lunes, 19 de junio de 2017

Artículos periodísticos de mayo

Jueves 19 de junio de 2017.

Estimadas/os amigas/os y compañeras/os de camino, buenos días.
Esperando que estén bien.

He aquí mis artículos de marzo en El Telégrafo, relacionados con el comienzo de un nuevo camino para El Ecuador.
-          A favor del gobierno del presidente Maduro… por las mentiras internacionales.
-          Arrimemos todos el hombro… para el nuevo período gubernamental.
-          Retos que nos comprometen… afín de no quedar en lamentos estériles.
-          ¿Iremos hacia un mayor poder popular?... Eso depende mucho de nosotros.
-          Centrarnos en el Bien vivir y convivir… para no perder el camino.

Como suplemento, les envío un aporte que dio recién sobre la situación de Venezuela a partir de un Documento del sacerdote belga sociólogo, François Houtart (90 años, conocido internacionalmente, que da clase en el Instituto Ecuatoriano de Altos Estudios).
Francois Houtart apoya la convocatoria a una Asamblea Constituyente para que las Organizaciones Populares se empoderen de la situación, defensa y destino de su país. Hace notar los desafíos y los riesgos de tal decisión.

Nota: Francois Houtart falleció el 6 de junio.

¡Buena lectura y ánimo en sus actividades!

Fraternalmente.
Pedro.

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1.  A FAVOR DEL GOBIERNO DEL PRESIDENTE MADURO, Pedro Pierre.

Acabo de recibir respuesta a una carta enviada a un amigo sacerdote de Venezuela sobre la situación de su país, en particular después de las tomas de posición de varios sectores católicos: la conferencia episcopal venezolana, muy crítica al gobierno del presidente Maduro (que recibió la solidaridad de la conferencia episcopal ecuatoriana), la toma de posición igualmente crítica de los religiosos venezolanos.
Le comunicaba a mi amigo que “había notado la conferencia episcopal venezolana muy favorable a los sectores ricos del país… No me parece justo descalificar a un presidente legítimamente elegido que busca defender a su pueblo. Tampoco me parece justo dar a entender que quien no quiere dialogar es el gobierno, cuando la realidad es todo lo contrario… (tal como lo confirma un reciente comentario del papa Francisco)… Los medios internacionales bien poco hablan de Brasil y Argentina donde la situación es igual o peor… Los grupos económicos venezolanos están provocando una escasez deliberada de alimentos para desprestigiar y hacer caer el gobierno de Maduro y ponerse en su lugar… Armar a grupos de ciudadanos para defenderse es otro derecho contra ataques violentos de la derecha… El recién apoyo de 1 millón de personas en una manifestación a favor de Maduro no es poca cosa…”
He aquí la mayor parte de la respuesta de mi amigo:
“Pienso que tu visión de la situación de Venezuela esta fiel a la realidad. Venezuela tiene petróleo, oro, metales raros, etc. que deben volver a la disposición del imperio y tiene que ‘pagar’ además el liderazgo de Chávez y su papel en América Latina, para que se vuelva sumisa a estos mismos intereses… No les importa el pueblo para nada y lo que tiene que sufrir.
La iglesia venezolana más derechista que todas: llamó a la desobediencia civil pero nadie le hizo caso... ni la oposición. (X…) es el sacerdote venezolano que da la cara y denuncia que los obispos hacen declaraciones políticas y no pastoral; con toda razón.
Sí, creo que el dialogo es la única solución viable para no más violencia y evitar una intervención extranjera que llevaría a la guerra civil. A pesar de los errores de Maduro la gente quiere que siga gobernando según encuestas venezolanas en 57 %: ver Hinterlaces, por internet.
La violencia es de la oposición, aunque hace creer con los medios internacionales de comunicación que es lo contrario y que la situación del país es desastrosa, etc. En los barrios populares donde vivo, no he visto ni manifestación ni barricadas ni saqueos… Esto no quita que el descontento y los problemas que se viven son muy grandes y apremiantes…
Las acciones violentas son de grupos reducidos en distintas ciudades del país y siempre en les sitios o urbanizaciones de la clase alta y media. Los sectores populares no han ‘bajado de los cerros’, como se dice en Caracas. Podrías leer en el Ultimas Noticias de Venezuela en fecha de hoy (1 de mayo), el artículo de J.V. Rangel.”
Reflexión final: ¿No quieren Lasso y compañía crear en Ecuador el mismo caos que la derecha venezolana?


