jueves, 19 de abril de 2012

NOTICIAS ECUARORIANAS

A R T Í C U L O S   D E   M A R Z O   D E  2012





CONTENIDO

1.       El oro o el agua

2.       Jefe índio llorando

3.       Asumamos positivamente los conflitos

4.       Ecuador em transición





1.        EL  ORO  O  EL  AGUA,  Pedro  Pierre



Es un signo de los tiempos que todos los países latinoamericanos -bien raras son las excepciones- tengan problemas con la minería aun con los gobiernos llamados progresistas. Ecuador no escapa a la lista, con el caso patente de la Texaco en el Oriente y las protestas en varios lugares del país. ¿No será un llamado para que sus gobiernos reorienten sus políticas de extracción minera? Y en nuestro país se acaba de firmar un contrato de extracción minera a gran escala. Los ejemplos de extracción minera a gran escala en América Latina son espantosos. Los casos de Chile, Perú, Guatemala están a la vista: ¿se ha reducido la pobreza en estos países? Más bien solo una minoría se ha enriquecido y las grandes multinacionales jubilan.

En Ecuador debemos preguntarnos qué necesitamos primero: ¿más dinero o mejor repartición de los bienes producidos? Sabemos que en nuestro país el mayor problema y el causante de la escandalosa pobreza es la desigualdad o sea la inequidad en la posesión de bienes: a unos pocos les sobra lo que a la gran mayoría les hace falta. En el “sistema de acumulación” en el que nos encontramos, ¿no se harán los ricos más ricos y los pobres más pobres? Recuerdo siempre el lema de una campaña de Cuaresma que buscaba hacer conciencia sobre la necesidad de una mayor justicia nacional: “No es el pan que hace falta sino la voluntad de repartirlo juntos”; decía exactamente “condividirlo”.

Jesús nos advierte: “Donde está tu tesoro, ahí está tu corazón”. El inmenso tesoro de Ecuador es su gente, su naturaleza, su agua. Los Indígenas protestan, la naturaleza se muere y el agua se contamina aceleradamente. Recordemos también el aviso del sabio: “Cuando, por venderlos, habrás cortado el último árbol, matado el último animal silvestre, secado el último río, te darás cuenta, más demasiado tarde, que el dinero no se come”.

Me duele este mi país: un Ecuador sin árboles, un Ecuador contaminado, un Ecuador de agua enlatada, un Ecuador donde la brecha entre ricos y pobres sigue creciendo. Definitivamente no estoy a favor de la minería a gran escala, porque hay que elegir entre el oro y el agua, entre el dinero y la vida, por un país de árboles frondosos, de ríos de aguas claras y de gentes buenas, valientes que prefieren “comer un pan de pie y no un pollo de rodillas”. Personalmente opto y seguiré luchando por una vida sencilla, digna y fraterna que no me la dan ni el oro ni el dinero. No quiero ser millonario ni terminar al basurero de la desesperanza.





2.        JEFE INDIO LLORANDO, Pedro Pierre



A veces una imagen habla mejor que mil discursos. Es el golpe que recibí al mirar este jefe indígena brasileño de la nación Raoni llorando porque la construcción de la más grande represa del mundo va a borrar del mapa su territorio y su pueblo. Mientras Brasil entra en el libro de los campeones, este pueblo indígena, cuidador milenario de la naturaleza, va a entrar en el infierno antes de morir desaparecido por la dictadura del progreso capitalista. Ese destino espera el pueblo Raoni de 40,000 personas en la selva amazónica brasileña.

¿Hasta cuándo el destino de los pobres va a seguir siendo la “muerte prematura e injusta”? Es fácil ahora denunciar la colonización europea con sus genocidios 10 veces superiores a las quemas de los judíos en los campos de concentración nazis. Es fácil ahora mostrar del dedo condenador a los dictadores asesinos Pinochet y León Febrés Cordero. Es más fácil ahora condenar a los muertos que defender a los vivos torturados o desaparecidos.

¿Quiénes son ahora los colonizadores devastadores de pueblos y de riquezas naturales? ¿Quiénes son ahora los dictadores asesinos que matan pueblos impunemente? ¿Quiénes son las estrellas de un momento que, tal meteoritos, siembran muerte y cenizas a su paso? ¿No construimos nuestro propio suicidio colectivo?

Ya en 2007 nos advertían los obispos latinoamericanos reunidos en Aparecida, Brasil: “Como profetas de la vida, queremos insistir que en las intervenciones sobre los recursos naturales no predominen los intereses de grupos económicos que arrasan irracionalmente las fuentes de vida, en perjuicio de naciones enteras y de la misma humanidad. Las generaciones que nos sucedan tienen derecho a recibir un mundo habitable”.

“La solidaridad es la ternura de los pueblos”. “Amo lo que tengo de indio” decía monseñor Leonidas Proaño. Dejemos subir en nosotros la compasión afín de aportar más decididamente nuestro granito de arena en la defensa de este pueblo brasileño condenado a muerte injustamente, en la defensa de la Amazonía y en la defensa de la naturaleza en general. Nuestro lindo planeta azul es una sola unidad de vida y de destino. Lo decía san Pablo: “Si un miembro sufre todos los miembros sufren. Al miembro más insignificante le prestamos más cuidado”.

