miércoles, 31 de mayo de 2023

Artúclos de mayo

 

ARTÍCULOS DE MAYO

Con un saludo muy fraterno a todas y todos: Pedro Pierre.

1.      Planeta Tierra: ¡Alerta roja!... para preservar lo que va a resistir los cambios drásticos de clima desfavorable.

2.      Verdades reales y parciales… para crecer juntos en humanismo y espiritualidad.

3.      ¿A quién escuchar?... ¿A los pobres?... ¿De verdad?

4.      “¡No teman, hombres de poca fe!” … porque soy “el camino…”.

5.      Consulta sobre el Yasuní: ¡Detengamos el colapso!... antes de que sea tarde.

1.      PLANETA TIERRA: ¡ALERTA ROJA! Pedro Pierre

               El 22 de abril pasado hemos conmemorado el Día Mundial de la Tierra. Las redes sociales y las actividades y los escritos de muchos defensores del Medio Ambiente nos han informado y alertado sobre el suicidio colectivo al que nos encaminamos, ya que muy poco hacemos para respetar la Tierra y revertir la actual destrucción acelerada de la naturaleza. Una conferencia reciente del teólogo de la liberación y ecologista brasileño, Leonardo Boff, me ha llamado particularmente la atención por las alarmas ecológicas que lanza desde años: “Si no cambiamos vamos a desaparecer dentro de pocos años”. Dijo en esta charla reciente: “En 2027 los calores serán insoportables para los humanos en la mayor parte del planeta y muchas plantas y animales no podrán soportarlos porque necesitan tiempos para adaptarse”. Estamos a sólo 4 años de este desastre de la vida y la mayoría de los gobiernos, las empresas contaminantes y las multinacionales agroindustriales y mineras nos cambian radicalmente sus prácticas destructoras… lo que nos confirma “una muerte anunciada” de innumerables seres vivos.

               Ya en el año 1987, hace 36 años, un informe de las Naciones Unidas nos informaba de las consecuencias de la destrucción de la naturaleza y del mal uso de sus recursos: "La Tierra es una, pero el mundo no lo es. Todos dependemos de una sola biosfera para el sustento de nuestras vidas. Algunos utilizan los recursos de la Tierra a un ritmo tal que dejarían poco para las futuras generaciones. Otros, en proporción aún mayor, consumen demasiado poco y viven con un panorama de hambre, miseria, enfermedad y muerte prematura”.

               En el año 2,000, hace 23 años, un grupo de científicos y de personas conocidas, entre otras Leonardo Boff, el ex presidente de la Unión Soviética-URSS Mijaíl Gorbachov, la conocida cantante argentina Mercedes Soza, lanzaban un grito de alerta con la “Carta de la Tierra”. Esta afirma que la protección medioambiental, los derechos humanos, el desarrollo igualitario y la paz son interdependientes e indivisibles. He aquí las primeras y últimas líneas: “Nos encontramos en un momento crítico en la historia de la Tierra, un momento en el que la humanidad debe elegir su futuro. Somos una sola familia humana y una sola comunidad terrestre con un destino común”.

               En 2015, el papa Francisca nos daba su carta encíclica “Laudato si - Alabado seas” sobre el cuidado de la casa común por su destrucción acelerada. El papa Francisco realizó una «crítica mordaz del consumismo y el desarrollo irresponsable» con un alegato en favor de una acción mundial rápida y unificada «para combatir la degradación ambiental y el cambio climático».

               No hemos tomado en serio estos llamados apremiantes: Bien poco hemos hecho personal y colectivamente para detener la destrucción sistemática de nuestro planeta, al punto que ahora estamos en una situación irreversible. Tenemos que prepararnos a soportar pronto situaciones extremas de supervivencia frente a un clima hostil y numerosos virus nuevos cada vez más destructores. Así de sencillo y fatal.

               Leonardo Boff nos explica que 3 son los mayores problemas que nos afectan profundamente. Primero está la degeneración progresiva de la Tierra porque, mediante la contaminación, destruimos las bases de la renovación de la vida terrestre. El segundo es el consumo exagerado de sus recursos que utilizamos irresponsablemente sus recursos limitados y no le damos el tiempo necesario para reponerlo: la empobrecemos sin pensar a la escasez que estamos produciendo para las futuras generaciones. El tercero es calentamiento global: Aumenta el calor de las piedras que provocan innumerables incendios que no se pueden combatir eficazmente, desertificando inmensas regiones.

               Para limitar el desastre ambiental, Leonardo Boff nos sugiere una doble conversión. La Tierra es un ser vivo como nosotros y nosotros somos no aparte de ella sino parte viva y amorosa de ella. Para lograrlo debemos conformar Comunidades Ecológicas en las que nos ayudemos a cambiar la mente y el corazón. La conversión mental consiste en desterrar miestra visión destructora de la Tierra porque pensamos que la podemos utilizar como nos place sin respetar sus limitaciones y sus derechos. La segunda conversión es afectiva, o sea, del corazón. Como seres humanos hemos desarrollado, gracias a la fuerza de la vida recibida de la misma Tierra, la capacidad de amar. Tenemos sentimientos, alegrías, dolores y amor como todos los seres vivos. La diferencia está en la consciencia que tenemos de aquello. Tenemos que enterrar esta visión o complejo de superioridad que nos hace considerarnos falsamente ‘dueños y señores’ de la naturaleza, sin descubrir que todo, todas y todos dependemos unos de otros. Nos destruimos cuando la destruimos. Eso es la doble conversión ecológica que necesitamos urgentemente si no queremos desaparecer.

               Leonardo Boff nos invita a conformar grandes regiones de vida saludable y de convivir armonioso para resistir los cambios irreversibles que se nos vienen, a imagen de las Comunidades indígenas que viven la complementariedad social y la armonía con la naturaleza. Se trata de aprender su “Bien vivir y convivir”. Actualmente en el planeta hay 111 ‘regiones ecológicas’ que viven de esta manera. Tenemos que comenzar y fortalecer esta nueva manera de vivir y convivir individualmente, en familia, en pequeñas Comunidades articuladas e integradas las unas con las otras. Así desterraremos definitivamente la actual organización capitalista perversamente destructora del ser humano y de la naturaleza. Dijo el papa Francisco: “¡O nos salvamos juntos o nos perdemos todos!”

               Seamos los incansables artesanos de esta utopía esperanzadora que ha comenzado o continúa a ser realidad. Dios no quiere nuestra perdición sino nuestra salvación: Allí está el camino del Reino inaugurado por Jesús de Nazaret.

2.      VERDADES REALES Y PARCIALES, Pedro Pierre

               Podríamos calificar nuestra época a la vez como muy violenta y algo esperanzadora: Eso nos exige una vida más consciente y mejores relaciones humanas. Al nivel social la violencia es cada vez mayor como también el individualismo. Por otra parte, no logramos zafarnos del sistema neoliberal que se beneficia a costa nuestra y provoca más violencia y más individualismo. En esta realidad las Iglesias son bien poco proféticas: No logran solidarizarse con las víctimas. Eso es el caso de muchas Iglesia evangélicas que optan por defender los promotores del neoliberalismo. Las instituciones católicas más tradicionalistas hacen lo mismo, como fue el caso recién del opus y de Schoenstatt en Chile. Con todo esto, crece la confusión personal, social y eclesial. Surge entonces la tendencia de hacer cada uno nuestra propia ley, nuestros propios criterios sobre lo que está bien y lo que está mal.