2.  ARRIMEMOS TODOS EL HOMBRO, Pedro Pierre.

“Nuevo gobierno, nueva oportunidades”, sabiendo que el mayor esfuerzo depende de nosotros, todos los ecuatorianos. No estamos en un país dividido de 48 contra 52%, porque en este cálculo olvidamos de contar a los que no votaron (unos 18%) y a los que votaron nulo y blanco (unos 12%). Somos un país diverso pero no enfrentado.
El Ecuador somos todas y todos los ecuatorianos y haremos del país lo que queremos que sea. Es a través del diálogo y la organización que podremos lograr los que queremos. Eso quiere decir que primero debemos saber qué país queremos, qué economía queremos, qué participación política queremos, que cultura del Bien vivir queremos.
Por esta razón deberíamos ponernos unas prioridades. Una de ellas bien podrían ser la información y la formación. ¿Con qué criterios elegimos nuestros medios de información? Estamos acostumbrados a mirar cualquier información, cualquier canal de televisión, cualquier periódico. ¿Nos hemos preguntado alguna vez quiénes son los responsables de estos medios de información y a qué intereses responden? ¿Sabemos cuáles son los medios que representan y defienden a los sectores populares? Estas últimas elecciones nos han permitido ver más claramente quiénes nos manipulan.
Al emprender una nueva etapa política, debemos fijarnos alguna meta sencilla: ¿qué voy a aportar al bien vivir y convivir del Ecuador como persona, como familia, como joven, como mujer, como cristiano, como profesional… y sobre todo con quiénes me voy a unir y organizar para alcanzarlo mejor? Desorganizados, nos quedamos en lamentos y críticas que no van más allá de nuestros problemas individuales. Desorganizados, no avanzan nuestros sueños ni nuestros propósitos. Desorganizados, nos quedamos amargados e ineficaces.
En Quito un grupo significativo de jóvenes ha decidido formar una organización política para compartir inquietudes, conocer mejor el ámbito político y económico, capacitarse para entender mejor la realidad nacional e internacional, dar a conocer sus propuestas y ser mejor escuchados. ¡Ojalá se multipliquen estos grupos de jóvenes, de adultos, de moradores, de cristianos que desean aportar su parte a la construcción de un Ecuador mejor!
Para los cristianos es buenos recordar frases que no envejecen como, por ejemplo, las del papa Pablo 6° después del Sínodo de 1975: “La Iglesia… tiene el deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos…, el deber de ayudar a que nazca esta liberación, de dar testimonio de la misma, de hacer que sea total. Todo esto no es extraño a la evangelización”. En su reunión de Aparecida en Brasil (2007) proclamaron nuestros obispos latinoamericanos: “Los cristianos… son ‘hombres de la Iglesia en el corazón del mundo, y hombres del mundo en el corazón de la Iglesia’. Su misión propia y específica se realiza en el mundo, de tal modo que con su testimonio y su actividad contribuyan a la transformación de las realidades y la creación de estructuras justas según los criterios del Evangelio.”
A trabajar mancomunadamente, hombro con hombro.


