sábado, 14 de noviembre de 2020

Artículos semanales de octubre.

 A R T Í C U L O S   D E   O C T U B R E


Estimad@s amig@s y compañer@s de camino, buenos días, esperando que se encuentren bien.

 

He aquí mis artículos del mes de octubre.

1.      El papa Francisco por la fraternidad y la amistad social… en su Carta ‘Todos somos hermanos’.

2.      La rebelión de las flores… Manifiesto de las Mujeres Indígenas por el Bien Vivir.

3.      Los esclavos defienden siempre a sus amos… porque es vergonzoso ver a Lasso con poncho.

4.      Hasta que la dignidad se vuelva una costumbre más… al ejemplo de los bolivianos y de los chilenos.

 

Como documento complementario les envío una novena a Cristo rey, mirándolo como ‘Pastor’. Disponible en: https.//padrepedropierre.blogspot.com

Introducción: Un rey pastor.

  1. Jesucristo es nuestro rey-pastor. Juan 10,11-16: ‘Yo soy el Buen Pastor’.
  2. De los pobres es el Reino de Dios. Lucas 6,20-31: ‘¡Felices los pobres…!’
  3. El Reino no se detiene. Marcos 4,26-29: ‘La semilla brota de cualquier manera’.
  4. Los caminos que no son del Reino. Mateo 4,1-10: Las 3 tentaciones de Jesús.
  5. Los conflictos por el Reino. Marcos 4,35-41: La tempestad calmada.
  6. Nuestras destrucciones del Reino. Efesios 6,10-20: El imperio de la muerte.
  7. El precio del Reino es la cruz y la resurrección. Juan 12,20-26: El grano de trigo.
  8. El diseño del Reino. Génesis 2,5-25: La semilla del proyecto del Reino.
  9. La celebración gozosa del Reino. Apocalipsis 21,1-8: El cielo nuevo y la tierra nueva.

Anexos: Jesucristo es el Señor. - Original de la novena. - Somos un Reino de fraternidad y libertad.

¡Buena lectura!

 

Abrazo fraterno.

Pedro Pierre.

 

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1.      PAPA FRANCISCO POR LA FRATERNIDAD Y LA AMISTAD SOCIAL, Pedro Pierre

|El papa Francisco acaba de publicar una carta encíclica sobre “la fraternidad y la amistad social” cuya temática principal parte de la afirmación: “Todos somos hermanos”. Es un documento de carácter social resume los grandes ejes de sus discursos, de sus viajes y de sus actitudes más significativas. Es cierto que, para él, la fraternidad en sus dimensiones individual y colectiva es una de sus mayores preocupaciones. En su carta escribe que “la fraternidad es la piedra angular de la humanidad si quiere vivir en paz y con mayor justicia”. Bien se puede decir de él que, felizmente, es “el papa de la fraternidad universal”.

A veces uno se pregunta por dónde orientar su vida: allí se tiene una propuestas. Pues para el papa Francisco la fraternidad es la apuesta segura para encontrar la felicidad de una vida llena, porque la fraternidad y la amistad social son las puertas hacia la alegría de vivir, amar, crecer y transformar nuestro mundo. Esta búsqueda de una vida armoniosa consigo mismo, con los demás, con la naturaleza y, como consecuencia, con Dios, abre a una vida en plenitud.

En la primera parte de su carta, el papa nos describe “las sombras de un mundo cerrado” sobre sí mismo por la ambición del dinero, el irrespeto a los derecho humano y un sistema de mercado neoliberal que destruye a las personas y la naturaleza. Denuncias la plaga de las guerras y de la venta de armas, el desastre de las migraciones y del tráfico de seres humanos, la injusticia de las deudas externas de los países pobres y del comercio de las drogas. Además de denunciar las ‘sombras’, el papa desvela las causas de estas situaciones: “La humanidad ha crecido en distintos aspectos, pero somos analfabetos en acompañar, cuidar y sostener a los más frágiles y débiles de nuestras sociedades desarrolladas”.

En una segunda parte, el papa retoma el comentario novedoso de la parábola del ‘Buen Samaritano’ que hizo el papa Juan Pablo 2° en su visita a América Latina para inaugurar la Conferencia Episcopal Latinoamericana en Puebla, México, en 1979. : “El Señor delineó, en la parábola del buen Samaritano, el modelo de la atención a todas las necesidades humanas y declaró que, en último término, se identificará con los desheredados a quienes se haya tendido la mano”. El papa Francisco hace notar que se trata de socorrer no sólo a las personas individuales sino también a los pueblos saqueados por los países industrializados y sus multinacionales: “La historia del buen samaritano se repite: se torna cada vez más visible que la desidia social y política hace de muchos lugares de nuestro mundo un camino desolado, donde las disputas internas e internacionales y los saqueos de oportunidades dejan a tantos marginados, tirados a un costado del camino”. “La sociedad mundial tiene serias fallas estructurales que no se resuelven con parches o soluciones rápidas meramente ocasionales. Hay cosas que deben ser cambiadas con replanteos de fondo y transformaciones importantes”.

En su tercera parte, el papa Francisco hace diferentes propuestas para hacer crecer la fraternidad entre nosotros y la amistad social entre las naciones. “Para hacer posible el desarrollo de una comunidad mundial capaz de realizar la fraternidad a partir de los pueblos y naciones mediante la amistad social, hace falta la mejor política puesta al servicio del bien común… El amor político”. No es posible sostener el concepto de “guerra justa”. Se debe eliminar las armas nucleares y usar este dinero para acabar de una vez con el hambre. "Es necesaria una reforma de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dijo también Francisco, así como de la arquitectura económica y financiera internacional, para que se dé una concreción real al concepto de familia de naciones".

El papa incluye a todas las religiones en esta puesta en marcha de una fraternidad universal. Hace una invitación directa a los católicos: “Es importante que la catequesis y la predicación incluyan de modo directo y claro el sentido social de la existencia, la dimensión fraterna de la espiritualidad, la convicción sobre la inalienable dignidad de cada persona”. Lugo escribe: "Las distintas religiones... ofrecen un aporte valioso para la construcción de la fraternidad y para la defensa de la justicia en la sociedad. El diálogo entre personas de distintas religiones no se hace meramente por diplomacia, amabilidad o tolerancia".