               Toda esta realidad nos lleva a una impresión de indefensa, descomposición social y desorientación. Mientras tanto aumentan los problemas diarios de inseguridad, soledad, relativismo, desempleo, migración. Crece también el desinterés por crear condiciones de vida agradables hechas de confianza de los unos en los otros, de organizaciones fraternas y de ambientes abiertos a la espiritualidad necesaria.

               Al mismo tiempo aumentan las personas y los grupos que construyen espacios más humanos, más vivenciales y más satisfactorios: Son muy activos y buscan articularse. Son espacios de esperanza, de humanidad, de felicidad. Es la lucha tenaz de lo pequeño contra lo gigante, pero que tiene la fuerza de la verdad y del amor: Eso va en el dinamismo de nuestro mundo, de nuestro universo y de lo divino que nos aporta satisfacción y felicidad. La Biblia nos confirma que el pequeño David sigue venciendo al gigante Goliat.

               En su carta a los Efesios, Pablo nos dice que “no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras”. Los gobiernos se vuelven cada vez más fascistas, las fuerzas policiales y armadas cada vez más asesinas, las empresas cada vez más explotadoras, los grandes medios de comunicación cada vez más sofisticados para manipularnos, las redes sociales nos inundan de un sinnúmero de información y capacitación que no son más que engaños. Además, no faltan ‘salvadores’ que nos prometen “el oro y el morro” en lo personal, lo profesional, lo social y lo religioso. Quienes sufren más por estas situaciones son los pobres, los jóvenes, las mujeres, los indígenas, los negros… y los ‘analfabetos religiosos’ que conforman las grandes mayorías de nuestros países. ¿Dónde estará la verdad, si la buscamos?

               Primero tenemos que preguntarnos si creemos que, por una parte, podemos salir adelante hacia una vida mejor y, por otra, si estamos decididos a tomar los medios para lograrlo. Todo comienza por una toma de conciencia personal y la decisión de emprender nuevos caminos… o seguimos con la mediocridad, la fatalidad, la desilusión y el quemimportismo. El primer paso es personal. El segundo es colectivo.

               Tenemos que entender que esta apuesta por una vida mejor no lo vamos a lograr individualmente, sino apoyándonos los unos a los otros. Allí vienen el humanismo y la espiritualidad que son caminos colectivos. Cada vez más el humanismo encuentra nuevos adeptos. Se trata de descubrir como humanos que nuestra característica es darnos cuenta de lo que nos está pasando y encontrarle un sentido, una dirección y una meta. Muchos jóvenes estén en este camino: Esa es la gran novedad de nuestra época. Cada vez más las actuales propuestas políticas resultan insuficientes y las religiones tienen menos importancia y menos adeptos, por ser obsoletas. El cambio de época exige cambios radicales a todos los niveles: personal, familiar, profesional, social, cultural y religioso. Eso es el gran desafío del momento… Si no lo enfrentamos, vamos a quedar varados en la vereda del camino, mientras la vida, el mundo y la felicidad van por otros caminos que no transitamos. El humanismo es la nueva exigencia.

               Además del humanismo transformador está la espiritualidad. Todos los seres humanos tenemos una dimensión espiritual que anida en cada cultura. De allí surgen las diferentes cosmovisiones que promueven, de un lado, unas sabidurías, es decir un arte de vivir y convivir, y, por otro, expresiones espirituales que se concretaron en las religiones. Actualmente al cambiar las culturas, muchas expresiones culturales y religiosos perdieron su significado. Pero no se perdió la dimensión espiritual que exige nuevas expresiones. Por este motivo surgen las místicas que tienen un componente más humanista, y nuevas espiritualidades que responden al momento presente. Estamos llamados a entrar en esta dinámica: nuevas motivaciones humanistas y nuevas expresiones religiosas. El problema es que lo tradicional que poco sirve ‘no acaba de morir’ y lo nuevo que necesitamos ‘no acaba de nacer’.

               Abracemos estos nuevos humanismos y estas nuevas espiritualidades que están en marcha y son una construcción colectiva. Se trata de “discernir los signos de los tiempos”: Entre todo lo que nace, ¿qué es lo que se va a quedar porque tiene futuro por la fuerza de la vida y del amor? Vida, amor y comunidad que son las ‘esencias’ de nuestro universo. Este discernimiento, además de ser individual, tiene que ser colectivo. No podemos escapar a la gran unidad del universo: todo está interconectado, todos estamos interdependientes, todos avanzamos juntos o nos perdemos. Es la gran invitación de nuestra época. Nuestras verdades individuales son reales, al mismo tiempo que son parciales. Sólo juntos las vamos a reconocer como tales para no andar sin rumbo, desaprovechar la vida … porque sólo tenemos una, con sus inmensas capacidades y felicidades.

3.      ¿A QUIÉN ESCUCHAMOS?, Pedro Pierre

               Acabamos de celebrar el día de la Madre. Nuestras mamás nos aman plenamente a todas y todos: a nadie nos falta amor materno; pero van a dar más amor a aquel que más lo necesita por frágil, enfermo o especial. Ella es para nosotros el ‘rostro materno’ de Dios. Dios ama a todas y a todos sus hijos con un amor materno entero, pero prefiere a los pobres. Esa preferencia no le quita amor a nadie, pero va a amar de manera preferencial al que más necesita de su amor, en particular a las y los que son víctimas inocentes de la injusticia y la maldad… porque Dios nos mira en la verdad de los hechos y del corazón.

               Esto nos lo demuestra Dios con la encarnación de su hijo Jesús en Palestina: lo quiso para todas y todos, pero lo quiso pobre, amante de los pobres, para construir su Reino desde ellos y con ellos. Por eso Dios eligió a una familia pobre en María y José, en un pequeño pueblo desconocido, Nazaret, de una provincia marginal y marginada, Galilea. Dios quiso que Jesús sea uno más entre los pobres, un simple carpintero de pueblo, un trabajador manual. No lo quiso de la capital ni de familia famoso o rica, ni sacerdote o de la alta clase dirigente. Podríamos decir que Dios quiso que Jesús sea “uno menos” para identificarse con los “nadie” de su tiempo y de todos los tiempos.

               Así lo describió Pablo en su carta a los Filipenses y se dirige a nosotros diciendo: “Tengan unos con otros las mismas disposiciones que estuvieron en Cristo Jesús”, o sea, pensar, mirar, sentir y actuar como pensó, miró, sintió y actuó Jesús, porque esa la manera de pensar, mirar, sentir y actuar de Dios. Esto significa que Dios nos quiere, a imagen de su hijo Jesús, sencillos, pobres con dignidad y amigos de los pobres, en particular de los más pobres, para ayudarles a salir de su situación inhumana y anticristiana, y construir con ellos una humanidad fraterna. Eso exige de nosotros una conversión permanente: Amar a todas y todos, vivir en la pobreza digna y pensar, mirar, sentir y actuar desde los pobres y con ellos a la manera de Jesús. Esa es la conversión cristiana que nos pide Dios: Ser cristianos es convertirse a Jesucristo y eso se logra convertiéndose a los pobres.