3.  RETOS QUE NOS COMPROMETEN, Pedro Pierre.

Aunque falta mucho por hacer, la Revolución ciudadana nos ha obligado a participar y crecer. Pero no tenemos que dormirnos: el ‘león neoliberal’ no ha muerto y prepara nuevas batallas. Una victoria electoral no sólo se celebra, se defiende… y tenemos que defenderla con una nueva manera de vivir.
Nuevos retos tenemos que enfrentar en este período de gobierno que comienza. He aquí unos cuatros que nos comprometen a vivir de otra manera si queremos que el gobierno de Lenin Moreno nos dé satisfacción. En lo político, un gran desafío es la participación más protagonista de las organizaciones populares, sociales e indígenas. ¿Dónde nos ubicamos cada uno y cada una de nosotros y nosotras? Recordemos: desorganizados, somos débiles y fácilmente engañados… y criticaremos que el gobierno se ha descuidado de los pobres y las clases desorganizadas.
En lo económico, está el desafío del desempleo informal. El año pasado leía que llega al 40% de la población activa. ¿Qué va a pasar con los hijos e hijas de estos padres ‘informales’ cuando lleguen a los 20 años con un diploma, pero sin posibilidad de encontrar un empleo correspondiente? Claro que hay que presionar el gobierno para que el pleno empleo sea un derecho que efectivamente se satisface… pero sin nuestra colaboración bien poco va a lograr. ¿Dónde existen necesidades que tienen que ser satisfechas? No podemos ser todos profesionales de la medicina o del derecho. ¿Y las carreras técnicas? Porque tenemos un montón de artesanos que nunca se formaron profesionalmente y que hacen un pésimo trabajo. Están también las carreras sociales para una mayor prevención y atención a la salud, a la niñez, a la juventud, a la tercera edad… ¿Cómo vamos a hacer escuchar nuestra voz para no quedar en lamentaciones estériles?
Es al nivel cultural donde el desafío me parece mayor. Desaparecerán los programas televisivos de chismografías vergonzosos cuando nos interesaremos en desarrollar nuestra capacidad de gustar de belleza, poesía, gratuidad, arte, estética… Ni hablemos de los contenidos deshumanizantes de las redes sociales, las que se han calificado de “gran cloaca internacional” en que se bañan diariamente millones de personas. En estos años hemos crecido globalmente en capacidad intelectual, pero en lo cultural estamo demasiado bajos. La cultura proviene de nuestra identidad, de nuestra sabiduría, de nuestra creatividad, de nuestra herencia milenaria. Se visita a Ecuador por sus montañas, ríos, islas, selvas, sus culturas de ayer… ¿y hoy, por qué las personas contamos tan poco? Buscamos hablar inglés, pero no sabemos quiénes somos. Escuchamos música extranjera, pero no valoramos lo nuestro. Nos vestimos con la última moda sin darnos cuenta que nos dejamos ‘modelar’ al punto de todos vestir, peinarnos y maquilarnos igual que en París, Londres y Nueva York… como ‘don nadie’. Nuestra autoestima tiene que acompañarse de originalidad cultural que se aprende desde lo nuestro, lo latinoamericano y lo indígena. ¿Cuánto tiempo dedicamos a esto?
¡Pongamos “vino nuevo en odres nuevos” y a chorro!


