domingo, 4 de agosto de 2024

Artículos de mayo de 2024, Pedro Pierre

 

ARTÍCULOS DE MAYO DE 2024, Pedro Pierre.

Estimad@s amig@s y compañer@s de camino, buenos días.

He aquí mis artículos de mayo:

1.      ¿Por qué tenerle miedo al socialismo?... ¡Tan poco lo conocemos!

2.      Por un nuevo orden internacional… afín de no repetir el genocidio de Gaza.

3.      Aprendamos a ser humanos… contra el sistema neoliberal que nos deshumaniza.

4.      La brújula es la comunidad… porque es criterio de la verdad.

1.      ¿POR QUÉ TENERLE MIEDO AL SOCIALISMO? Pedro Pierre

¿Sabemos que, en sus orígenes, el socialismo comenzó siendo una propuesta de inspiración cristiana? Más tarde el marxismo, nacido del socialismo, se hizo anticlerical porque la gran mayoría del clero católico de Europa apoyaba a la clase dominante. El socialismo es el movimiento de los trabajadores y de los pobres en general, mientras el capitalismo es el movimiento de los patronos y de los ricos. En un mundo dominado por el capitalismo los medios de comunicación son también de ellos y colaboran por el mantenimiento y el fortalecimiento del mismo capitalismo. Para crecer el capitalismo provoca guerras como es el caso en Ucrania, genocidios como lo vemos en Palestina, hambrunas masivas como en África, desempleo y falta de educación y salud como en toda América Latina

Fue el filósofo francés Henri de Saint-Simon (1760-1825), que lanzó la primera propuesta socialista en su libro “Nuevo cristianismo” (1825). Esta se deriva de su reacción contra el derramamiento de sangre de la Revolución Francesa y el militarismo de Napoleón (1769-1821). Propugnaba la idea de que la propiedad privada sería buena en cuanto cada individuo pudiera participar de ella según su necesidad. Para él, el primer objetivo político del Estado tenía que ser el desarrollo de la producción, por lo que los gobiernos deberían estar constituidos por industriales, obreros, campesinos y propietarios. Además, propuso que los científicos ocuparan el lugar de los clérigos en el cuidado del orden social; la función de la religión sería guiar a las clases más bajas de la sociedad en su lucha para mejorar sus condiciones de vida. En cuanto a Karl Marx (1818-1883), él escribió “El manifiesto del partido comunista”, de 23 páginas, en 1848. Desvelaba las perversiones del capitalismo al poner la acumulación del dinero encima de todo y abogaba por la organización de los trabajadores para derribar este sistema de muerte: “¡Proletarios de todos los países, únanse!”

Al nivel de la Iglesia católica, fue al final del siglo 19 que el papa León 13, con su Carta encíclica “Rerum novarum” (‘De nuevos asuntos’) de 1891, denunciara los abusos del capitalismo. Esta Carta marca el comienzo de la Doctrina Social de la Iglesia que orienta a los católicos para implicarse decididamente en el compromiso político por una sociedad más justa. Luego la mayoría de los siguientes papas aportaron su contribución según la época en que se encontraban. El papa Pío 11° escribió en 1927 que “la política es la forma mayor de la caridad”. El papa Francisco retomó la afirmación y no se cansa de denunciar muy explícita y duramente las consecuencias desastrosas del capitalismo y sus causas profundas: “Este sistema mata… ¡Es terrorista!” Podemos recordar ‘sus 4 NO’: “¡No a una economía de exclusión!” porque “la economía mata y Dios dijo ‘No matarás’”- “¡No a la idolatría del dinero!” porque se trata de “la dictadura de la economía” - “¡No a un dinero que domina en lugar de servir!”, porque eso es trata “rechazo de la ética y de Dios”. “¡No a la inequidad que genera violencia!”, porque la violencia de los ricos y de un sistema injusto está al origen de la violencia de los pobres. El papa Francisco retomó también la frase del papa Benedicto 16: “La Iglesia no puede ni debe quedar al margen en la lucha por la justicia” e insta a todos los cristianos, pero también a los sacerdotes, a preocuparse por la construcción del Reino de Dios en la sociedad actual.