               Esta manera de ser y de vivir al ejemplo de Jesús nos ayuda a entender lo que está pasando en nuestro país y discernir cómo debemos mirar, escuchar y actuar. Hoy, la situación del país es de las más desastrosa. Las informaciones y el sentido de lo que está pasando tiene interpretaciones variadas y hasta contradictorias. ¿A quién creer, a quién escuchar, a quién seguir? La actitud de Dios y las actuaciones de Jesús nos van a ayudar a mirar, confiar y avanzar correctamente. Como Jesús, vamos actuar de 2 maneras. Primero, vamos a mirar la realidad como la miran los pobres, cómo la describen, cómo la sienten, como la califican, porque Dios se hace presente en ellos y habla a través de ellos. Por otra parte, vamos a escuchar y descubrir a los pobres que se esfuerzan personalmente y se organizan colectivamente para salir de su pobreza y de su miseria, porque el Espíritu de Jesús actúa en ellos afín de que alcancen una vida más digna, más humana, más fraterna.

               Por esas razones, nuestros obispos latinoamericanos en su reunión de Puebla, México, en 1979, nos han dicho: “Los pobres nos evangelizan… Afirmamos la necesidad de conversión de toda la Iglesia para una opción preferencia por los pobres, con miras a su liberación integral”. Nuestra solidaridad con los pobres es el camino para alcanzar personalmente una vida mejor, y construir colectivamente una sociedad más fraterna y justa. Por eso decía monseñor Oscar Romero, asesinado en San Salvador en 1980 y reconocido santo por el papa Francisco: “¡Fuera de los pobres no hay salvación!”

               Si escuchamos a los pobres en este tiempo tan duro, desconcertante y sin gran horizonte, descubriremos lo que está pasando. Si escuchamos a los pobres organizados para una vida mejor, descubriremos los caminos a seguir y a abrir para un cambio de sociedad. Si escuchamos a los pobres reunimos en Comunidades vivas, como por ejemplo en las Comunidades Eclesiales de Base, descubriremos el contenido y el compromiso correcto de nuestra fe en Dios y en Jesús de Nazaret. Por esos motivos el papa Francisco nos repite que “los pobres de las Organizaciones populares nos enseñan el camino para un cambio de sociedad”. En su Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, los obispos y los cristianos allí reunidos afirmaron que “las Comunidades Eclesiales de Base son el ejemplo de una Iglesia sinodal”, es decir una Iglesia de iguales, renovadora de la Iglesia parroquial y artesana de una nueva sociedad.

               En la opción preferencial y solidaria por los pobres está la clave de una vida feliz y una sociedad acorde al proyecto de Dios inaugurado por Jesús, que lo llamó el Reino de Dios: “Busquen primero el Reino de Dios y su justicia; lo demás vendrá por añadidura”. Si nos sentimos perdidos, agarremos la mano de los pobres. Si nos sentimos confusos, escuchemos a los pobres organizados. Si sentimos que nuestra fe tambalea, caminemos con los pobres en Comunidades. Escribió Pablo a los corintios: “Dios ha elegido lo que el mundo considera necio para avergonzar a los sabios, y ha tomado lo que es débil en este mundo para confundir lo que es fuerte. Dios ha elegido lo que es común y despreciado en este mundo, lo que es nada, para reducir a la nada lo que es… Pues las locuras de Dios tienen más sabiduría que la de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres.”

               En los pobres de hoy, Dios nos traza el camino a creer y a seguir. Tal fue la misión de Jesús: ser fiel a los pobres hasta el final para convencernos que el camino del Reino que hoy se actualiza en el camino de los pobres, es la verdad a asumir y a construir juntos y junto a ellos, si no queremos andar perdidos e inútiles.

4.      “ ¡ NO  TEMAN,  HOMBRES  DE  POCA  FE ! ”, Pedro Pierre

               El miedo se está instalando en nuestro país por la violencia que no deja de crecer. Esta realidad es el resultado de un desempleo masivo por el sistema neoliberal de gobierno que nos están imponiendo. No basta decir cobardemente:          “¡Sólo Dios nos puede salvar!” … Claro que Dios sigue con nosotros, abriendo caminos de salvación. Pero somos nosotros que tenemos que caminar estos senderos de salvación. Dios nos ilumina y nos fortalece, pero no hace ni el camino ni el trabajo que nos tocan a nosotros. ¡Así que no bata lamentar ni sólo rezar! Una mirada sobre Jesús de Nazaret puede ayudarnos a superar el miedo y enfrentar los desafíos que se nos presenta.

               Una primera actitud de Jesús fue entender la realidad de su país. Para conocer esta realidad, Jesús pasó 30 años encarnándose en ella: no vivió en un palacio ni en un templo ni en un barrio segurizado. Nazaret era un pequeño pueblo desconocido en una provincia alejada de la capital, marginal y marginada. En ese tiempo Palestina era un país invadido y saqueado por un imperio brutal que no respetaba nada ni nadie, sino que aprovechaba el poder de las armas para hacer lo que le venía en ganas.

               La situación de nuestro país es bastante parecida a la de Palestina en tiempos de Jesús. Mediante el FMI estamos invadido y saqueados por el imperio invasor de las multinacionales norteamericanas y sumisos a las órdenes de los Estados Unidos que fomentan la pasividad y la destrucción de nuestro país para tener productos alimenticios baratos y materias primas al precio que ellos les ponen. Provocan la actual violencia para amedrentarnos y mantenernos callados y muertos de miedo.

               Jesús nació en una hacienda ni en un pueblo famoso como tampoco en una familia acomodada o de renombre… “¡Qué de bueno puede salir de Nazaret!”, dijo Natanael, oriundo de un pueblo vecino. La familia de Jesús hacía parte de la gente pobre: su madre se preocupaba de los quehaceres domésticos y su padre era un carpintero de pueblo. Jesús fue uno más que, a los 15 años, continuó la profesión de su padre, lejos de la capital y de sus autoridades. Los responsables religiosos de Jerusalén eran más preocupados de sus buenas relaciones con las autoridades militares romanas afín de conservar sus privilegios y comodidades.

               La realidad ecuatoriana es bastante parecida a la de Jesús en Nazaret: Somos un pueblo lleno de pobres, de trabajadores manuales y de profesionales que no encuentran trabajo por ninguna parte. Por esta razón la migración es el gran sueño nacional que se estrella contra el racismo, la explotación y las fronteras cerradas de Estados Unidos y Europa. Nuestras autoridades religiosas parecen más preocupadas por la estabilidad de un gobierno indolente y corrupto que pacta con las bandas criminales y el narcotráfico internacional: No defiende la inmensa mayoría de los ecuatorianos que no saben adónde acudir para un poco de protección y esperanza.

               Veamos ahora cuáles fueron la práctica y el mensaje de Jesús para ayudar a su Pueblo a salir adelante, mejorar su situación, encontrar alternativas de dignidad, profundizar su fe y emprender el camino del Reino para una vida más humana y más religiosa. A los 30 años, se acercó a su primo Juan Bautista que predicaba la conversión a Dios mediante la renuncia la pecado y la vivencia de la justicia, el compartir y el respeto de las personas. Bautizaba a quiénes decidían emprender ese camino religioso y social. A Jesús le gustó esa opción y se hizo bautizar. Luego emprendió un largo retiro -se nos dice de 40 días- para discernir bien cómo iba a realizar su misión. Descartó 3 tentaciones que, en vez de ayudar a sus compatriotas, los habrían hundido en más pobreza y violencia. Para resolver los problemas rechazó la opción del dinero fácil que lo compra todo, la opción del poder como dominación y del prestigio que arrodilla a los demás.