4.  ¿IREMOS HACIA UN MAYOR PODER POPULAR?, Pedro Pierre

Rafael Correa deja un país muy diferente de aquel de hace 10 años. Nadie va a negar que en este decenio se han dado más cambios que en 100 años. La gran novedad es que ya no es la derecha tradicional con sus medios de prensa comercial que hacían y deshacían de acuerdo con sus intereses. Las clases medias y media-altas han tomado el espacio de la dicha oligarquía criolla que gobernó desde la independencia. Queda pendiente todavía un gobierno que nazca de las clases populares y las represente. ¿Ayudará el gobierno de Lenin Moreno a ir en esta dirección?
Ese es el gran desafío de las organizaciones sociales, populares e indígenas junto a los llamados grupos de izquierda y a los movimientos que dicen hacer una opción por los pobres, como Alianza País. Este proceso ha comenzada desde muchos años. En este momento su dimensión socialista se encuentra muy debilitada y dispersa tanto por las orientaciones y persecuciones que llevó adelante el gobierno de Rafael Correa como por sus propias debilidades y errores. ¿Se logrará una reconformación de estas fuerzas populares en los años venideros? El camino será largo, pedregoso y cuesta arriba. Los sectores populares parecen más prestos a buscar un consumismo destructor que una verdadera desarrollo humano y un protagonismo constructor de un proyecto popular de gobierno.
Las experiencias latinoamericanas nos ofrecen lecciones y caminos recorridos. Seguramente los indígenas zapatistas de México nos dan un ejemplo significativo: durante más de 20 años han construido un gobierno de autogestión y recién entran como partido político para disputar el poder en las próximas elecciones nacionales. Es en Bolivia, sin idealizar demasiado el proceso, que las nacionalidades indígenas han avanzado más en su reconocimiento y su participación en el gobierno de Evo Morales. Se han de encontrar allí propuestas y posibilidades para poner en marcha las demoradas autonomías indígenas en el Ecuador plurinacional.
Las actuales luchas populares en Argentina y Brasil contra sus gobiernos neoliberales demuestran un fin de ciclo: el neoliberalismo no da más sino es miseria y destrucción. Brasil es el país donde los movimientos sociales han demostrado más pujanza. En Venezuela, el gobierno apuesta por una Constituyente que institucionalice los avances de los sectores populares y desbarate los planes golpistas de la derecha nacional e internacional. En cuanto a Uruguay, se nos da el ejemplo de un partido de izquierda organizado y pujante que mantiene una línea socialista de gobierno. Estos países nos dan para soñar y actuar. Mucho podemos aprender de ellos para lograr el fortalecimiento de un poder popular ecuatoriano que marque el rumbo de futuros gobiernos. ¿Están decididos las organizaciones populares y los grupos de izquierda a hacer la opción de acompañar a los sectores sociales que han comenzado a poner en marcha un nuevo estilo de vida, de cultura, de economía y de política?
Avancemos sin miedo por el Bien Vivir porque, como ayer, Dios nos dice: “No tengas miedo: Estoy contigo”.


5.  CENTRARNOS EN EL BIEN VIVIR Y CONVIVIR, Pedro Pierre

“Empecemos a vivir ya lo que soñamos juntos” dice el grafiti en la pared, frente a las indefiniciones ideológicas del nuevo gobierno. Cuando comenzó la revolución ciudadana hace diez años se hablaba del socialismo del siglo 21. Enseguida se tomó decisiones significativas como el fin del contrato de la base naval norteamericana en Manta y la convocatoria a una Asamblea Constituyente. Todo esto creó un proyecto de país… que marcó el comienzo de grandes cambios y un real mejoramiento de la vida de muchos pobres.
La campaña de Lenin Moreno aseguró una continuidad con reformas a las leyes que dejaron cierto o mucho descontento. Pero nos sentimos huérfanos de orientaciones claras y consensuadas. La derecha opositora y minoritaria que perdió las elecciones ya está tomando la delantera e indica como dando órdenes por dónde tienen que ir los cambios. Las distintas Cámaras también se han reunido con el presidente para confirmar la alianza público-privada para poner en la mesa sus ofertas capitalistas. También se han reunido las organizaciones sociales afines a Alianza País, pero sin cuestionar la línea capitalista de las decisiones de la última década.
Lastimosamente la ausencia de partidos y movimientos de izquierda, la debilidad de las organizaciones indígenas y populares, la falta de propuestas unificadoras sobre los cambios que necesita el país hacen el rumbo del nuevo gobierno no se dibuje con claridad. Los ministros no tienen definiciones ideológicas al venir de distintos horizontes partidistas. Las conversaciones económicas con el Banco Mundial no parecen de buen augurio ya que sabemos de sus consejos y orientaciones.
Los llamados al diálogo tienen que transformarse en concertación y consensos desde las organizaciones de todos los sectores populares. De allí tiene que venir el protagonismo y las propuestas orientadoras a largo plazo. Los diputados tienen que ser menos de Asamblea y más “de territorio” para conocer las necesidades más apremiantes. Los militantes de Alianza País tienen que reunirse con sus bases para construir el rumbo del camino a seguir.
Depende de nuestra capacidad de reunión, organización e iniciativas enrumbar las invitaciones al diálogo y participación de parte del nuevo presidente… ¿No estaremos algo dormidos? ¡Cuidado! “¡Camarón que se duerme, lo lleva la corriente!” ¡A despertar nuestros ideales del Bien Vivir y Convivir! Por allí tiene que ir el país. En eso cada una y cada uno tiene que aportar su parte. No se trata de no buscar la satisfacción de nuestras necesidades individuales, sino de encontrar cauces comunes para lograrlos juntos. Se trata de emprender una gran minga nacional que ponga las bases de un convivir armonioso. Mucho se ha hecho en estos últimos años, pero mucho más todavía falta por hacer: la revolución ciudadana vivirá si la ciudadanía se empodera de su revolución; el gobierno tiene que fomentar dicha iniciativa… o la derecha ganará en la realidad lo que ha perdido en las elecciones. Pues “se cosecha lo que se siembra”.