Los obispos latinoamericanos afirmaron en su reunión de Medellín (Colombia) en 1968 que la pobreza es el mayor problema del continente y que es un “empobrecimiento”, calificando las estructuras capitalistas de “pecado social”. En Puebla (México) en 1979 explicaron el origen de la pobreza retomando una frase del papa Juan Pablo: “La pobreza no es una etapa casual, sino el producto de situaciones y estructuras económicas, sociales y políticas que hacen a los ricos más ricos más ricos a consta de los pobres más pobres”.

Después del triunfo de la Revolución sandinista en julio de 1979, los obispos nicaragüenses, en el siguiente mes de noviembre, orientaban la participación de los cristianos en el proyecto socialista de la revolución sandinista que acababa de triunfar:

-        Si socialismo significa, como debe significar, preeminencia de los intereses de la mayoría de los nicaragüenses y un modelo de economía planificada nacionalmente solidaria y progresivamente participativa, nada tenemos que objetar.

-        Un proyecto social que garantice el destino común de los bienes y recursos del país y permita que, sobre esta base de satisfacción de las necesidades fundamentales de todos, vaya progresando la calidad humana de la vida, nos parece justo.

-        Si socialismo implica una creciente disminución de las injusticias y de las tradicionales desigualdades entre las ciudades y el campo, entre la remuneración del trabajo intelectual y del manual;

-        Si significa participación del trabajador, en los productos de su trabajo, superando la alienación económica, nada hay en el cristianismo que implique - contradicción con este proceso…

-        Si socialismo supone poder ejercido desde la perspectiva de las grandes mayorías y compartido crecientemente por el pueblo organizado, de modo que vaya hacia una verdadera transferencia del poder hacia las clases populares, de nuevo no encontrará en la fe sino motivación y apoyo.

-        Si el socialismo lleva a procesos culturales que despierten la dignidad de nuestras masas y les comunique el coraje para asumir responsabilidades y exigir sus derechos, se trata de una humanización convergente con la dignidad humana que proclama nuestra fe.

-        En cuanto a la lucha de clases sociales, pensamos que una cosa es el hecho dinámico de la lucha de clases, que debe llevar a una justa transformación de las estructuras, y otra el odio de clases que se dirige contra las personas y contradice radicalmente el deber cristiano de regirse por el amor.”

Todo eso nos exige conocer más profundamente los procesos hacia el socialismo de países como Cuba, Nicaragua y Venezuela, evitando de dejarnos intoxicar por la falsa propagante de los medios de comunicación capitalistas que nos inundan de sus mentiras. Un socialismo humanitario será el resultado de la organización articulada de los Movimientos populares. En ese sentido los cristianos tenemos mucho que aportar, porque allí se materializa la construcción del Reino de Dios iniciado por Jesús de Nazaret.

2.      ¡POR UN NUEVO ORDEN INTERNACIONAL YA! Pedro Pierre

Nos duele la situación de nuestro mundo, especialmente el genocidio de Gaza que no logramos parar, pero también los muertos y la destrucción de Ucrania que Estados unidos y Europa sacrifican a sus intereses. También están la guerra en Sudán, las hambrunas en África, el saqueo de América Latina con los gobiernos neoliberales de Argentina, Perú, Ecuador, Chile, El Salvador… Y preguntamos “¿Hasta cuándo?”

En Gaza se da lo máximo de la perversidad: Ya hay más de 35,000 civiles asesinados por bombardeos dirigidos contra ellos, más de la mitad siendo son niños y mujeres, con la complicidad de Europa y el apoyo de Estados Unidos. El gobierno de Israel ha pasado a ser el campeón mundial ‘todas categorías’ del asesinado en masa, porque supera a Hitler y Pinochet y es superior al bombardeo nuclear de Hiroshima en toneladas de bombas, dejando un país en ruinas con un millón de personas que nos sabe adónde adónde ir protegerse, huyendo a los desiertos de la muerte lenta y segura.