Por todas estas razone me permito invitarles a firmar una petición para que se revise la construcción de la represa Belo Monte en Brasil que afecta directamente al pueblo Raoni: http://raoni.fr/firma-peticion-contra-belo-monte.php





3.        ASUMAMOS POSITIVAMENTE LOS CONFLITOS, Pedro Pierre



¿Podemos vivir sin conflictos al nivel personal, familiar, social, profesional, religioso…? No; eso es irreal: No hay vida sin conflicto. Más bien hay que decir: la vida es conflicto, o sea proceso permanente de caídas y superaciones, muerte y vida. El problema es que nosotros añadimos más conflictos por interés, egoísmo, poder, orgullo, dominación… que terminan con nuestra propia destrucción. En este momento estamos descubriendo que estamos agilitando “la sexta extinción masiva de la vida en nuestro planeta”. ¡Cuántos conflictos podríamos evitar para vivir mejor personal y colectivamente! No hemos comprendido todavía que en el convivir humano y el cuidado de la naturaleza está nuestro bienestar. ¡Cuánto irrespeto al bien común que destruye la paz, la tranquilidad y el desarrollo armonioso!

Ecuador somos un país multiétnico y plurinacional. No hemos avanzado mucho desde que se escribió eso en la última Constitución de hace ya 4 años. Se nos ha alabado porque nuestra Constitución era la primera en proclamar y defender los derechos de la naturaleza… y entramos en la devastadora minería a gran escala. Los Indígenas han levantado el grito de alarma y están realizando una marcha nacional de más de 600 kilómetros para que se escuchen la voz de los pueblos ancestrales y de la naturaleza. Nuestros conflictos son un llamado a la superación y al crecimiento tanto de las personas como de los pueblos y de la misma naturaleza. Son retos que nos obligan a discernir dónde estamos fallando y qué es lo que tenemos que corregir en nuestras prácticas cotidianas.

Jesús nos dio un camino de solución exigente y eficaz para un convivir armonioso: “Si tu hermano tiene una queja en contra tuya, anda a hablar a solas con tu hermano. Si no te hace caso, toma contigo a una o dos personas más. Si se niega a escucharlos, informa a la asamblea”.

Hemos entrado en tiempos de mayor conciencia personal y colectiva, de mayor participación, en tiempos de diálogo y de consensos. No creemos en los que se proclaman nuestros salvadores y redentores. Hemos descubierto que si los problemas son de todos, las soluciones también son de todos. Eso comienza en la familia, se desarrolla en el barrio y abarca la ciudad y el país.

Que las marchas convocadas por los Indígenas y el gobierno terminen en una escucha recíproca, en un diálogo cordial y en consensos oportunos. Si todos buscamos el bien del país juntemos las manos y las propuestas: así todos saldremos ganadores.





4.        ECUADOR EN TRANSICIÓN, Pedro Pierre



“Caminante, no hay camino; el camino se hace al andar”. Ese es el proceso de las personas, de los pueblos, de los países. Ecuador está en este empeño. El desafío está en el discernimiento y el compromiso, o mejor dicho en el compromiso para discernir mejor, porque cuando nos quedamos en la vereda del camino no avanzamos.

En nuestro país se presentan varias propuestas. La derecha está experta en la presentación de un futuro maravilloso mediante los grandes medios de comunicación. Pretende defender y promover nuestros intereses cuando son los propios que va empujando. Los sabemos: “Son lobos disfrazados de ovejas” y “Un árbol malo no puede dar buenos frutos”.

Guste o no guste, los Indígenas son los que en este momento proponen un modelo alternativo de sociedad con el Bien Vivir y Bien Convivir”. Contra ellos se lanzan dudas, calumnias y algunas verdades: “Están divididos”, “Se dejaron corromper por el poder y el dinero”, “Sueñan con resucitar el pasado”… Al escuchar favorablemente eso, ¿no quisiéramos que otros fueran nuestros salvadores para sentarnos a mesa puesta? ¿Y que estos otros -Indígenas todavía tan despreciados- sean perfectos? Ningún proceso es perfecto ni acabado. Más bien todos son lentos y tortuosos; pero sobre todo son el resultado de muchos y variados esfuerzos mancomunados.

Las Iglesias en este momento aparecen bastante ausentes. En ellas las fuerzas conservadoras y reaccionarias llevan la batuta. Para los católicos, hace 50 años, el Concilio Vaticano 2º abría las puertas para dialogar con el mundo moderno y apoyar los esfuerzos de un cambio de rumbo particularmente en lo económico. Los cristianos pobres de América Latina optaron por este camino y continúan sembrado esperanza a contrapelo de la mayoría de sus pastores.

La revolución ciudadana avanza con un paso adelante y dos atrás, porque todo gobierno es limitado. Las opciones y presiones internas y externas lo obligan a detener o desviar la marcha. Los avances no se logran sin o contra los pobres y los pueblos organizados. Felizmente en este momento varias instituciones regionales y latinoamericanas buscan fortalecer procesos alternativos, como por ejemplo el ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas), UNASUR (Unión de las Naciones Sur-americanas), CELAC (Comunidad de los Estados Latinoamericanos y Caribeños) y otros. Una cosa es segura: Este “vino nuevo necesita odres nuevos”. Vivamos ya personal y organizadamente este futuro que soñamos y que comienza a alborear.