               Hoy nosotros, ¿qué buscamos? Primero, tenemos que preguntarnos si algo buscamos, porque muchas veces nos encerramos en una mediocridad de vida que es todo menos humana y cristiana, por nuestro individualismo y nuestra indiferencia. Luego, preguntémonos a qué líderes buscamos para salvarnos, tanto en lo social como en lo religioso. Jesús hizo la opción de una vida sencilla: ¿Es también nuestro caso? ¿O pensamos que más comodidades van a resolver nuestros problemas? ¿A quiénes seguimos? ¿A los que tienen mucho dinero, a los que están en el poder, a los que son famosos y tienen prestigio?... sin darnos cuenta que esas opciones las rechazó Jesús…

               Pronto se enteró Jesús que el gobernador de Galilea, en la persona del rey Herodes, había asesinado a su primo Juan Bautista porque su palabra y actuaciones lo molestaban. Entonces decidió retomar el camino de Juan Bautista como profeta itinerante. No esperó que la gente viniera hacía él, sino que empezó a recorrer su provincia para encontrar a sus paisanos y reunirlos para vivir el compartir y la fraternizar y descubrir a un Dios padre y madre. Se rodeó de amigos fieles, de discípulos constantes, de compañeros decididos a apoyarlo, varones y mujeres. El camino del Reino estaba en marcha, es decir otra manera de vivir personal, colectiva y religiosamente.

               ¿Y nosotros? ¿Entramos en la dinámica de formar grupos, comunidades, asociaciones para vivir de otra manera, comenzar a realizar lo que soñamos, descubrir otros modos de convivencia, encontrar a un Dios vivo y liberador? Es esta clase de preguntas que tenemos que hacernos para evaluarnos, dejar de lamentarnos, esperar que Dios resuelva sólo nuestros problemas. “¡No teman, hombres de poca fe!”, nos repite Jesús de Nazaret. Así perderemos el miedo si empecemos a tener fe en nosotros y en los demás para, así, renovar nuestra fe en Dios.

5.      CONSULTA SOBRE EL YASUNÍ: ¡DETENGAMOS EL COLAPSO!

               El ‘Yasuní’ es la región más al este de Ecuador que colinda con Perú y Colombia. Hace parte de las varias áreas protegidas del país, es decir, que se la puede tocar ni invadir. Y eso por 2 razones: Allí viven desde miles de años pueblos indígenas no contactados que quieren vivir alejados de la mal llamada ‘Civilización Occidental Neoliberal’ porque no los respete y conduce la humanidad al suicidio y el planeta al colapso o extinción de la vida.

               El Yasuní es una de las regiones de todo el planeta más ricas en biodiversidad por su cantidad y diversidad de especies vegetales y animales: “En una hectárea del Yasuní hay más biodiversidad que en toda Norteamérica!” Desde unos 15 años esta área declarada protegida está invadida por 3 clases de empresas sumamente depredadoras del medio ambiente y por lo mismo de los Pueblos que la habitan. Las unas son madereras que sacan los árboles más preciados; otras son empresas turísticas por la excepcional biodiversidad que allí se puede ver y observar; las terceras son empresas petroleras que sacan petróleo de varios pozos con grandes reservas… Organizaciones nacionales e internacionales defensoras de los Pueblos indígenas de la Amazonía y del medio ambiente de todo el planeta protestan por esta destrucción irremediable.

               Hace unos 15 años el ministro de los Recursos Estratégicos del gobierno de la Revolución Ciudadana, Alberto Acosta, hizo una novedosa propuesta para no explotar el petróleo del Yasuní. En 2007 el presidente Rafael Correa retomó esta propuesta en una intervención en la ONU (Organización de las Naciones Unidas). Explico que el gobierno quería mantener bajo tierra los más de 840 millones de barriles de petróleos encontrados en el subsuelo amazónico del Parque Nacional Yasuní, equivalente al 20% de la producción petrolera del país. Así se evitaría la generación de 407 millones de toneladas de Oxido de Carbono, gran contaminante y causante del calentamiento atmosférico, además de todas las destrucciones ambientales por las actividades de extracción, contaminación y transporte del petróleo. Como contraparte, Ecuador pedía a la comunidad internacional una contribución financiera de $. 3.600 millones de dólares, correspondiente al 50% de los ingresos que el país dejaría de percibir por no explotar esta fuente de petróleo. Esta cantidad de dinero debía reunirse en 13 años a partir del 2007. Seis años después, en 2013, el gobierno dio por terminada la propuesta ya que ¡solo se habían reunido $. 13,3 millones de dólares!

               En ese mismo año 2013 fue cuando fue creada la Asociación “Yasunidos” a partir de un conjunto de colectivos ambientalistas, artísticos, deportivos (ciclistas urbanos, por ejemplo), así como de jóvenes. En una campaña nacional recogieron 756.291 firmas para que el Consejo Nacional Electoral organizara una consulta nacional para que los ecuatorianos decidieran si aprueban o no la extracción de crudo de los campos petroleros del Yasuní. No hubo respuesta en varios años. Pero, ¡milagro! Recién el 9 de mayo pasado la Corte Constitucional aprobó la Consulta Nacional solicitada por la Asociación Yasunidos hace… 10 años. Esta consulta va a tener lugar el próximo 20 de agosto junto a las próximas elecciones presidenciales y legislativas. ¡Más vale tarde que nunca!

               La situación ambiental mundial es catastrófica. Los científicos del mundo entero nos adviertan desde 20 años que, a partir del año 2030, es decir en 7 años, si no hemos invertido -y no sólo detenido- el calentamiento global y la contaminación ambiental, la naturaleza empezará a destruir sistemática y violentamente la vida en el planeta Tierra. No hace falta ser muy estudiados para descubrir que las olas de calor, de sequía, de inundaciones, de pandemia, de terremotos… son advertencias cada vez más fuertes para tomar en serio el colapso de la vida. El papa Francisco, desde el principio de su pontificado hace 10 años, no cesa a invitarnos a vivir, trabajar, producir, intercambiar… de nuevas maneras que respetan la vida humana y natural afín de que nuestro planeta no tenga que pasar por una extensión de la vida en su totalidad. Recientemente acaba de decir: “Escuchemos la llamada a estar al lado de las víctimas de la injusticia ambiental y climática, y a poner fin a esta insensata guerra contra la creación… Debemos decidir transformar nuestros corazones, nuestros estilos de vida y las políticas públicas que gobiernan nuestra sociedad… Un enfoque integral requiere poner en práctica el respeto ecológico en cuatro direcciones: hacia Dios, hacia nuestros semejantes de hoy y de mañana, hacia toda la naturaleza y hacia nosotros mismos". Y de criticar, el papa, “el consumismo rapaz alimentado por corazones egoístas”.

               ¿Cuándo vamos a tomar en serio esta catástrofe que ha comenzado a desarrollarse delante de nuestros ojos? No se trata de sólo pedir a Dios que resuelva los problemas que nos toca superar. Somos cómplices y por lo mismo responsables y culpables de la desregulación de la naturaleza por nuestro desorden en la manera de vivir, convivir, relacionarnos con la naturaleza y de creer falsamente en un Dios. Por una parte, vamos a votar -parece razonable y necesario- en esta consulta del 20 de agosto a favor de que no se explote el petróleo del parque Yasuní, porque sí, hay alternativa para la creación de energías más adecuadas. Por otra parte, si queremos emprender una nueva manera de vivir personal y colectivamente, tenemos que conformar grupos, asociaciones y comunidades que nos ayuden en estos propósitos.