Termina el papa Francisco recalcando los testimonios de San Francisco de Asís y del beato francés Carlos de Foucauld. San Francisco de Asís nació en Italia en 1182, eligió ser pobre renunciando a las riquezas en solidaridad con los pobres, amaba a todas las criaturas y se hermanaba con el agua, el sol, las plantas, los animales… Se relacionaba con sus hermanos de comunidad con la expresión ‘Fratelli tutti’: ‘Hermanos todos. Por todo eso, en 1979, el papa Juan Pablo 2° lo nombró patrono mundial del Medio Ambiente.

En cuanto a Carlos de Foucauld que falleció en 1916 en el desierto del Sahara (Argelia), escribe el papa: “Él fue orientando su sueño de una entrega total a Dios hacia una identificación con los últimos, abandonados en lo profundo del desierto africano. En ese contexto expresaba sus deseos de sentir a cualquier ser humano como un hermano, y pedía a un amigo: ‘Ruegue a Dios para que yo sea realmente el hermano de todos’. Quería ser, en definitiva, ‘el hermano universal’. Pero sólo identificándose con los últimos llegó a ser hermano de todos. Que Dios inspire ese sueño en cada uno de nosotros. Amén.”

 

2.      “LA REBELIÓN DE LAS FLORES”, Pedro Pierre

“Sin las mujeres, los derechos no son humanos”. Lastimosamente entre los más pobres de nuestro país y de nuestro continente están los pueblos originarios y de entre los pueblos indígenas, la mujeres indígenas. Alegra profundamente ver a mujeres indígenas organizadas alzar su voz en contra de los atropellos a la vida, a los pueblos, a la libertad, a la dignidad, a las mujeres. ¡Qué contradicción! Los pobladores originarios de este continente, después de más de 500 años de sumisión y saqueo siguen siendo los más pobres. ¡Qué pecado colectivo! ¡Qué oídos sordos y qué corazón cerrados que los nuestros!

He aquí el Manifiesto que, recién después de su reunión continental, hizo público el “Movimiento de Mujeres Indígenas por el buen vivir”. ¡Curiosamente en este momento su sitio en internet no está disponible!...

“El calendario impuesto dice que hoy es 12 de Octubre del 2020. A 528 años de la invasión a nuestros territorios y arrebatamiento de la libertad de nuestros pueblos, la tierra es testigo de cómo la historia se repite. Con la llegada del invasor, llegó también nuestra esclavitud, nuestra libertad entonces era tan plena y absoluta que incluso muchos pueblos no tenían palabras para nombrarla, se definía en nuestra relación con la mapu, con la pacha, con los espíritus de la naturaleza, con nuestro andar en reciprocidad.

528 años después nuevamente tenemos que hablar de libertad. Con un encierro impuesto e invasores renovados. Los métodos cambian, guerras de baja intensidad, virus, miedos, medios de comunicación racistas y manipuladores, el propósito es el mismo. La rebelión de las Flores continúa, nosotras mujeres indígenas guardianas de los territorios elevamos la voz de la tierra desde éste Movimiento, estamos juntas.

Hoy nuestra palabra es más urgente que nunca, la palabra profunda. Estamos de pie, somos flores nativas, habitamos en la raíz rebelde, en cada montaña, en cada lago, en cada árbol, estamos sosteniendo la vida.

Decimos basta al Chineo, basta al ¡terricidio!

Demandamos que dejen de quemar los bosques, montes y humedales para sus negocios inmobiliarios!

No a la megaminería. Basta de sus represas y su represión.

No al acuerdo por las megafactorias de cerdos con China, ni en noviembre ni nunca!

Exigimos y caminamos hacia la libre determinación de nuestras cuerpas, de nuestros territorios y de nuestros pueblos.

Exigimos la Liberación inmediata de las fronteras de los estados coloniales para la libre circulación de la medicina ancestral para sanar, defendemos el derecho al buen vivir. La Cordillera No Es Frontera. Por el Retorno de la Machi Mawün a su rewe y todas nuestras autoridades espirituales a sus territorios.

La tierra -la pacha, la mapu, Yvy, Hunhat, Haru- se manifiesta, y es testigo de todo. Sabe quiénes somos, nos está hablando. Si tan sólo escucháramos, como lo hacían nuestros ancestros y ancestras.

La tierra es testigo del amor, de nuestra fuerza y caminar juntas. La tierra es testigo de todo.

En los pueblos originarios, ¡la revolución de la flores continúa!”

“La tierra nos está hablando”, nos dicen estas mujeres. A los cristianos que afirmamos hacer nuestras las opciones de los pobres, a las y los humanistas que luchamos por un Ecuador distinto y mejor, a los hombres y mujeres de buena voluntad que nos ponemos de lado de las víctimas… ¿cuál va a ser nuestra solidaridad con estas mujeres? ¿Cuál va a ser nuestra compasión con la tierra que nos está hablando? ¿Cuál va a ser nuestro compromiso valiente para denunciar tantos atropellos? En estos tiempos de elecciones, ¿sabremos desenmascarar a los candidatos que más atropellen a los pueblos originarios y a sus mujeres? Dijo Jesús como criterio definitivo en el juicio final: “¡Lo que has hecho a favor de estos más pequeños, a mí lo has hecho! ¡Y lo que has hecho en contra de ellos, también en contra de mí lo has hecho!”

 

3.      LOS ESCLAVOS SIEMPRE DEFIENDEN A SUS AMOS, Pedro Pierre

Llama mucho la atención ver al banquero Lasso vestido de poncho, como en su tiempo Nebot… Es que los esclavos siempre defienden a sus amos. Son como el pájarito nacido en una jaula: cuando se le abre la puerta no quiere no salir ni volar, porque no lo ha aprendido. En los siglos de colonización no había otra alternativa que morir o soportar la explotación y la opresión. Los colonizadores tenían la fuerza del Estado opresor, del ejército asesino y del Iglesia católica cómplice y encubridora. Siglos de esclavitud transformaron el país en una gran jaula, cuyo encierro se hizo parte de la realidad. Claro que hubo siempre rebeliones indígenas, pero estas fueron reprimidas en la sangre y el fuego, no solamente de personas sino de comunidades enteras.

