jueves, 4 de mayo de 2023

Mis artículos de abril

 

A R T Í C U L O S   D E   A B R I L

Amig@s y compañer@s de camino: Buenos días, esperando que estén bien.

He aquí mis artículos de abril.

1.      Nuestra Pascua de cada día… que surge de los escombros.

2.      El neoliberalismo nos mata… literalmente, por falta de salud y de empleo.

3.      ¡Basta de violencia y muerte!... por todas partes y a la luz del día

4.      Soñar con la armonía… porque es nuestro destino

5.      Amistad y libertad… para enfrentar mejor las dificultades.

 

1.      NUESTRA PASCUA DE CADA DÍA, Pedro Pierre

               “Pascua”… ¿significa para muchos un largo feriado, para otros el paso de un tal Jesús de Nazaret de la muerte a la resurrección o el paso de un Pueblo esclavo en Egipto a la libertad? ¿Por qué es la Pascua un proceso tan ajeno a nosotros como personas y como Pueblo? Tal vez porque nunca nos hemos sentado para escucharnos en comunidad, sea de hombres y mujeres que queremos vivir de verdad, no de rodillas sino de pie, no superficialmente sino intensamente, sea de hermanos y creyentes en ese Jesús de Nazaret que nos quiere sacar del aburrimiento, el individualismo, la sola acumulación de bienes materiales para despertar y pasar -la Pascua- a una felicidad más profunda y duradera que se enraíza en la fraternidad y la solidaridad. Ese despertar personal y esta comunión fraterna desembocan en un proceso -la Pascua, nuevamente- de vida colectiva mejor para todos, sembrado de dificultades y de sufrimientos, pero indisolublemente ligado a una experiencia de felicidad superiora. Eso es el largo y duro esfuerzo de personas que alcanzan su verdadera madurez con dimensión colectiva porque no se puede crecer ni mejorar solos. Es la larga y dura lucha de un Pueblo que deja de ser una masa sin rumbo ni perspectivas, que se encamina hacia una comunión de personas hermanadas y solidarias las unas de las otras.

               Esta historia de la Pascua comienza hace casi 4,000 años, como una llamada para nosotros a entrar en esa dinámica para llegar a ser verdaderamente humanos y felices. Es la historia de un pueblo de esclavos que deciden salir juntos de la esclavitud para emprender un camino desconocido, apoyándose en el recuerdo de sus antepasados que habían dejado la explotación de unos reyes que utilizaban la religión para justificar su dominación y explotación. Estos antepasados se llamaban Abraham y Sara, y habían descubierto en esa experiencia la presencia de un Dios diferente porque amigo de ellos y fortaleza para concretizar un sueño de fraternidad e igualdad.

               Ese pueblo de esclavos tuvo la ayuda de Moisés y de su hermana Miriam no sólo para salir de Egipto, sino de emprender la utopía de la equidad: compartirlo todo para que cada uno tenga, aunque sea poco, lo necesario para sobrevivir y proseguir el sueño de una vida juntos en comunidad. Felizmente acompañaron su éxodo de Egipto -la Pascua, más colectiva que individual- con su sentido de espiritualidad que habían sembrado en ellos Abraham y Sara: la de un Dios amigo. Este ‘éxodo’ no era solamente ‘salir’ de la esclavitud y cosechar la libertad en un desierto implacable. Era también ‘llegar’: era una Pascua. Era la construcción de un triple proyecto. Por una parte, conservar la libertad: no ser esclavos de nadie, ni entre ellos, ni de algún pueblo extranjero. Eso suponía la puesta en marcha de la fraternidad. En medio de mucha y larga escasez -40 años, dice la Biblia, es decir el tiempo de una generación entera- se convencieron que la equidad era la única manera de lograrlo. Y lo lograron porque entendieron que si unos acumulaban lo poco que se tenía, otros iban a morirse de hambre.