Sentimos que nuestra impotencia se vuelve complicidad… Firmamos peticiones, comunicamos informaciones, gritamos nuestra disconformidad… pero no paran los bombardeos. La ONU (Organizaciones de las Naciones Unidas) y el Tribunal Internacional de Justicia se muestran totalmente impotentes. Poco a poco despierta la llamada “Comunidad internacional”. El papa Francisco grita su indignación y ofrece su intermedio para que las partes en guerra se sientan para hacer la paz. Las manifestaciones internacionales contra el genocidio de Gaza se multiplican, tanto en el mismo Israel como en la mayoría de los países. Las redes sociales están jugando un papel importante para comunicar la verdadera realidad que silencian los grandes medios de comunicación nacionales e internacionales. Los jóvenes están despertando, comenzando en Estados Unidos, y los siguen los de Europa, Australia y varios países más. Desde varias regoiones del mundo, se están organizando decenas ‘flotillas para la paz’, con ciudaadanos decididos a llevar a Gaza alimentos, medicinas y esperanza… clamando por un masivo levantamiento internacional y una solidaridad efectiva para Gaza. ¿Dónde nos ubicamos? Otros rezan o rezamos… pero: “¡No basta rezar! Hace falta mucho más para conseguir la paz”.

Otros abogan por un ‘nuevo orden internacional’. Cada vez más se ve la necesidad de una ‘gobernanza mundial’ con una Constitución internacional cuyo cumplimiento cabal sea confirmado por los gobiernos y países. Mas allá de la ONU y de los Tribunales internacionales, tiene que redactarse las normas básicas de una ética intercultural asumidas por todos los países. Ya han surgido propuestas analizada por la misma ONU, pero que no avanza por la oposición de Estados Unidos y Europa. Citemos dos nombres: el del pastor negro norteamericano Martóin Luther King y el del jurista italianos Luigi Ferroli que han hecho aportes aportes valiosos y fuertes llamamientos por un acuerdo universal sobre los derechos fundamentales básicos y para una ética mínima universal, junto a propuestas de muchos organismos de defensa de los Derechos Humanos, Derechos de los Pueblos, Derechos de la Naturaleza…

¿Por qué hay tan pocos avances? No basta decir que está la oposición sistemática de los mal llamados ‘países desarrollados’ del capitalismo occidental. Es que nosotros mismos, por una parte, no terminamos de despertar ni nos interesamos lo suficiente en estos asuntos y, por otra, no integramos organizaciones de Derechos Humanos. ¿Por qué los cristianos somos tan poco ‘sal, luz y fermento’ en estos organismos? Las nuevas generaciones nos pedirán y ya no piden cuenta por la clase de mundo en ruinas que les estamos heredando. En el desastre ambiental hemos entrado en la ‘autopista’ de no retorno: la sexta extinción de la vida planetaria es irreversible desde 5 años. ¿Vamos a comenzar a reaccionar cuando se mueran de calor los recién nacidos o los mayores por miles de miles? ¿O cuando nos quemen los incendios inapagables o las inundaciones imparables? Tenemos ojos para no ver y corazón para no sentir.

Las cosas no avanzan porque nosotros no avanzamos lo necesario… y los que algo hacemos, démonos cuenta que no es suficiente. Si no dejamos nuestro ‘confort’ individual y familiar, colaboramos a todos los genocidios que denunciamos. Si no cambiamos nuestra manera de vivir tan individualista, de trabajar tan poco solidaria, de organizarnos entre vecinos y amistades, de reunirnos para fortalecer alternativas en todos los campos de la vida cotidiana, ni para disminuir las consecuencias vamos a ser eficaces.

