“ EL PADRENUESTRO ES LA ORACIÓN DEL REINO ”.
“EL PADRENUESTRO, LA ORACIÓN DE LA
LIBERACIÓN INTEGRAL”, Leonardo Boff.
Pedro Pierre, Guayaquil. Revisado 2024.
A partir de un librito de Leonardo
Boff.
CONTENIDO
Presentación
1ª parte: El Padrenuestro es la
oración del Reino
1.
Una oración de liberación integral
2.
Las 8 invocaciones del Padrenuestro – Amén
Conclusión: Para que el Padrenuestro recobre todo su
sentido
Anexo:
El
Padrenuestro brevemente comentado o rezado.
P R E S E N T A C I Ó N
A.
“LA ORACIÓN DEL PADRENUESTRO ES LA ORACIÓN DEL REINO”
Veremos, con el paso
de las reuniones, como el Padrenuestro es el ‘resumen rezado’ del Reino. ¡Feliz
caminata!
B.
EL ÁRBOL DEL REINO O EL SUEÑO DE DIOS
1. El sueño de Dios es la armonía total
-
Primero está la armonía con uno mismo:
Eso es lograr cada vez mayor dignidad personal (‘Señor, dame la
sabiduría’).
-
Luego viene la armonía con los demás:
Eso es el respeto y la fraternidad, mediante la justicia, la paz
y la no violencia (Juan 13, 35).
-
También está la armonía con la naturaleza:
Eso es la convivencia con ella, mediante su cultivo y su cuidado (Génesis
2,15).
-
En fin, todo culmina con la armonía con
Dios: Eso es la comunión total mediante la fe y la práctica
del amor (‘La vida eterna, Padre, es que te conozcan’).
2. El dibujo explicado del Árbol del Reino
El proyecto de Dios abarca
toda la vida: personal, colectiva y ecológica. En lo colectivo, o sea, en la
organización social, están:
Ø Refrán: “Vio
Dios que todo cuanto había hecho era bello” (Gén. 1,10). Ø Dios puso a
Adán y Eva en el ‘Jardín del Edén’, “para que lo cultivara y los
cuidara” (Gén. 2,15).
Conclusión -
Cuatro palabras claves: CUIDAR, COMPARTIR,
CONVIVIR, EXPRESARNOS. -
Cuatro pecados capitales: DESTRUIR,
ACUMULAR, DOMINAR Y ENGAÑAR.
Esto es el SUEÑO
DE DIOS, su plan de vida, amor y felicidad. Es el Reino que Jesús hará
presente y que nos entregará para continuarlo, completarlo, actualizarlo. |
|
C.
LAS 2 PARTES COMPLEMENTARIAS DE LA ORACIÓN DE JESÚS
La oración de Jesús está
compuesta de 2 partes: Una que se refiere a Dios y otra que se refiere a la
humanidad. Si Jesús ha unido esas 2 partes en una única oración, nosotros no
podemos nunca separarlas. No hay competencia entre las 2 partes: Es la misma
oración en la unión entre lo material y lo espiritual, entre lo humano y lo
divino porque tanto en la encarnación como en el Reino de Dios son las 2 caras
de la misma medalla.
1.
La 1ª parte nos hace tomar en cuenta que la
causa de Dios es nuestra causa
En la primera parte, la mirada se dirigía ‘hacia
el cielo’: Se trataba de la causa de Dios.
2. La 2ª parte
del Padrenuestro nos hace caer en cuenta que la causa de Dios es la humanidad
En esta 2ª parte,
donde la mirada se vuelve a la tierra y al hombre en sus
necesidades, se trata de la causa del hombre: el pan necesario para la vida, el
perdón de la ruptura de la fraternidad, la fuerza contra la tentación y la
liberación del mal. Es la vida humana siempre amenazada. Todo esto no preocupa
sólo al hombre; también le interesa a Dios.
D. REUNIONES POR GRUPOS
-
El encargado de los cantos los va preparando
anticipadamente a la reunión.
-
Sepamos crear un ambiente agradable, en
círculo para que nos veamos y escuchemos.
-
Se elegirá un/a coordinador/a, para presentar
el tema y hacer que todos/as hablen.
-
En la ‘Oración comunitaria’, se invita a
varias personas a participar.
-
El comentario es más para el animador.
-
¡Feliz reunión!
NOTA:
Rezamos el Padrenuestro de una manera diferente de cómo está escrito en los
evangelios de Mateo y de Lucas. Además, cada autor tiene su manera de
presentarlo. Prestemos atención a las diferencias…
Texto según
Mateo |
Texto según Lucas |
Padre nuestro del
cielo, Proclámese que tú
eres santo, Llegue tu reinado, Realícese tu
designo en la tierra como en el cielo; Nuestro pan de cada
día dánoslo hay, Y perdona nuestras
deudas Como también
nosotros perdonamos a nuestros deudores Y no nos dejes caer
en la prueba, Sino libéranos del
Malo. |
Padre, Proclámese que tú
eres santo, Llegue tu reinado; Nuestro pan
necesario, dánoslo cada día, Y perdona nuestros
pecados Que también
nosotros perdonamos a todo deudor nuestro Y no nos dejes caer
en la prueba. |
1ª
parte: EL PADRENUESTRO
ES LA ORACIÓN
DEL REINO
Guías y
comentarios para 9 reuniones de grupos
Í N D I C E
Introducción
1ª
parte:
Una oración de liberación integral
2ª
parte:
Las 8 invocaciones del Padrenuestro
1.
‘Padrenuestro que estás en los cielos’
2.
‘Santificado sea tu nombre’
3.
‘Venga a nosotros tu Reino’
4.
‘Hágase tu voluntad…’
5.
‘El pan nuestro de cada día dánoslo hoy’
6.
‘Perdona nuestras deudas…’
7.
‘Y no nos dejes caer en la tentación’
8.
‘Más líbranos del mal’
Conclusión: ‘Amén’
3ª
parte:
Cuando la oración del Padrenuestro recobra todo su sentido
I N
T R O D U C C I Ó N.
En la oración
del Padrenuestro, encontramos, de manera ejemplar, la justa relación entre Dios
y el Hombre, el cielo y la tierra, lo religioso y lo político. En ella se da la
unidad de la encarnación. La 1ª parte celebra a Dios: el Padre de todos, la santificación de su nombre, su Reino,
su santa voluntad. La 2ª parte se refiere al Hombre: el pan necesario, el perdón indispensable, la tentación
siempre presente y el mal continuamente amenazante. Estas 2 partes juntas
constituyen una sola y única oración.
En la oración de Jesús, la causa
de Dios no es distinta de la causa del hombre, y la causa del Hombre no es
extraña a la de Dios. El movimiento por el cual el hombre se eleva hacia el
cielo para suplicar a Dios regresa a la tierra y toma en consideración las
necesidades humanas. Se trata del mismo movimiento en el interior de una unidad
profunda y es esta misma unidad que produce la transparencia de la oración del
Señor. ‘Lo que Dios ha unido – la preocupación por él y por nuestras
necesidades – nadie debe separarlo’. Estas 2 dimensiones son la materia misma
de la oración. Por esta razón podemos considerar el Padrenuestro como la oración de la liberación integral.
‘Padre, tú que no
eres en primer lugar nuestro Juez y Señor,
Sino nuestro
Padre, porque oyes el clamor de tus hijos oprimidos,
Estás en los cielos hacia donde
se dirige nuestra mirada en medio de la lucha,
Santificado sea tu actuar
liberador contra lo que nos oprimen, tal vez en tu nombre,
Venga a nosotros tu justicia,
o sea tu Reino, comenzando por los
más empobrecidos,
Hágase tu voluntad, o sea, tu
liberación que empieza en la tierra y
termina en el cielo
El pan de cada día que
producimos todos juntos, dánoslo a
comer también juntos,
Perdónanos nuestro
egoísmo en la medida en que
combatimos el egoísmo colectivo,
Y no nos dejes caer
en la tentación de explotar a los demás, acumulando bienes y riquezas,
Más líbranos de la
venganza y del odio contra los malos
que nos oprimen y reprimen.
Amén, así sea.’
EL SIGNIFICADO
DEL REINO
El Reino abarca toda la vida
tanto en lo personal y espiritual como en lo social y estructural. Eso es el proyecto de Dios que se describe en
los 2 primeros capítulos del Génesis, se intuye en la decisión de Abraham de
seguir a Dios, en la liberación de Moisés y la organización del Pueblo de Dios,
en la voz de los Profetas y de los Sabios, y sobre todo en Jesús. Él es el hombre
nuevo que representa la Humanidad reconciliada con ella misma y con Dios. En
Jesús, el Reino está ganado. Nos hace falta entrar en él, personal y
colectivamente. Miramos las ‘relaciones armoniosas’ a las que estamos llamados.
El sueño de Dios es la armonía total,
a imagen de un solo árbol, que abarca 4 dimensiones.
1. Primero la armonía
con uno mismo: Eso es lograr cada vez mayor dignidad personal
(‘Señor, dame la sabiduría’ 1 Reyes 2,9).
2. Luego la armonía
con los demás: Eso es el respeto y la fraternidad, mediante
la justicia, la paz y la no violencia (Juan 15,12 y 17).
3. También la armonía
con la naturaleza: Eso es la convivencia con ella, mediante
el cuidado y el cultivo (Génesis 2,15).
4. En fin, la armonía
con Dios: Eso es la comunión mediante la fe y la práctica del
amor (‘La vida eterna, Padre, es que te conozcan’ Juan 17,3).
I. UNA
ORACIÓN DE LIBERACIÓN
INTEGRAL.
‘Señor, si dejo de amar o si dejo de ser
justo, me separo inevitablemente de ti, mi Dios,
Y mi culto hacia ti no es más que idolatría.
Para creer en ti, hay que practicar el amor y
vivir en la justicia
Y hay que hacer primero esto para pronunciar
tu nombre.
Fuera del amor y de la justicia, me sería
imposible encontrarte algún día.
Pero los que tomamos por guía el amor y la
justicia
Estamos contigo en el camino de tu Reino.’
A. LA NOVEDAD DE LA
ENCARNACIÓN:
Dios presente en la realidad.
La encarnación inaugura no solo
la fe cristiana sino una nueva manera de entender la realidad. La encarnación
manifiesta lo divino en lo humano,
la eternidad en el tiempo. Estas 2 dimensiones están presentes bajo la misma
unidad. Aparece una nueva realidad: la transparencia. Lo divino se realiza en
lo humano y lo humano es imagen de lo divino. De la misma manera que Jesús lo
asumió todo para liberarlo todo, la fe cristiana se encarna en todo para
transfigurarlo todo. El cristianismo continúa la experiencia de la encarnación
de Jesucristo. Toda la creación está llamada a participar del Reino. La fe
cristiana no se puede limitar a las realidades espirituales y sobrenaturales,
abarca también las realidades materiales e históricas. La consecuencia es que
la Comunidad cristiana está comprometida en estos 2 aspectos de la realidad -
acción y contemplación - para integrase en el Reino de Dios.