               Libertad, equidad y fe. Decidieron hacer una alianza con ese Dios amigo del que sentían la presencia en esta experiencia de libertad, o liberación, y equidad, o compartir fraterno. En su honor hicieron una fiesta con la mejor comida que tenían. Esa mejor comida era comer en familia un corderito, porque en el desierto era el único animal que resistía la escasez, el animal de los pobres. Eran pobres todos, pero libres, libres y fraternos. La familia era el lugar del crecimiento personal: los mayores convencían a los jóvenes y los jóvenes soñaban que era posible no solamente sobrevivir sino convivir dignamente en la equidad salvadora. Además, el Dios amigo de Abraham y Sara los seguía, compañero de camino, luz en la oscuridad y aliento en los conflictos, para no perder la brújula de la libertad, porque no hay libertad sin fraternidad, ni hay fraternidad sin compartir equitativa. Les costó 40 años, una generación entera, para comprenderlo y no asimilarlo. Descubrieron que el éxodo -la Pascua- era un proceso permanente: más libertad gracias a más fraternidad; más fraternidad gracias a más compartir. Y Dios presente con ellos en este éxodo como manera de vivir personal y colectivamente.

               Una vez llegados en Palestina, la “Tierra Prometida”, fruto sus luchas por la libertad y la equidad, continuaron viviendo la misma trilogía: libertad, equidad y fe. Se les unieron otros campesinos y pastores de ovejas. Se prometieron unos a otros y prometieron a su Dios amigo y compañero que no apartarían de este ‘éxodo permanente’, seguros que su Dios los llevaría a buen puerto y futuro feliz. La Biblia nos dice que continuaron fieles, a lo menos un pequeño resto, 1,000 años más, hasta llegar a un tal Jesús de Nazaret que retomó el proceso del ‘éxodo’ como Pascua permanente, a la vez individual y colectiva. Lo transformó en ‘Movimiento’, es decir un dinamismo colectivo organizado, que llamó el Reino de Dios, porque Dios no era ajeno a ese proceso, sino su alma y su destino. La comunión de hermanos compartiendo en equidad se transformaba en comunión con Dios, amigo, compañero, padre y madre.

               Hoy, 2,000 años más tarde, seguimos en el ‘éxodo’ comenzado por Abraham y Sara, en la Pascua permanente de Moisés y Miriam, en la alianza con un Dios liberador y compañero de camino, padre y madre incansablemente. ¿Vivimos así esta Semana santa? O ¿nos hemos dejado llevar por el consumismo individualista, la vida fácil de la corrupción tranquila, la indiferencia egoísta frente a tantas esclavitudes modernas? Tal vez la misma religión no ha adormecido mediante practicas repetidas y sin sentido. Tal vez hemos reducido el mensaje de Jesús a una cuantas oraciones y devociones sin mayor compromiso. Tal vez hemos enterrado nuestra espiritualidad confundiéndola con unos ritos vacíos de contenido. Cada Semana santa es un llamado a volver a las fuentes, a retomar el camino del primer éxodo, para que nuestra vida sea un Pascua, un paso a una vida mejor hecha de fraternidad sin frontera, de compartir equitativa, y de felicidad con un Dios-con-nosotros. ¡Felices Pascuas de resurrección!

2.      EL NEOLIBERALISMO NOS MATA, Pedro Pierre

               No se cansa de repetirlo el papa Francisco: “Este sistema nos mata… porque es terrorista.  Detrás de las guerras está la industria armamentística, esto es diabólico. Que las grandes potencias dejen de ahogar y saquear a África. El mundo está dirigido por el supuesto determinismo de una economía sin ética, sin Dios, sin dignidad humana …” El papa pone el dedo en la llaga de nuestras desgracias y tocar los privilegios de los poderosos y la ceguera de los que buscan sólo su bienestar individualista. Por eso cada vez menos los grandes medios de comunicación no dan al papa el lugar que se merece al nivel internacional. Lo mismo pasa en nuestra Iglesia católica: Es silenciado, criticado y calumniado por los tradicionalistas de siempre y los menos tradicionalistas que buscan en su poder clerical privilegios y tranquilidad.

               La conocida y respetada organización internacional de defensa de los Derechos Humanos, Amnisty Internacional, con sede en Inglaterra, acaba de publicar su informe anual sobre la situación de estos derechos al nivel internacional. Sigue la situación de 153 países sobre 191 que cuenta nuestro planeta. Denuncia la destrucción de Ucrania y la falta de decisión de parte de los gobiernos de Estados Unidos y Europa para lograr la paz. Señala “el doble rasero de los Estados occidentales que se han levantado contra la ofensiva rusa mientras hacen la vista gorda ante graves violaciones de derechos humanos en otros lugares del mundo, o incluso han sido cómplices”. Nombra en particular al Estado de Israel resaltando que “2022 fue el año más mortífero desde 2006: En lugar de exigir el fin del sistema de apartheid vigente en Israel, muchos gobiernos occidentales han preferido atacar a quienes lo denuncian".