La ruptura no se dio con la independencia ya que los nuevos gobernantes mestizos o criollos se comportaron de igual manera o peor que los españoles. Se dio con el trabajo pastoral de monseñor Leonidas Proaño que rompió la ‘trinidad diabólicas’: Estado-Ejército-Iglesia. Él se hizo el amigo de los indígenas para que despertaran, recuperaran su autoestima y se organizaran para recuperar sus derechos y su dignidad. El gran signo de esta novedad fue el levantamiento indígena de 1990 donde se tomaron pacíficamente la ciudad de Quito.

Ahora los indígenas son un movimiento fuerte y reconocido: “Ningún Ecuador ni ninguna Iglesia sin nosotros”. Es lo que se está gestando en este momento con altibajos. Por la falta de despertar, autoestima y organización se puede ver a colectivos indígenas compartiendo sus ponchos con Lasso y Nebot, olvidando su explotación y opresiones feroces y desconociendo que se portan como actuales amos del país gracias a la traición del gobierno, la complicidad interesada de los medios de comunicación comerciales y la bendición mayoritaria de las Iglesias. Los que se unen a ellos son los continuadores de la colonización española. Dicen estos nuevos colonizadores que ‘abren la puerta de la jaula’, pero hacen todo para que no tomen consciencia de su situación de enjaulados, no protesten ni se expresen, y sigan desorganizados, callados y obedientes. Es la esclavitud moderna.

Ahora en Ecuador los numerosos esclavos de hoy son la gran masa de los pobres principalmente mestizos y negros que están en situación parecida o peor a la de los indígenas de hace 50 años. Decía Simón Bolívar “Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción”. A monseñor Proaño se lo sigue persiguiendo y calumniando como a todos los que trabajamos por el despertar de los pobres, su autoestima, su organización y su protagonismo.

Felizmente hay una nueva memoria que se está gestando en el corazón de los pobres. La victoria electoral, en primera vuelta en Bolivia, del MAS (Movimiento Al Socialismo, del ex presidente Evo Morales) es una muestra de que sí, el pueblo de los pobres está poniendo en marcha un nuevo modelo de sociedad. En Brasil la resistencia masiva a su presidente fascista Bolsonaro es otro ejemplo. En Ecuador, a pesar de las mañas y artimañas del gobierno con sus instituciones corruptas, las mentiras y las manipulaciones de los medios de comunicación, el asesoramiento de la embajada norteamericana, el dinero de los banqueros y empresarios, se logró inscribir y hacer reconocer el binomio presidencial de La Revolución Ciudadana, a pesar de que se prohibió mañosamente la inscripción de su mayor candidato, el ex presidente Rafael Correa.

Como en el actual caso Bolivia, los sondeo dicen que el binomio presidencial de Araúz-Rabascal de la lista 1, Centro Democrático, va a ganar en la primera vuelta. Las embajadas norteamericanas en contubernio con el FMI (Fondo Monetario Internacional), sus multinacionales, la OEA (Organización de los Estados Americanos) presionan y controlan muchos gobiernos latinoamericanos, pero ya no controlan a sus pueblos. Los vemos con Cuba y Venezuela que resisten embargos económicos y cercos militares, detención de capitales y mentiras internacionales gracias al apoyo de los grandes medios de comunicación internacionales.

Desdes 7 años el papa Francisco alza su voz y multiplica viajes y actuaciones para denunciar el terrorismo mundial del neoliberalismo y de las guerras solapadas contra los países que buscan libertad, autonomía y progreso. Por la ambición, desmesura y locura de su presidente, Estados Unidos está hecho un caos de una violencia sin precedente porque también allí, los dueños de la jaula y los amos de las masas de migrantes ni siquiera quieren abrir la puerta de esta cárcel dorada que pinta el mayor país neoliberal del planeta. Europa está en el desamparo más grande frente a una pandemia que no logran controlar después de 7 meses de estragos y muertes. Son los signos del gran fracaso de un sistema que agoniza, pero “el león herido es todavía peligroso”.

¡Ojalá Ecuador siga despertando, retomando autoestima, organizándose y continuando con los grandes avances de la Revolución Ciudadana! Las numerosas y masivas manifestaciones de estas últimas semanas lo demuestran: “¡la jaula se está destrozando poco a poco!” Sigamos aportando nuestro granito de arena para un proyecto de sociedad donde quepan todas y todos, gracias al esfuerzo y el compromiso de todas y todos. ¡No se detiene la voluntad de los pueblos, porque allí está la voluntad de Dios, la de una fraternidad universal!

 

4.      HASTA QUE LA DIGNIDAD SE VUELVA UNA COSTUMBRE MÁS, Pedro Pierre

Nuestros hermanos de Chile nos están regalando grandes ejemplos de dignidad desde un año, en particular las nuevas generaciones. Hasta le pusieron el nombre de ‘Plaza Dignidad’ al lugar de la capital donde se van reuniendo multitudes… Hace una semana eran los de Bolivia… Los pueblos despiertan y quieren una vida más digna. Ecuador también está en este camino de mayor dignidad.

La dignidad es nuestra identidad más profunda como seres humanos y como pueblos. Es normal que luchemos por ella, pues la dignidad no se regala, se conquista, se defiende, se perfecciona. Es una lucha permanente por una vida mejor para uno mismo, para nuestra familia, nuestro pueblo, nuestro país.

Individualmente una persona digna es una persona coherente, es decir, que nuestros actos deben estar en conformidad con nuestras palabras, nuestra fe y los ideales que perseguimos. No nos respetamos y no tenemos dignidad cuando somos hipócritas, mentirosos, incumplidos, irresponsables… Tampoco somos dignos si vivimos en una casa desordenada y un entorno sucio: No nos amamos ni amamos a nuestra familia ni a los demás.

Una persona digna es una persona justa y honrada. Perdemos nuestra dignidad cuando somos injustos con los demás, corruptos, engañadores… A veces, como padres somos injustos con nuestros hijos no sólo cuando los tratamos mal, sino también cuando no les damos el tiempo y el cariño que esperan de nosotros.