B. DOS PELIGROS A
EVITAR:
Separar lo espiritual y lo social.
-
El primer
peligro
consiste en reducir la fe y la Iglesia a tareas espirituales. El cristianismo
debe evangelizar la totalidad de la existencia humana, incluido la dimensión
política. Para ser auténtica, la fe cristiana se transforma en amor y
en práctica de la justicia en la vida real.
-
El segundo
peligro consiste
en limitar
la acción de la fe y de la Iglesia a un compromiso meramente político que
olvida la dimensión religiosa y sacramental.
La fe posee una dimensión social y política, y no puede
prescindir ella. Su mirada está dirigida hacia lo divino en lo humano. Anuncia
y hace realidad una salvación de la realidad humana que ésta no puede generar
por sí sola. La salvación de Cristo abarca todas las dimensiones de la
creación: la corporal y la espiritual, la personal y la colectiva, la histórica
y la trascendental. Al caer en una de estas 2 reducciones, destruimos la unidad
del ser humano, atropellamos el proyecto de Dios, somos infieles al mensaje de
Jesús: el Reino de Dios. Damos testimonio de una liberación integral que nace y
se hace en la realidad.
C. EL PADRENUESTRO DA
LA ARTICULACIÓN CORRECTA ENTRE LO RELIGIOSO Y LO SOCIAL
- La causa de Dios es la causa del hombre
La oración
del Padrenuestro manifiesta el sentido de la encarnación. En ella aparece la
relación perfecta entre Dios y el hombre, el cielo y la tierra, lo religioso y
lo político. La 1ª parte se refiere a Dios para alabarlo, y la 2ª al hombre
para suplicar a Dios. Unidas, las 2 partes conforman ‘la oración de Jesús’.
Según Jesús, a Dios no le interesa solamente lo que se refiere a él, sino
también lo que es primordial para el hombre. Para Jesús, el hombre no se queda
sólo en lo que le es materialmente necesario, sino que se abre a la voluntad de
Dios: Un horizonte de eternidad. En la oración de Jesús, la causa de Dios es la
causa del hombre, y la causa del hombre es la causa de Dios, en un mismo
movimiento. ¡A no separar lo que Dios ha unido!, afín de no traicionarlo.
- La realidad conflictiva es el lugar de
nuestro encuentro con Dios
La realidad
es de por sí conflictiva y contrapuesta. Y así la refleja el Padrenuestro. El
Reino de Dios es contrario al de Satanás.
-
El ‘Padre’ es, a la vez cercano (Padre
nuestro) y distante (en el cielo).
-
Las palabras humanas están llamadas a
santificar a Dios, pero se llenan de maldad.
-
El camino hacia el Reino está lleno de
pecados.
-
A la voluntad de Dios oponemos nuestras
propias decisiones.
-
Pedimos el pan para todos, porque unos lo
acaparan.
-
Imploramos el perdón de Dios y no somos
capaces de perdonarnos.
-
Solicitamos la fuerza afín de no caer en la
tentación que nos asecha.
-
Gritamos para ser liberados del mal que anida
en nuestro propio corazón.
Estas
tensiones son los espacios de nuestro encuentro con Dios. Por eso, la oración
del Padrenuestro respira la lucha tenaz y el abandono tranquilo.
- La esencia del Padrenuestro
La oración de
Jesús toca las grandes preocupaciones de los hombres de todos los tiempos. Por
una parte, notamos que no hay referencia ni a Jesús, ni a la Iglesia. Por otra,
el centro de la oración es Dios relacionado con las necesidades humanas. Para
nosotros, se trata de abrirnos más allá de nuestros límites y pecados.
El orden de
las peticiones no es arbitrario: Se comienza por Dios para luego pasar al
hombre. Se mira primero el punto de vista de Dios para llegar a nuestras
necesidades. En medio de nuestras miserias debemos preocuparnos de Dios. La
pasión por la tierra pasa por la pasión por el cielo. La lucha por la
liberación nace de Dios y el encuentro con Dios nace del
compromiso por el amor y la justicia. Ahí está la esencia del mensaje de Jesús:
no en una declaración doctrinal, sino en una oración de fe comprometida.
- Los 3 niveles del Padrenuestro
El Padrenuestro se articula según
3 niveles.
-
El sentido que dio Jesús al Padrenuestro: El
Padrenuestro es el resumen del mensaje de Jesús.
-
El sentido de las primeras Comunidades
cristianas cuando rezaban el Padrenuestro: Por eso, las palabras
utilizadas por Mateo no las mismas que las de Lucas.
-
El sentido que tenemos que dar al
Padrenuestro hoy: Lo rezamos a partir de nuestra situación local y de
nuestra realidad global, buscando vivir la fe en medio de en un mundo de
injusticias organizadas.
Se trata no únicamente de repetir
fórmulas del pasado, sino de actualizarlas, para hacer del Padrenuestro una
oración que integre a Jesús, a las primeras Comunidades y la voluntad de Dios
hoy.
II. LAS
8 INVOCACIONES DEL
PADRENUESTRO.
Primera petición: ‘PADRENUESTRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS’
Bienvenida. Saludos.
Canto. Breve oración al Espíritu Santo.
Mensaje:
La invocación inicial del Padrenuestro nos invita a mirar quién es Dios. Es a
la vez cercano como un padre que conoce nuestras situaciones humanas, pero
también distante porque es nuestro creador y liberador.
Diálogo inicial: Los padres
como amigos para la fraternidad.
- ¿Qué
nuevo sentido tiene hoy la relación de los padres con los hijos?
Palabra de Dios. Éxodo
3,7-15: Yahvé es un Dios liberador.
2.
¿En qué circunstancias se dio a conocer Dios
a Moisés?
3.
¿Por qué utilizó Dios la imagen de la zarza
ardiendo para manifestarse a la vez cercano y distante?
Compromiso: Dios grande
en el cielo y liberador en la tierra con nuestros esfuerzos personales y
mancomunados.
4.
¿A qué nueva experiencia de Dios nos sentimos
llamado?
Oraciones
comunitarias.
Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.
Comentario
1: DIOS ES CERCANO Y DISTANTE, PERO SIEMPRE LIBERADOR
La oración del Padrenuestro nació
de la misión de Jesús en hacer presente el Reino de Dios en un ambiente de
miseria y de dominación tanto de los romanos y de los terratenientes como de
las autoridades religiosas. Jesús venía a revelar el verdadero rostro de Dios y
la exigencia de una fraternidad universal.
1. La originalidad de la experiencia de Jesús
con Dios, padre bueno
Casi todas
las religiones hablan de la paternidad de Dios y llaman a la fraternidad.
Nuestros hermanos indígenas conservan esta costumbre de llamar a Dios ‘Padre y
Madre’. Llamar a Dios ‘Padre’ es reconocer su cercanía, nuestra dependencia con
él y la confianza que le podemos tener.
El Antiguo
Testamento poco se dirige a Dios como ‘Padre’: Apenas 15 veces. Los profetas
son los que más profundizaron esta relación con Dios Padre. Por una parte, lo
presentaban como el Dios de la Alianza, el defensor de los pobres, el liberador
de los esclavos. ‘Tú eres nuestro Padre; tu nombre de siempre es nuestro
redentor’ (Isaías 63,15).
A Jesús le
tocó revelarnos la verdadera relación que nos une con Dios. Para dárnosla a
entender, utilizó la palabra más familiar y cariñosa del niño con su padre:
‘¡Abba!’, o sea ‘papito, papito Dios’. Y llama la atención la cantidad de veces
que el Nuevo Testamento utiliza la palabra ‘Padre’: Más de 170 veces. Jesús la
utilizó en todas sus oraciones; san Juan la pone 109 veces en la boca de Jesús;
San Pablo la utiliza en su término original (‘Abba’: Romanos 8,15 y Gálatas
4,6). Con Jesús, la palabra ‘Padre’ pasa a ser el nombre propio de Dios.
Esta
cercanía íntima de Dios está ligada a la venida del Reino. El Dios del Reino es
este padre bueno, cuya bondad y misericordia debemos manifestar por nuestras
relaciones de fraternidad. Este Padre cercano se revela mediante el testimonio
de una Comunidad decidida a vivir una fraternidad sin fronteras.
2. Rezamos el Padrenuestro en un mundo lleno de
contradicciones
En su
misión, Jesús no pensó primero en revelarnos a un Dios creador, misterioso,
omnipotente, sino en un Padre bueno con todos nosotros, que conoce nuestras
dificultades y nos anima para liberarnos. Con Jesús, se da a conocer la
relación íntima que puede haber entre el ser humano y ese Dios Padre. Con
Jesús, nuestro ‘hermano mayor’, podemos llamarlo también nosotros ‘¡Papito
Dios!’.
Este Padre
nuestro ‘está en el cielo’. Al rezarle así, según la versión de San Mateo,
estamos haciendo un acto de fe. Nuestro Dios es a la vez cercano y distante. No
está ligado a ningún lugar sagrado ni ningún grupo humano particular. Su Reino
no es como los de este mundo y se construye contra el de Satanás. Rezar el
Padrenuestro es hacer un acto de fe: Dios es Padre a pesar de las
contradicciones de este mundo, a pesar del odio entre los seres humanos, a
pesar de la desesperanza y fatalidad que invaden a muchos.
3. Dios es cercano y distante, pero siempre
liberador
Rezar el Padrenuestro
es también comprometernos a manifestar a este Dios bueno y liberador: Es hacer
presente su Reino luchando para que haya menos miseria, menos injusticias,
menos maldad. Esa lucha es la lucha de Dios con nosotros, así como Jesús nos dio
el ejemplo. Sólo Dios es capaza de transformar la maldad del mundo en un Reino
de vida y de fraternidad. Se nos pide un nuevo éxodo: Sustituir la derrota del
‘¡Hay de nosotros los pobres!’ en la lucha alegre de ‘¡Felices nosotros los
pobres!’.
Rezar el Padrenuestro es invocar
a ‘Papito Dios’ en medio de los conflictos, las contradicciones y los fracasos.
Por esa osadía, las tinieblas no son menores, pero sí menos absurdas; los
peligros no desaparecen, pero sí nuestro ánimo queda reforzado; las cruces no
dejan de existir, pero sí Dios puede transformar en éxito los fracasos bien
reales. Así lo invocaron Jesús y los primeros mártires. No pedían a ese ‘Padre
bien-amado’ que los liberara de las pruebas y del cáliz de amarguras, sino lo
suplicaban de la fidelidad a su voluntad de construir el Reino. No hay que
mirar hacia atrás un paraíso perdido, sino hacia delante construyendo el Reino
y hacia arriba confiando en ese Padre, liberador con nosotros.