               Frente a la catástrofe de las migraciones masivas hacia Europa, Amnisty Internacional reconoce el esfuerzo hecho para acoger a los ucranianos que huyen de su país. Pero lamenta que no pase lo mismo con los que provienen de Medio Oriente y de África, en particular de Libia, Siria o Afganistán que se mueren por centenas ahogados en el mar Mediterráneo, negándoles poder acostar en algún puerto de Europa. “Los Estados no pueden criticar estas violaciones un día y al siguiente tolerar actos similares en otros países sólo porque sus intereses están en juego”.

               Por otra parte, Amnisty Internacional denuncia las violencias sistemáticas y excesivas de la policía y el ejército contra los manifestantes de 85 países del planeta que reclaman pacíficamente por sus derechos: Perú es uno de ellos. Estos últimos días hemos visto estas violencias por parte de policías franceses… La organización lamenta el abandono de Haití a su triste suerte de miseria y violencia generalizadas mientras no se sabe si existe un gobierno constituido…

               Esta violencia generalizada de los gobiernos contra su población nos demuestra que estos defienden un sistema perverso que la gran mayoría de los ciudadanos del mundo rechaza porque los empobrece, los condena al desempleo, les niegan la salud y la educación y por encima los mata cuando protestan legítimamente. Es ahora evidente que el sistema neoliberal es de lo más perverso: lo vemos en Perú, en Ecuador y en Guatemala contra los Indígenas cuya población es mayoritaria en ese país. Lo hemos visto en Brasil con Bolsonaro, en Honduras, en Colombia. Y Chile no cesa de perseguir y marginar a los Mapuches.

               El sistema neoliberal no va más… pero preferimos nuestro pequeño bienestar individual y material que nos aporta. Nos hace cómplices de este sistema que destruye mental y socialmente. Cerramos los ojos sobre la corrupción y participamos de ella, sin darnos cuenta que el neoliberalismo sobrevive y crece por nuestra indiferencia y nuestra insolidaridad. El sistema neoliberal se beneficia del comercio de la droga y de la violencia que genera. Los bancos se enriquecen extraordinariamente del dinero del negocio de las drogas, la trata de personas, la corrupción, las cuevas de ladrones que son los paraísos fiscales y la venta de armas.

               En vano nos aconseja la Biblia: “No te hagas amigo de uno más fuerte y más rico que tú. Juntarías un cántaro de arcilla y una olla de fierro. El uno golpearía a la otra y la quebraría”, dice el libro de Sirácides. O “El pan que mendigan es la vida de los pobres; el que se lo quita es un asesino. Mata a su prójimo el que le quita los medios para sobrevivir; retener el salario de un trabajador es lo mismo que derramar su sangre.” San Pablo escribe a su amigo Timoteo: “El origen de todos los males es la codicia del dinero”. Y Jesús nos orienta sabiamente al decirnos como utilizar correctamente nuestro dinero: “Con ese maldito dinero, háganse amigos” … ¡Cuánto tiempo más tendremos de sufrir y lamentarnos para entender estas cosas y decidirnos a cambiar: cambiarnos y cambiar este maldito sistema neoliberal! … porque ‘no es el pan que hace falta, sino la voluntad de compartirlo juntos’.

3.      ¡BASTA DE VIOLENCIA Y MUERTES! Pedro Pierre

               Voy retomando aquí la carta abierta que las Comunidades Eclesiales de Base Abel Tacuri, de Guayaquil, acaban de publicar: “Denunciamos la violencia extrema y llamamos a superarla juntos, porque, como dice san Pablo: ‘La causa de nuestros males es la ambición del dinero’.

Despertemos a la realidad

               Hay una gran inseguridad generalizada… ¿Quién se atreva ahora a pasearse de noche? Hay demasiada violencia: ¡Ya no hay lugar seguro! ¿Quién va a dejar jugar a sus hijos en el parque? A diario y por todas partes se dan asaltos, robos, secuestros, extorsiones, asesinatos y sicariato a la luz del día por competencia en el tráfico de drogas; este todo con ametralladoras y bombas de todo calibre.