               ¿Qué irán diciendo los candidatos a presidentes, vice presidentes y asambleístas sobre este tema? Depende de nosotros elegir personas que provengan de Organizaciones populares o que hayan militado en Asociaciones ambientales para orientarnos como país hacia una nueva manera de hacer política y organizar la economía sustentable y equitativa. Tratemos de una vez de despedir a los que apoyan el neoliberalismo que vive de la explotación humana y de la destrucción de la naturaleza. “¡O fraternizamos entre nosotros y con la naturaleza, o colaboramos a nuestra propia y pronta desaparición!” No hay más alternativas.

 

jueves, 4 de mayo de 2023

Mis artículos de abril

 

A R T Í C U L O S   D E   A B R I L

Amig@s y compañer@s de camino: Buenos días, esperando que estén bien.

He aquí mis artículos de abril.

1.      Nuestra Pascua de cada día… que surge de los escombros.

2.      El neoliberalismo nos mata… literalmente, por falta de salud y de empleo.

3.      ¡Basta de violencia y muerte!... por todas partes y a la luz del día

4.      Soñar con la armonía… porque es nuestro destino

5.      Amistad y libertad… para enfrentar mejor las dificultades.

 

1.      NUESTRA PASCUA DE CADA DÍA, Pedro Pierre

               “Pascua”… ¿significa para muchos un largo feriado, para otros el paso de un tal Jesús de Nazaret de la muerte a la resurrección o el paso de un Pueblo esclavo en Egipto a la libertad? ¿Por qué es la Pascua un proceso tan ajeno a nosotros como personas y como Pueblo? Tal vez porque nunca nos hemos sentado para escucharnos en comunidad, sea de hombres y mujeres que queremos vivir de verdad, no de rodillas sino de pie, no superficialmente sino intensamente, sea de hermanos y creyentes en ese Jesús de Nazaret que nos quiere sacar del aburrimiento, el individualismo, la sola acumulación de bienes materiales para despertar y pasar -la Pascua- a una felicidad más profunda y duradera que se enraíza en la fraternidad y la solidaridad. Ese despertar personal y esta comunión fraterna desembocan en un proceso -la Pascua, nuevamente- de vida colectiva mejor para todos, sembrado de dificultades y de sufrimientos, pero indisolublemente ligado a una experiencia de felicidad superiora. Eso es el largo y duro esfuerzo de personas que alcanzan su verdadera madurez con dimensión colectiva porque no se puede crecer ni mejorar solos. Es la larga y dura lucha de un Pueblo que deja de ser una masa sin rumbo ni perspectivas, que se encamina hacia una comunión de personas hermanadas y solidarias las unas de las otras.

               Esta historia de la Pascua comienza hace casi 4,000 años, como una llamada para nosotros a entrar en esa dinámica para llegar a ser verdaderamente humanos y felices. Es la historia de un pueblo de esclavos que deciden salir juntos de la esclavitud para emprender un camino desconocido, apoyándose en el recuerdo de sus antepasados que habían dejado la explotación de unos reyes que utilizaban la religión para justificar su dominación y explotación. Estos antepasados se llamaban Abraham y Sara, y habían descubierto en esa experiencia la presencia de un Dios diferente porque amigo de ellos y fortaleza para concretizar un sueño de fraternidad e igualdad.

               Ese pueblo de esclavos tuvo la ayuda de Moisés y de su hermana Miriam no sólo para salir de Egipto, sino de emprender la utopía de la equidad: compartirlo todo para que cada uno tenga, aunque sea poco, lo necesario para sobrevivir y proseguir el sueño de una vida juntos en comunidad. Felizmente acompañaron su éxodo de Egipto -la Pascua, más colectiva que individual- con su sentido de espiritualidad que habían sembrado en ellos Abraham y Sara: la de un Dios amigo. Este ‘éxodo’ no era solamente ‘salir’ de la esclavitud y cosechar la libertad en un desierto implacable. Era también ‘llegar’: era una Pascua. Era la construcción de un triple proyecto. Por una parte, conservar la libertad: no ser esclavos de nadie, ni entre ellos, ni de algún pueblo extranjero. Eso suponía la puesta en marcha de la fraternidad. En medio de mucha y larga escasez -40 años, dice la Biblia, es decir el tiempo de una generación entera- se convencieron que la equidad era la única manera de lograrlo. Y lo lograron porque entendieron que si unos acumulaban lo poco que se tenía, otros iban a morirse de hambre.

               Libertad, equidad y fe. Decidieron hacer una alianza con ese Dios amigo del que sentían la presencia en esta experiencia de libertad, o liberación, y equidad, o compartir fraterno. En su honor hicieron una fiesta con la mejor comida que tenían. Esa mejor comida era comer en familia un corderito, porque en el desierto era el único animal que resistía la escasez, el animal de los pobres. Eran pobres todos, pero libres, libres y fraternos. La familia era el lugar del crecimiento personal: los mayores convencían a los jóvenes y los jóvenes soñaban que era posible no solamente sobrevivir sino convivir dignamente en la equidad salvadora. Además, el Dios amigo de Abraham y Sara los seguía, compañero de camino, luz en la oscuridad y aliento en los conflictos, para no perder la brújula de la libertad, porque no hay libertad sin fraternidad, ni hay fraternidad sin compartir equitativa. Les costó 40 años, una generación entera, para comprenderlo y no asimilarlo. Descubrieron que el éxodo -la Pascua- era un proceso permanente: más libertad gracias a más fraternidad; más fraternidad gracias a más compartir. Y Dios presente con ellos en este éxodo como manera de vivir personal y colectivamente.

               Una vez llegados en Palestina, la “Tierra Prometida”, fruto sus luchas por la libertad y la equidad, continuaron viviendo la misma trilogía: libertad, equidad y fe. Se les unieron otros campesinos y pastores de ovejas. Se prometieron unos a otros y prometieron a su Dios amigo y compañero que no apartarían de este ‘éxodo permanente’, seguros que su Dios los llevaría a buen puerto y futuro feliz. La Biblia nos dice que continuaron fieles, a lo menos un pequeño resto, 1,000 años más, hasta llegar a un tal Jesús de Nazaret que retomó el proceso del ‘éxodo’ como Pascua permanente, a la vez individual y colectiva. Lo transformó en ‘Movimiento’, es decir un dinamismo colectivo organizado, que llamó el Reino de Dios, porque Dios no era ajeno a ese proceso, sino su alma y su destino. La comunión de hermanos compartiendo en equidad se transformaba en comunión con Dios, amigo, compañero, padre y madre.

               Hoy, 2,000 años más tarde, seguimos en el ‘éxodo’ comenzado por Abraham y Sara, en la Pascua permanente de Moisés y Miriam, en la alianza con un Dios liberador y compañero de camino, padre y madre incansablemente. ¿Vivimos así esta Semana santa? O ¿nos hemos dejado llevar por el consumismo individualista, la vida fácil de la corrupción tranquila, la indiferencia egoísta frente a tantas esclavitudes modernas? Tal vez la misma religión no ha adormecido mediante practicas repetidas y sin sentido. Tal vez hemos reducido el mensaje de Jesús a una cuantas oraciones y devociones sin mayor compromiso. Tal vez hemos enterrado nuestra espiritualidad confundiéndola con unos ritos vacíos de contenido. Cada Semana santa es un llamado a volver a las fuentes, a retomar el camino del primer éxodo, para que nuestra vida sea un Pascua, un paso a una vida mejor hecha de fraternidad sin frontera, de compartir equitativa, y de felicidad con un Dios-con-nosotros. ¡Felices Pascuas de resurrección!

2.      EL NEOLIBERALISMO NOS MATA, Pedro Pierre

               No se cansa de repetirlo el papa Francisco: “Este sistema nos mata… porque es terrorista.  Detrás de las guerras está la industria armamentística, esto es diabólico. Que las grandes potencias dejen de ahogar y saquear a África. El mundo está dirigido por el supuesto determinismo de una economía sin ética, sin Dios, sin dignidad humana …” El papa pone el dedo en la llaga de nuestras desgracias y tocar los privilegios de los poderosos y la ceguera de los que buscan sólo su bienestar individualista. Por eso cada vez menos los grandes medios de comunicación no dan al papa el lugar que se merece al nivel internacional. Lo mismo pasa en nuestra Iglesia católica: Es silenciado, criticado y calumniado por los tradicionalistas de siempre y los menos tradicionalistas que buscan en su poder clerical privilegios y tranquilidad.

               La conocida y respetada organización internacional de defensa de los Derechos Humanos, Amnisty Internacional, con sede en Inglaterra, acaba de publicar su informe anual sobre la situación de estos derechos al nivel internacional. Sigue la situación de 153 países sobre 191 que cuenta nuestro planeta. Denuncia la destrucción de Ucrania y la falta de decisión de parte de los gobiernos de Estados Unidos y Europa para lograr la paz. Señala “el doble rasero de los Estados occidentales que se han levantado contra la ofensiva rusa mientras hacen la vista gorda ante graves violaciones de derechos humanos en otros lugares del mundo, o incluso han sido cómplices”. Nombra en particular al Estado de Israel resaltando que “2022 fue el año más mortífero desde 2006: En lugar de exigir el fin del sistema de apartheid vigente en Israel, muchos gobiernos occidentales han preferido atacar a quienes lo denuncian".

               Frente a la catástrofe de las migraciones masivas hacia Europa, Amnisty Internacional reconoce el esfuerzo hecho para acoger a los ucranianos que huyen de su país. Pero lamenta que no pase lo mismo con los que provienen de Medio Oriente y de África, en particular de Libia, Siria o Afganistán que se mueren por centenas ahogados en el mar Mediterráneo, negándoles poder acostar en algún puerto de Europa. “Los Estados no pueden criticar estas violaciones un día y al siguiente tolerar actos similares en otros países sólo porque sus intereses están en juego”.

               Por otra parte, Amnisty Internacional denuncia las violencias sistemáticas y excesivas de la policía y el ejército contra los manifestantes de 85 países del planeta que reclaman pacíficamente por sus derechos: Perú es uno de ellos. Estos últimos días hemos visto estas violencias por parte de policías franceses… La organización lamenta el abandono de Haití a su triste suerte de miseria y violencia generalizadas mientras no se sabe si existe un gobierno constituido…

               Esta violencia generalizada de los gobiernos contra su población nos demuestra que estos defienden un sistema perverso que la gran mayoría de los ciudadanos del mundo rechaza porque los empobrece, los condena al desempleo, les niegan la salud y la educación y por encima los mata cuando protestan legítimamente. Es ahora evidente que el sistema neoliberal es de lo más perverso: lo vemos en Perú, en Ecuador y en Guatemala contra los Indígenas cuya población es mayoritaria en ese país. Lo hemos visto en Brasil con Bolsonaro, en Honduras, en Colombia. Y Chile no cesa de perseguir y marginar a los Mapuches.

               El sistema neoliberal no va más… pero preferimos nuestro pequeño bienestar individual y material que nos aporta. Nos hace cómplices de este sistema que destruye mental y socialmente. Cerramos los ojos sobre la corrupción y participamos de ella, sin darnos cuenta que el neoliberalismo sobrevive y crece por nuestra indiferencia y nuestra insolidaridad. El sistema neoliberal se beneficia del comercio de la droga y de la violencia que genera. Los bancos se enriquecen extraordinariamente del dinero del negocio de las drogas, la trata de personas, la corrupción, las cuevas de ladrones que son los paraísos fiscales y la venta de armas.

               En vano nos aconseja la Biblia: “No te hagas amigo de uno más fuerte y más rico que tú. Juntarías un cántaro de arcilla y una olla de fierro. El uno golpearía a la otra y la quebraría”, dice el libro de Sirácides. O “El pan que mendigan es la vida de los pobres; el que se lo quita es un asesino. Mata a su prójimo el que le quita los medios para sobrevivir; retener el salario de un trabajador es lo mismo que derramar su sangre.” San Pablo escribe a su amigo Timoteo: “El origen de todos los males es la codicia del dinero”. Y Jesús nos orienta sabiamente al decirnos como utilizar correctamente nuestro dinero: “Con ese maldito dinero, háganse amigos” … ¡Cuánto tiempo más tendremos de sufrir y lamentarnos para entender estas cosas y decidirnos a cambiar: cambiarnos y cambiar este maldito sistema neoliberal! … porque ‘no es el pan que hace falta, sino la voluntad de compartirlo juntos’.

3.      ¡BASTA DE VIOLENCIA Y MUERTES! Pedro Pierre

               Voy retomando aquí la carta abierta que las Comunidades Eclesiales de Base Abel Tacuri, de Guayaquil, acaban de publicar: “Denunciamos la violencia extrema y llamamos a superarla juntos, porque, como dice san Pablo: ‘La causa de nuestros males es la ambición del dinero’.

Despertemos a la realidad

               Hay una gran inseguridad generalizada… ¿Quién se atreva ahora a pasearse de noche? Hay demasiada violencia: ¡Ya no hay lugar seguro! ¿Quién va a dejar jugar a sus hijos en el parque? A diario y por todas partes se dan asaltos, robos, secuestros, extorsiones, asesinatos y sicariato a la luz del día por competencia en el tráfico de drogas; este todo con ametralladoras y bombas de todo calibre.

               La angustia es grande en las familias: Los jóvenes que no estudian ni trabajan entran en esta delincuencia organizada. Definitivamente no hay gobierno. Estamos completamente indefensos. Las mafias controlan la ciudad. El gobierno ha permitido el porte individual de armas. Va a ser el gran negocio de las armas y de la corrupción para conseguirlas.

Las causas de este desastre son múltiples

               Hay demasiado desempleo: “¡Cuando la mitad de la población no tanga trabajo, la otra mitad no va a poder dormir tranquila!” Hemos perdido los valores esenciales como el respeto a la vida y a las personas. No hay ayuda mutua, compartir, unión, organización. Nos hemos vuelto individualistas, indiferentes, quemimportistas, consumistas… Ya no nos interesa la fe. Allí está el resultado.

               Hemos permitido el tráfico de drogas, por nuestra falta de organización entre vecinos: No hemos luchado contra su comercio en los barrios ni por presionar a los gobiernos para controlarlo mejor. La policía se hace de la vista gorda… porque no les interesa o no son protegidos. También son víctimas de los delincuentes. Estos están mejor armados que los mismos policías.

               Las armas no son la solución; más bien son el problema porque estamos dejando de confiar los unos en los otros y nos vamos a enfrentar en la calle como animales sueltos. El gobierno se desinteresa de la situación catastrófica del país. No se mete porque es corrupto; ya han pactado con el narcotráfico. Los ricos y el mismo presidente esconden su dinero en los paraísos fiscales. Para ellos “¡mejor que los pobres se maten entre sí!”

               Ahora estamos en un ‘feriado bancario’ permanente, con los mismos autores del feriado bancario del año 2,000. Los bancos se benefician del dinero de la droga y del tráfico de personas. El ejército protege a las grandes empresas en vez de cuidar al pueblo. Las bandas delincuenciales se han tomado las cárceles con la complicidad de las autoridades. El gobierno de EE.UU. ha retirado visas a generales del ejército y de la policía… ¿Quién nos va a proteger de ellos ahora? Los grandes medios de comunicación sólo culpan a los pobres y a la delincuencia de la calle. No investigan ni dicen quienes son los que traen la droga por toneladas.

               Se trata de una violencia estructural promovida por el imperialismo norteamericano. No pudieron con Venezuela, ahora exportan la violencia, el tráfico de droga y el crimen organizado a los países que no pueden controlar ni robar sus materias primas con facilidad. Perú es el ejemplo patente. Es la CIA (Central de Inteligencia norteamericana) que maneja todo esto con la complicidad y el servilismo de nuestras autoridades. Son ellos que organizan este caos y esta violencia: Son responsables de los muertos y las matanzas.

               Estamos en lo que dijo el Documento de Medellín en 1968: Se trata de una “violencia institucionalizada”. En definitiva, matan a quienes se oponen a sus mandatos y a su saqueo. Los pobres, los estorbamos.

¿Cómo vivir y convivir enfrentando esta situación?

               ‘No, no basta rezar. ¡Hacen falta muchas más cosas para amar a Dios!’ porque, si vivimos todavía y si Dios nos da la vida, es para que hagamos algo. ¡Basta de lamentaciones! Al quedar de brazos cruzados nos hemos hecho cómplices de estas situaciones. Hace falta compromiso. ¡Cuidado con las iglesias llenas, pero con compromiso cero! A Jesús se lo sigue construyendo su Reino de justicia y fraternidad.

               Tenemos que vivir de verdad el compromiso de nuestro bautismo: ser profetas que denunciamos lo que destruye el Reino y anunciamos lo que lo construye, ser sacerdotes para relacionarnos comunitariamente con Dios, ser reyes-pastores que nos organizamos en Comunidades fraternas y solidarias.

               Hace falta sobre todo despertar entre vecinos, despertar las autoridades civiles y religiosas, organizándonos e integrando organizaciones que defiendan la vida y nuestros derechos. Tenemos que capacitarnos para entender la realidad, conocer sus causas y así motivarnos a actuar juntos.

               Tenemos que unificarnos y potenciarnos mutuamente: ¡Si los problemas son nuestros, también son nuestras las soluciones! ¡Nadie se salva sólo! tenemos que apoyarnos como pueblo organizado y creyente. Sólo así podremos salir adelante.

               “El momento más oscuro de la noche es también el más cercano a la aurora” … si despertamos para actuar juntos.”

4.      SOÑAR CON LA ARMONÍA, Pedro Pierre

               Casi es lo único que nos queda en ese antro de la corrupción, violencia y muertes en que se ha convertido el Ecuador. Pensábamos que con el ex presidente Moreno habíamos llegado a lo máximo. ¡Mentira! Guillermo Lasso lo supera con creces… Estamos también estupefactos por la indiferencia generalizada: “¡Mientras no me toca a mí, no pasa nada!” Creíamos que con la votación masiva del 5 de febrero pasado contra el presidente y su manejo o mejor ausencia de manejo del Estado se lo iba a desbancar… pero tampoco allí no pasa nada y el huésped de Carondelet sigue campante y amontonando más y más ganancias. Nuestra democracia no funciona porque votamos en las urnas, pero no controlamos ni hacemos respetar nuestro voto. No hay una verdadera decisión ciudadana de organizarse contra los problemas que nos afectan: Esperamos que otros lo hagan. No hemos entendido que, si el problema es nuestro, es nuestra también la solución. Preferimos esperar que los Indígenas se levantan y pongan los muertos. Tal como vamos, la violencia, el sicariato, los muertos, las extorsiones y las lágrimas van a aumentar, lastimosamente.

               Soñamos con la armonía: ¿Será verdad? ¿O seguimos soñando con el individualismo, la tranquilidad egoísta, el dinero fácil? Entones merecemos lo que nos está pasando. Existimos para un proyecto de vida y no de muerte. Mientras no descubrimos esto, la cruda realidad va a continuar y progresar en maldad: El infierno lo hacemos nosotros y lo permitimos entre nosotros. Cuando dejamos de preocuparnos los unos por los otros favorecemos su crecimiento. El mal existe: Hay que combatirlo, porque es como la mala hierba, si no, se multiplica sin límite.

               El otro problema es que hemos dejado de lado la espiritualidad y la mística: Las hemos dejado morir en nuestra propia conciencia e identidad. Vivimos como los animales y peor que los animales. El materialismo individualista, es decir limitarnos a comer, dormir y robar, nos seca el alma y hace de nosotros unos zombis que no saben qué somos, para qué vivimos ni para qué existimos. Muchas veces echamos la culpa a la religión y a un dios inventado para satisfacer nuestra nulidad.

               Hemos dejado de admirar, reconocer y escuchar los sabios de ayer y de hoy; pero sí, seguimos a los malos payasos de la TV que acarician nuestras peores desviaciones y a los de los chats, facebook, tik tok, instagram y otras virtualidades y tomamos nuestras fantasías por realidades fascinantes. Hemos dejado de pertenecernos para obedecer a nuevos demonios que quieren que prolifere la maldad por aumentar sus intereses, poderes y fama. Somos los esclavos cómplices de nuestra propia maldad y seguimos adelante en este infierno bien real.

               ¡Soñemos con la armonía!... Tengamos esa ‘locura’, poque es nuestra identidad profunda y nuestro destino común. Dejemos de interpretar la creación del mundo como un paraíso perdido: Eso es cuentos para hacer dormir a los niños. Y descubramos que no se trata de nuestro origen, sino de nuestro fin definitivo y de nuestra meta a lograr… porque estamos hecho por la armonía y para la armonía. Los satélites que recorren el universo sin fin nos transmiten sus fotos sorprendentes de belleza y de misterio. Nos permiten entender que la creación sigue en marcha y que es también nuestra tarea. Estamos en una creación permanente por la fuerza de vida y de amor que nos habita: Eso es la espiritualidad, o sea, el ‘espíritu’ que nos mueve desde dentro.

               Lastimosamente no nos gusta el silencio, la meditación ni la contemplación. Preferimos actividades rentables, materialistas, individuales y egoísta y así apagamos el fuego que nos iluminaría para salir de nuestra mediocridad humana. Porque la primera armonía es con nosotros mismos, con la sabia de vida y de amor que nos recorre de cuerpo entero. Estamos hechos para conectarnos con lo más intimo y vivo de nosotros mismos, esta potencialidad humana que nos hace vivir, afín de despertarla, cultivarla, multiplicarla para encontrar y vivir la felicidad, es decir la paz interior que nada ni nadie nos pueda quitar.

               La segunda armonía es con los demás. Todos somos humanos, todos somos iguales, todos somos la misma sangre, todos somos la misma unidad de vida y de fraternidad. Sólo así, comunicándonos, conociéndonos, respetándonos, apoyándonos, compartiendo, amándonos, vamos a lograr la comunión que necesitamos para ayudarnos a vivir felices los unos con los otros, los unos por los otros. ¿Cuándo nos decidiremos a esto? Pues, sólo depende de nosotros mismos.

