuestros compañeros de estudios, aprendemos nuestra profesión
gracias al ejemplo y el testimonio de otros profesionales, descubrimos en
sentido de la vida y su trascendencia gracias a la relaciones en una comunidad
espiritual y religiosa… Sin relaciones nos apagamos poco a poco como la flor
que se deja de regar. La amista nos hacer crecer y creer en nosotros mismos.
Desarrollamos mejor nuestras capacidades gracias a grandes amistades.
Realizamos grandes acciones gracias a la amistad compartida con otros muchos.
No podemos vivir sin amigos ni sin hacernos amigos de los demás. Es la ley de
la vida feliz.
Otra dimensión que
nos permite superar miedos y desesperación es la libertad, una libertad bien
entendida. Cada uno de nosotros tenemos encontrar nuestro camino de vida. Todos
somos diferentes y todos los caminos personales son diferentes. Si copiamos a
nuestros padres o al vecino o al amigo, seremos siempre una mala copia. Cada
uno de nosotros tenemos un destino particular, único, original, exclusivo…
Nuestros sueños son diferentes y sus realizaciones tienen que ser propias a
cada uno de nosotros. Lograr esta meta será el fruto de nuestra libertad: la
libertad de no copiar a nadie, la libertad para lograr lo propio nuestro, la
libertad de dejarnos llevar por caminos torcidos, la libertad de ser nosotros
mismos… con la ayuda de otros y la amistad de muchos, pero libres de nuestras
decisiones y de nuestro mejor crecimiento y desenvoltura. Una libertad pensada,
reflexionada, madurada: la libertad nuestra para decidir quién y qué vamos a
hacer. ¡Ánimo para esta carrera en la amistad y la libertad!
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