               La angustia es grande en las familias: Los jóvenes que no estudian ni trabajan entran en esta delincuencia organizada. Definitivamente no hay gobierno. Estamos completamente indefensos. Las mafias controlan la ciudad. El gobierno ha permitido el porte individual de armas. Va a ser el gran negocio de las armas y de la corrupción para conseguirlas.

Las causas de este desastre son múltiples

               Hay demasiado desempleo: “¡Cuando la mitad de la población no tanga trabajo, la otra mitad no va a poder dormir tranquila!” Hemos perdido los valores esenciales como el respeto a la vida y a las personas. No hay ayuda mutua, compartir, unión, organización. Nos hemos vuelto individualistas, indiferentes, quemimportistas, consumistas… Ya no nos interesa la fe. Allí está el resultado.

               Hemos permitido el tráfico de drogas, por nuestra falta de organización entre vecinos: No hemos luchado contra su comercio en los barrios ni por presionar a los gobiernos para controlarlo mejor. La policía se hace de la vista gorda… porque no les interesa o no son protegidos. También son víctimas de los delincuentes. Estos están mejor armados que los mismos policías.

               Las armas no son la solución; más bien son el problema porque estamos dejando de confiar los unos en los otros y nos vamos a enfrentar en la calle como animales sueltos. El gobierno se desinteresa de la situación catastrófica del país. No se mete porque es corrupto; ya han pactado con el narcotráfico. Los ricos y el mismo presidente esconden su dinero en los paraísos fiscales. Para ellos “¡mejor que los pobres se maten entre sí!”

               Ahora estamos en un ‘feriado bancario’ permanente, con los mismos autores del feriado bancario del año 2,000. Los bancos se benefician del dinero de la droga y del tráfico de personas. El ejército protege a las grandes empresas en vez de cuidar al pueblo. Las bandas delincuenciales se han tomado las cárceles con la complicidad de las autoridades. El gobierno de EE.UU. ha retirado visas a generales del ejército y de la policía… ¿Quién nos va a proteger de ellos ahora? Los grandes medios de comunicación sólo culpan a los pobres y a la delincuencia de la calle. No investigan ni dicen quienes son los que traen la droga por toneladas.

               Se trata de una violencia estructural promovida por el imperialismo norteamericano. No pudieron con Venezuela, ahora exportan la violencia, el tráfico de droga y el crimen organizado a los países que no pueden controlar ni robar sus materias primas con facilidad. Perú es el ejemplo patente. Es la CIA (Central de Inteligencia norteamericana) que maneja todo esto con la complicidad y el servilismo de nuestras autoridades. Son ellos que organizan este caos y esta violencia: Son responsables de los muertos y las matanzas.

               Estamos en lo que dijo el Documento de Medellín en 1968: Se trata de una “violencia institucionalizada”. En definitiva, matan a quienes se oponen a sus mandatos y a su saqueo. Los pobres, los estorbamos.

¿Cómo vivir y convivir enfrentando esta situación?

               ‘No, no basta rezar. ¡Hacen falta muchas más cosas para amar a Dios!’ porque, si vivimos todavía y si Dios nos da la vida, es para que hagamos algo. ¡Basta de lamentaciones! Al quedar de brazos cruzados nos hemos hecho cómplices de estas situaciones. Hace falta compromiso. ¡Cuidado con las iglesias llenas, pero con compromiso cero! A Jesús se lo sigue construyendo su Reino de justicia y fraternidad.

               Tenemos que vivir de verdad el compromiso de nuestro bautismo: ser profetas que denunciamos lo que destruye el Reino y anunciamos lo que lo construye, ser sacerdotes para relacionarnos comunitariamente con Dios, ser reyes-pastores que nos organizamos en Comunidades fraternas y solidarias.

               Hace falta sobre todo despertar entre vecinos, despertar las autoridades civiles y religiosas, organizándonos e integrando organizaciones que defiendan la vida y nuestros derechos. Tenemos que capacitarnos para entender la realidad, conocer sus causas y así motivarnos a actuar juntos.