Segunda petición: ‘SANTIFICADO SEA TU NOMBRE’
Bienvenida. Saludos.
Canto. Breve oración al Espíritu Santo.
Mensaje:
Vamos a reconocer que el nombre de Dios está inscrito en nosotros, que lo
santificamos cuando luchamos por una mayor dignidad personal, una mayor
fraternidad entre todos y cuando lo celebramos como el Dios del Reino.
Diálogo inicial: Nuestro
nombre manifiesta nuestra personalidad.
- ¿Cuándo
hacemos honor a nuestro nombre y al nombre de los demás?
Palabra de Dios. Marcos
2,1-12: La curación corporal y espiritual del paralítico.
2.
¿De qué maneras devolvió Jesús la dignidad al
paralítico?
3.
¿Por qué fue esta doble curación de Jesús una
manera de glorificar el nombre de Dios?
Compromiso: Vivir en
dignidad, fraternidad y comunión con Dios.
4.
Según el ejemplo de Jesús, ¿cómo vamos a
santificar el nombre de Dios?
Oraciones
comunitarias.
Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.
Comentario
2: ‘SANTIFICADO SEA TU NOMBRE’
- El grito de una súplica
Esta petición del Padrenuestro arranca de un
convencimiento y de un deseo.
-
El convencimiento es que, en
nuestro mundo, Dios-Padre no es santificado ni glorificado como se lo merece.
Nuestra organización niega el honor a Dios por las profundas distorsiones que
rompen la fraternidad entre los hombres. Esto blasfema el santo nombre de Dios.
-
Un deseo: De esta constatación
de indigencia brota la súplica: ‘Santificado sea tu nombre’. Es un grito
dirigido tanto a Dios con a los hombres: ¡Que podamos vivir de tal forma que
honremos su nombre y tengamos valor para transformar el mundo y hacerlo digno
de ser su Reino!
- El significado de los términos
‘santificar’ y ‘nombre’
a). Bíblicamente,
‘santificar’ significa alabar, bendecir y glorificar; es hacer santo
-
‘Santo’ equivale a
justo, perfecto, bueno y puro. Aplicado a Dios, el término quiere expresar que
Dios es el totalmente ‘Otro’. Él es una ‘Realidad otra’ que rompe con nuestro
ser y nuestro actuar. La única actitud ante ‘el Santo’ es de respeto, escucha y
obediencia. Estamos ante lo inefable, ante una palabra sin sinónimo, ante una
luz sin sombra, ante una inmensidad sin término (Éxodo 3,3-6). Pero este Dios
tan santo y tan distante, no es neutro ni imparcial. ‘Tiene ojos y oídos’
porque ve la opresión de su Pueblo y oye sus gemidos. Toma partido a favor de
los débiles y en contra de los opresores. Ama la justicia y aborrece la
iniquidad.
-
Dios santo quiere que los hombres seamos ‘santos como él es santo’ (Lucas
11,14 y Mateo 5,48). La fe en Dios exige ruptura con este mundo y nos proyecta
hacia una realización trascendente. El último destino del hombre es Dios. No se
trata de abdicar de las tareas históricas; al contrario, se debe llevar la
tierra y la historia al supremo ideal de Dios. La manera de llegar a ello es
siendo ‘santos’, o sea, siendo justos, buenos, perfectos y puros como Dios.
b). Bíblicamente
el ‘nombre’ significa la persona en su naturaleza íntima
En la Biblia,
‘conocer el nombre’ de alguien es conocerlo profundamente (Números 1,2-42 y
Apocalipsis 3,4 y 11,34). Esa fue la experiencia de Moisés (Éxodo 3,3) e Isaías
(6,3), y más definitivamente la de Jesús. Por eso conocieron a Dios como ‘Padre
santo’ que es siempre ‘más allá’ (Juan 17,11) y ‘Padre justo’ que se compadece
de nosotros (17,26) y planta su tienda en medio de nosotros. Es ‘Emmanuel’, o
sea, Dios con nosotros.
- Se trata de una santificación liberadora
La petición ‘Santificado sea tu
nombre’ quiere decir que Dios sea respetado, venerado y honrado tal como es.
a). No
santificamos el nombre de Dios en los casos siguientes:
̵
Deshonramos a Dios cuando lo reducimos a
alguien que satisficiera nuestros deseos. Esto se da porque no hemos encontrado
a Dios tal como es; creemos todavía en un falso dios.
̵
No santificamos a Dios cuando sólo nos
quedamos en adorarlo y venerarlo como si fuera un Dios distante. Encerramos a
Dios en lo espiritual y las prácticas religiosas, en la Iglesia. Nos olvidamos
que es el Dios del Reino, el cual que se hace realidad entre nosotros y en
nuestro mundo.
b). Santificamos
el nombre de Dios cuando:
-
Reconocemos y dignificamos su ‘imagen y semejanza’; y nosotros y
todos los seres humanos somos llamados a ser su imagen y semejanza. Nos es
suficiente limitarnos a una vida personal digna, responsable, espiritual. El
esfuerzo por gestar un mundo que tenga calidad de vida personal y fraternidad
de sus miembros es la mejor manera de alabar a Dios.
-
Cuando logramos aumentar la santidad social. La santidad no es sólo el esfuerzo personal de
dominio, responsabilidad, entrega, piedad. Es también la santificación de la
realidad social, quitando la violencia, el individualismo, la opresión, la
dominación, la mentira, y sustituyéndolas por la convivencia, la solidaridad,
la equidad, la participación y la creatividad.
-
Cuando, como Iglesia, celebramos la presencia, grandeza y victoria de Dios en nuestra
vida y los acontecimientos gozosos que nos toca vivir. A pesar de todo, la
manifestación de Dios se da entre nosotros: Por eso hay que identificarlo,
acogerlo y glorificarlo, en particular en la eucaristía.
Tercera petición: ‘VENGA A NOSOTROS TU REINO’
Bienvenida. Saludos.
Canto. Breve oración al Espíritu Santo.
Mensaje:
‘El Reino es lo único absoluto’, afirmaba el Papa Pablo 6º. Jesús fue el
Profeta del Reino: Esa fue su misión primordial y la que nos dejó a nosotros.
Todo debe ser orientado al servicio del Reino.
Diálogo inicial:
Constructores del Reino
1.
¿Quiénes estamos construyendo actualmente el
Reino de Dios y de qué maneras?
Palabra de Dios. Palabra de
Dios. Éxodo 23,1-8: Por una sociedad solidaria.
2.
*¿Cuál de estas orientaciones nos llama más
la atención?
3.
¿Dónde más se destruye el Reino de Dios entre
nosotros hoy?
Compromiso: Construir
personal y comunitariamente el Reino de Dios.
4.
Después de esta reflexión, ¿a qué nos
sentimos llamados con relación al Reino de Dios?
Oraciones
comunitarias.
Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.
Comentario:
3: ‘VENGA A NOSOTROS TU REINO’
Esta petición ‘Venga a nosotros
tu Reino’ es el corazón del Padrenuestro, porque es la intención última del
mensaje, de la misión y de la vida y muerte de Jesús. Esta súplica proviene de
lo más hondo de nuestra angustia y de nuestra esperanza. Veamos.
1.
¿Qué es lo
más grandioso y radical en el ser humano?
Hay en nosotros una
apertura que nada ni nadie en la tierra pueden agotar. Estamos orientados
esencialmente hacia el absoluto, hacia Dios. Cada meta alcanzada se vuelve un
nuevo comienzo. Soñamos con relaciones humanas cada vez más fraternales y
justas, y con ‘un mundo nuevo y un cielo nuevo’. Son estas utopías que impiden
lo absurdo de apoderarse de nuestro corazón y de la historia. La esperanza nos
habita como lo más radical de nuestro ser. Creemos posible un mundo
reconciliado. Se trata de una múltiple reconciliación: consigo mismo, con las
personas, con la naturaleza y con Dios (Isaías 11,6-8; Jeremías 31,34;
Apocalipsis 7,16; Juan 16,23).
Estas
esperanzas son tantas más ardientes cuantas más crudas son las contradicciones
de nuestro mundo (Romanos 1,18-25). El pequeño es despojado, el débil es
aplastado, el honesto es ridiculizado, el ladrón es honrado, el violento es
puesto como ejemplo, y las estructuras cada vez más globalizadas se construyen
sobre la injusticia, la muerte y el pecado.
En el Antiguo
Testamento, se pensaba que el Reino de Dios se iba a manifestar por un rey que
haría justicia al pobre, restituiría el derecho de la viuda y defendería al
huérfano, librando así el mundo de sus principales iniquidades. Pero los vicios
del poder hicieron que los reyes y, después del exilio, los sacerdotes lo
pervirtieron todo. Pero los profetas y los sabios denunciaron el atropello a
los pobres, el culto sin corazón, el templo sin justicia y la ley sin
misericordia. Mientras los apocalípticos pensaban que el Reino vendría por sí
mismo, los zelotes o fanáticos decidieron anticiparlo por la violencia. Sin embargo,
no venía el Reino de Dios por estos caminos.
2.
‘¡Dichosos
los ojos que ven lo que ustedes ven!’ (Lucas 10,23)
Jesús retomó
este trasfondo de angustia y esperanza: ‘Se ha cumplido el plazo, ya llega el
Reino de Dios’ (Marcos 1,15). Y indicó las señales de su presencia: ‘Los ciegos
ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos
resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia’ (Lucas 7,22). El
Reino que realiza Jesús no es un territorio sino un nuevo corazón y nuevas
relaciones humanas que transforman lo viejo en nuevo, lo injusto en justo, lo
enfermo en sano, lo malo en bueno. Es como un tesoro oculto (Mateo 13,44), una
perla preciosa (13,45), una semilla que se hace grande (13,31), un fermento que
lo transforma todo (13,33). El signo más concreto del Reino es la comida
compartida, donde todos conviven y se reparten en torno al dueño de casa, sin
límite: ‘Vendrán muchos de Oriente y Occidente’ (8,11). Este Reino inaugurado
por Jesús tiene 4 características:
-
Es universal. Todo lo abarca, sin
reducirse a una dimensión meramente espiritual o política o milagrera (Mateo
4,1-11). Implica liberación de todas las limitaciones y ataduras como la
enfermedad, la pobreza, el hambre, la muerte y el pecado.
-
Es estructural. Modifica la realidad
no sólo ‘en las ramas’, sino desde la raíz. Se trata de una liberación
integral, no sólo de los límites, las falencias y el mal, sino del pecado
enraizado en el corazón, las estructuras y los sistemas.
