viernes, 9 de diciembre de 2016

Artículos de noviembre



Estimadas/os amigas/os y compañeras/os de camino, buenos días.
Esperando que estén bien.

He aquí mis artículos de julio en El Telégrafo.
-        Iglesia descentralizada… esa es la meta del papa Francisco.
-        La “bancarrota de la humanidad”… por “un sistema terrorista” (papa Francisco).
-        Una persona especial, Bruno… y sus grandes logros físicos, intelectuales y espirituales.
-        ‘Utopía’, la verdad de mañana, de Tomás Moro… tan necesaria como hace 500 años.
-        Fidel, mito y faro… para largo.


-------------------------------
1.   IGLESIA DESCENTRALIZADA, Pedro Pierre.

Ya pasan los años y sigue el papa Francisco sorprendiéndonos por la novedad de gestos, palabras y orientaciones. Pero al interior de la misma Iglesia, en particular en el clero, suscita mucha resistencia, como también en los grandes centros financieros y mediáticos. ¿Adónde nos quiere llevar el papa Francisco con su sencillez, su cercanía, su defensa de los maltratados, su condena del sistema económico, su pasión por los pobres y su apoyo a sus organizaciones populares? De hecho el papa Francisco, no toca la doctrina, no cambia los dogmas, no proclama nuevas teorías, no lanza condenas…
El título de este artículo quiere ofrecer un camino de respuesta: el papa Francisco quiere y promueve una Iglesia descentralizada. Eso fue la gran intuición del papa Juan 23 que se materializó con el Concilio Vaticano 2°. El papa Francisco nos hace volver al Concilio que definió la Iglesia como ‘pueblo de Dios’, es decir, una Iglesia de iguales, donde unos no son más que otros sino que todos tenemos que opinar, proponer y decidir. Una Iglesia comunidad, donde todos nos debemos igual respeto y obediencia cuando se trata de seguir a Jesús y servir a los pobres. Donde el sacerdocio ordenado está al servicio del sacerdocio de los bautizados, cuando durante 16 siglos se había dicho y practicado lo contrario. Con el Concilio se pasó de una Iglesia piramidal a un Iglesia sinodal o sea descentralizada, es decir, comunitaria, dialogal, de los pobres y para los pobres. Donde todos caminamos juntos, donde todos nos sentimos responsables de todos, donde nos solidarizamos con todos los que buscan una vida digna, justa, fraterna. Donde no hay personas, ni lugares, ni objetos sagrados porque todos somos sagrados.
Allí está la gran molestia de los que no aceptan no tener la verdad absoluto, ni ser obedecidos ciega y servilmente, no ser cuestionados por su vida tranquila y cómoda… El clero se ha institucionalizado a partir del emperador Constantino porque, en el principio, todos eran laicos; el mismo Jesús no fue sacerdote sino laico. Es esta realidad que no se quiere aceptar. La causa mayor de la crisis en la Iglesia es no regresar a la práctica de los primeros cristianos ni al testimonio del mismo Jesús: ser una Iglesia comunidad de iguales al servicio de la dignidad y liberación de los pobres, a la manera de Jesús.
Pero, ese “caminar juntos” -eso es el sentido de la palabra “sínodo”- ¿es nuestra práctica en familia: comunidad de iguales? ¿Es la práctica de nuestros grupos y nuestras organizaciones, donde nadie manda sino que todos nos obedecemos? ¿Es la práctica de nuestras parroquias como comunidad participativa, propositiva y creativa donde todos participan de las decisiones y de los compromisos, al servicio de los pobres? ¿Es la práctica de la democracia y la política: un “caminar juntos” donde todos tenemos que aportar, donde todos somos responsables de todos, donde todos trabajamos por el bienestar de todos y donde nadie es salvador de nadie? Esos son los grandes retos de nuestros tiempos.