Una persona digna vive de una manera sencilla, tanto en su vestir, como en su casa, en su profesión, en sus relaciones. La acumulación de bienes y de dinero destruye nuestra dignidad porque nos hacen perder nuestra libertad, nuestra tranquilidad y la calidad de nuestras relaciones con los demás. En la sencillez de vida está nuestra grandeza y belleza.

Un persona digna es consciente y cuidadora de sus derechos. Una vida digna supone la satisfacción de nuestros derechos básicos: empleo, casa, salud, educación, respeto. ¡Cuántas y cuántos, en Ecuador, pueden decir que tienen una vida digna, si el desempleo bordea los 60%, o sea, casi 2 familias sobre 3 están sin trabajo asalariado! ¡Y cuántas familias ecuatorianas arriendan casas o departamentos! ¡Cuánto racismo todavía entre nosotros cuando no respetamos la dignidad de los indígenas y los negros! ¡El mismo machismo es un crimen contra la dignidad, los derechos y la vida de las mujeres!

La dignidad es no sólo individual, es también colectiva. A lo largo de los siglos, para conformar el Ecuador de hoy nos hemos unidos entre entidades y pueblos diferentes: tenemos una historia común, una raíz milenaria, personajes ilustres, un patrimonio que nos hace famosos, páginas grandiosas de hazañas no tanto guerreras sino fraternales y culturales. El regionalismo es una enfermedad que carcoma nuestra dignidad colectiva. ¿Cuándo descubriremos que somos un único arcoíris de pueblos y nacionalidades, una sola raza de múltiples colores y valores, llamados a construir la Patria Grande y una fraternidad sin fronteras?

Para una mayor dignidad, la superación de la pobreza es nuestro gran reto. Las grandes desigualdades entre nosotros destruyen la dignidad de millones de personas: unos pocos acaparan lo que pertenece a todas y todos, porque la pobreza es empobrecimiento, es decir, el resultado del despojo y saqueo. Desde más de 50 años, nuestros obispos latinoamericanos y, desde 7 años, el papa Francisco no cesan de repetirnos que la pobreza es fomentada por el sistema capitalista neoliberal que “hace a los ricos más ricos a costa de los pobres más pobres”.  El problema no es primero la pobreza, sino la riqueza, es decir, la acumulación de dinero que crea la pobreza y la miseria. La lucha por la dignidad pasa por el cambio del sistema económico en que nos encontramos y que fortalecemos muchas veces inconscientemente. Es una cuestión de dignidad colectiva. Ya varios países con gobiernos progresistas han emprendido este camino de dignidad. Lo vemos con Chile, Bolivia, Argentina, México, como también Venezuela y Cuba, a pesar de las presiones, los embargos y las mentiras que los grandes medios de comunicación comerciales nos pintan de libertad.

¡Felices las y los que estamos en esta doble lucha individual y colectiva por nuestra mayor dignidad y la de los demás! Eso fue el camino de Jesús de Nazaret: la dignidad y la fraternidad desde las alternativas de los pobres conscientes, unidos, organizados y valientes.

 

viernes, 14 de agosto de 2020

La nueva 'normalidad' después de la pandemia

 

MIS ARTÍCULOS DEL MES DE JULIO

Con muchos deseos para superar esta catástrofe del coronavirus.

 

1.      De la pandemia cada uno somos responsables… por indiferentes, individualistas y pasivos.

2.      ¡No a la esclavitud moderna!... que ha cambiado sólo de nombre.

3.      ‘¡Sálvese quien pueda!’… parece ser el lema de muchos, en particular entre los grandes.

4.      El nuevo orden mundial… será de quiénes lo hacemos realidad.

5.      ¡No existen los independientes!... porque tod@s estamos interrelacionados para bien y para mal.

 

¡Buena lectura! Abrazo fraterno.

Pedro Pierre.

 

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1.   DE LA PANDEMIA, CADA UNO SOMOS RESPONSABLES, Pedro Pierre

Cuando buscamos el origen de la actual pandemia, señalamos Estados Unidos, Inglaterra, China, Bill Gates, Fundación Rockefeller… Pero no podemos olvidarnos de nosotros todos, porque, de esta pandemia, cada uno y cada una de nosotros somos también responsables. Esta pandemia es el resultado de nuestra indiferencia, nuestro individualismo y nuestra pasividad. Hemos sido demasiados indiferentes a las repetidas llamadas a detener la contaminación ambiental. Hemos sido demasiados cómplices de la destrucción de la naturaleza. Hemos sido demasiados pasivos frente a las invitaciones a vivir de otra manera. Y allí está el resultado catastrófico. El papa Francisco lo ha dicho: “En un mundo enfermo no podemos estar sanos”.

Somos sanos cuando nuestra vida tiene la capacidad de combatir los virus, las bacterias, las enfermedades. La sanidad es la vida normal de nuestro planeta que, desde siempre, tiene la capacidad de regenerarse cuando se lo agrede y destruye. El problema actual es que las agresiones y las destrucciones son tan masivas que no le damos tiempo suficiente para lograr su proceso de regeneración. Desde 2,017 esta regeneración ha pasa a ser negativa. Y a pesar de eso seguimos destruyendo la naturaleza y la vida sana… menos durante esta pandemia donde la naturaleza, a costa nuestra, se ha dado un respiro… para ver si entendemos su llamada de atención.

Cada uno de nosotros y nosotras colaboramos de maneras directas e indirectas a esta contaminación. Los gases de óxido de carbonos que producen los autos, los buses, los camiones, los aviones, las empresas… son los mayores contaminantes La utilización de plásticos se ha disparado contaminando tierras, ríos, océanos… y consecuentemente los alimentos que consumimos. Por la cantidad creciente de papel que mal utilizamos y botamos hace que la deforestación está en crecimiento peligroso. Otros contaminantes que utilizamos a diario son los detergentes y demás productos químicos que son un veneno mortal para las plantas, los animales y también los humanos.