-
Es definitivo. El Reino define la
voluntad última de Dios. Las más arraigadas esperanzas humanas empiezan a
realizarse. Hay que entender el Reino como un proceso sin retorno ni fracaso
definitivo.
-
Es excluyente. Hay que decir
también que el Reino se construye contra el reino de Satanás y sus estructuras
diabólicas hasta lograr su destrucción y su sustitución. Toda persona está
apremiada a tomar partido.
El Reino llegó de una
manera plena en la vida y la resurrección de Jesús porque en él aparecieron el
hombre nuevo, las relaciones justas entre los hombres y con la naturaleza, la
perfecta comunión con Dios. La petición ‘Venga tu Reino’ completa la anterior:
‘Santificado sea tu nombre’. Cuando se hayan sometido todas las situaciones
distorsionadas de la creación, se habrá completado el Reino y su nombre podrá
ser bendito por los siglos. Todo esto está en marcha: Es Reino es a la vez una
realidad y una promesa, un don y una tarea. Y esto exige entrega, renuncia y
hasta el don de la propia vida, lenta o violentamente. ‘Gracias, Señor Dios,
soberano de todo, por haber asumido tu gran potencia y haber empezado a reinar’
(Apocalipsis 11,17).
Cuarta petición: ‘HÁGASE
TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO’
Bienvenida. Saludos.
Canto. Breve oración al Espíritu Santo.
Mensaje: El cielo es como la utopía realizada, es
decir todo lo mejor que soñamos realizado. Mientras tanto, hay que luchar con
confianza en Dios y paciencia tenaz para que la tierra sea un poco más el
espacio de esta utopía celestial.
Diálogo
inicial:
Alejados de Dios
1.
¿Cuándo nos alejamos de la voluntad de Dios?
Palabra
de Dios.
Las 3 últimas palabras de Jesús en la cruz: 1. ‘No se realice mi voluntad sino
la tuya’ (Lucas 22,42). 2. ‘Padre, ¿por qué me has abandonado?’ 3. ‘En tus
manos encomiendo mi espíritu’.
2.
¿Qué comentarios hacemos de estas 3 palabras
con relación al cumplimiento de la voluntad de Dios por parte de Jesús?
Compromiso: Realizar lo
que soñamos juntos
3.
¿Qué lecciones sacamos para nosotros con
relación al cumplimiento de la voluntad de Dios?
Oraciones
comunitarias.
Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.
Comentario 4: ‘HÁGASE TU VOLUNTAD, EN
LA TIERRA COMO EN EL CIELO’
Por más que pedimos y construimos
el Reino, su presencia mayoritaria no es una realidad. Nos puede ganar el
desánimo. El desafío es combinar la voluntad de Dios con la paciencia
histórica.
- ¿Cuál es la voluntad de Dios?
Al pedir ‘Hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo’, afirmamos que este mundo no cumple la
voluntad de Dios. La miseria de millones de personas clama por el escándalo de
la situación en que se encuentran y que no va a cambiar de inmediato. Invocar
la voluntad de Dios implica creer en la fuerza del amor de Dios, descubrir
señales del Reino en la malicia humana y confiar que podemos vencer la mala
voluntad gracias a la fuerza de Dios. La perspectiva de Jesús con relación a la
voluntad de Dios nos puede animar.
-
Para Jesús,
la voluntad de Dios es la instauración del Reino. Jesús vino ‘no para
hacer su voluntad sino la del que lo envió’ (Juan 5,30). San Pablo escribe que
‘Dios nos ha revelado su secreto, conforme a su voluntad: Que Jesús lleve la
historia a su plenitud, haciendo la unidad del universo por medio de él como Mesías,
de lo terrestre y lo celeste’ (Efesios 1,9-10). Dios, para ser verdaderamente
Señor de su creación y poder llevar todo a su plenitud, colabora con nosotros
para que se someten a su voluntad todos los elementos desordenados:
enfermedades, injusticias, abuso de poder, muerte, pecado. Estos manifiesten el
reinado de Satanás.
-
Para Jesús,
la voluntad de Dios es que ‘el hombre viva’. Dios quiere para el
hombre la vida plena ‘en abundancia’ (Juan 10,10). El Reinado de Dios es un
don, un ofrecimiento. ‘Dios nos amó primero’ (1 Juan 4,19). Estamos llamados a
abrirnos al don de Dios. Eso es la conversión. Dios nos asocia a esta tarea. No
basta decir ‘Señor, Señor’ para entrar en el Reino, sino ‘poner por obra el
designo del Padre’ (Mateo 7,21). Jesús nos enseñó el camino: Salvarnos es vivir
el seguimiento de Jesús, tener ‘la misma actitud’ que él tuvo (Filipenses 2,5),
orientarnos por el espíritu de la Bienaventuranzas (Mateo 5-7). Se trata de
‘nacer de nuevo’ (Juan 3,3). Pedir que se ‘haga la voluntad de Dios’ significa
que nos mantengamos fieles al ofrecimiento de su Reinado, esforzándonos por
vivir la novedad del mensaje, de las actitudes y de la vida de Jesús.
-
Para Jesús,
la voluntad de Dios entraña el abandonarse activa y confiadamente. La historia
sigue su pesado zigzaguear con avatares absurdos, con mecanismos de injusticia
y pecado. ‘Solo el Padre sabe la hora del final de la historia’. Dios nos pide
paciencia activa y confianza serena para este aplazamiento de la llegada del
Reino en su plenitud. Aceptar los caminos de Dios exige de nosotros que
renunciemos a nuestros propios deseos y trabajemos por el Reino en la realidad
que nos ha tocado vivir. Hay que reconocer la finitud de nuestros puntos de
vista y entregarnos a quien conduce el destino de la historia, buscando
moldearnos en él, a la manera de Jesús. Pues, esta fue la actitud de Jesús: ‘No
te agradan los sacrificios y holocaustos, entonces dijo: Aquí estoy para
realizar tu voluntad’ (Hebreos 10,5-7). Jesús participó de nuestras angustias y
nos dio el mayor ejemplo de fidelidad y confianza. Jesús se entregó, en total
libertad, a uno Mayor que tiene el sentido supremo de todas las cosas y que
sabe el para qué de los fracasos.
2. ‘Así en la tierra como en el cielo
‘El
cielo’ es el lugar donde ‘Dios reina’ porque todos sus habitantes cumplen su
voluntad. En contraposición, la tierra es el lugar donde todavía la voluntad de
Dios encuentra hostilidades y destrucciones. En el Medio Oriente, la expresión
‘cielo y tierra’ significa la totalidad de la creación de Dios (Mateo 5,8;
11,25; 24,35; 28,18). Entonces rezar esta petición del Padrenuestro equivale a
desear que la voluntad de Dios se haga ‘en todos los lugares y siempre’.
Nuestra petición es para que el Reinado de Dios, ya victorioso en el cielo,
venga a instalarse también en la tierra. Eso es parte de nuestra lucha: la
reconciliación plena hasta que ‘Dios sea todo en todos’ (1 Corintios 15,28).
Quinta petición: ‘EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA DÁNOSLO HOY’
Bienvenida. Saludos.
Canto. Breve oración al Espíritu Santo.
Mensaje: El pan representa alimento y
fraternidad. Los 2 aspectos deben estar siempre ligados para que la comunión
eucarística no sea una hipocresía.
Diálogo
inicial:
‘¡Hambre de Dios, sí; hambre de pan, ¡no!’.
1.
¿Por qué motivos falta el pan en tantas
mesas?
Palabra
de Dios.
Lucas 16,19-31: Lázaro y el rico epulón.
2.
¿Por qué termina condenado el rico epulón?
3.
¿Por qué termina salvado el pobre mendigo?
Compromiso. El pan para
cada día: Una tarea colectiva.
4.
¿Qué lecciones sacamos de esta reflexión?
Oraciones
comunitarias.
Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.
Comentario 5: ‘EL PAN
NUESTRO DE CADA DÍA, DÁNOSLO HOY’
Con esta petición se produce un
cambio en la oración de Jesús. En la primera parte, la mirada se dirigía hacia
el cielo: Se trataba de la causa de Dios. En esta 2ª parte, donde la mirada se
vuelve a la tierra y al hombre en sus necesidades. Se trata de la causa del
hombre. Pero no son más que las 2 caras de la misma medalla.
- ‘El pan…’ representa la dimensión divina
de la materia
El
pan simboliza el alimento necesario para la vida humana. Donde hay pan, está en
reinado de Dios presentado como una gran cena. El pan conlleva a la plenitud de
la vida: Es sacramento del Reino de Dios. Sabemos por Jesús que estamos
juzgados según nuestra actitud con el hambriento, el sediento, el desnudo, el
enfermo, el encarcelado (Mateo 25,31-46). Dios asocia la perdición y la
salvación al uso justo y fraternal o no, que hacemos del pan. En definitiva,
las 2 causas son una sola lucha.
- ‘… nuestro’: Es el pan que trae la
felicidad
La
necesidad del pan es individual, pero su satisfacción es comunitaria. ‘Parte tu
pan con el hambriento’ (Isaías 58,7 y Lucas 3,10). Con Jesús se llegó a la
plena conciencia de la fraternidad humana. No se salva aquel que come solito
mientras los ‘lázaros’ (Lucas 16,19) se mueren de hambre a su puerta, esperando
las sobras de la mesa del egoísta.
El
pan producido en compañía tiene que repartirse en compañía también. Si es fruto
de la explotación, el pan no es bendecido por Dios. El pan, para ser alimento
de la vida, tiene ser un pan de justicia y de hermandad. El pan de la
injusticia no es nuestro pan, es fruto de un robo: Pertenece a otro. Los miles
de desnutridos de nuestras ciudades y los millones de hambrientos de nuestro
mundo claman contra la mala calidad de nuestro pan. Para ser nuestro, el pan
nos exige que transformemos el mundo y liberemos nuestra sociedad de sus
mecanismos que hacen que unos se enriquezcan a costa del empobrecimiento de
muchos. El pan nos convoca a la conversión y al compromiso.
- ‘… de cada día’: El pan necesario para
el tiempo y la eternidad
Al
pan nuestro, Jesús le añadió un calificativo de gran importancia: ‘de cada
día’, cotidiano. El pan nuestro de cada día es el pan realizado por la
Comunidad que vive el ideal propuesto por Jesús. Hay también otro pan para la
dimensión religiosa del hombre: Es el mismo Jesús. ‘Yo soy el pan de vida: El
que come de este pan vivirá para siempre’ (Juan 6,48). En el pan cotidiano está
resonando otro alimento, el de la Eucaristía. El Reino es del cielo y de la
tierra, como el pan.