2.   LA “BANCARROTA” DE LA HUMANIDAD, Pedro Pierre

Así califica el papa Francisco la actual situación mundial en su discurso en el Vaticano por la clausura del tercer encuentro mundial de las organizaciones populares. “Quien ve los ojos de los niños que encontramos en los campos de refugiados es capaz de reconocer de inmediato, en su totalidad, la “bancarrota” de la humanidad… Y así el Mediterráneo se ha convertido en un cementerio, y no sólo el Mediterráneo… tantos cementerios junto a los muros, muros manchados de sangre inocente.
El miedo endurece el corazón y se transforma en crueldad ciega que se niega a ver la sangre, el dolor, el rostro del otro… Es un problema del mundo. Nadie debería verse obligado a huir de su Patria. Pero el mal es doble cuando, frente a esas circunstancias terribles, el emigrante se ve arrojado a las garras de los traficantes de personas para cruzar las fronteras y es triple si al llegar a la tierra donde creyó que iba a encontrar un futuro mejor, se lo desprecia, se lo explota e incluso se lo esclaviza. Esto se puede ver en cualquier rincón de cientos de ciudades.
Luego el papa Francisco apunta hacia las causas de tal tragedia: “La primacía del dinero… Ese «hilo invisible», esa estructura injusta que enlaza a todas las exclusiones que ustedes sufren, puede endurecerse y convertirse en un látigo, un látigo existencial que, como en el Egipto del Antiguo Testamento, esclaviza, roba la libertad, azota sin misericordia a unos y amenaza constantemente a otros, para arriar a todos como ganado hacia donde quiere el dinero divinizado…”
Se pregunta el papa: “¿Quién gobierna entonces? El dinero ¿Cómo gobierna? Con el látigo del miedo, de la inequidad, de la violencia económica, social, cultural y militar que engendra más y más violencia en una espiral descendente que parece no acabar jamás… Hace casi cien años (1931), Pío XI preveía el crecimiento de una dictadura económica mundial que él llamó «imperialismo internacional del dinero»… Hay un terrorismo de base que emana del control global del dinero sobre la tierra y atenta contra la humanidad entera… Ese sistema es terrorista.”
Finalmente el papa propone caminos de solución: “Las «3-T» (Tierra, Techo y Trabajo para todos)…, ese grito de ustedes que hago mío, tiene algo de esa inteligencia humilde pero a la vez fuerte y sanadora. Un proyecto-puente de los pueblos frente al proyecto-muro del dinero. Un proyecto que apunta al desarrollo humano integral… Están llamados a revitalizar, a refundar las democracias que pasan por una verdadera crisis… Hay que vivir la vocación de servir con un fuerte sentido de austeridad y humildad… Sigamos trabajando para construir puentes entre los pueblos, puentes que nos permitan derribar los muros de la exclusión y la explotación… Los felicito, los acompaño, les pido que sigan abriendo caminos y luchando.”
He aquí criterios que nos permiten juzgar de cuáles son los dirigentes que necesitamos. ¿Quiénes de los candidatos abordan esta problemática y proponen un cambio de sistema frente a la actual “dictadura económica en el campo social, cultural e incluso político”?