Nuestra vida y la vida en nuestro planeta no soportan más destrucción y están colapsando. Los científicos nos aseguran, desde décadas, que, a seguir en esta dinámica diabólica, dentro de 30 años, o sea, en 2,050, ya no habrá vida sobre la tierra. Pero, no hacemos caso, estamos como en tiempos de Noé cuando anunciaba un gran diluvio: nadie lo creyó y todos perecieron. La pandemia es un aviso de la catástrofe que se aproxima si continuamos igual…

Humanistas, naturistas, teólogos nos advierten que humanos, animales, vegetales y nuestro planeta con el cosmos todo, somos una sola unidad de vida y que su armonía no se puede destruir sin llevarnos a nuestra propia destrucción. El libro del Génesis nos lo dijo: “Dios hizo una imagen de barro” para crear a los seres humano. La palabra ‘hombre’-humus- en hebreo significa ‘tierra’. Símbolo que nos dice somos una sola vida: ‘tierra somos’, naturaleza somos. El mismo libro bíblico no indica cual es nuestra misión sobre la tierra: “Dios puso a Adán y a Eva en el jardín del Edén para que lo cuidaran y lo cultivaran”. Esa es nuestra vocación: cuidar y cultivar la vida. ‘Cuidarla’ da a suponer que la tierra no es nuestra: es un préstamo a cuidar para que todas las criaturas puedan vivir, comer y sanarse, tanto las generaciones de hoy como las de mañana. Y ‘cultivar la tierra’ nos quiere decir que hay suficiente capacidad de alimentarnos para vivir bien si somos ‘cultos’, es decir, cuidadores y cultivadores de la vida.

Al actuar agrediendo y destruyendo la vida, vamos contra la naturaleza, contra nosotros mismos, contra la voluntad de Dios: no podemos sino ir hacia la muerte segura. Vamos también contra el proyecto de Jesús que es el Reino, o sea, la vida plena y feliz: “He venido para que tengan vida y vida en abundancia”. Hemos nacido para colaborar al fortalecimiento y a la multiplicación de la vida y del Bien Vivir; si no, nos destruimos.

Pero siempre es tiempo de cambiar… La pandemia nos ha hecho cambiar muchas cosas, muchas costumbres, muchas actividades, muchas relaciones. Ha de servirnos a reflexionar y recapacitar, porque ya la sexta extinción de la vida en el planeta está en marcha, en una marcha acelerada: Es más que tiempo para frenar esta locura de un suicidio colectivo dentro de pocos años. Comencemos por dejar de destruir la vida: la vida de los demás, de los animales, de las plantas, de la naturaleza en general. Dejemos de colaborar a la destrucción de la vida para que haya menos emanación de gases de óxido de carbono, menos uso de plásticos en nuestra casa, menos utilización de detergentes y cuantas clases de químicos letales. Empecemos o continuemos de comer más sanamente, es decir, de forma y con alimentos y bebidas más naturales. Empecemos a exigir de nuestras autoridades locales y de nuestros gobiernos la puesta en marcha de una manera más armoniosa de vivir en sociedad y de tratar amigablemente la naturaleza. Volvamos a nuestras raíces ancestrales: aprendamos de los indígenas la civilización del Bien Vivir… Todo eso es posible, necesario y urgente.

 

2.      NO A LA ESCLAVITUD MODERNA, Pedro Pierre.

El asesinato a manos de policías blancos del negro estadounidense George Floyd ha revelado que el racismo es la forma disfrazada de la esclavitud moderna. Hay que decirlo bien alto: todo trabajo o empleo cuyo salario no cubre la canasta básica es un trabajo esclavo. En Europa y otros países industrializados, las y los trabajadores en logrado en mayo de 1968 la equivalencia entre la canasta básica y el salario mínimo. En Ecuador estamos lejos de la cuenta: a medio camino si se considera que actualmente la canasta básica ecuatoriana ha llegado a los 800 dólares, sin cubrir todos los elementos que incluye la canasta europea. Nos engañamos si creemos que algún buen gobierno nos va a regalar este derecho del salario mínimo equiparado a la canasta básica. Nuestros derechos se conquistan en duras luchas, cuando se hemos hecho conciencia de su necesidad y estamos organizados en consecuencia. En Ecuador nos gana la falta de conciencia, organización y valentía.

¿Qué es lo que nos puede motivar para esta lucha? Partamos de la semana laboral. Mediante numerosas luchas y mucha sangre derramada por la represión, se había logrado que la semana de trabajo fuera de 6 días con 8 horas de trabajo diario y de un día de descanso obligatorio. La mal llamada ley ecuatoriana recién aprobada de ‘apoyo humanitario’ ha derrumbado estos logros sin que muchas ni muchos protestáramos por este atropello mayúsculo. Así se pierden los derechos si no somos capaces de defenderlos. No sólo hay que echar la culpa al gobierno de los empresarios, banqueros y corruptos, sino a nuestra indiferencia, cobardía e insolidaridad.

Dejémonos sorprender por la Biblia. La organización del tiempo en ‘semanas’ de 7 días viene de las religiones del Medio Oriente que adoraban a la Luna. Esta organización fue asumida por el pueblo de Moisés y el día de descanso fue insertado en los 10 mandamientos hace más de 1,000 años antes de nuestra era. Dice lo siguiente este mandamiento en el libro bíblico del Éxodo: “Acuérdate del día del Sábado, para santificarlo. Trabaja seis días, y en ellos haz todas tus faenas. Pero el día séptimo es día de descanso, consagrado a Yavé, tu Dios. Que nadie trabaje: ni tú, ni tus hijos, ni tus hijas, ni tus siervos, ni tus siervas, ni tus animales, ni los forasteros que viven en tu país.”

Sí nos llama la este largo mandamiento más de 3 veces milenario. En ese tiempo el día de descanso era el día sábado, primero de la semana. Para marcar la nueva era en tiempos de Jesús de Nazaret el día de descanso pasó a ser el domingo, reconocido igualmente como primer día de la semana. Curiosamente en los tiempos modernos, por razones de economía turística, se consideró el domingo como último día de la semana y se lo unió al sábado para invitarnos a ir de paseo… Pero el paseo alcanza a pocos trabajadores… Perversamente se levantó la costumbre del descanso dominical obligatorio con el fin de abrir los supermercados y otros negocios. Pero ¡ojo: El descanso incluye no sólo a las y los vendedores sino también a las y los compradores!