               Tenemos que unificarnos y potenciarnos mutuamente: ¡Si los problemas son nuestros, también son nuestras las soluciones! ¡Nadie se salva sólo! tenemos que apoyarnos como pueblo organizado y creyente. Sólo así podremos salir adelante.

               “El momento más oscuro de la noche es también el más cercano a la aurora” … si despertamos para actuar juntos.”

4.      SOÑAR CON LA ARMONÍA, Pedro Pierre

               Casi es lo único que nos queda en ese antro de la corrupción, violencia y muertes en que se ha convertido el Ecuador. Pensábamos que con el ex presidente Moreno habíamos llegado a lo máximo. ¡Mentira! Guillermo Lasso lo supera con creces… Estamos también estupefactos por la indiferencia generalizada: “¡Mientras no me toca a mí, no pasa nada!” Creíamos que con la votación masiva del 5 de febrero pasado contra el presidente y su manejo o mejor ausencia de manejo del Estado se lo iba a desbancar… pero tampoco allí no pasa nada y el huésped de Carondelet sigue campante y amontonando más y más ganancias. Nuestra democracia no funciona porque votamos en las urnas, pero no controlamos ni hacemos respetar nuestro voto. No hay una verdadera decisión ciudadana de organizarse contra los problemas que nos afectan: Esperamos que otros lo hagan. No hemos entendido que, si el problema es nuestro, es nuestra también la solución. Preferimos esperar que los Indígenas se levantan y pongan los muertos. Tal como vamos, la violencia, el sicariato, los muertos, las extorsiones y las lágrimas van a aumentar, lastimosamente.

               Soñamos con la armonía: ¿Será verdad? ¿O seguimos soñando con el individualismo, la tranquilidad egoísta, el dinero fácil? Entones merecemos lo que nos está pasando. Existimos para un proyecto de vida y no de muerte. Mientras no descubrimos esto, la cruda realidad va a continuar y progresar en maldad: El infierno lo hacemos nosotros y lo permitimos entre nosotros. Cuando dejamos de preocuparnos los unos por los otros favorecemos su crecimiento. El mal existe: Hay que combatirlo, porque es como la mala hierba, si no, se multiplica sin límite.

               El otro problema es que hemos dejado de lado la espiritualidad y la mística: Las hemos dejado morir en nuestra propia conciencia e identidad. Vivimos como los animales y peor que los animales. El materialismo individualista, es decir limitarnos a comer, dormir y robar, nos seca el alma y hace de nosotros unos zombis que no saben qué somos, para qué vivimos ni para qué existimos. Muchas veces echamos la culpa a la religión y a un dios inventado para satisfacer nuestra nulidad.

               Hemos dejado de admirar, reconocer y escuchar los sabios de ayer y de hoy; pero sí, seguimos a los malos payasos de la TV que acarician nuestras peores desviaciones y a los de los chats, facebook, tik tok, instagram y otras virtualidades y tomamos nuestras fantasías por realidades fascinantes. Hemos dejado de pertenecernos para obedecer a nuevos demonios que quieren que prolifere la maldad por aumentar sus intereses, poderes y fama. Somos los esclavos cómplices de nuestra propia maldad y seguimos adelante en este infierno bien real.

               ¡Soñemos con la armonía!... Tengamos esa ‘locura’, poque es nuestra identidad profunda y nuestro destino común. Dejemos de interpretar la creación del mundo como un paraíso perdido: Eso es cuentos para hacer dormir a los niños. Y descubramos que no se trata de nuestro origen, sino de nuestro fin definitivo y de nuestra meta a lograr… porque estamos hecho por la armonía y para la armonía. Los satélites que recorren el universo sin fin nos transmiten sus fotos sorprendentes de belleza y de misterio. Nos permiten entender que la creación sigue en marcha y que es también nuestra tarea. Estamos en una creación permanente por la fuerza de vida y de amor que nos habita: Eso es la espiritualidad, o sea, el ‘espíritu’ que nos mueve desde dentro.

