domingo, 21 de junio de 2020

'No regresemos a lo anormal de ayer'


A R T Í C U L O S   D E   M A Y O,  Pedro  Pierre.

Guayaquil, junio de 2020.

Estimad@s amig@s y compañer@s de camino, buenos días.
Esperando que estén bien que preparan la ‘nueva normalidad’ después de las lecciones de esta pandemia.

He aquí mis artículos del mes de mayo, con muchos deseos para superar esta catástrofe del coronavirus.
1.      Hemos empezado… a vivir de otra manera.
2.      Sí, hay alternativas al neoliberalismo… ya las estamos sembrando nosotras y nosotros.
3.      Eco-socialismo: Nada sin la Naturaleza… para reinventar un futuro plenamente humano.
4.      Sí, ¡basta de palabra!... son acciones y lucha que se necesita.
¡Buena lectura!
Abrazo fraterno.
Pedro Pierre.

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1.   HEMOS EMPEZADO… Pedro Pierre
Ya pasan los días y las semanas y sigue la cuarentena. Nos dicen que va a terminar, pero nadie está muy seguro de la fecha. Van a ser dos meses que la suportamos y nos preocupa que termine. Nos preocupa también lo que va a pasar después, porque nos damos cuenta que las cosas no van a ser como antes.
No hemos pasado en vano 2 meses, encerrados en nuestras casas. Para muchos la realidad es trágica: ¿cómo comer cuando se gana cada día el pan que la familia necesita? En muchas familias hay seres queridos que se han ido para siempre y no se los pudo despedir. Muchos han perdido su empleo porque la tienda, el taller, la fábrica se quedaron cerrados. El país está por los suelos porque el petróleo ha caído a precios muy bajos, se pagó 330 millones de dólares por los intereses de un préstamo con el Fondo Monetario en plena mortandad nacional, los ricachones han mandado su dinero en los paraísos fiscales: nada menos que 800 millones; y la corrupción sigue campante en las altas esferas del gobierno. Ahora nos quieren controlar mediante nuestros celulares: saber dónde vivimos, adónde vamos, con quiénes nos comunicamos, disque para proteger nuestra salud. Si no la han protegido hasta hoy, ¿por qué van a protegerla mañana?
Mal estamos, muy mal estamos. ¿Cómo se va a levantar un país saqueado por sus propias autoridades y sus amigos de turno? ¿Cómo se va a recuperar una economía por los suelos, con miles de empresas quebradas? Al ver el vicepresidente que no podía controlar la pandemia desde el gobierno, deja a los municipios decidir cuándo salir de la cuarentena. Y el mismo presidente afirmó: “Mi situación me impide salir a territorio. Soy una persona de la tercera edad, con discapacidad física y con los problemas médicos que eso representa. Los médicos me han dicho que fácilmente podría contraer el coronavirus y que difícilmente podría superarlo…” Somos un país a la deriva, con hambre, sin empleo, sin dinero, sin líder que nos ayuda a salir adelante. Tenemos que contar sólo con nosotros mismos… Eso es el desafío a asumir, consciente y organizadamente.