No
se puede tener el pan del cielo si no se tiene le pan de la tierra. Pedimos
simultáneamente el uno y el otro, confiando en la Providencia que quiere que
nos preocupemos sólo por el hoy (Mateo 6,25). ‘No me des riqueza ni pobreza,
concédeme mi ración de pan’ (Proverbios 30,8 y Eclesiastés 40,28). Se mira las
necesidades fundamentales, siendo el pan no sólo el alimento sino también el
signo de la fraternidad y de la presencia de Jesús.
- ‘… dánoslo hoy’: El trabajo y la
Providencia
Todo
alimento es regalo de Dios. Pues, es Dios quien nos da las estaciones, el sol y
la lluvia; él que hace crecer la semilla. En cada pedazo de pan hay mucha
presencia de Dios. ¿Cómo entender entonces el trabajo que trae el pan a la
mesa? El pan es don de Dios y tarea nuestra. Jesús sabía de la importancia del
trabajo que San Pablo expresa fuertemente: ‘El que no quiera trabajar, que no
coma’ (2 Tesalonicenses 3,10).
Hoy,
lastimosamente, hay millones que escarban en la basura buscando lo mínimo
necesario para alimentarse. El espectro de la desnutrición y del hambre
amordaza a la mayor parte de la humanidad. La petición del pan adquiere un
sentido concreto y solidario: ¡Cuánto hace falta el pan material y el pan de la
fraternidad! No podemos hacer esta petición sin compartir ni dejar de hacer que
nuestro mundo comparta más y más.
- Conclusión: La santidad del pan
En
la memoria de todos los pueblos, el pan es una realidad sagrada. Se lo trata
con respeto y veneración: Se lo bendice y se lo besa. Si el pan se tira a la
basura, es porque hemos perdido el sentido de lo sagrado y la referencia a lo
sublime, o sea, a Dios. El pan está asociado al misterio de la vida: Por
eso es santo. La Biblia lo refiere siempre a Dios: Es señal de su amor. Para
los cristianos, el pan simboliza la fraternidad y la reconciliación definitiva
en el Reino. Es el símbolo real de Jesús, pan de vida. Unamos todos estos
sentidos en nuestra petición del Padrenuestro para que crezca y se multiplique
la vida mediante la fraternidad y la confianza en Dios.
Sexta petición: ‘PERDONA NUESTRAS DEUDAS…’
Bienvenida. Saludos.
Canto. Breve oración al Espíritu Santo.
Mensaje: A imagen de la Trinidad, nuestra vida
es comunitaria. El mal nos divide, nos destruye y nos aparta de Dios. Mediante
el perdón, restablecemos la comunión en nosotros, entre nosotros y con Dios
Diálogo
inicial:
La necesidad de hacer las paces
1.
¿Cómo nos sentimos cuando nos estamos en paz
con los demás?
Palabra
de Dios.
Mateo 18,23-35: La compasión es fuente de perdón.
2.
¿Por qué demostró compasión el rey de la
parábola con el primer servidor?
3.
¿Por qué luego demostró dureza el rey de la
parábola con este su mismo servidor?
Compromiso: Romper el
círculo de la violencia.
4.
¿Qué lecciones sacamos de toda nuestra
reflexión?
Oraciones
comunitarias.
Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.
Comentario 6:
‘PERDONA NUESTRAS DEUDAS, ASÍ COMO PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES’
- Una doble experiencia: la de la ofensa y
la de la deuda
a)
La
experiencia de la deuda
̵
Ya al nacer estamos en deuda con muchas
personas, porque venimos a un mundo hecho, aunque no derecho. Sentimos
semejante experiencia igualmente con Dios quien nos dio el existir, una
familia, la salud, la inteligencia, amistades…
̵
Al descubrirnos deudores, surge en nosotros
un sentimiento de gratitud y de exigencia de ‘pagar estas deudas’, sabiendo que
no lo vamos a lograr totalmente.
b)
La
experiencia de la ofensa. Hay un tipo de deuda que no es inocente sino
culpable. Se trata de una relación destructora del encuentro, del amor y de la
colaboración. No se hizo lo que se debía hacer: Mi semejante necesitaba ayuda y
se la negué… Otras veces se trata de la explotación del débil, de la violencia
contra el inocente, de la eliminación de los excluidos… Esta deuda se llama
ofensa contra el hermano y pecado contra Dios. Esta clase de deuda exige ser
rescatada.
Descubrimos también que existen
situaciones y estructuras de pecado en las que estamos envueltos y de las
cuales somos responsables. Este reconocimiento nos exige ir hasta las causas de
la maldad institucionalizada para poder combatirlas personal y colectivamente
afín de sentirnos limpios de esta complicidad o este encubrimiento. No basta
corregir sólo unos gestos y actuaciones individuales, sino transformar un
sistema de estructuras pecaminosas. Hay que engendrar no sólo ‘un hombre
nuevo’, sino ‘una sociedad nueva’.
- ‘Perdona
nuestras deudas…, nuestros pecados’
a)
Mateo usa la
palabra ‘deuda’ (6,12). Es una
expresión que hace referencia a la ley sabática: ‘Cada 7 años, ustedes
perdonarán las deudas… Pues, no debe haber pobres en medio de ti… Yahvé tu Dios
te bendecirá’ (Deuteronomio 15,1,4 y 6). Alcanzamos el perdón de Dios en la
medida en que nosotros también ‘perdonamos a nuestros deudores’. El
mantenimiento de las deudas y del no perdonarlas crea, por una parte, una
situación de dominación y de empobrecimiento, y, por otra parte, nos impide
recibir la bendición de Dios y su perdón. Nos alejamos de la fraternidad y de
la comunión con Dios.
b)
Lucas dice: ‘Perdónanos nuestros pecados, que
también nosotros perdonamos a todo deudor nuestro’ (11,4). Lucas cambia ‘deudas’ por ‘pecados’ para facilitar la comprensión de sus
oyentes, no judíos sino griegos. Pero conserva la palabra ‘deudores’ afín de
recordar que el proyecto de Dios es un Pueblo libre de esclavitud, fraternal e
igualitario. El perdón de los pecados se alcanza si vivimos el proyecto de
Dios.
c)
La buena nueva del perdón anunciada y
practicada por Jesús. Con Jesús, el
perdón llega a los pobres considerados como pecadores y empobrecidos por un
sistema de deudas contrario al proyecto de Dios. Las principales parábolas de
Jesús sobre el perdón y la misericordia de Dios están dirigidas no a los
‘pecadores’, sino a los ‘piadosos que se creían los exclusivos amados de Dios’
(Marcos 2,17). Para Jesús, Dios es el ‘Dios de los pecadores’ o considerados y
que se consideran como tales.
d)
El perdón de Dios presupone el
restablecimiento de la relación entre el ofendido y el ofensor. El perdón no es automático. Hay que
buscar el perdón para recibirlo. El fariseo de la parábola (Lucas 18,9-14) está
en una gran ilusión. No ha comprendido que Dios ‘quiere la misericordia y no
sacrificios’ (Mateo 9,13). Sólo con la conciencia del mal y la petición de
perdón se restablece la relación entre las personas y por lo mismo con Dios.
Jesús nos dio el ejemplo. Perdonó hasta a sus verdugos. Además, asumió la
situación de todos los culpables y pecadores y pidió para ellos el perdón de
Dios, (Lucas 23,34). El Padre lo escuchó y reconcilió el mundo consigo.
- ‘Así como nosotros perdonamos a nuestros
deudores’
El
perdón de Dios se cumple con nosotros con una condición: Si ‘nosotros también
perdonamos a nuestros deudores’ tal como lo vemos en la parábola del siervo
endeudado (Mateo 18,23-35). Nuestra experiencia de Dios misericordioso, nos
lleva a ser misericordiosos también nosotros (Lucas 6,36), y sin límites, como
Dios: ‘Hasta 77 veces 7’ (Mateo 18,22). ‘El Señor les ha perdonado, hagan
ustedes lo mismo’ (Colosenses 3,33).
Séptima petición: ‘Y NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN’
Bienvenida. Saludos.
Canto. Breve oración al Espíritu Santo.
Mensaje: Hay que ver las tentaciones no sólo
como momento de pruebas, sino como desafíos que nos orientan al servicio del
Reino o contra él. De hecho, nuestros pequeños actos nos orientan hacia el
Reino o nos alejan de él.
Diálogo
inicial.
Ir a lo esencial: Un proyecto de vida o de muerte.
1.
¿De dónde provienen las tentaciones?
Palabra
de Dios.
Mateo 4,1-11: A favor o en contra del Reino.
2.
¿Cómo analizamos las tentaciones de Jesús?
3.
¿De qué manera relacionamos las tentaciones
de Jesús con el Reino?
Compromiso: Juntos
desenmascarar y sustituir el mal.
4.
¿Qué conclusiones sacamos de nuestras
reflexiones?
Oraciones
comunitarias.
Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.
Comentario 7: ‘Y NO
NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN’
- Como
personas, somos sujetos a la tentación
a)
Los 2 caminos
de la vida humana: Proyecto de vida o proyecto de muerte. La vida
humana se enrumba según 2 caminos: el uno que se limita a la tierra y el otro
que, los pies en la tierra, tiende al cielo. ‘Mira te he ofrecido en este día
el bien y la vida, por una parte, y por la otra, el mal y la muerte… Escoge
pues la vida’ (Deuteronomio 30,15-20).
-
Camino que se
limita a la tierra. El ser humano es capaz de grandes logros, de
grandes calamidades y de grandes dudas… ‘Todo se nos escapa. ¿Cómo gozará el
hombre de todo aquello por lo cual ha trabajado bajo el sol, en medio de tantas
fatigas y preocupaciones? (Eclesiastés 2,22). Además, consciente o
inconscientemente colaboramos en proyectos de muerte, colectivos, organizados,
institucionalizados. Nuestros obispos llamaron estas actuaciones ‘injusticias
institucionalizadas’ y situaciones de ‘pecado social’ (Documento de Puebla 173
y 186). Se trata de un egoísmo colectivo, un individualismo social y una
ruptura de la fraternidad. Son situaciones que hay que combatir y superar,
personal y colectivamente.
-
Camino en la tierra
hacia el cielo. Como seres humanos, nos sentimos llamados a sobrepasar
todos los límites y superar todas las dependencias. Un impulso, un espíritu
interior nos hace tener hambre de infinito y sed de absoluto (Eclesiástico
18,7). ‘Sólo el espíritu da vida’ (Juan 6,63). Es posible unir la dimensión
terrena con la espiritual, enfocándola desde la óptica de Dios y su proyecto
revelado en la Biblia y encarnado por Jesucristo. Se trata de un proyecto de
fraternidad, libertad y equidad.
b)
El espacio para la tentación. Dios ha
permitido que coexistieran los 2 proyectos. Como seres humanos, somos tentados
de elegir el proyecto de muerte, y de hecho unos lo eligen y se quedan con él.