               Lastimosamente no nos gusta el silencio, la meditación ni la contemplación. Preferimos actividades rentables, materialistas, individuales y egoísta y así apagamos el fuego que nos iluminaría para salir de nuestra mediocridad humana. Porque la primera armonía es con nosotros mismos, con la sabia de vida y de amor que nos recorre de cuerpo entero. Estamos hechos para conectarnos con lo más intimo y vivo de nosotros mismos, esta potencialidad humana que nos hace vivir, afín de despertarla, cultivarla, multiplicarla para encontrar y vivir la felicidad, es decir la paz interior que nada ni nadie nos pueda quitar.

               La segunda armonía es con los demás. Todos somos humanos, todos somos iguales, todos somos la misma sangre, todos somos la misma unidad de vida y de fraternidad. Sólo así, comunicándonos, conociéndonos, respetándonos, apoyándonos, compartiendo, amándonos, vamos a lograr la comunión que necesitamos para ayudarnos a vivir felices los unos con los otros, los unos por los otros. ¿Cuándo nos decidiremos a esto? Pues, sólo depende de nosotros mismos.

               La tercera armonía es con la naturaleza, porque sin ella o contra ella no podemos vivir ni sobrevivir. Ya nos damos cuento de los desastres naturales a los que nos abocamos si no la respetamos ni la cuidamos. Verdaderamente es nuestra primera Madre, porque de ella venimos, de ella vivimos y hacia ella vamos. Mientras vivimos, tenemos que volver a conectarnos y a entrar en esta matriz universal que permite respirar, comer, sanarnos y sentirnos poseídos por la vida y el amor que con los 2 pilares de la misma naturaleza y del universo entero. “Somos polvo de estrella”, pero ‘polvo’ vivo, inmortal, eterno. ¡Qué analfabetos somos si no hemos comenzado a darnos cuenta de eso! Por eso andamos “¡perdidos como perros en procesión!”

               La cuarta armonía es nuestra relación con Dios. Muchas veces buscamos a Dios dónde no está, cuando lo queremos encontrar sólo en el cielo inventado con miles y miles de detalles maravillosos e inexistentes, o sólo en el templo como si Dios se dejaba encerrar en 4 paredes de piedras o de cemento, o sólo en la oración cuando rezamos por nuestras necesidades inútiles y dañinas… en vez de contemplar a Dios en cada persona y en nosotros mismos, de reconocerlo en los llamados de la naturaleza y de los acontecimientos, en el grito de los pobres y la belleza de los niños. Eso Dios que nos habita o más bien es en él que habitamos… y que no reconocemos por ser demasiado cercano e íntimo a nosotros mismos. Pero estamos ocupados en cosas tan importante que… nos moriremos antes de haber vivido. ¡Y tal vez lleguemos a “las 7 armonías” del prófugo Jamil Mahuad!

5.      AMISTAD Y LIBERTAD, Pedro Pierre

               El miedo nos está ganando la partida. De hecho, no faltan razones para tener miedo. Por una parte, la violencia y lo asesinatos no han cesado con el toque de queda, por la razón de que no se trabaja a suprimir las causas de la violencia actual. Tampoco es aumentando las horas y los días de toque de queda que ira solucionando mejor la actual situación. Lo sabemos, cuando estamos enfermos, se buscan las causas de la enfermedad y se trata de eliminar estas causas para suprimir los efectos. Las causas de la violencia actual se encuentran principalmente en 2 razones: las desigualdades sociales y la falta de empleos.

               Las desigualdades sociales provienen de la acumulación ilimitada de bienes y riquezas por parte de unos pocos a costa de la explotación de muchos. Las desigualdades son el resultado a un robo continuo del salario del trabajador, cuando no se paga un salario justo. Este debe cubrir mínimamente el costo de la canasta básica que llega actualmente a unos 900 dólares. Además, el trabajador tiene derecho a parte de las ganancias que produce su trabajo. Y hay centenares de miles de ecuatorianos que, a duras penas, ni ganan 400 dólares mensuales. Ahí está una de las razones de la gran pobreza que padecen la mitad de los ecuatorianos. La primera violencia no es de los pobres, es de los ricos que se apoderan de los frutos del trabajo ajeno. Por eso, las condenaciones de Jesús a los ricos: “¡Hay de ustedes los ricos porque ya tienen su recompensa!”