Estos dos meses de encierro también nos han servido para pensar, para descubrir el fracaso del sistema que nos gobierna. Por momento nos paralizaron el miedo y la desesperación, pero ha surgido en nosotros la esperanza que juntos podemos levantarnos, arrimar el hombro, aceptar que va a ser una larga y dura lacha para recuperar la paria y volver a vivir y convivir como Dios manda. Eso será posible si ya hemos empezado a vivir de otra manera. En cierta escasez hemos probado que se puede comer más sanamente con legumbres y frutas. Al no haber medicamentos eficaces contra el coronavirus, hemos probado con limones, jengibre, hierbas medicinales, imanes y cuántas medicinas tradicionales o alternativas. No han faltado entre nosotros signos y gestos de compartir y solidaridad, pequeños tal vez pero reales que nos devolvieron la sonrisa, alimentaron la amistad e hicieron crecer la esperanza. Hemos descubierto que podemos vivir sin estar comprando cosas innecesarias o superfluas. También hemos rezado, realizado devociones olvidadas, leído la Biblia, vuelto a descubrir a Jesús más cercano a nosotros y a Dios como el gran misterio de la vida y del amor. Nos hemos preguntado qué es lo más importante en este momento, lo prioritario a no perder, a lo esencial a no dejar escapar…
Empezamos a estar seguros que mañana no podremos vivir como ayer, pero sí, conservando lo importante que hemos vivido sin dar nos cuenta… porque, si no, vamos a quedar peores y muy mal parados: una vida sin vida, unas relaciones sin amor. Y la existencia individualista, consumista, desorganizada se tornará una pandemia peor que el coronavirus. Mañana tiene que ser un nuevo amanecer, un nuevo día, un nuevo nacimiento, una nueva humanidad. Hemos empezado: hay que continuar, mejorar, fortalecer las novedades que estamos viviendo y redescubriendo. No podemos volver atrás porque atrás es la enfermedad, la muerte y el cementerio… ¡si hay espacio! Dios nos ha creado para otra cosa: una vida plena desde el compartir, una fraternidad sencilla desde la solidaridad, una fe con sabor a felicidad, un país más igualitario donde todas y todos podamos caber. ¿Sabremos darle este gusto a Dios?... porque “¡si la silla de Dios está vacía, la ocupa el diablo!”