Los cristianos tenemos las propuestas del Pueblo de Jesús que comenzó a existir por la ruptura de Abraham y Sara cuando decidieron de dejar sus tierras, su país, su organización esclavista y su religión que todo lo justificaba. De un lado, rompieron con el pasado y emprendieron nuevos caminos de mayor libertad, igualdad, equidad, fraternidad y justicia… haciendo allí la experiencia de un ‘Dios con ellos’, cercano y amigo. Los cristianos somos los herederos de esta rebeldía de casi 4 milenarios. Esta herencia fue retomada por Moisés y Miriam que lograron el éxodo de la esclavitud de Egipto, que dio nacimiento a la nación hebrea y les reveló a un Dios liberador con ellos. Luego llegó la confirmación de las y los profetas y de las y los sabios. Eso mismo asumió Jesús y lo llamó el Reino de Dios, desvelando a un Dios padre y madre. ¿Cuándo seremos coherente con nuestro nombre? ¿Qué más necesitamos? Juntos, hombres y mujeres de buena voluntad, organizados y decididos, sí lo podemos lograr… antes de que mueran decenas de miles más en Gaza y muchas otras partes.

3.      APRENDAMOS A SER HUMANOS, Pedro Pierre

Cuando nacemos somos un ser inconcluso, pero con enormes capacidades en espera de desarrollarse. Nuestra existencia consistirá en desarrollar armoniosamente estas capacidades. Vivimos en un ambiente desfavorable que limite y destruye nuestras capacidades de vivir y convivir armoniosamente por el caos que caracteriza nuestro mundo, la violencia que sufre nuestro país, la agresividad que se manifiesta entre nosotros, la desesperanza por una organización social que nos explota, nos confunde y nos deshumaniza.

Esta situación nos exige preguntarnos sobre el sentido de nuestra existencia y los valores de nuestra identidad de ser humano. A lo largo de nuestra vida, aprendemos muchas cosas, menos ser humano en su totalidad. En la escuela aprendemos a leer, escribir, conocer la historia, la geografía, la física, las matemáticas, la literatura, etc. Pero bien poco aprendemos a pensar, reflexionar y discernir. En la universidad aprendemos una o varias profesiones, nos capacitamos para ser buenos profesionales, nos especializamos en lo digital, etc. Pero no aprendemos a convivir los unos con los otros y con la naturaleza. Con las religiones aprendemos a obedecer a Dios sin darnos cuenta que, muchas veces, son nuestros propios deseos y voluntades que le prestamos a Dios.

El desafío actual es rescatarnos y cultivar lo que no hemos desarrollado: aprender a ser humano como debe ser. Esta tarea se podría resumir en desarrollar tres dimensiones que hemos marginado: pensar, convivir y autocrearnos. ¿Nos va a salvar la ‘inteligencia artificial?... Por supuesto que no. La mayor capacidad del ser humano es su conciencia: nos damos cuenta que existimos, pensamos, nos equivocamos, nos destruimos… La inteligencia artificial no tiene conciencia de lo que escribe. Es sólo una memoria organizadora de elementos sobre un tema particular a partir de un esquema predeterminado… Igualmente los robots.

En América Latina tenemos en la persona del brasileño Paulo Freire uno de los mejores pedagogos del planeta. La educación escolar nos enseña principalmente a ser unos buenos capitalistas, es decir, seres humanos troncados y distorsionados: individualista, competitivo es decir aplastador de los demás, cada vez más rico a costa de la destrucción de la naturaleza, materialista es decir falto de dimensión espiritual. Paulo Freire nos enseñar primero a pensar: pensar leyendo, pensar escribiendo, pensar calculando, pensar aprendiendo todo lo que se nos quiere enseñar en las aulas, es decir, aprender a saber quiénes somos, por qué existimos, a qué servimos, cuándo se es verdaderamente feliz…