3.   UNA PERSONA ESPECIAL, BRUNO, Pedro Pierre.

A Bruno lo conocí hace muchos años, poco después que nació especial en una familia amiga de Francia. Acaba de fallecer a los 42 años: “Él nos ha cambiado la vida; gracias a él hemos ido a lo esencial”, dice su padre. “Ha pasado a ser el centro y el criterio de nuestra familia”, decía su madre. Bruno tenía dificultad para caminar, expresarse, agarrar cualquier cosa; no veía ni oía bien. Pero gracias a sus padres y sus dos hermanos Bruno era una explosión de vida y de amistad. Cambiaron de casa para que pudiera jugar con los animales: perro, gato, conejos,  borregos, gallinas… Aprendió de ellos las ganas de caminar, saltar, cantar, reír…
Aprendió también de Dios porque sus padres eran activos en la parroquia y participaban en varios grupos de solidaridad. Recuerdo una vez que al final de una charla donde yo hablaba del Ecuador, pregunté a la asamblea lo que era lo más importante para Jesús. Bruno fue el primero en contestar casi gritando: “Los pobres”. La asamblea lo aplaudió. Luego pregunté qué era lo más importante para nosotros y Bruno contestó nuevamente el primero: “La amistad”, a la sorpresa de todos, que volvieron a aplaudir. Pensé entre mí: “Los pobres nos evangelizan”. Otra vez Bruno hizo comprender a sus padres que, cuando iban a misa, quería él también comulgar. De acuerdo con el párroco, toda la familia lo preparó a la primera comunión; Bruno había aprendido a rezar en familia y a escuchar la Palabra de Dios en las reuniones familiares. Fue una fiesta grande porque todo el mundo se admiraba del desarrollo humano y cristiano que había logrado Bruno.
Felizmente en Ecuador las personas especiales se han hecho visibles y hemos aprendido a respetarlas y apreciarlas. Gozan de muchos derechos y gracias a las ayudas que reciben pueden integrarse mejor en la sociedad y desarrollar sus dones. Nos hacen ver que una persona vale más allá de sus destrezas o limitaciones físicas y mentales: valemos por nuestras capacidades a desarrollarnos personalmente en humanidad, amistad y compartir. En ese sentido, como en el caso de Bruno, estas ‘personas especiales’ nos enseñan qué es lo más importante. En una época en que se da demasiada importancia a la belleza corporal, ellas nos dicen que ésta es muy secundaria si no hemos desarrollado una calidad de relación y de entrega. En una época en que el individualismo y el llamado triunfo personal para alcanzar numerosos bienes, estas personas nos dicen la amistad y la comunidad son valores primeras. En una época donde se quiere clasificar la fe en segunda categoría, ellas nos dicen que la espiritualidad es parte esencial del ser humano.
Gracias, Bruno, por tu sonrisa, más allá de tu boca torcida. Gracias por tu amistad reluciendo en tus ojos a medio cerrados y en tus largo abrazos. Gracias por tu fe que nos confirma en el camino a seguir. Por eso, en su tiempo, “Jesús se llenó del gozo: ‘Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas (del Reino) a los sabios y entendidos y se las has dado a conocer a los pequeñitos’.”


4.   UTOPÍA, ESTA VERDAD DE MAÑANA, Pedro Pierre.

En muchos países del mundo se celebra los 500 años de la publicación del libro: “Del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía” cuyo autor es el inglés Tomás Moro. Con este libro Tomás Moto inventaba el vocablo “utopía” y le daba el sentido de “sin lugar”, pero ‘posible’. Había nacido una nueva manera de imaginar la vida y la sociedad: “otro mundo es posible” como también “una vida más feliz”. ¡500 años!  El libro se propagó por toda Europa y pasó a ser una de las obras cuya visión perdura hasta nuestros días y sigue motivando a mucha gente por todo el planeta. Coincidía el libro con la conquista de un ‘Nuevo Mundo’ recién descubierto en lo que se llamaría “Abya Yala”, o sea, ‘Tierra Madura’, más conocida como ‘las Américas’. Se volvía a soñar con el ‘Paraíso perdido’.
Este vocablo ‘utopía’, a lo largo de cinco siglos, fue motivando un sinnúmero de personajes decididos a construir un mundo nuevo. Sirvió primero para denunciar la situación de injusticia, o sea, la esclavitud en que vivían los campesinos de aquella época y proponer una organización social que permitiera más igualdad y humanismo. Era el tiempo de lo que llamamos hoy ‘Renacimiento’ o ‘Iluminismo’, el cual hacía entrar a Europa en la “Época moderna’, anunciando el fin de la era medieval.
Muchos autores iban a escribir sobre cómo se podía dar este cambio social. Y nacieron las palabras de “socialismo” con el francés Henri Proudhon, “comunismo” con el alemán Karl Marx, “globalización de la civilización del amor” con el papa Francisco. Nos damos cuenta hoy que, en esa época, en Abya Yala existía la misma ‘utopía’ con el proyecto social del “Sumak kawsay’” o “Bien vivir” de los Indígenas de la Cordillera de los Andes y de “la tierra sin males” de los Guaraníes. Tampoco faltaron autores que relacionaron la ‘utopía’ con el Reino de Dios inaugurado por Jesús de Nazaret: una nueva manera de vivir personal y colectivamente más conforme a la voluntad de Dios. Este Reino, utópico porque es un proyecto en macha, que construye “la tierra nueva y el cielo nuevo”, como lo confirma el último libro de la Biblia, escrito hace 2000 años. Este mundo nuevo ha comenzado y, gracias a Dios, llegará a su plenitud.
Tal vez hoy más que nunca se necesita de utopía, al descubrir por primera vez la dimensión mundial de las injusticias causadas por un sistema que convierte en esclavas a millones de personas, por mantener los privilegios de una minoría descarada, equivalente al 1% de la población mundial. ¡Menudo escándalo! Nació esta palabra hace 5 siglos; se estaba dando un cambio de época… Hoy estamos viviendo igualmente cambios radicales en todos los espacios de la vida personal, social y espiritual: la utopía se hace más que necesaria para imaginar “otro mundo posible, urgente y necesaria”, expresión inventada al comienzo del milenio en la primera reunión de las Organizaciones Populares en Puerto Alegre, Brasil. Cuidad simbólica de un nuevo comienza para surcar ‘mares desconocidos’ en la búsqueda incansable de un mundo nuevo a construir entre nosotras y nosotros.