De alguna manera, todos pasamos por esa prueba y estamos a veces en el uno y en
el otro. La tentación es el precio a pagar por demostrar nuestra fidelidad al
proyecto de vida (1 Pedro 1,6). Lo malo no es ser tentado, sino caer en la
tentación de rechazar a Dios y su Reino.
- Habiendo sido tentado, Jesús nos puede
ayudar en la tentación
a). Las tentaciones de Jesús. Jesús ‘ha
sido probado en todo igual que nosotros’ (Hebreos 4,15). Vivió como todos
nosotros en la penumbra de la existencia, buscando y desvelando la voluntad de
Dios a lo largo de su vida. Las tentaciones de Jesús fueron el precio de la
búsqueda de su fidelidad a Dios y al Reino.
̵
La de ser sólo un ‘político’ (1ª tentación): El Reino incluye dimensión política,
pero no se limita a esta.
̵
La de ser sólo ‘espiritualista’ (2ª): El Reino abarca todas las dimensiones
humanas.
̵
La de ser sólo ‘milagrero’ o asistencialista (3ª): El Reino se vive
en lo cotidiano y hay que construirlo juntos.
b). El enfrentamiento con Satanás. Las
tentaciones no fueron sólo un momento de la vida de Jesús, sino una sombra
oscura que lo acompañó a lo largo de toda su vida. El Reinado de Dios se
construye contra el reino de Satanás. Este no queda nunca quieto, propicia ‘el
misterio de la iniquidad’. Para Jesús, triunfar de las tentaciones era comenzar
a derrotar el mal: Esta fue su lucha permanente. La grandeza de Jesús no reside
en haber sido tentado, sino haber superado todas las tentaciones y
persecuciones de Satanás.
- De la gran tentación, ¡libéranos, Señor!
Cada
uno de nosotros estamos expuestos a la tentación de elegir un proyecto de
muerte. Pero sabemos que Dios ha vencido la muerte por Jesucristo: ‘¡Ánimo, yo
he vencido al mundo!’ (Juan 16,33) y que escucha su oración: ‘No te pido que
los saques del mundo, sino que los defiendas del Maligno’ (Juan 17,15). Unidos
a Cristo y a la Comunidad de sus seguidores, estamos fortalecidos contra los
embates del pecado del mundo.
El
fantasma del mal, como para Jesús hasta la cruz, nos seguirá hasta el momento
de nuestra muerte. Por eso, hay que prepararnos a esta gran prueba, viviendo ya
la realidad del Reino, pidiendo a María que ruegue ‘por nosotros ahora y en la
hora de nuestra muerte’ y suplicando al Padre: ‘No nos dejes caer en la
tentación’, afín de participar de la totalidad del Reino, junto a los que, con
Jesús y como él, han triunfado de las seducciones del mundo y de Satanás.
Octava petición: ‘MÁS LÍBRANOS DEL MAL’
Bienvenida. Saludos.
Canto. Breve oración al Espíritu Santo.
Mensaje: El mal anida en cada uno de nosotros.
Anida también en grupos de personas, en organizaciones e instituciones
destructoras de la naturaleza y de los seres humanos. Para vencer el mal
necesitamos de la fuerza de Dios.
Diálogo
inicial:
El mal personal y el mal social.
1.
¿Qué formas toma el mal en nosotros y entre
nosotros?
Palabra
de Dios.
Génesis 4,1-16: El primer asesinato.
2.
¿Cómo se justifica Caín delante de Dios
después de haber matado a Abel?
3.
En esta lectura, ¿cuáles son las distintas
intervenciones de Dios?
Compromiso: Ser
responsables los unos de los otros.
4.
¿Qué conclusiones sacamos de estas
reflexiones?
Oraciones
comunitarias.
Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.
Comentario 8: ‘MÁS
LÍBRANOS DEL MAL’
El mal no es algo abstracto, es
real y personalizado. No es sólo personal, es también social y estructural.
- La cruda realidad del mal
a). Una realidad erigida en sistema organizado y
programado
-
Se concreta
en una organización económica que acumula
a costa del saqueo de la naturaleza y la muerte de millones de seres humanos;
la deuda externa es el mejor y mayor ejemplo actual.
-
Tiene sus
estructuras políticas que se
manifiestan en la explotación descarada, la corrupción campante, las globalizaciones
neoliberales, las invasiones armadas mal llamadas ‘humanitarias’ y preventivas.
-
Se justifica ideológicamente’ en defensa
de una supuesta civilización cristiana, utilizando hasta el nombre de Dios para
matar, distrayendo nuestra atención por medio de la televisión y sus programas
deshumanizantes.
Esta situación no era
fatal, pero se volvió fatal por la maldad de unos pocos y la complicidad de
otros muchos. Es un sistema de egoísmo colectivo, de insolidaridad y de muerte,
erigido en modelo de vivir. Es ‘el ideal de vida norteamericano’ (“American way
life”), o sea el sistema capitalista neoliberal, del que participamos.
b). Las personificaciones del mal. ¿Quién será
el causante de la maldad? La Biblia es muy clara y le da muchos nombres. Hay un
‘ser espiritual’ llamado ‘el tentador’ (Marcos 4,3), el ‘enemigo’ (Lucas
10,19), el ‘homicida y mentiroso’ (Juan 8,4), el ‘diablo’ (Mateo 13,39),
‘Satanás’ (Marco 3,23), ‘Belcebú príncipe de los demonios’ (Mateo 12,24), el
‘jefe del mundo’ (Juan 12,31), el ‘gran dragón, la serpiente primordial’
(Apocalipsis 12,3-9). Se trata del ‘Maligno’ que, directa o indirectamente,
causa la mentira, el odio, las enfermedades y la muerte. Y la Biblia nos
advierte: Quien no ama a su hermano se revela como hijo del diablo, al igual
que Caín (1 Juan 3,12) o Judas Iscariote (Juan 6,70). Según Jesús la ‘cizaña’
representa a los hijos del Maligno que se oponen a los hijos de Dios (Mateo
13,38).
c). La Biblia da cuenta de la realidad del mal
-
En el Antiguo
Testamento. Los profetas fueron los que más denunciaron la maldad
organizada por los grandes de su tiempo.
-
En el Nuevo
Testamento.
‘Quien desee ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios’ (Santiago 4,4). El
‘mundo’ así llamado en la Biblia es una categoría histórica, llevada adelante
por hombres y mujeres capaces de ‘sofocar la verdad por el mal mediante todas
sus maldades e injusticias’ (Romanos 1,18).
- Jesús y la victoria sobre el mal
Jesús
es el gran liberador frente al poder de Satanás. Era ‘el más fuerte que vence
al fuerte’ (Lucas 11,22). El Reinado de Dios se construye sustituyendo el reino
de Satanás. Los milagros de Jesús son una anticipación de su derrota. Jesús
denunció lo que impide al hombre entrar en el Reino: la riqueza (Lucas 6,24),
las preocupaciones excesivas por lo material (Mateo 6,19), el orgullo (Mateo
9,43), la dureza de juicio (Mateo 7,1), el ansia de poder, honra y gloria
(Marcos 10,35), la piedad estéril (Marcos 11,15) … Todos estos vicios son
frutos del diablo en el corazón humano.
Seguir
a Jesús es crear un nuevo corazón, una nueva mentalidad y unas nuevas
estructuras que manifiesten una manera de vivir y organizarse conforme a los
valores del Reino. Estos valores se resumen en un solo mandamientos: ‘Se amarán
unos a otros como yo los he amado’ (Juan 13,34 y 15,17). ‘Si Dios está con
nosotros, ¿quién estará contra nosotros?’ (Romanos 8,31-18).
3. El mayor grito humano: ‘Padre nuestro:
¡Líbranos del mal!’
El
nombre mismo de Dios es ‘Liberador’. Es el sentido de ‘Yahvé’ y de
‘Jesús-Emmanuel: ‘Dios liberador con nosotros’ los pobres. En la Biblia, la
palabra ‘liberar’ tiene 2 sentidos:
̵
Dios es aquel
que libera: Libera ‘al Pueblo’ de la esclavitud (Éxodo 3,8), ‘libera
la vida’ hasta de la muerte (Proverbios 14,25), libera del Maligno (Mateo 6,13)
… con más de 200 utilizaciones de esta palabra en la Biblia.
̵
También, la palabra ‘liberar’ tiene
sentido de arrancar de la inminencia de caer en el abismo, proteger de los
percances en el camino, defender de las trampas tendidas en los senderos…
(Salmo 1419-10; 69,15 y 91,3). Esto es lo que hace el Maligno.
Los caminos de Dios
son ‘un modo de andar’ orientado hacia la justicia, la verdad, la fraternidad:
Esos son los caminos del Reino.
CONCLUSIÓN : ‘ AMÉN ’
Bienvenida. Saludos.
Canto. Breve oración al Espíritu Santo.
Mensaje: Al terminar estas reuniones sobre el
Padrenuestro, sentimos que el Reino es nuestro sueño, nuestra utopía, nuestro
anhelo más profundo. Ayudémonos a conseguir algo de lo que hemos sentido más
importante.
Diálogo
inicial:
Si soñamos, es que algo es posible lograr.
1.
¿Qué soñamos para nosotros, nuestra familia,
nuestro país?
Palabra
de Dios.
Apocalipsis 21,1-5: El cielo nuevo y la tierra nueva.
2.
¿Cuáles son las características del cielo
nuevo y de la tierra nueva descritos en esta lectura?
3.
¿Cuándo nos estamos acercando a esta tierra
nueva?
Compromiso: ‘Pasar de
condiciones inhumanas a condiciones más humanas…’
4.
¿A qué nos sentimos llamados después de estas
reflexiones y al terminar estas reuniones sobre el Padrenuestro?
Oraciones
comunitarias.
Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.
Comentario
9: ‘A M É N'
La oración del Padrenuestro
termina con un gran ‘Amén’. Es una palabra hebrea que significa ‘fe, verdad,
seguridad, firmeza y confianza’. Bíblicamente, tener fe es más que creer en
unas verdades, es confiar indefectiblemente que el mundo y la realidad tienen
un sentido escondido y feliz. Por esto, lo opuesto a la fe es el miedo, la duda
y la incapacidad de entregarse a esta tarea de hacernos felices los unos con
los otros. Más, el Sentido de los sentidos es Dios, nuestro Padre común lleno
de bondad y amor. ‘Amén’ significa ‘así sea’ o ‘sí, así debe ser’. Con el Amén,
confirmamos y reforzamos lo que pedimos en una oración o afirmamos en una
alabanza (Romanos 1,25 y 11,36; Gálatas 1,5; Filipenses 4,20 y 1 Corintios
16,24). Poder decir ‘Amén’ significa poder confiar y estar seguros de que todo
se encuentra en las manos del Padre, es haber superado la desconfianza y el
miedo, a pesar de todo.