LA  VENEZUELA  DE  HOY  Y  DE  MAÑANA,  François  Houtart

ALAI, 24/05/2017.

Después de una visita en Caracas, quisiera hacer algunas reflexiones sobre la situación del país.
La idea de una revisión constitucional sobre bases más populares es, en principio, buena pero significa un proceso a medio y largo plazo, cuando los problemas existenciales son a corto plazo. Antes del fin del proceso, la gente puede cansarse frente a las dificultades de la vida cotidiana. Éstas provienen seguramente del boicot y de la especulación de parte del capital local y del imperialismo, pero también de procesos ordinarios en periodos de escasez: mercado negro, acaparamiento de productos, cambios de producción en función de la ley del mercado, usura de los intermediarios, pero también de la corrupción de agentes del Estado.
Sin embargo, hay un peligro de "fetichización" de la ley (aquí de la constitución) que tiende a identificar el texto jurídico con la realidad. Es un defecto muy latino en todo el mundo, desde la Declaración universal de los Derechos humanos de la Revolución francesa. Carlos Marx lo señaló ya en escrito sobre La Cuestión Judía. También, definir la base de designación de los electores no va a ser tarea fácil y tomará tiempo. Finalmente, hay un peligro de no-participación de la oposición que dejaría el proceso solamente en manos de los ya convencidos, sin hablar de un posible rechazo por una mayoría de la población.
Por eso, muchas otras medidas parecen necesarias: renegociar la deuda externa que extrae miles de millones de dólares del país, cuando existe escasez, sabiendo evidentemente que hay el peligro de hacer subir el riesgo país, ya el más alto del mundo; revisar la deuda interna que termina por ser un financiamiento de la oposición; repensar el arco minero del Orinoco, que quiere arreglar el problema de las minas ilegales, pero que también es un regreso al pasado neoliberal, con concesiones a las grandes multinacionales y pagos de compensaciones por expulsiones del tiempo de Chávez; actuar sobre la distribución todavía en mano del capital local (una decena de grandes empresas que manipulan la escasez) ya que la producción y las importaciones han relativamente mejorado; frenar la especulación financiera que junto con la hiperinflación, permite a ciertos grupos constituir fortunas enormes al costo del bien público y aumenta la fuga de capitales (una suma estimada a más de 300 mil millones de dólares); luchar contra la corrupción interna (incluyendo al ejército) que obstaculiza la distribución de bienes que el Gobierno compra al exterior; etc.
Un grupo contrario a la oposición, pero crítico de ciertas políticas gubernamentales se desarrolla, con propuestas concretas, pero con el peligro de ser identificado, en un clima de confrontaciones extremas, como peligroso o por lo menos utópico y no como proponiendo alternativas dignas de ser consideradas.
Evidentemente, la caída del gobierno de Maduro significaría la subida de un Macri o de un Temer, es decir de un régimen antipopular y por eso se debe defender su legitimidad hasta el fin de su mandato. Por otra parte, el uso de la violencia por la oposición ha tomado dimensiones inéditas, con la destrucción de edificios públicos (un hospital, un local de la aviación civil, entre otros), la quema de un joven y el uso de excrementos humanos, frente a fuerzas del orden que tienen la prohibición de utilizar armas letales. Por su naturaleza propia, los medios de comunicación amplían la realidad de las expresiones de la derecha, dando la impresión de un caos generalizado, pero la vida cotidiana continúa a pesar de las dificultades. Los servicios públicos, como los buses, la recolección de la basura, la limpieza de las calles, funcionan. De verdad, la escasez en un sector como la salud puede ser dramática y a medio plazo, la falta de repuestos puede afectar la disponibilidad de vehículos. El 21 de mayo, la oposición llamó a un paro nacional: de hecho, en Caracas, la ciudad no se paralizó y la vida siguió su curso.