               En cuanto al desempleo, la mayoría de los dueños de las empresas, sobre de las más grandes, no buscan crear nuevos empleos sino cómo sacar más y más dinero de su negocio. Así estamos desde decenios… y ahora parece que hemos llagado al tope: ¡No se aguanta más!” Los pobres se contagian de la maldad de los ricos y dan libre curso a la violencia, la explotación y la matanza. No es el aumento del número de policías, no la colaboración de los militares en la represión y la desarticulación de bandas delincuenciales, ni el libre porte de armas por parte de los ciudadanos que van a resolver el problema. Más bien este problema se va a hacer más grande… porque mucha gente entra en esta dinámica perversa de la violencia porque no tiene qué comer mientras otros derrochan a diestra y siniestras y no se preocupan si hay poco o mucho desempleo.

               Tenemos que descubrir también que los ricos han acaparado el Estado para preservar y aumentar sus negocios. Por otra parte, hacen leyes que les permitan hacer lo que les da la gana con su dinero con tal de que nadie les diga nada. Por eso inventaron y organizaron el sistema capitalista. Mientras no dejamos de ser cómplices de este sistema y no lo sustituimos por un socialismo solidario del ser humano, seguiremos de mal en peor. Nos han metido en la cabeza un chip que nos hace creer que en Cuba y en Venezuela todo está mal y que se está en un infierno permanente. Las palabras socialismo y comunismo siguen siendo satanizada por los medios de comunicación… de los ricos para proteger sus robos descarados. Por esta contaminación mediática, seguimos votando por nuestros explotadores y victimarios. ¡Cuánta complicidad e indiferencia nuestra son los pilares de un sistema que nos destruye y permite que se nos mate a sangre fría!

               Entonces al esperar que la solución venga de otros o del gobierno, nos engañamos a nosotros mismos. Gran parte de la solución depende de nosotros. Somos ‘ciegos que quieren guiar a otros ciegos’… y por montón caemos en el hueco de la desesperación y el miedo. Nos empantanamos en el fango que nosotros hemos fomento por nuestro individualismo, nuestra indiferencia, nuestra maldad y nuestra desorganización. ¿Por qué nos decidimos vivir de otra manera y de apoyarnos los unos a los otros? El demonio del desamor nos está dominando de linda manera.

               ¿Hemos descubierto que la amistad y la libertad bien vividas son capaces de llevar a una vida mejor como individuos, como vecinos y como ciudadanos? Y si hemos descubierto algo de amistad y libertad verdaderas, ¿cuándo nos vamos a decidir a vivirlas de manera más responsables. La amistad es la sabia de una vida feliz. Somos seres de relación: hemos nacida por una ‘relación’, crecemos en las relaciones familiares, nos educamos en mediante la relaciones con nuestros maestros y profesores y con nuestros compañeros de estudios, aprendemos nuestra profesión gracias al ejemplo y el testimonio de otros profesionales, descubrimos en sentido de la vida y su trascendencia gracias a la relaciones en una comunidad espiritual y religiosa… Sin relaciones nos apagamos poco a poco como la flor que se deja de regar. La amista nos hacer crecer y creer en nosotros mismos. Desarrollamos mejor nuestras capacidades gracias a grandes amistades. Realizamos grandes acciones gracias a la amistad compartida con otros muchos. No podemos vivir sin amigos ni sin hacernos amigos de los demás. Es la ley de la vida feliz.

               Otra dimensión que nos permite superar miedos y desesperación es la libertad, una libertad bien entendida. Cada uno de nosotros tenemos encontrar nuestro camino de vida. Todos somos diferentes y todos los caminos personales son diferentes. Si copiamos a nuestros padres o al vecino o al amigo, seremos siempre una mala copia. Cada uno de nosotros tenemos un destino particular, único, original, exclusivo… Nuestros sueños son diferentes y sus realizaciones tienen que ser propias a cada uno de nosotros. Lograr esta meta será el fruto de nuestra libertad: la libertad de no copiar a nadie, la libertad para lograr lo propio nuestro, la libertad de dejarnos llevar por caminos torcidos, la libertad de ser nosotros mismos… con la ayuda de otros y la amistad de muchos, pero libres de nuestras decisiones y de nuestro mejor crecimiento y desenvoltura. Una libertad pensada, reflexionada, madurada: la libertad nuestra para decidir quién y qué vamos a hacer. ¡Ánimo para esta carrera en la amistad y la libertad!

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