La oración del Padrenuestro
encierra toda la existencia humana en su impulso hacia el cielo y su
enrizamiento en la tierra. En ella se expresa los momentos de luz y también los
de las tinieblas. A todo esto, decimos ‘Amén’. Y sólo podemos decir Sí y Amén
al peligro del mal, a las solicitaciones de la tentación, a las ofensas
recibidas y a la búsqueda pesada del pan común porque tenemos la certeza de que
Dios es Padre, de que estamos consagrados a su nombre santo, que confiamos en
la venida de su Reino y estamos seguros de que su voluntad se hará así en la
tierra como en el cielo. La oración del Padrenuestro comenzó con la confianza
de quien levanta su mirada al cielo de donde viene la liberación. Y luego, en
medio de las opresiones y destrucciones humanas, termina nuevamente en la
confianza, diciendo ‘Amén’.
Semejante actitud tiene su
fundamento en Jesucristo que no enseñó a rezar el Padrenuestro. Él asumió todas
las contradicciones de nuestra torcida existencia, liberándola totalmente. San
Pablo escribió con intuición precisa: ‘En él no hubo más que un sí’ (1
Corintios 1,19). Todo lo que Dios prometió a los hombres – y el Padrenuestro
enumera las promesas de Dios, las hechas para la vida eterna y las para la vida
terrena – ‘en él (Jesucristo), todas las promesas de Dios han llegado a ser un
sí, y por eso decimos ‘Amén’ en su nombre’ (2 Corintios 1,20). Así también lo
aseguró San Juan: Jesús es ‘el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio
de la creación de Dios’ (Apocalipsis 3,14). Si, de veras, Jesucristo es el
‘Amén’ que ponemos al final de nuestras súplicas y alabanzas, entonces tenemos
la certeza absoluta de que Dios nos está escuchando. Mayor que la certeza de
nuestras necesidades, es la certeza de nuestra confianza colmada: Nos atiende
nuestro Padre común. ¡Amén, así es!
REFLEXIONES FINALES
-
Una cosa es el sueño de Dios y otra la tarea nuestra: Hacer realidad el sueño de Dios.
-
Una cosa es pedir a Dios y otra realizar lo que nos corresponde: Eso es construir el Reino.
-
Cuando hacemos lo nuestro, todo lo nuestro, Dios contribuye a su buen
éxito.
-
Para que logremos la plenitud de la vida, de la fraternidad y de la
alegría para todos.
-
Eso es el Reino, en la tierra como en el cielo: Ya viene y vendrá en su
totalidad.
-
Amén, así es y así
será.
III. CONCLUSIÓN: PARA QUE
LA ORACIÓN DEL PADENUESTRO RECOBRE TODO SU SENTIDO.
La oración no es la primera
acción del hombre. Lo primero es la realidad de la vida. De allí nace la
oración como súplica, acción de gracias, perdón, adoración. La oración de Jesús
nació de la misma manera. Conozcamos la experiencia de Jesús para comprender su
oración. Conozcamos nuestra realidad.
‘Nuestro barrio está formado por gente que
vinieron de las provincias.
Somos un grupo humano desintegrado, no somos
un Pueblo.
Las instituciones no sirven para ayudarnos a
resolver nuestras necesidades.
Nadie se propone para defender nuestros
derechos y tener un sueldo justo.
Nuestra realidad es dura, triste,
desalentadora.’
A. ‘LAS VENAS
ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA’
Al mirar la realidad de nuestro
continente, estamos frente a unas grandes injusticias. Por una parte, nos
llaman la atención la belleza de la creación, los progresos de la técnica, los
logros del arte, la grandeza de ciertos personajes. Por otra, nos golpean la
miseria que está junto al lujo más agresivo, el hambre junto al derroche
incontrolado, la violencia ciega contra niñas y niños, las catástrofes
naturales… Parece que sólo rige la terrible ley de la jungla: ‘Tu muerte para
mi crecimiento’. En cuantas partes corren sangre inocente y muertes prematuras.
Esa es América Latina con ‘las venas abiertas’ de muchísimos de sus hijas e
hijos, desde más de 500 años.
Ya lo reconocía San Pablo en su
tiempo: ‘La creación entera gime y sufre dolores de parto’ (Romanos 8,22). Ayer
como hoy el mundo está como preso de fuerzas diabólicas: ¡Cuántos masacres y
crímenes colectivos a lo largo de un año! La creación no descansa bajo un arco
iris de paz por estar sometida a ídolos que sustituyen y destruyen al Dios de
la Vida y del Amor. Pero, al mismo tiempo miramos toda esta situación a la
manera de San Pablo, como un gran parto colectivo en el que nacemos a una vida
nueva.
B. ¡POBRE DE MÍ!
¿QUIÉN ME LIBRARÁ DE ESTE CUERPO O DE ESA MUERTE?' (Romanos 7,24)
Al nivel personal, la dureza de
la vida nos golpea muy fuerte. El mismo grito de los falsos amigos de Job (3,3)
sigue subiendo al cielo desde la boca de millones, punzando los oídos de todos.
Quienes buscamos relaciones fraternales con los demás, la justicia en el
trabajo, la transparencia en las instituciones, la verdad en las
comunicaciones, el amor como ley de la vida, somos minoría muy minoritaria. Y
hasta en nosotros mismos anidan a veces las contradicciones: ‘No hago el bien
que yo quiero, sino el mal que no quiero’ (Romanos 7,19). La historia del dolor
sin sentido y de la violencia contra el inocente nos golpea sin que, en nuestra
Iglesia, grandes esfuerzos se hagan para limitarlo. Y tenemos la tentación de
maldecir la vida; hasta tambaleamos en nuestra fe: ‘¡Dios mío! ¿Por qué me has
abandonado?’ (Mateo 15,34).
C. ‘ALGO ENTRETIENE
LA INQUIETUD DEL UNIVERSO’ (Romanos 8,19)
Frente a tal situación agobiante,
se dan 3 actitudes principales: rebelión, resignación y esperanza.
1.
La rebelión
estéril
Hay quienes se
indignan contra lo trágico del mundo y de la vida, y levantan el puño contra
todo y contra el cielo, culpando a Dios de todos los males. ‘Dios no nos salva.
Dios permite la muerte de los inocentes. Dios no es padre de nadie’.
Reconciliar la existencia de Dios-Padre nuestro con la iniquidad reinante es un
desafío, desde antes los tiempos de Job. Los grandes análisis de las causas de
la maldad y la comprensión detallada del dolor no acaban con estos: ‘Ustedes no
son más que charlatanes y me traen remedios ilusorios’ (Job 13,4). Y la
rebelión abre sus caminos de destrucciones en los corazones y por todas partes.
Ni siquiera buscan, como Job, ‘hablarle al Todopoderoso y echárselo en cara’
(13,3). Esta actitud termina desencadenando más violencias y dolores.
2.
La
resignación cómplice
Uno 2º grupo de
personas se refugia en la resignación impotente y cómplice. ‘La creación se ve
obligada a no lograr algo duradero’ (Romanos 7,20).
-
Unos justifican la actual situación
con principios metafísicos, explicando que la realidad es a la vez buena y
mala: Es ‘dios y diablo al mismo tiempo’ y que nada podemos hacer los humanos.
La solución es buscar un equilibrio entre el bien y el mal, sin mayor esperanza
que sobrevivir. No hay más que aceptar el mal campante, pasivamente resignados.
-
Otros dicen que ‘Dios es bueno,
pero el hombre es malo’, a partir de una errónea interpretación del Génesis. El
ser humano es víctima de su propia libertad, incapaz de fraternizar y
redimirse. Hay que tener paciencia, ‘la salvación está en la otra vida’, donde
Dios nos espera después del mal rato de la vida presente. Hay que aguantar
resignados y cómplices.
3.
La esperanza
activa ‘contra toda esperanza’
Sin embargo, en medio
de tantas desgracias, desalientos e insolidaridades, hay quienes ‘esperan
contra toda esperanza’ (Romanos 4,18), siendo tan realistas como los
anteriores. Para ellos también el mundo es un ‘valle de lágrimas’, se reconocen
pecadores y siguen tentados por la violencia y la resignación. Pero, contra la
calamidad de los sufrimientos, construyen personal y colectivamente el lento
triunfo del bien sobre el mal de una manera tenaz y esperanzadora, desde su fe
en Jesucristo y la solidaridad organizada. Creemos en una esperanza activa y
transformadora.
-
A la raíz y al término del mundo, no
vislumbramos el ‘caos’, sino el ‘cosmos’, o sea, no la
desintegración sino la integración.
-
Afirmamos que el mundo es malo no por ser
mundo, sino por la irresponsabilidad humana (o inhumana): ‘Advierto en mis
miembros otra ley que lucha contra la ley de mi espíritu y paso a ser esclavo
de esa ley del pecado’ (Romanos 7,23).
-
Reconocemos que Dios permite y soporta el
mal sin ser derrotado por él. Más bien, en Jesús resucitado, nos anuncia que el
mal no tiene ni tendrá la última palabra: ‘¡Ánimo!, yo he vencido al mundo’
(Juan 16,33)
-
Demostramos por nuestra fraternidad y solidaridad
que Dios no es lejano ni indiferente (Isaías 63,9), sino que escucha el grito
de los pobres y los libera (Éxodo 3,8). Manifestamos cómo Jesús se hizo
solidario (Salmo 91,15) hasta la muerte en la cruz (Isaías 53,7): ‘Ha sido
probado por medio del sufrimiento, y ha sido reconocido capaz de ayudar a
aquellos que son puestos a prueba’ (Hebreos 2,18). Decimos con palabras y
hechos que esta redención empieza hoy y culminará mañana.
-
Celebramos estos pequeños y
grandes logros como presencia del Resucitado y crecimiento del Reino de Dios en
esta realidad desgarradora, ‘comenzando ya la fiesta que vendrá’.
Esta fe fraterna,
solidaria y alegre no elimina el dolor, pero produce esperanza y cambios tanto
en los que sufren como de los que se solidarizan con ellos, disminuye el
sufrimiento, protege contra la desesperanza, crea espacios de vida, justicia y
felicidad que podemos gozar, multiplicar y celebrar. Afirmamos que hay siempre
espacios para la vida y para una vida mejor de la que vivimos.
D. ‘BUSQUEN PRIMERO
EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA’ (Mateo 6,33)
La experiencia bíblica nos abre a este camino de fe,
lucha y esperanza, que es el Reino.