Sin embargo, para defender su legitimidad, el gobierno tiene que evitar errores que la ponen en duda y que alimentan las campañas de denigración de la mayoría de los medios de comunicación internos e internacionales. Se podría esperar que Nicolás Maduro adopte más un discurso de jefe de Estado que de militante de base, recordando que habla a la nación, al continente latinoamericano, al resto del mundo y no solamente a sus partidarios.
En fin de cuenta, se trata en primer lugar de una confrontación de clases. Las manifestaciones de la oposición lo indican claramente: el tipo de barrios donde se organizan y el público que participa. Una parte de la clase media urbana, muy afectada en su poder de consumo por la caída de la renta petrolera (hoy un repuesto mayor de un carro vale lo mismo que cinco automóviles hace 4 años) juega un papel de apoyo a las clases altas que quieren recuperar el poder político. Estas últimas se juntan a grupos utilizando la violencia (la mayoría de las víctimas son chavistas). Pero existe también un descontento fuerte en las clases subalternas a la base del proceso bolivariano, por el deterioro de las "misiones" por falta de financiamiento y por corrupción (sectores de la salud, de la educación, de los mercados populares, que todavía existen como estructuras, pero con menos contenido real).
Si la mortalidad infantil y la mortalidad en partos aumenta, es el resultado de varios factores combinados: la lógica del capitalismo de monopolio mundial que manipula los precios de las "commodities", el boicot interno de los que tienen todavía una hegemonía económica sobre la distribución y finalmente la corrupción interna y no es seguro que la mejor respuesta fue despedir a la ministra de Salud que reveló las cifras.
La gran dificultad está en manejar el largo plazo con el corto. Álvaro García Linera ha escrito que una revolución que no asegura (por cualquier razón que sea) la base material de la vida del pueblo, no tiene mucho futuro y los adversarios lo saben muy bien.
La conferencia episcopal ha elegido su campo (la oposición) y produce textos de gran pobreza intelectual, cuando el Papa no dudó en criticar la oposición por su falta de deseo de diálogo.
En Venezuela, como en todos los países pos-neoliberales de América latina, se trata de refundar el proyecto de izquierda y no solamente de adaptarlo. Es la única manera de ser fiel a la meta original de emancipación popular y de reorganización de la sociedad que suscitó tantas esperanzas y tanta admiración en el mundo entero y que, en Venezuela, tiene todavía bases en las iniciativas comunales. Es también el camino para salir progresivamente de la renta petrolera o minera, fruto de producciones altamente destructivas del ambiente y en total contradicción con un proyecto postcapitalista.
La adopción de una visión holística de la realidad para definir un nuevo paradigma de existencia colectiva de la humanidad en el planeta, que sea de vida y no de muerte, como el capitalismo (muerte de la madre tierra y economía sacrificial de millones de seres humanos) es una base necesaria. Eso implica otra relación con la naturaleza; no basada sobre la explotación sino sobre el respeto y la posibilidad de regeneración; no apoyada sobre el extractivismo, forma capitalista de la extracción y no construida sobre la renta de productos altamente destructivos del ambiente y finalmente alterando el clima mundial.
Esta visión implica también privilegiar el valor de uso sobre el valor de cambio (la única existente para el capital), con todas sus consecuencias sobre la propiedad de los medios de producción. Exige también una generalización de los procesos democráticos, para construir el nuevo sujeto histórico, que no es solamente el proletariado industrial como en el siglo XIX y pide también la interculturalidad y el fin del predomino de una cultura llamada occidental, fruto del desarrollo capitalista, predominante instrumental, segmentando lo real, individualista y excluyendo otras lecturas y otros saberes.
Es lo que podemos llamar el Bien Común de la Humanidad o el Ecosocialismo o de cualquier otro nombre que permite sintetizar el contenido. La conquista de esta meta exige transiciones que tomarán tiempo y que precisamente gobiernos de cambio tienen que definir, cada uno en sus fronteras.

http://www.alainet.org/es/articulo/185683