Digo ‘perversamente’ porque la justificación bíblica del descanso semanal tiene 2 motivos: Era un día “consagrado a Yavé” el Dios del Pueblo de Moisés. El otro motivo es señalado por el texto bíblico en la introducción que se da a los 10 mandamientos: "Yo soy Yavé, tu Dios, el que te sacó de Egipto, país de la esclavitud.” La finalidad de los 10 mandamientos era la negación de la esclavitud. Con el pasó de los siglos se transformó los 10 mandamientos en preceptos individualistas y espiritualistas, cuando originalmente era el resumen de la Carta Magna del Pueblo de Moisés que buscaba proclamar que ya no eran esclavos ni se hacían esclavos unos de otros. Por reafirmar esta libertad frente a la esclavitud de Egipto dejaban de trabajar un día a la semana, varones y mujeres, niños y ancianos, extranjeros y hasta los animales. Veían en este propósito la mano de Dios que los ayudó a lograr esta libertad. El trabajo dominical es actualmente, además de los salarios de miseria, los grandes signos de la esclavitud moderna. ¡Cómo han cambiado los hábitos en 3 milenios! Tal vez nos hayamos olvidado de que Dios es un Dios liberador de los esclavos y de las víctimas de las injusticias… porque la fe no es sólo creer en Dios, es vivir como hermanos iguales y de manera equitativa.

¡Cuán lejos estamos del proyecto de Moisés, que es el proyecto de Dios y también el proyecto de Jesús! ¿De qué sirve que en nuestra Constitución estemos “invocando el nombre a Dios” si lo transforma en el dios de los opresores y de la esclavitud?

Que el descanso dominical nos haga valorar nuestra dignidad, reconocer nuestros derechos, construir una fraternidad equitativa, desbancar ese maldito sistema neoliberal y ser varones y mujeres libres, libres para trabajar, descansar, conformar un país donde vivamos en paz y felicidad mayor. También podemos preguntarnos sobre Dios en todo esto: “¿De qué color es la piel de Dios?”

 

3.      “¡SÁLVESE QUIEN PUEDA!”, Pedro Pierre

Tenemos que hacernos a la idea que la pandemia se va a quedar, seguramente más calmada, pero siempre con algunos rebrotes. Vamos a tener que aprender a vivir con ella, como hemos aprendido a vivir con la tuberculosis, el dengue, etc. Esta pandemia lo está dejando todo por los suelos… personas, economía, empleo, proyectos individuales y colectivos…

Leonardo Boff, gran especialista de la teología de la liberación sobre la Ecología, o sea, el Cuidado de la Naturaleza, nos advierte en un artículo titulado “El coronavirus: un ataque de la Tierra contra nosotros”, donde escribe: “La Tierra ya ha perdido su equilibrio y está buscando uno nuevo. Y este nuevo podría significar la devastación de importantes porciones de la biosfera y de una parte significativa de la especie humana. Esto sucederá, aunque no sabemos ni cuándo ni cómo… La actividad humana es responsable de la producción masiva de muerte de seres vivos… Si insistimos en mantener el consumo actual, especialmente el consumo no necesario, tenemos que aplicar más violencia contra la Tierra obligándola a darnos lo que ya no tiene o ya no puede reemplazar… O cambiamos nuestra relación con la Tierra viva y con la naturaleza o tendremos que contar con virus nuevos y más potentes que podrían aniquilar millones de vidas humanas. Nuestro amor a la vida, la sabiduría humana de los pueblos y la necesidad del cuidado nunca han sido tan urgentes.”

Estamos sobre aviso. ¿Estamos conscientes de esto y de su gravedad? ¿Tenemos amor a la vida? ¿Contamos con nuestra sabiduría como pueblo ecuatoriano? ¿Estamos decididos a cuidar la naturaleza? Parece más bien que es el “¡Sálvese quien pueda!”, cada uno volviendo a su actividad de antes como si nada hubiera pasado, a esta ‘normalidad’ que nos llevó a esta pandemia. Hablemos claro: es nuestra manera de mal vivir que no respeta a las personas y destruye la naturaleza que ha permitido la irrupción de esta pandemia. Más que nunca tenemos que aprender a vivir juntos de manera más armonioso donde nos solamente nos cuidamos individualmente, sino que nos unimos y organizamos para evaluar nuestra manera de vivir y la validez de nuestras actividades profesionales, culturales, recreativas… Más que nunca nos necesitamos unos de otros para cambiar personalmente nuestra falta de consciencia, de espíritu crítico, como también llegar a ser suficientemente decididos y valientes para dejar de hacer lo que es dañino para nosotros, los demás y la naturaleza. No es tan fácil, peor si pensamos que todavía es un asunto secundario o que solitos lo vamos a lograr.

Tenemos igualmente que despertar y cultivar nuestra espiritualidad, o sea, nuestra capacidad de sacar fuerza desde lo más hondo de nosotros para vivir como debe ser. La espiritualidad no es un conjunto de actos religiosos, de oraciones tradicionales o de devociones individuales. Nuestra religión nos ha acostumbrado a negocias con Dios y a pedirle que resuelva nuestros problemas, cuando somos nosotros que tenemos que enfrentarlos y superarlos juntos. ‘Juntos’, ‘en comunidad’, ‘organizadamente’ son las palabras claves para salir adelante y evitar nuevas pandemias más devastadoras.

Nuestra vida está en las “manos de la Tierra” y la Tierra está en nuestras manos. Ella no necesita de nosotros para existir y nos va a eliminar si seguimos agrediéndola tal como lo estamos haciendo directa o indirectamente. Nosotros sí, necesitamos de la Tierra para que produzca lo que nos hace falta para vivir: aire puro, agua no contaminada, tierra fértil, alimentos sanos, clima amigable, temperaturas equilibradas… es decir: lo que estamos destruyendo a diario y desmesuradamente desde más de 50 años. O nos unimos para salvarnos juntos -y nos hablamos de la futura generación- o nos perdemos todos antes de 30 años. El “¡Sálvese quien pueda!”, sencillamente, es un crimen. Y Dios dijo: “No matarás”.