               La tercera armonía es con la naturaleza, porque sin ella o contra ella no podemos vivir ni sobrevivir. Ya nos damos cuento de los desastres naturales a los que nos abocamos si no la respetamos ni la cuidamos. Verdaderamente es nuestra primera Madre, porque de ella venimos, de ella vivimos y hacia ella vamos. Mientras vivimos, tenemos que volver a conectarnos y a entrar en esta matriz universal que permite respirar, comer, sanarnos y sentirnos poseídos por la vida y el amor que con los 2 pilares de la misma naturaleza y del universo entero. “Somos polvo de estrella”, pero ‘polvo’ vivo, inmortal, eterno. ¡Qué analfabetos somos si no hemos comenzado a darnos cuenta de eso! Por eso andamos “¡perdidos como perros en procesión!”

               La cuarta armonía es nuestra relación con Dios. Muchas veces buscamos a Dios dónde no está, cuando lo queremos encontrar sólo en el cielo inventado con miles y miles de detalles maravillosos e inexistentes, o sólo en el templo como si Dios se dejaba encerrar en 4 paredes de piedras o de cemento, o sólo en la oración cuando rezamos por nuestras necesidades inútiles y dañinas… en vez de contemplar a Dios en cada persona y en nosotros mismos, de reconocerlo en los llamados de la naturaleza y de los acontecimientos, en el grito de los pobres y la belleza de los niños. Eso Dios que nos habita o más bien es en él que habitamos… y que no reconocemos por ser demasiado cercano e íntimo a nosotros mismos. Pero estamos ocupados en cosas tan importante que… nos moriremos antes de haber vivido. ¡Y tal vez lleguemos a “las 7 armonías” del prófugo Jamil Mahuad!

5.      AMISTAD Y LIBERTAD, Pedro Pierre

               El miedo nos está ganando la partida. De hecho, no faltan razones para tener miedo. Por una parte, la violencia y lo asesinatos no han cesado con el toque de queda, por la razón de que no se trabaja a suprimir las causas de la violencia actual. Tampoco es aumentando las horas y los días de toque de queda que ira solucionando mejor la actual situación. Lo sabemos, cuando estamos enfermos, se buscan las causas de la enfermedad y se trata de eliminar estas causas para suprimir los efectos. Las causas de la violencia actual se encuentran principalmente en 2 razones: las desigualdades sociales y la falta de empleos.

               Las desigualdades sociales provienen de la acumulación ilimitada de bienes y riquezas por parte de unos pocos a costa de la explotación de muchos. Las desigualdades son el resultado a un robo continuo del salario del trabajador, cuando no se paga un salario justo. Este debe cubrir mínimamente el costo de la canasta básica que llega actualmente a unos 900 dólares. Además, el trabajador tiene derecho a parte de las ganancias que produce su trabajo. Y hay centenares de miles de ecuatorianos que, a duras penas, ni ganan 400 dólares mensuales. Ahí está una de las razones de la gran pobreza que padecen la mitad de los ecuatorianos. La primera violencia no es de los pobres, es de los ricos que se apoderan de los frutos del trabajo ajeno. Por eso, las condenaciones de Jesús a los ricos: “¡Hay de ustedes los ricos porque ya tienen su recompensa!”

               En cuanto al desempleo, la mayoría de los dueños de las empresas, sobre de las más grandes, no buscan crear nuevos empleos sino cómo sacar más y más dinero de su negocio. Así estamos desde decenios… y ahora parece que hemos llagado al tope: ¡No se aguanta más!” Los pobres se contagian de la maldad de los ricos y dan libre curso a la violencia, la explotación y la matanza. No es el aumento del número de policías, no la colaboración de los militares en la represión y la desarticulación de bandas delincuenciales, ni el libre porte de armas por parte de los ciudadanos que van a resolver el problema. Más bien este problema se va a hacer más grande… porque mucha gente entra en esta dinámica perversa de la violencia porque no tiene qué comer mientras otros derrochan a diestra y siniestras y no se preocupan si hay poco o mucho desempleo.

               Tenemos que descubrir también que los ricos han acaparado el Estado para preservar y aumentar sus negocios. Por otra parte, hacen leyes que les permitan hacer lo que les da la gana con su dinero con tal de que nadie les diga nada. Por eso inventaron y organizaron el sistema capitalista. Mientras no dejamos de ser cómplices de este sistema y no lo sustituimos por un socialismo solidario del ser humano, seguiremos de mal en peor. Nos han metido en la cabeza un chip que nos hace creer que en Cuba y en Venezuela todo está mal y que se está en un infierno permanente. Las palabras socialismo y comunismo siguen siendo satanizada por los medios de comunicación… de los ricos para proteger sus robos descarados. Por esta contaminación mediática, seguimos votando por nuestros explotadores y victimarios. ¡Cuánta complicidad e indiferencia nuestra son los pilares de un sistema que nos destruye y permite que se nos mate a sangre fría!

               Entonces al esperar que la solución venga de otros o del gobierno, nos engañamos a nosotros mismos. Gran parte de la solución depende de nosotros. Somos ‘ciegos que quieren guiar a otros ciegos’… y por montón caemos en el hueco de la desesperación y el miedo. Nos empantanamos en el fango que nosotros hemos fomento por nuestro individualismo, nuestra indiferencia, nuestra maldad y nuestra desorganización. ¿Por qué nos decidimos vivir de otra manera y de apoyarnos los unos a los otros? El demonio del desamor nos está dominando de linda manera.

               ¿Hemos descubierto que la amistad y la libertad bien vividas son capaces de llevar a una vida mejor como individuos, como vecinos y como ciudadanos? Y si hemos descubierto algo de amistad y libertad verdaderas, ¿cuándo nos vamos a decidir a vivirlas de manera más responsables. La amistad es la sabia de una vida feliz. Somos seres de relación: hemos nacida por una ‘relación’, crecemos en las relaciones familiares, nos educamos en mediante la relaciones con nuestros maestros y profesores y con nuestros compañeros de estudios, aprendemos nuestra profesión gracias al ejemplo y el testimonio de otros profesionales, descubrimos en sentido de la vida y su trascendencia gracias a la relaciones en una comunidad espiritual y religiosa… Sin relaciones nos apagamos poco a poco como la flor que se deja de regar. La amista nos hacer crecer y creer en nosotros mismos. Desarrollamos mejor nuestras capacidades gracias a grandes amistades. Realizamos grandes acciones gracias a la amistad compartida con otros muchos. No podemos vivir sin amigos ni sin hacernos amigos de los demás. Es la ley de la vida feliz.

               Otra dimensión que nos permite superar miedos y desesperación es la libertad, una libertad bien entendida. Cada uno de nosotros tenemos encontrar nuestro camino de vida. Todos somos diferentes y todos los caminos personales son diferentes. Si copiamos a nuestros padres o al vecino o al amigo, seremos siempre una mala copia. Cada uno de nosotros tenemos un destino particular, único, original, exclusivo… Nuestros sueños son diferentes y sus realizaciones tienen que ser propias a cada uno de nosotros. Lograr esta meta será el fruto de nuestra libertad: la libertad de no copiar a nadie, la libertad para lograr lo propio nuestro, la libertad de dejarnos llevar por caminos torcidos, la libertad de ser nosotros mismos… con la ayuda de otros y la amistad de muchos, pero libres de nuestras decisiones y de nuestro mejor crecimiento y desenvoltura. Una libertad pensada, reflexionada, madurada: la libertad nuestra para decidir quién y qué vamos a hacer. ¡Ánimo para esta carrera en la amistad y la libertad!