2.      SÍ HAY ALTERNATIVAS AL NEOLIBERALISMO. Pedro Pierre.
“La gente se está organizando para sobrevivir”… Es lo que está pasando en ese momento, o sea, un sinnúmero de familias está buscando la manera de vender o trabajar en algo para tener el pan de cada día. Tal vez la palabra ‘organización’ no sea la más adecuada, porque la organización supone varias personas que se unen para alcanzar algún objetivo común. Está bien que cada persona en edad de trabajar vaya encontrando la manera de ganarse el pan suyo y el de su familia: es necesario a corto plazo, pero no es suficiente a mediano y largo plazo.
La solución a la crisis actual no es sólo un asunto individual. Más bien la crisis es la consecuencia de una problema mayor: es todo un sistema que en vez de protegernos, no solamente se está desinteresando de nosotros sino ha provocado la crisis en la que nos encontramos. Da miedo pensar que mañana va a ser terrible: eso presentimos y no lo queremos decir. La CEPAL (Comisión Económica para América Latina) prevé para el Ecuador una recesión económica de 5% y un aumento de la pobreza en 10%, ¡como hace 15 años! No podemos regresar a la situación de antes, aunque sea eso que buscan los empresarios, banqueros y los que nos gobiernan. ¿Habrá una mayoría de la gente que quiere cambiar? O más bien se piensa: “Los otros tienen que cambiar... Las autoridades tienen que cambiar… El gobierno tiene que cambiar…”. El problema verdadero no son ‘los otros’, ni ‘las autoridades’ no ‘el gobierno’; se trata de un sistema nacional y mundial que nosotros mismos sostenemos aunque lo critiquemos. El problema somos nosotros que apoyamos este sistema que nos engaña, nos explota, nos esclaviza, con la complicidad de los medios comerciales de desinformación que pertenecen a los mismos empresarios, banqueros y grandes explotadores: nos mienten y nos engañan… para que nada ni nadie cambie.
En ese momento me preocupa mucho el silencio, la expresión de nuestra inconformidad y preocupación. ¿No será para acallarnos que nos han encerrado? ¿Dónde están las protestas de los jóvenes, de las mujeres, los campesinos, los obreros, los indígenas, los sindicatos... Tal vez en las redes sociales... Por una parte está bien: pero ¿cuántas personas alcanzamos mediante nuestro celular y nuestras redes, frente a los 17 millones de ecuatorianos? Nos enfrentamos a estructuras organizadas por el sistema neoliberal que corrompen el Estado y las instituciones estatales, las cuales, en vez de protegernos, protegen y enriquecen a sus dueños con nuestros impuestos y a costa nuestra. ¿A eso queremos regresar?
Por este motivo la reacción no puede ser solamente individualista. Si de estructuras se trata, contra esas estructuras hay que luchar para sustituirlas por otros que trabajen en beneficio nuestro. Y allí sí, se necesita de organización, de muchas organizaciones. “Los pobres desorganizados serán castigados”: es lo que está pasando en este momento.
Por este motivo hay que encontrar otro proyecto social que no sea manejado por el 1% de la población, sino por la mayoría, o sea, por un pueblo que tiene conciencia de clase, que analiza lo que está pasando poniendo el dedo sobre las causas y que decide organizarse para vivir de otra manera. Ese es el cambio que necesitamos en este momento afín de no recaer en las garras del monstruo que nos lo arrebata todo, hasta la vida, lenta y violentamente.
¿La rebaja del presupuesto educativo será un motivo para que los jóvenes, directamente afectados, retomen la organización y emprendan la lucha?... junto a las mujeres que van a ser las más golpeadas, los campesinos más explotados, los indígenas más marginados, los jubilados más olvidados… La propuesta de ley económica calificada de ‘humanitaria’ que está por última semana en la Asamblea Nacional está clara: el 65% de los recursos para financiar las medidas para la recuperación económica provienen de aportes de sueldos y salarios de trabajadores y empleados públicos y privados y no de los bolsillos y chequeras de los privilegiados que se han beneficiado de las políticas económicas del nuestro gobierno neoliberal. Es este sistema de saqueo de los empleados y trabajadores, y de aniquilación de los pobres que hay que sustituir.
¿Quién tiene la solución? Nosotros somos la solución y nadie más… ¿Estamos convencidos de esto, de nuestra capacidad, de nuestra dignidad? Aunque no sepamos bien lo que hay que construir, sí, esta pandemia nos ha mostrado y demostrado lo que hay que destruir o a lo menos dejar de apoyar, por nuestro propio bien. La lucha no está ganada, pero acabo de leer la conocida frase de Bertold Brecht: “El que lucha puede perder. El que no lucha ha perdido ya”.
Unos líderes de movimientos sociales nos dicen que el camino hacia una nueva sociedad pasa por el ‘eco-socialismo’. ¡Nueva palabra, nueva esperanza! Pero para que sea efectivamente ‘buena noticia’, depende de nosotros: ¿Nos hemos enterado? ¡No hay peor lucha que la que no se libra!

3.      ECOSOCIALISMO: NADA SIN LA NATURALEZA, Pedro Pierre
¿Habremos perdido el miedo al socialismo? Tal vez sí, por ver la brutalidad mortal del neoliberalismo, especialmente en Ecuador con las medidas que toma el gobierno. Estados Unidos, capital del neoliberalismo, no logra controlar el coronavirus… a pesar de todos los dólares y las tecnologías que tiene. China ha controlado la pandemia y Cuba envía sus médicos a China, Italia, Brasil y unos 20 países más. El chip del socialismo malo y del capitalismo bueno tenemos que echarlo a la basura…
Nuevos proyectos alternativos de sociedad están viendo la luz del día. Ya es evidente la perversidad del sistema neoliberal. El papa Francisco, en su Carta apostólica sobre el Cuidado de la Casa común está tajante. Lo califica así: “un sistema de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente perverso”, exclusivamente basado en “el principio de maximización del beneficio”, responsable a la vez de la injusticia social y de la destrucción de nuestra Casa Común, la Naturaleza. El presidente francés, formado en las Escuelas norteamericanas neoliberales, cuestiona el mismo neoliberalismo por inhumano. Nos creíamos invencibles, omnipotentes, con los inmensos progresos de la ciencia y la tecnología. Y estas se muestran totalmente incapaces de controlar un minúsculo virus mortífero que se transformó en pandemia planetaria en unas pocos meses.
En estos últimos años científicos, Organizaciones defensoras de Derechos Humanos y de la naturaleza, Movimientos Sociales ya nos avisaban que íbamos a la catástrofe. ¡La Naturaleza quiso volver a respirar aire puro! Nos han hecho creer que el consumismo era la solución a todos nuestros problemas, que estos son asuntos materiales que las empresas y el mercado van a resolver: Estábamos llegando al fin exitoso de la historia, o sea, íbamos a tocar el paraíso en la tierra. Más bien nos llegó el infierno.
Cada vez más se nos habla de ‘eco-socialismo’, o sea, de un socialismo ecológico, en el sentido que no se puede hablar de organización social sin incluir el respeto, la defensa y la protección de la naturaleza. Ella es nuestra matriz: de ‘agua, tierra, viento y fuego’ hemos sido hecho. Ya el libro bíblico del Génesis nos hablaba del primer ser humano hecho de barro: “De la tierra fuiste sacado…” Al descubrir el cosmos, las estrellas y las galaxias, se ve que somos una misma unidad de vida y de destino: ¡Somos polvo de estrella que ha llegado a ser consciente de sí! Somos una misma unidad donde todo y todos estamos relacionados e interconectados.
Entre humanos, la comunidad da sentido a nuestra existencia: nadie está solo; las relaciones son nuestro modo de existir. El neoliberalismo es todo lo contrario: el individuo se salva sólo, la competencia exacerbada es la manera de sobrevivir, la espiritualidad es un apéndice inútil. Todo esto se ha desmoronado estrepitosamente en estos meses. Hay que volver al humanismo, o sea, el socialismo y la ecología. Eso es el eco-socialismo: Un nueva manera de vivir armoniosamente entre humanos y con la naturaleza, donde las personas valen más que el dinero, donde la relación es más importante que lo promoción individual, donde la comunidad es la manera de organizarnos, donde la dignidad humana vale más que la fantasía televisiva…
Sólo nos quedan unos pocos decenios para evitar el colapso de la vida, pues la cuenta regresiva ha comenzado hace unos 3 años. Vamos rumbo al suicidio colectivo si seguimos la locura del neoliberalismo. Durante esta cuarentena que se prolonga, hemos comenzado a vivir de otra manera: valorar la familia, compartir entre vecinos y con los más débiles, comer de otra manera, cuidar nuestra salud con medicina natural, tomar el tiempo de reflexionar, redescubrir la dimensión espiritual de la vida, rechazar el consumismo, valorar la organización… Continuemos en esta dirección para un cambio individual, colectivo y estructural: el eco-socialismo nos ofrece un camino que podemos abrir mancomunadamente, si no queremos que la vida en nuestro planeta desaparezca definitivamente. Esta pandemia es un aviso.
Escuchemos a los que nos abren caminos de esperanza a emprender juntos decididamente. El papa Francisco no deja de animarnos a despertar y caminar con los Movimientos sociales portadores de un porvenir mejor. Recordemos la historia bíblica de Sodoma y Gomorra: fueron ciudades destruidas por haber eliminado la hospitalidad de su manera de vida. Cuando huía la familia de Lot para salvarse de esa ‘pandemia’, su mujer quiso dar marcha atrás y volver al pasado: se transformó en estatua de sal. Hoy no podemos volver al pasado que nos ha conducido a esta catástrofe. Tenemos que inventar caminos nuevos, reinventando el futuro cercano. Ya tenemos pautas para lograrlo.

4.   SÍ, ¡ BASTA  DE  PALABRAS !  Pedro  Pierre
La canción ‘Resistiré’ tuvo su momento de fama, pero tiene sentido si no se pasa a la acción… Estamos inundados de palabras, de noticias, de mensajes, de canciones, de discursos… para que nos quedemos de brazos cruzados con la ilusión de ‘resistir’. La excusa de estar encerrados es una falsa justificación: nos hemos dejado encerrar, eso es la realidad y eso desde mucho tiempo. Nos manipularon durante años o nos escondieron la verdad de tal manera que decimos: no hay otra solución, es lo mejor de lo mejor, ellos nos van a salvar… Y sigue la cuarenta: ¡Ya llegamos a 2 cuarentenas! Y continúan las prohibiciones: nos dejamos tratar como niños que se llevan por la mano, porque ellos sí trabajan por sus intereses.
El gobierno de los empresarios, él no se queda de brazos cruzados: ¡qué maravillosa oportunidad para fortalecer su dictadura del despojo y del saqueo! Reducción de horarios de trabajo, reducción de salarios, despidos intempestivos en las empresas, recortes en salud y educación además de reducción generalizada de presupuesto, salidas de centenares de millones a los paraísos fiscales, otros centenares de millones regalados a Fondo Monetario Internacional, privatizaciones de los bienes públicos, corrupción generalizada en las más altas esferas del gobierno, liberalización de los precios de la gasolina… La lista es interminable: lograron su ‘paquetazo’. Se trata de un feriado bancario mucho más grande que él de hace 20 años y lo han logrado con nuestro silencioso consentimiento. Y cantamos: ¡Resistiremos! “¡Los que tienen un empleo, van a trabajan más, cobrarán menos y se morirán antes de tiempo!” ¡Qué valientes somos para aguantar las peores barbaridades desde 3 años!
Nos han dicho ‘¡Consuman… eso les traerá felicidad! ¡Endéudense… y paguen dentro de 6 meses! ¡Vístanse y maquíllense de primera… y serán considerados estrellas y modelos de TV! ¡Tomen cerveza o miren novelas… y serán machos o feministas de avanzada! Nos siguen diciendo: ¡No se preocupen porque sabemos lo que necesitan y cómo resolver sus necesidades más apremiantes! Cantos de sirenas que creemos y obedecemos: ¡2 personas sobre 3 compran en los supermercados lo que acaban de ver en la propaganda televisiva! ¡Qué gentes tan obedientes somos! ¡Nos tienen bien controlados!
Preguntémonos: ¿Qué actividades de solidaridad hemos tenido durante esta doble cuarentena fuera de nuestra casa? ¿En qué protestas hemos participado? Tal vez nos hemos escandalizado de unas actitudes que hemos calificados de “radicales, exageradas, utópicas…”: las de los que salen a la calle para ganarse el pan del día, las de los que insultan porque les duele las muertes de sus familiares y vecinos, las de los que no soportan más estar encerrados, manipulados, saqueados…
Dejemos también de hablar de cursos, de formación, de capacitación, de análisis de la situación, de la crisis globalizada, de que Dios va a resolver nuestros problemas… Cuando el hambre toca a la puerta, sobran las palabras y las promesas. ¡A luchar, eso es lo que se necesita! Luchar para recuperar nuestra dignidad, nuestros derechos pisoteados, la organización destruida, los reclamos colectivos…
Nos parecemos a las mujeres que lloraban mirando a Jesús cargando con la cruz. Él que tuvo la valentía de decirles: “¡No lloren por mí, sino por ustedes y sus hijos!” La situación que vivimos no es culpa de otros sino de nosotros mismos que nos hemos dormido, hemos creído a los farsantes de siempre, nos hemos vuelto egoístas e individualistas, hemos olvidado lo esencial que es la fraternidad y el compromiso para construirnos como personas dignas, conscientes, solidarias y valientes. ¿Hasta cuándo vamos a resistir lamentando y llorando? Quienes van a pagar con creces los platos rotos van a ser nuestros ‘hijos’.
Los cristianos, en esos días, recordamos la ‘Ascensión’ de Jesús, o sea, su despedida física. Jesús se fue, pero no dijo a sus discípulos: “¡Vayan a rezando! ni ¡Hagan misas! ni ¡Enciérrense en sus casas! ni ¡Estudien para capacitarse…!” Más bien unos ángeles los regañaron: “¡Por qué están mirando al cielo!” o sea, ¿por qué esperan milagros? Pues el mismo Jesús les encomendó: “Vayan y hagan de los pueblos mis discípulos”… es decir: ¡Salgan, vayan reuniendo a la gente para construir la fraternidad y la justicia sin límite de fronteras ni de razas en nombre del Dios de la Vida!...porque eso es el Reino. El Reino está allí donde se lucha por la vida y la fraternidad.