5.   FIDEL, MITO Y FARO, Pedro Pierre.

Mucho se está escribiendo sobre Fidel, a favor y en contra, apasionadamente. Los grandes medios de comunicación siguen destilando sus mentiras o superficialidades para proteger sus intereses de dominación y engaño, como siempre: “Desde el comienzo nos casaron con la mentira”, decía el mismo Fidel. Pero “no se pude tapar el sol con un dedo”. Fidel queda como aquel que ha logrado la libertad frente a la hegemonía norteamericana, la dignidad de su pueblo y la solidaridad con los pueblos en lucha por su independencia.
Sus discursos y sus escritos seguirán regándose y multiplicándose, ya que Fidel sin dejar de ser cubano pasa a ser, con su muerte, más latinoamericano y planetario. Se continuará comentando sus entrevistas, en 1985, con el sacerdote brasileño “Fidel y la religión”, pues “El dogma tan predilecto a los reaccionarios sobre la imposibilidad de entendimiento entre cristianos y comunistas, se viene al suelo sobre el fundamento de una comprensión profunda de ambas doctrinas”. No tenía miedo Fidel en afirmar: “Quien traiciona a los pobres, traiciona a Cristo”.
Siempre se alzarán voces para reconocerlo entre los más grandes de su época, tal como lo declaró en agosto pasado el enviado personal del Presidente de la República francesa para América Latina y el Caribe, Jean-Pierre Bel: “Por mi parte sé que se trata de un hombre de una gran inteligencia que ha devuelto una verdadera dignidad a su país y a su pueblo… Para mí Cuba es el símbolo de la valentía de un pueblo que ha sabido resistir frente a fuerzas inmensamente más poderosas. Esta capacidad y esta valentía son las de las mujeres y los hombres de Cuba y de quienes han sabido federarlos y unirlos. Todo ello suscita cierta admiración. Yo amo este país porque, cuando uno ama la historia, cuando uno ama la política, cuando uno ama la cultura, cuando uno ama la música, sólo puede amar a Cuba.”
Ya en vida pasó a ser un mito: Fidel es más que Fidel, porque representa los sueños, los ideales, las utopías de millones. Es la persona engrandecida y embellecida por miles de pueblos y millones de latinoamericanos subyugados por el imperialismo del dinero. Ha sabido expresar, proyectar y realizar la posibilidad de una vida mejor, de una convivencia de paz y de justicia, de una naturaleza respetada, de una humanidad reconciliada. Fidel es el faro que brilla en los ojos y los corazones de los que luchamos por una vida plena y el crecimiento del Reino de Dios.
“Fidel ha muerto, pero es inmortal”, acaba de escribir Ignacio Ramonet, director de "Le Monde diplomatique en español". Sus palabras continúan resonando en las y los que gritan libertad, dignidad, solidaridad. Sus gestos se extienden en las y los que unen sus manos y luchan hombro a hombro por un mundo más equitativo, participativo y creativo. Su figura se alza en los pequeños logros y en las grandes victorias de los grupos y los pueblos que construyen la fraternidad. Fidel abrió un camino: se trata de andarlo, continuarlo, ensancharlo juntos todas y todos los que lo admiramos. Pues no busquemos entre los muertos a aquel que está vivo.