 

4.   EL NUEVO ORDEN MUNDIAL, Pedro Pierre.

La pandemia del coronavirus está acelerando la puesta en marcha del nuevo orden mundial: ya no vamos a vivir como antes. La minoría de los super poderosos del 1% busca cómo fortalecer la dictadura mundial del dinero para que los siga beneficiando indefinidamente. Lo estamos padeciendo en nuestro país: no sólo la pandemia no se ha detenido, sino que la corrupción se ha disparado, revelándose como el cáncer de todas las instituciones. El gobierno de los empresarios, banqueros, exportadores e importadores, o sea de todos los traficantes a costa de la mayoría de la población, aprovecha este tiempo para hacer leyes que los van consolidando en su saqueo del país y en la explotación descarada de los trabajadores. Los medios de comunicación ya no pueden tapar las fechorías de los grupos organizados para robar y sacar su dinero a los paraísos, al amparo del mismo gobierno. La proximidad de las elecciones atiza las pugnas internas por el poder como lo henos visto con la elección de la cuarta funcionaria de la vicepresidencia, elegida como mal menor y con una hoja de vida bastante manchada por su paso tanto por las aduanas como en la defensa de los empresarios de la Cervecería nacional en tiempos de la gran huelga de sus empleados.

Estamos en el gran ensayo del nuevo orden mundial por parte de los más poderosos para que quedemos ‘bestias de carga’ al servicio de sus crecientes privilegios. Se empeñan a que la crisis mundial aumente su propio poder. La pandemia les cae de maravillas para sus propósitos. Tres son las causas de esta crisis global. Por una parte los grandes capitalistas se dan cuenta que su sistema, desde su desplome en 2008, ya no da más, porque las desigualdades son cada vez más inmensas entre los más ricos y los más pobres: la situación mundial se les vuelve cada vez más difícil de controlar. Por otra parte, también se dan cuenta que su sistema perverso destruye irremediablemente la naturaleza y la vida humana y que no se puede seguir así sin fomentar su colapso a corto plazo. Al no poder explotar descaradamente los recursos naturales, buscan cómo explotar más a todos los seres humanos. El tercer problema que enfrentan es la toma de conciencia mundial de que su sistema es insostenible. El consumismo de una vida desenfrenada no trae la felicidad y la catástrofe de la vida en la tierra es cada vez más certera y cercana. Por eso las multitudinarias manifestaciones del año pasado contra el neoliberalismo y las de este año contra el racismo están desbordando a los detentores del poder mundial, una extrema minoría blanca y racista, decidida a utilizar todos los medios para conservar y aumentar su poder y su riqueza.

Ese es el cuadro en el que nos encontramos: se está repitiendo el viaje mortal del Titanic y su orquesta diabólica nos está tocando melodías románticas para distraernos de la tragedia que nos espera. La diferencia actual es que ya sabemos que vamos a chocar contra un mortal iceberg y que, si lo decidimos, podemos evitar parte del desastre al que corremos. Se trata por una parte de cambiar la tripulación que nos gobierna, hacer cambiar el rumbo del barco y reorganizar no sólo toda la convivencia de los pasajeros sino también su mentalidad individualista y pasiva.

Quién más trabaja por estos 3 objetivos es el papa Francisco que no se cansa de denunciar frontalmente la perversidad del sistema neoliberal, nos anima a organizarnos a todos los niveles para ser los protagonista de una nuevo orden mundial más humano y cuidadoso de la naturaleza. De mil maneras busca despertar a los cristianos para que dejemos la visión de un cristianismo adormecedor, espiritualista, clerical y patriarcal, para transformarlo en liberador, humanizante y custodio de la naturaleza, tal como lo quiso su fundador Jesús de Nazaret. Por todas partes hombres y mujeres de buena voluntad, creyentes y humanistas de todos los países se están organizando en múltiples grupos y asociaciones para crear un gran movimiento de conciencia y de lucha que está abriendo caminos de esperanza, de vida, de fraternidad y de comunión con la utopía que nos habita: una armonía universal y cósmica. Eso es nuestro destino y nuestra felicidad. ¡Ojalá estemos y nos encaminemos en esta dinámica salvadora!

 

5.  NO EXISTEN LOS ‘INDEPENDIENTES’, Pedro  Pierre.

Somos tan independientes que hemos llegado a un grado de descomposición social poco visto… No hace falta que Dios nos castigue, nos castigamos más que lo suficiente nosotros mismos. “¡En río revuelto ganancias de pescadores!” Eso salta a la vista actualmente: parece que cada cual agarra lo más que puede de donde puede… Por eso ‘no existen los independientes’: nadie es una isla. Más bien todos somos responsables de todos y de todo lo que pasa, pero preferimos ‘las tinieblas y la oscuridad a la luz’, no queremos ver que somos cobardes, cómplices y encubridores de nuestra propia realidad.

En la Asamblea nocional abundan los independientes. ‘Independientes’, los que robaron las medicinas destinadas a combatir el coronavirus. ‘Independientes’, los que aprueban leyes contra los trabajadores y a favor de la explotación laboral. ‘Independientes’, los que votan a favor de la injusticia y la mentira bajo la argucia de que los ricos nos van a salvar. ‘Independientes’, los que se van de la bancada del gobierno porque ‘el barco hace agua por todas partes’ y no les vale su imagen si quieren volver a presentarse a algún cargo público. ‘Independientes’, los que se aprovechan de su puesto para robar descaradamente en el IESS (Instituto de Seguridad Nacional), en los Ministerios, en las empresas y hasta en el quiosco de la esquina. Las redes sociales abundan de denuncias desde el presidente hasta el portero de la escuela… Somos la vergüenza internacional y vamos de mal en peor.

¿Quién no ha escuchado ‘Yo no me meto en política’ o ‘No me interesa lo que pasa’? Pero sí, exigimos ser bien tratados, aparentamos, damos coimas al policía, alabamos a los corruptos, invocamos a Dios que sabe lo que hace y todo lo tiene controlado… ¡Qué hipocresía la nuestra! El país se va a la ruina, pero “¡Aquí no pasa nada!” Aumentan la pobreza y el desempleo, aumentan la desconfianza y la preocupación, aumentan la mentira y la falsedad, aumentan la angustia y la amargura de los jóvenes que no saben adónde acudir para encontrar trabajo y seguridad para su futuro o sus estudios o su dignidad. ‘Miramos por otro lado’ bajo el pretexto que todo el mundo roba y la crisis es global.