El paso siguiente para ser más humano es aprender a convivir con otros y con todos. Cuando llegamos a la universidad, hay que seguir pensando, pero darnos cuenta que uno no está sólo, no vive solo, no aprende sólo, no crece sólo. Por lo mismo, tenemos que aprender a convivir, porque ‘ser humano’ es juntos ser y hacernos felices. Nadie está feliz sólo. Sentirse bien, no es felicidad, sólo es placer, lo que no está mal, pero no es más que la sombra de la felicidad. Existimos porque otros nos dieron la vida, la gestaron, la cuidaron, la cultivaron, nos la entregaron para que la llevemos a su plenitud. Ser humano es una tarea permanente, una dinámico inconcluso que se logra con los demás. El infierno no es más que la soledad absoluta. La felicidad es el regalo de las distintas formas de comunidad: comunidad familiar, comunidad de vecinos y de amigos, comunidad de profesionales, comunidad deportiva, cultural, étnica, nacional, espiritual…

¿Y lo de autocrearnos como ser humano? La palabra ‘humano’ viene de ‘humus’ que significa ‘tierra’, tierra fértil. La tierra, o sea, la naturaleza y el cosmos, es la cuna de la vida y del amor. Olvidémonos de un Dios fuera del mundo y fuera de nosotros. Dios está y es el mundo, la tierra, la naturaleza y el cosmos porque es la vida y el amor en nosotros y todo lo que nos rodea. El cosmos, la naturaleza, la tierra y el ser humano somos una misma realidad, una misma unidad de vida, de amor y de Dios. Eso es la tercera dimensión humana después del pensamiento y del convivir: Eso es la espiritualidad. Tenemos también que olvidarnos de decir ‘tengo vida’ y ‘tengo amor’; se trata de darnos cuenta que es la vida y el amor que nos abrazan y nos hacen vivir y amar: Somos una encarnación de la vida y del amor. Lo mismo con Dios: somos una parcela de Dios, una encarnación de Dios. Tal vez lo hayamos pensado en algún momento… pero el sistema social en que vivimos nos aleja de estas realidades: nos aleja de nuestra verdadera identidad, nos confunde sobre nuestro destino, nos engaña sobre la verdadera felicidad… Nos impide ser humanos, es decir, dignos por pensar críticamente, fraternos por convivir armoniosamente y creadores juntos de nuestra común felicidad sin límite, que incluya lo espiritual.

Nunca es tarde para comenzar y llegar a ser más humanos: comenzar a pensar, comenzar a convivir y comenzar a vivir con Dios adentro de nosotros, de los demás, de la naturaleza y del cosmos. Vale la pena intentarlo antes de que sea tarde. Es tal vez lo que más nos más hace falta: simplemente ser humanos en su totalidad.

4.      LA BRÚJULA ES LA COMUNIDAD, Pedro Pierre

Cuando miramos la diferencia de criterios entre los países del norte y los del sur encontramos una característica muy particular: Europa y Estados Unidos insisten en la primacía del individuo y América Latina y África sobre la primacía de la comunidad. Los países del norte se dejaron guiar por el lema individualista de la revolución francesa de “libertad, igualdad y fraternidad” y “los derechos del hombre y del ciudadano”, mientras los países del sur conservaron su herencia ancestral preferencialmente comunitaria. Por este motivo el sistema capitalista prosperó en el Norte gracias a la libertad individual sin límite de los empresarios a costa de la explotación ilimitada de los trabajadores. Esto es lo que nos trajo la colonización europea con el saqueo indiscriminado de los recursos naturales y los millones de muertes en las minas de oro y de plata de América Latina, sin contar las decenas de millones de esclavos traídos a la fuerza desde África.

Hoy esta situación influye en nuestra manera personal de actuar y elegir. Somos llamados a vivir comunitariamente porque todo el cosmos somos una sola unidas, pero nos volvemos individualistas, indiferentes y pasivos porque asumimos, muchas veces sin darnos cuenta, los criterios de la educación, de la religión y de los medios de comunicación que nos vinieron del Norte. Paulatinamente olvidamos nuestra herencia ancestral que insiste sobre el valor primordial de la comunidad. Muchas veces cuando tomamos una decisión importante, pasa lo que reza el dicho: “No hay que pensarlo 2 veces” y nos equivocamos. Nos limitamos a nuestro propio juicio y seguimos adelante sin consultar a nadie, sin conversar con las personas cercanas, sin mirar el camino de la historia que nos habita. Poco a poco desaparecen las experiencias comunitarias… y peor ahora con el teléfono celular que está en todas las manos…

Sin darnos cuenta nos dejamos manipular por la moda del momento, el interés del día: Perdemos el sentido de la vida. Hasta perdemos nuestra capacidad de decidir porque pensamos, decimos y hacemos lo que piensa, dice y hace el montón. Perdemos nuestra identidad de ser humano y dejamos de valorar los múltiples talentos que tenemos. Estos talentos marginados dejan de ser un enriquecimiento para los demás, porque nos dejamos llevar por el pensamiento único. Nos vaciamos de nuestras riquezas interiores y de nuestras sabidurías. Sólo un volver a la dimensión comunitaria nos permitirá reconocer nuestros valores personales, nuestra identidad profunda, nuestra capacidad de decidir mejor gracias a los criterios de los demás.

Tenemos que diferenciar el grupo de la comunidad. A lo largo de nuestra vida conformamos muchos grupos que son momentáneos. La comunidad es un grupo estable que nos permite construir muestra manera de vivir, de pensar, de creer, de tomar decisiones importantes. Cada una y cada uno de nosotros somos únicos, llamados a desvelar y hacer visibles y eficaces las diversidades que nos habitan: Somos un gran arcoíris de colores que se funden las unas en las otras, pero donde cada una conserva su brillo. Somos una inmensa sinfonía de la que cada uno somos un instrumento indispensable.

Las religiones insisten en el valor insuperable de la comunidad, porque juntos descubrimos la belleza de la vida, el valor de cada uno, la grandeza de la verdad. Si nos quedamos solos, nos limitamos a nuestra pequeñez individual: La comunidad nos demultiplica sin que perdamos nuestra originalidad. En un mundo cada vez más complejo, caótico, violento y descarrilado, la comunidad nos ayuda a interpretar los acontecimientos, descubrir lo duradero entre lo pasajero, trabajar por la paz en medio de tantas guerras y tantos atropellos, reconocer donde está la verdad. La comunidad es el criterio de la verdad. Nuestra subjetividad individual, a lo largo, nos esconde el camino correcto: La comunidad nos va a ayudar a reconocer el camino correcto, la decisión precisa, la acción certera.

Tal vez lo más bonito de la comunidad sea la celebración. De vez en cuando decidimos mirar atrás y recodar el camino recorrido, no para decir que lo de ayer era lo mejor, sino para decir, proclamar, cantar, bailar lo que nos pareció bonito, amable, esperanzador de lo vivido. Celebramos el presente rico del pasado de todos y preñado de mucho futuro. Celebramos lo mejor de nosotros, en particular de los que no son nadie pero que aportan muchos. Reconocemos allí que crece el Misterio de la Vida, que se nos acerca la Fuente del Amor, nos inunde la Fuerza de la Espiritualidad. Allí están nuestros sellos de garantía como persona humana. Estamos plenamente seguros que, a pesar de los desastres, las desgracias, los fracasos y las destrucciones, este Misterio, esta Fuente y esta Fuerza siguen avanzando y creciendo en nosotros, pero mucho más si vivimos en comunidad.

¡Felices nosotros si no dejamos nunca la comunidad porque es nuestra salvación, nuestra felicidad y nuestro destino definitivo! Seremos uno en todos y todos en uno… Eso es el desafío a comenzar a vivir cada día y cada momento.

 

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