-
He aquí unos de los muchos ejemplos de la solicitud de Dios con su Pueblo: ‘He
visto la humillación de mi Pueblo, he escuchado sus gritos, conozco sus
sufrimientos. Por esta razón estoy bajando para liberarlo: Ve, pues, yo te
envío’ (Éxodo 3,7-10). ‘Harán arados de sus espadas y sacarán hoces de sus
lanzas’ (Isaías 2,4). ‘Hará justicia a los débiles, el lobo habitará con el
cordero, se llenará la tierra del conocimiento de Yahvé’ (11,4-9). ‘En la
angustia estaré junto a él, lo salvaré’ (Salmo 91,15) …
-
Con Jesús, Dios ha intervenido a favor nuestro: ‘La gente que vivía en la
oscuridad ha visto una luz muy grande’ (Mateo 4,16). ‘El tiempo se ha cumplido:
El Reino está cerca’ (Marcos 1,15). ‘Los ciegos ven, los cojos andan, los
leprosos quedan limpios, los sordos oyen y una Buena Nueva llega a los pobres’
(Mateo 11,5). ‘Nada ni nadie nos podrá separarnos del amor de Dios manifestado
en Cristo Jesús’ (Romanos 8,39). ‘Ahora, todo lo hago nuevo’ (Apocalipsis 21,3)
…
Todo en la Biblia
está orientado hacia el Reino. Es el sueño de Dios que comenzó con Abraham, se
concretó con Moisés, se mantuvo con los Profetas y los Sabios, y se inauguró
definitivamente con Jesús. Pero el Reino de Dios no viene sólo de arriba, sino
que necesita de nuestra colaboración personal y colectiva para hacerse
realidad. El Reino es a la vez don de Dios y tarea nuestra. Nuestra felicidad y
salvación se concretan en la participación y construcción del Reino. Para
Jesús, como para nosotros, el Reino es la regeneración de toda la creación.
Con relación a las cosas y los bienes, el Reino es repartir y compartir
equitativos; individualmente el Reino es dignidad y participación; entre
nosotros el Reino es fraternidad y justicia; con la naturaleza el Reino es
comunión y belleza, y con Dios el Reino es celebración y gozo. Muchas personas,
comenzando por nosotros, y muchas estructuras tienen que cambiar para entrar en
este camino de libertad, fraternidad y fe. Esa es la perfecta liberación y la
plenitud definitiva a las que somos llamados juntos y con toda la creación.
E. ANIMADOS POR JESÚS
Y SU ESPÍRITU, NOS ATREVEMOS A DECIR ‘PADRE NUESTRO’ (ver Gálatas 4,6-7)
Nos hemos detenido a mirar
nuestra dura realidad: Realidad personal
llena de límites, fallas y pecados; realidad social hecha de sufrimientos provocados y programados de los unos
sobre los otros, realidad sorprendentemente violente de la naturaleza. Al mismo tiempo, se yergue el proyecto de Dios con miras al éxito de su Reino cuyos comienzos
están a la vista entre nosotros. ‘El Reino de Dios es semejante a una semilla
de mostaza. Es la más pequeña de todas las semillas, pero se hace más grande
que todas las plantas del huerto’ (Marcos 431-32).
F. ‘NO BASTA CON
DECIRME ‘¡SEÑOR, SEÑOR!’ PARA ENTRAR EN EL REINO’ (Mateo 7,21)
1.
La
experiencia de Jesús y de las primeras comunidades cristianas
Esta realidad
contradictoria constituye el contenido del Padrenuestro. En el Padrenuestro se
cristaliza toda la experiencia de Jesús: Allí aparecen los grandes ejes de su
revelación del Padre y de su llamado a la fraternidad universal. El mensaje de
Jesús es eminentemente positivo. Es de alegría porque el Reino se establecerá
definitivamente. El Padrenuestro es el camino hacia ello. Esa es la oración que
Jesús enseñó a sus apóstoles y, por lo mismo, a nosotros.
La única oración del
Padrenuestro enseñada por Jesús fue asimilada de forma diferente por las
primeras Comunidades cristianas: Por esta razón tenemos 2 transmisiones
diferentes. La fórmula original de Jesús es inalcanzable. Se piensa que la
redacción de Lucas sería la más cerca del original, por ser la más corta. Se
trata de una construcción poética, con ritmo y rima, para ser recitada de
memoria y en alta voz por la Comunidad. He aquí las 2 versiones del
Padrenuestro: La una más larga según San Mateo (6,9-13), y la otra más breve
según San Lucas (11,2-4):
Según
Mateo |
Según
Lucas |
Padre nuestro del
cielo, Proclámese que tú
eres santo, Llegue tu reinado, Realícese tu
designo en la tierra como en el cielo; Nuestro pan de cada
día dánoslo hoy, Y perdona nuestras
deudas Como también
nosotros perdonamos a nuestros deudores Y no nos dejes caer
en la prueba, Sino libéranos del
Malo. |
Padre, Proclámese que tú
eres santo, Llegue tu reinado; Nuestro pan
necesario, dánoslo cada día, Y perdona nuestros
pecados Que también
nosotros perdonamos a todo deudor nuestro Y no nos dejes caer
en la prueba. |
El contexto de los 2 evangelistas nos ayuda a entender la
diversidad en la expresión de la oración de Jesús.
-
En los textos anteriores al Padrenuestro de Mateo,
tenemos unas orientaciones sobre la oración, dirigidas a los judíos, y se les
incluye el Padrenuestro. Mateo es más litúrgico, y por esto es más largo.
Define mejor el significado de la oración de Jesús, distinguiéndola de las
otras prácticas de piedad como la limosna (6,1-4) y el ayuno (6,16-18).
-
En el contexto de Lucas, tenemos una
iniciación a la oración, dirigida a los paganos. Lucas se concentra en lo
esencial, y por esto es más corto. Nos deja entrever cómo surgió el
Padrenuestro: Después de un momento de oración de Jesús, uno de los discípulos
pide a Jesús enseñarles a rezar, según el ejemplo de Juan Bautista. Jesús
comunica su ‘profesión de fe’: Con la invocación exclusiva de Jesús a su Padre,
la venida del Reino, la providencia divina que cuida de la vida biológica (el
pan) y de la vida social (perdón), de la gran crisis y de la tentación.
2.
El compromiso
nuestro
La estructura del
Padrenuestro consiste de 2 movimientos que se entrecruzan y se necesitan. Uno
se eleva hacia el cielo con 4 deseos (el Padre, su santidad, su reinado y su
voluntad) y el otro se pliega hacia la tierra también con 4 peticiones (el pan,
el perdón, la tentación y el mal). Son como los 2 ojos de la fe: Uno se levanta
hacia Dios contemplando su luz y el otro se dirige a la tierra topando con el
drama de las tinieblas. Sentimos, por una parte, la fuerza interior (el
espíritu) del ser humano que se alza hacia Dios y, por otra, su peso exterior
(su ‘carne’ débil) que se curva hacia la tierra. Con su grandeza y sus
debilidades se presenta delante de Dios.
Para introducir
litúrgicamente el Padrenuestro, se ha conservado fórmulas muy antiguas: ‘Nos
atrevemos a decir…’. Esto nos invita a darnos cuenta que estamos ante ‘el
secreto de Jesús’ comunicado a sus apóstoles. La oración de Jesús
supone la percepción de todo el drama de este mundo y, tras haber sufrido la
pasión de la historia, se nos compromete a su liberación integral.
-
Profesamos nuestra fe en Dios como Padre, no obstante,
su distancia y la maldad del mundo.
-
Proclamamos nuestra esperanza en la capacidad
de Dios de ‘enjuagar todas las lágrimas’ y modificar las estructuras del mundo
mediante nuestra colaboración alegre y decidida.
-
Manifestamos nuestro amor, diciendo a Dios
como Jesús ‘Papito bueno’, para expresar la intimidad del amor.
-
Nos sentimos hijas e hijos en el Hijo porque
formamos con él la fraternidad venidera, movidos por el Espíritu.
-
Nos comprometemos a hacer realidad en nuestra
vida y por nuestra manera de vivir las 2 dimensiones inseparables de nuestra
fe: Por una parte, la santidad de Dios y su proyecto y, por otra, el compromiso
para hacer realidad su Reino.
Recemos el Padrenuestro con los ojos abiertos, las manos
unidas, el corazón rebelde y agradecido, el alma y el cuerpo entregados a la
lucha por la liberación y la felicidad definitivas que han comenzado entre
nosotros gracias a Jesucristo ‘el mismo ayer, hoy y siempre’ (Hebreos 13,8).
ANEXO : EL PADRENUESTRO
BREVEMENTE COMENTADO O
REZADO
PADRE NUESTRO:
Al llamarte ‘padre’, somos conscientes de que todos los
seres humanos somos hermanos y, por lo tanto, estamos llamados a vivir en
fraternidad e igualdad.
… QUE ESTÁS EN LOS CIELOS:
Nos enviaste a tu Hijo Jesús para que nos enseñara cómo
debemos vivir en la tierra, o sea, construyendo tu Reino.
… SANTIFICADO SEA TU
NOMBRE:
Que seas conocido como Padre de todos, alabado por siempre
en palabras y hechos y proclamado santo por todas tus criaturas, también en
palabras y en hechos.
… VENGA A NOSOTROS TU
REINO:
Que hagamos presente tu Reino mediante
la vivencia del amor y la justicia, ya que sólo así alcanzaremos la paz que tú
nos das.
… HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA
TIERRA COMO EN EL CIELO:
Que practiquemos el amor sustituyendo
la violencia por el compartir, la ambición por el respeto, el poder que domina
por el servicio que humaniza, la explotación por la igualdad, la mentira por la
transparencia.
… DANOS HOY NUESTRO PAN DE
CADA DÍA:
Permitas que la tierra nos siga dando
sus frutos para que todos participemos en la siembra y la cosecha,
repartiéndolos en cada mesa afín de que nadie tenga hambre.
… PERDONA NUESTRAS DEUDAS
COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES:
Que tu misericordia afectiva y efectiva
siga viva en nosotros para que sepamos perdonar las deudas de nuestros deudores
y así podamos ser perdonados.
… NO NOS DEJES CAER EN LA
TENTACIÓN:
Aleja de nosotros la tentación de
olvidar que la causa de los pobres es tu causa, afín de que sea también la nuestra,
y no caigamos en proyectos de muerte que todo lo destruyen.
… MÁS LÍBRANOS DEL MAL:
Cuando el mal esté cerca, ilumínanos
para ver claro e irradiar tu esperanza. En la realidad que vivimos, ayúdanos a
reconocer las señales de tu salvación, luchar por la vida y fortalecer tu
proyecto de amor.
… AMEN, ASÍ SEA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario