ARTÍCULOS DE MAYO DE 2024, Pedro
Pierre.
Estimad@s amig@s y compañer@s de camino,
buenos días.
He aquí mis artículos de mayo:
1. ¿Por qué tenerle miedo al socialismo?...
¡Tan poco lo conocemos!
2. Por un nuevo orden internacional… afín
de no repetir el genocidio de Gaza.
3. Aprendamos a ser humanos… contra el
sistema neoliberal que nos deshumaniza.
4. La brújula es la comunidad… porque es
criterio de la verdad.
1. ¿POR
QUÉ TENERLE MIEDO AL SOCIALISMO? Pedro Pierre
¿Sabemos que,
en sus orígenes, el socialismo comenzó siendo una propuesta de inspiración
cristiana? Más tarde el marxismo, nacido del socialismo, se hizo anticlerical
porque la gran mayoría del clero católico de Europa apoyaba a la clase
dominante. El socialismo es el movimiento de los trabajadores y de los pobres
en general, mientras el capitalismo es el movimiento de los patronos y de los
ricos. En un mundo dominado por el capitalismo los medios de comunicación son
también de ellos y colaboran por el mantenimiento y el fortalecimiento del
mismo capitalismo. Para crecer el capitalismo provoca guerras como es el caso
en Ucrania, genocidios como lo vemos en Palestina, hambrunas masivas como en
África, desempleo y falta de educación y salud como en toda América Latina
Fue el
filósofo francés Henri de Saint-Simon (1760-1825), que lanzó la primera
propuesta socialista en su libro “Nuevo cristianismo” (1825). Esta
se deriva de su reacción contra el derramamiento de sangre de la Revolución
Francesa y el militarismo de Napoleón (1769-1821). Propugnaba la idea de que la
propiedad privada sería buena en cuanto cada individuo pudiera participar de
ella según su necesidad. Para él, el primer objetivo político del Estado tenía
que ser el desarrollo de la producción, por lo que los gobiernos deberían estar
constituidos por industriales, obreros, campesinos y propietarios. Además,
propuso que los científicos ocuparan el lugar de los clérigos en el cuidado del
orden social; la función de la religión sería guiar a las clases más bajas de
la sociedad en su lucha para mejorar sus condiciones de vida. En cuanto a Karl
Marx (1818-1883), él escribió “El manifiesto del partido comunista”, de 23
páginas, en 1848. Desvelaba las perversiones del capitalismo al poner la
acumulación del dinero encima de todo y abogaba por la organización de los
trabajadores para derribar este sistema de muerte: “¡Proletarios de todos los
países, únanse!”
Al nivel de
la Iglesia católica, fue al final del siglo 19 que el papa León 13, con su
Carta encíclica “Rerum novarum” (‘De nuevos asuntos’) de 1891, denunciara los
abusos del capitalismo. Esta Carta marca el comienzo de la Doctrina Social de
la Iglesia que orienta a los católicos para implicarse decididamente en el
compromiso político por una sociedad más justa. Luego la mayoría de los
siguientes papas aportaron su contribución según la época en que se
encontraban. El papa Pío 11° escribió en 1927 que “la política es la forma
mayor de la caridad”. El papa Francisco retomó la afirmación y no se cansa de
denunciar muy explícita y duramente las consecuencias desastrosas del
capitalismo y sus causas profundas: “Este sistema mata… ¡Es terrorista!”
Podemos recordar ‘sus 4 NO’: “¡No a una economía de exclusión!” porque “la
economía mata y Dios dijo ‘No matarás’”- “¡No a la idolatría del dinero!”
porque se trata de “la dictadura de la economía” - “¡No a un dinero que domina
en lugar de servir!”, porque eso es trata “rechazo de la ética y de Dios”. “¡No a la inequidad que genera
violencia!”, porque la violencia de los ricos y de un sistema injusto está al
origen de la violencia de los pobres. El papa Francisco retomó también la frase
del papa Benedicto 16: “La Iglesia no puede ni debe quedar al margen
en la lucha por la justicia” e insta a todos los
cristianos, pero también a los sacerdotes, a preocuparse por la construcción
del Reino de Dios en la sociedad actual.
Los obispos
latinoamericanos afirmaron en su reunión de Medellín (Colombia) en 1968 que la
pobreza es el mayor problema del continente y que es un “empobrecimiento”,
calificando las estructuras capitalistas de “pecado social”. En Puebla (México)
en 1979 explicaron el origen de la pobreza retomando una frase del papa Juan
Pablo: “La pobreza no es una etapa casual, sino el producto de situaciones y
estructuras económicas, sociales y políticas que hacen a los ricos más ricos
más ricos a consta de los pobres más pobres”.
Después del
triunfo de la Revolución sandinista en julio de 1979, los obispos
nicaragüenses, en el siguiente mes de noviembre, orientaban la participación de
los cristianos en el proyecto socialista de la revolución sandinista que
acababa de triunfar:
-
“Si socialismo significa, como debe significar, preeminencia de los
intereses de la mayoría de los nicaragüenses y un modelo de economía
planificada nacionalmente solidaria y progresivamente participativa, nada
tenemos que objetar.
-
Un
proyecto social que garantice el destino común de los bienes y recursos del
país y permita que, sobre esta base de satisfacción de las necesidades
fundamentales de todos, vaya progresando la calidad humana de la vida, nos
parece justo.
-
Si
socialismo implica una creciente disminución de las injusticias y de las
tradicionales desigualdades entre las ciudades y el campo, entre la
remuneración del trabajo intelectual y del manual;
-
Si
significa participación del trabajador, en los productos de su trabajo,
superando la alienación económica, nada hay en el cristianismo que implique -
contradicción con este proceso…
-
Si
socialismo supone poder ejercido desde la perspectiva de las grandes mayorías y
compartido crecientemente por el pueblo organizado, de modo que vaya hacia una
verdadera transferencia del poder hacia las clases populares, de nuevo no
encontrará en la fe sino motivación y apoyo.
-
Si
el socialismo lleva a procesos culturales que despierten la dignidad de
nuestras masas y les comunique el coraje para asumir responsabilidades y exigir
sus derechos, se trata de una humanización convergente con la dignidad humana
que proclama nuestra fe.
-
En
cuanto a la lucha de clases sociales, pensamos que una cosa es el hecho
dinámico de la lucha de clases, que debe llevar a una justa transformación de
las estructuras, y otra el odio de clases que se dirige contra las personas y
contradice radicalmente el deber cristiano de regirse por el amor.”
Todo eso nos exige conocer más profundamente
los procesos hacia el socialismo de países como Cuba, Nicaragua y Venezuela,
evitando de dejarnos intoxicar por la falsa propagante de los medios de
comunicación capitalistas que nos inundan de sus mentiras. Un socialismo
humanitario será el resultado de la organización articulada de los Movimientos
populares. En ese sentido los cristianos tenemos mucho que aportar, porque allí
se materializa la construcción del Reino de Dios iniciado por Jesús de Nazaret.
2. ¡POR
UN NUEVO ORDEN INTERNACIONAL YA! Pedro Pierre
Nos duele la
situación de nuestro mundo, especialmente el genocidio de Gaza que no logramos
parar, pero también los muertos y la destrucción de Ucrania que Estados unidos
y Europa sacrifican a sus intereses. También están la guerra en Sudán, las
hambrunas en África, el saqueo de América Latina con los gobiernos neoliberales
de Argentina, Perú, Ecuador, Chile, El Salvador… Y preguntamos “¿Hasta cuándo?”
En Gaza se da
lo máximo de la perversidad: Ya hay más de 35,000 civiles asesinados por
bombardeos dirigidos contra ellos, más de la mitad siendo son niños y mujeres,
con la complicidad de Europa y el apoyo de Estados Unidos. El gobierno de
Israel ha pasado a ser el campeón mundial ‘todas categorías’ del asesinado en
masa, porque supera a Hitler y Pinochet y es superior al bombardeo nuclear de
Hiroshima en toneladas de bombas, dejando un país en ruinas con un millón de
personas que nos sabe adónde adónde ir protegerse, huyendo a los desiertos de
la muerte lenta y segura.
Sentimos que
nuestra impotencia se vuelve complicidad… Firmamos peticiones, comunicamos
informaciones, gritamos nuestra disconformidad… pero no paran los bombardeos.
La ONU (Organizaciones de las Naciones Unidas) y el Tribunal Internacional de
Justicia se muestran totalmente impotentes. Poco a poco despierta la llamada
“Comunidad internacional”. El papa Francisco grita su indignación y ofrece su
intermedio para que las partes en guerra se sientan para hacer la paz. Las
manifestaciones internacionales contra el genocidio de Gaza se multiplican,
tanto en el mismo Israel como en la mayoría de los países. Las redes sociales
están jugando un papel importante para comunicar la verdadera realidad que
silencian los grandes medios de comunicación nacionales e internacionales. Los
jóvenes están despertando, comenzando en Estados Unidos, y los siguen los de
Europa, Australia y varios países más. Desde varias regoiones del mundo, se
están organizando decenas ‘flotillas para la paz’, con ciudaadanos decididos a
llevar a Gaza alimentos, medicinas y esperanza… clamando por un masivo
levantamiento internacional y una solidaridad efectiva para Gaza. ¿Dónde nos
ubicamos? Otros rezan o rezamos… pero: “¡No basta rezar! Hace falta mucho más
para conseguir la paz”.
Otros abogan
por un ‘nuevo orden internacional’. Cada vez más se ve la necesidad de una
‘gobernanza mundial’ con una Constitución internacional cuyo cumplimiento cabal
sea confirmado por los gobiernos y países. Mas allá de la ONU y de los
Tribunales internacionales, tiene que redactarse las normas básicas de una
ética intercultural asumidas por todos los países. Ya han surgido propuestas
analizada por la misma ONU, pero que no avanza por la oposición de Estados
Unidos y Europa. Citemos dos nombres: el del pastor negro norteamericano
Martóin Luther King y el del jurista italianos Luigi Ferroli que han hecho
aportes aportes valiosos y fuertes llamamientos por un acuerdo universal sobre
los derechos fundamentales básicos y para una ética mínima universal, junto a
propuestas de muchos organismos de defensa de los Derechos Humanos, Derechos de
los Pueblos, Derechos de la Naturaleza…
¿Por qué hay
tan pocos avances? No basta decir que está la oposición sistemática de los mal
llamados ‘países desarrollados’ del capitalismo occidental. Es que nosotros
mismos, por una parte, no terminamos de despertar ni nos interesamos lo
suficiente en estos asuntos y, por otra, no integramos organizaciones de
Derechos Humanos. ¿Por qué los cristianos somos tan poco ‘sal, luz y fermento’
en estos organismos? Las nuevas generaciones nos pedirán y ya no piden cuenta
por la clase de mundo en ruinas que les estamos heredando. En el desastre
ambiental hemos entrado en la ‘autopista’ de no retorno: la sexta extinción de
la vida planetaria es irreversible desde 5 años. ¿Vamos a comenzar a reaccionar
cuando se mueran de calor los recién nacidos o los mayores por miles de miles?
¿O cuando nos quemen los incendios inapagables o las inundaciones imparables?
Tenemos ojos para no ver y corazón para no sentir.
Las cosas no
avanzan porque nosotros no avanzamos lo necesario… y los que algo hacemos,
démonos cuenta que no es suficiente. Si no dejamos nuestro ‘confort’ individual
y familiar, colaboramos a todos los genocidios que denunciamos. Si no cambiamos
nuestra manera de vivir tan individualista, de trabajar tan poco solidaria, de
organizarnos entre vecinos y amistades, de reunirnos para fortalecer
alternativas en todos los campos de la vida cotidiana, ni para disminuir las
consecuencias vamos a ser eficaces.
Los
cristianos tenemos las propuestas del Pueblo de Jesús que comenzó a existir por
la ruptura de Abraham y Sara cuando decidieron de dejar sus tierras, su país,
su organización esclavista y su religión que todo lo justificaba. De un lado,
rompieron con el pasado y emprendieron nuevos caminos de mayor libertad,
igualdad, equidad, fraternidad y justicia… haciendo allí la experiencia de un
‘Dios con ellos’, cercano y amigo. Los cristianos somos los herederos de esta
rebeldía de casi 4 milenarios. Esta herencia fue retomada por Moisés y Miriam
que lograron el éxodo de la esclavitud de Egipto, que dio nacimiento a la
nación hebrea y les reveló a un Dios liberador con ellos. Luego llegó la
confirmación de las y los profetas y de las y los sabios. Eso mismo asumió
Jesús y lo llamó el Reino de Dios, desvelando a un Dios padre y madre. ¿Cuándo
seremos coherente con nuestro nombre? ¿Qué más necesitamos? Juntos, hombres y
mujeres de buena voluntad, organizados y decididos, sí lo podemos lograr… antes
de que mueran decenas de miles más en Gaza y muchas otras partes.
3. APRENDAMOS
A SER HUMANOS, Pedro Pierre
Cuando
nacemos somos un ser inconcluso, pero con enormes capacidades en espera de
desarrollarse. Nuestra existencia consistirá en desarrollar armoniosamente
estas capacidades. Vivimos en un ambiente desfavorable que limite y destruye
nuestras capacidades de vivir y convivir armoniosamente por el caos que
caracteriza nuestro mundo, la violencia que sufre nuestro país, la agresividad
que se manifiesta entre nosotros, la desesperanza por una organización social
que nos explota, nos confunde y nos deshumaniza.
Esta
situación nos exige preguntarnos sobre el sentido de nuestra existencia y los
valores de nuestra identidad de ser humano. A lo largo de nuestra vida,
aprendemos muchas cosas, menos ser humano en su totalidad. En la escuela
aprendemos a leer, escribir, conocer la historia, la geografía, la física, las
matemáticas, la literatura, etc. Pero bien poco aprendemos a pensar,
reflexionar y discernir. En la universidad aprendemos una o varias profesiones,
nos capacitamos para ser buenos profesionales, nos especializamos en lo
digital, etc. Pero no aprendemos a convivir los unos con los otros y con la
naturaleza. Con las religiones aprendemos a obedecer a Dios sin darnos cuenta
que, muchas veces, son nuestros propios deseos y voluntades que le prestamos a
Dios.
El desafío
actual es rescatarnos y cultivar lo que no hemos desarrollado: aprender a ser
humano como debe ser. Esta tarea se podría resumir en desarrollar tres
dimensiones que hemos marginado: pensar, convivir y autocrearnos. ¿Nos va a
salvar la ‘inteligencia artificial?... Por supuesto que no. La mayor capacidad
del ser humano es su conciencia: nos damos cuenta que existimos, pensamos, nos
equivocamos, nos destruimos… La inteligencia artificial no tiene conciencia de
lo que escribe. Es sólo una memoria organizadora de elementos sobre un tema
particular a partir de un esquema predeterminado… Igualmente los robots.
En América
Latina tenemos en la persona del brasileño Paulo Freire uno de los mejores
pedagogos del planeta. La educación escolar nos enseña principalmente a ser
unos buenos capitalistas, es decir, seres humanos troncados y distorsionados:
individualista, competitivo es decir aplastador de los demás, cada vez más rico
a costa de la destrucción de la naturaleza, materialista es decir falto de
dimensión espiritual. Paulo Freire nos enseñar primero a pensar: pensar
leyendo, pensar escribiendo, pensar calculando, pensar aprendiendo todo lo que
se nos quiere enseñar en las aulas, es decir, aprender a saber quiénes somos,
por qué existimos, a qué servimos, cuándo se es verdaderamente feliz…
El paso
siguiente para ser más humano es aprender a convivir con otros y con todos.
Cuando llegamos a la universidad, hay que seguir pensando, pero darnos cuenta
que uno no está sólo, no vive solo, no aprende sólo, no crece sólo. Por lo
mismo, tenemos que aprender a convivir, porque ‘ser humano’ es juntos ser y
hacernos felices. Nadie está feliz sólo. Sentirse bien, no es felicidad, sólo
es placer, lo que no está mal, pero no es más que la sombra de la felicidad.
Existimos porque otros nos dieron la vida, la gestaron, la cuidaron, la
cultivaron, nos la entregaron para que la llevemos a su plenitud. Ser humano es
una tarea permanente, una dinámico inconcluso que se logra con los demás. El
infierno no es más que la soledad absoluta. La felicidad es el regalo de las
distintas formas de comunidad: comunidad familiar, comunidad de vecinos y de
amigos, comunidad de profesionales, comunidad deportiva, cultural, étnica,
nacional, espiritual…
¿Y lo de
autocrearnos como ser humano? La palabra ‘humano’ viene de ‘humus’ que
significa ‘tierra’, tierra fértil. La tierra, o sea, la naturaleza y el cosmos,
es la cuna de la vida y del amor. Olvidémonos de un Dios fuera del mundo y
fuera de nosotros. Dios está y es el mundo, la tierra, la naturaleza y el
cosmos porque es la vida y el amor en nosotros y todo lo que nos rodea. El
cosmos, la naturaleza, la tierra y el ser humano somos una misma realidad, una
misma unidad de vida, de amor y de Dios. Eso es la tercera dimensión humana
después del pensamiento y del convivir: Eso es la espiritualidad. Tenemos
también que olvidarnos de decir ‘tengo vida’ y ‘tengo amor’; se trata de darnos
cuenta que es la vida y el amor que nos abrazan y nos hacen vivir y amar: Somos
una encarnación de la vida y del amor. Lo mismo con Dios: somos una parcela de
Dios, una encarnación de Dios. Tal vez lo hayamos pensado en algún momento…
pero el sistema social en que vivimos nos aleja de estas realidades: nos aleja
de nuestra verdadera identidad, nos confunde sobre nuestro destino, nos engaña
sobre la verdadera felicidad… Nos impide ser humanos, es decir, dignos por
pensar críticamente, fraternos por convivir armoniosamente y creadores juntos
de nuestra común felicidad sin límite, que incluya lo espiritual.
Nunca es
tarde para comenzar y llegar a ser más humanos: comenzar a pensar, comenzar a
convivir y comenzar a vivir con Dios adentro de nosotros, de los demás, de la
naturaleza y del cosmos. Vale la pena intentarlo antes de que sea tarde. Es tal
vez lo que más nos más hace falta: simplemente ser humanos en su totalidad.
4. LA
BRÚJULA ES LA COMUNIDAD, Pedro Pierre
Cuando
miramos la diferencia de criterios entre los países del norte y los del sur
encontramos una característica muy particular: Europa y Estados Unidos insisten
en la primacía del individuo y América Latina y África sobre la primacía de la
comunidad. Los países del norte se dejaron guiar por el lema individualista de
la revolución francesa de “libertad, igualdad y fraternidad” y “los derechos
del hombre y del ciudadano”, mientras los países del sur conservaron su
herencia ancestral preferencialmente comunitaria. Por este motivo el sistema
capitalista prosperó en el Norte gracias a la libertad individual sin límite de
los empresarios a costa de la explotación ilimitada de los trabajadores. Esto
es lo que nos trajo la colonización europea con el saqueo indiscriminado de los
recursos naturales y los millones de muertes en las minas de oro y de plata de
América Latina, sin contar las decenas de millones de esclavos traídos a la
fuerza desde África.
Hoy esta
situación influye en nuestra manera personal de actuar y elegir. Somos llamados
a vivir comunitariamente porque todo el cosmos somos una sola unidas, pero nos
volvemos individualistas, indiferentes y pasivos porque asumimos, muchas veces
sin darnos cuenta, los criterios de la educación, de la religión y de los
medios de comunicación que nos vinieron del Norte. Paulatinamente olvidamos
nuestra herencia ancestral que insiste sobre el valor primordial de la
comunidad. Muchas veces cuando tomamos una decisión importante, pasa lo que
reza el dicho: “No hay que pensarlo 2 veces” y nos equivocamos. Nos limitamos a
nuestro propio juicio y seguimos adelante sin consultar a nadie, sin conversar
con las personas cercanas, sin mirar el camino de la historia que nos habita.
Poco a poco desaparecen las experiencias comunitarias… y peor ahora con el
teléfono celular que está en todas las manos…
Sin darnos
cuenta nos dejamos manipular por la moda del momento, el interés del día:
Perdemos el sentido de la vida. Hasta perdemos nuestra capacidad de decidir
porque pensamos, decimos y hacemos lo que piensa, dice y hace el montón.
Perdemos nuestra identidad de ser humano y dejamos de valorar los múltiples
talentos que tenemos. Estos talentos marginados dejan de ser un enriquecimiento
para los demás, porque nos dejamos llevar por el pensamiento único. Nos
vaciamos de nuestras riquezas interiores y de nuestras sabidurías. Sólo un
volver a la dimensión comunitaria nos permitirá reconocer nuestros valores
personales, nuestra identidad profunda, nuestra capacidad de decidir mejor
gracias a los criterios de los demás.
Tenemos que
diferenciar el grupo de la comunidad. A lo largo de nuestra vida conformamos
muchos grupos que son momentáneos. La comunidad es un grupo estable que nos
permite construir muestra manera de vivir, de pensar, de creer, de tomar
decisiones importantes. Cada una y cada uno de nosotros somos únicos, llamados
a desvelar y hacer visibles y eficaces las diversidades que nos habitan: Somos
un gran arcoíris de colores que se funden las unas en las otras, pero donde
cada una conserva su brillo. Somos una inmensa sinfonía de la que cada uno
somos un instrumento indispensable.
Las
religiones insisten en el valor insuperable de la comunidad, porque juntos
descubrimos la belleza de la vida, el valor de cada uno, la grandeza de la
verdad. Si nos quedamos solos, nos limitamos a nuestra pequeñez individual: La
comunidad nos demultiplica sin que perdamos nuestra originalidad. En un mundo
cada vez más complejo, caótico, violento y descarrilado, la comunidad nos ayuda
a interpretar los acontecimientos, descubrir lo duradero entre lo pasajero,
trabajar por la paz en medio de tantas guerras y tantos atropellos, reconocer
donde está la verdad. La comunidad es el criterio de la verdad. Nuestra
subjetividad individual, a lo largo, nos esconde el camino correcto: La
comunidad nos va a ayudar a reconocer el camino correcto, la decisión precisa,
la acción certera.
Tal vez lo
más bonito de la comunidad sea la celebración. De vez en cuando decidimos mirar
atrás y recodar el camino recorrido, no para decir que lo de ayer era lo mejor,
sino para decir, proclamar, cantar, bailar lo que nos pareció bonito, amable,
esperanzador de lo vivido. Celebramos el presente rico del pasado de todos y
preñado de mucho futuro. Celebramos lo mejor de nosotros, en particular de los
que no son nadie pero que aportan muchos. Reconocemos allí que crece el
Misterio de la Vida, que se nos acerca la Fuente del Amor, nos inunde la Fuerza
de la Espiritualidad. Allí están nuestros sellos de garantía como persona
humana. Estamos plenamente seguros que, a pesar de los desastres, las
desgracias, los fracasos y las destrucciones, este Misterio, esta Fuente y esta
Fuerza siguen avanzando y creciendo en nosotros, pero mucho más si vivimos en
comunidad.
¡Felices
nosotros si no dejamos nunca la comunidad porque es nuestra salvación, nuestra
felicidad y nuestro destino definitivo! Seremos uno en todos y todos en uno…
Eso es el desafío a comenzar a vivir cada día y cada momento.
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