La pandemia está cayendo de maravilla a los que nos gobiernan y nos emplean: logran saquearnos más fácilmente que en tiempos normales. Y lo que viene se vislumbra como más de lo peor. Al nivel eclesial han desaparecido los profetas, los Proaños, los Luna Tobar, los Muñoz Vega… Unos escriben por aquí, otros pocos gritan por allá. Todos contra la corrupción, pero nadie para denunciar y enfrentar las causas de la corrupción que se ampara del sistema neoliberal… porque ‘no hay que meterse en política’. ¡Independientes! Y las cosas siguen iguales y peores.

¿Cuándo se entenderá que todos somos interdependientes, interconnectados, interrelacionados? La pandemia nos lo demuestra: nadie se escapa de esta gripe. Lastimosamente las y los que están con pocas defensas o con enfermedades no resisten y mueren. Un país es un solo cuerpo: lo bueno que se hace en cualquier parte beneficia a todos, como lo malo que uno hace o encubre afecta también a todos. Po eso estamos como estamos: demasiado mal… y sin saber hasta cuándo.

Pero lo podemos saber y cambiarlo si empezamos a dejar de ser ‘independientes’, cobardes, cómplices, encubridores, corruptos; si comenzamos a reconocer que lo más mínimo que hacemos en bien o en mal repercute sobre el conjunto del Ecuador; si llamamos ‘pan lo que es pan y mentira lo que es mentira’; si comprendemos que somos el resultado de los que hacemos individual y colectivamente; si buscamos vivir como humanos y no como arrastrados, borregos y burros; si decidimos ser amables , fraternos, justos, incorruptibles; si nos unimos para cooperar en la ayuda y el compartir entre vecinos, la solidaridad entre generaciones; si nos organizamos para vivir más sana y fraternalmente; si somos convencidos que la felicidad es el fruto de la amistad y generosidad entre todos; si creemos que Dios nos necesita para construir un mundo donde todos quepamos y que para eso nos ha dado los talentos que todos tenemos, muchas veces lastimosamente escondidos o enterrados como tesoros en nuestra propia miseria.

Tenemos el gobierno que nos merecemos y somos el país que presentamos al mundo, porque así hemos permitido que sean. Si cambiamos personalmente, no habrá cualquier gobierno que nos mal gobierne ni país que nos avergüence, porque el gobierno lo elegimos nosotros y el país somos la suma de todas y todos. “¡Que nuestro sí sea sí y nuestro no, no!” Hoy más que nunca, por la pandemia, la crisis global y esta catástrofe de país con sus terribles consecuencias, se nos exige más que nunca sellar un nuevo pacto social donde lo de todos necesita de nuestro respaldo consciente y decidido, un pacto a la manera de los dos personajes bíblicos Rut y Noemí, diciéndose la una a la otra: “Donde tú vayas, iré yo; y donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Donde tú mueras, allí también quiero morir y ser enterrada yo. Que el Señor me castigue como es debido si no es la muerte la que nos separe"…

… porque todas y todos somos Rut y todas y todos somos Noemí.

 

domingo, 21 de junio de 2020

'No regresemos a lo anormal de ayer'


A R T Í C U L O S   D E   M A Y O,  Pedro  Pierre.

Guayaquil, junio de 2020.

Estimad@s amig@s y compañer@s de camino, buenos días.
Esperando que estén bien que preparan la ‘nueva normalidad’ después de las lecciones de esta pandemia.

He aquí mis artículos del mes de mayo, con muchos deseos para superar esta catástrofe del coronavirus.
1.      Hemos empezado… a vivir de otra manera.
2.      Sí, hay alternativas al neoliberalismo… ya las estamos sembrando nosotras y nosotros.
3.      Eco-socialismo: Nada sin la Naturaleza… para reinventar un futuro plenamente humano.
4.      Sí, ¡basta de palabra!... son acciones y lucha que se necesita.
¡Buena lectura!
Abrazo fraterno.
Pedro Pierre.

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1.   HEMOS EMPEZADO… Pedro Pierre
Ya pasan los días y las semanas y sigue la cuarentena. Nos dicen que va a terminar, pero nadie está muy seguro de la fecha. Van a ser dos meses que la suportamos y nos preocupa que termine. Nos preocupa también lo que va a pasar después, porque nos damos cuenta que las cosas no van a ser como antes.
No hemos pasado en vano 2 meses, encerrados en nuestras casas. Para muchos la realidad es trágica: ¿cómo comer cuando se gana cada día el pan que la familia necesita? En muchas familias hay seres queridos que se han ido para siempre y no se los pudo despedir. Muchos han perdido su empleo porque la tienda, el taller, la fábrica se quedaron cerrados. El país está por los suelos porque el petróleo ha caído a precios muy bajos, se pagó 330 millones de dólares por los intereses de un préstamo con el Fondo Monetario en plena mortandad nacional, los ricachones han mandado su dinero en los paraísos fiscales: nada menos que 800 millones; y la corrupción sigue campante en las altas esferas del gobierno. Ahora nos quieren controlar mediante nuestros celulares: saber dónde vivimos, adónde vamos, con quiénes nos comunicamos, disque para proteger nuestra salud. Si no la han protegido hasta hoy, ¿por qué van a protegerla mañana?
Mal estamos, muy mal estamos. ¿Cómo se va a levantar un país saqueado por sus propias autoridades y sus amigos de turno? ¿Cómo se va a recuperar una economía por los suelos, con miles de empresas quebradas? Al ver el vicepresidente que no podía controlar la pandemia desde el gobierno, deja a los municipios decidir cuándo salir de la cuarentena. Y el mismo presidente afirmó: “Mi situación me impide salir a territorio. Soy una persona de la tercera edad, con discapacidad física y con los problemas médicos que eso representa. Los médicos me han dicho que fácilmente podría contraer el coronavirus y que difícilmente podría superarlo…” Somos un país a la deriva, con hambre, sin empleo, sin dinero, sin líder que nos ayuda a salir adelante. Tenemos que contar sólo con nosotros mismos… Eso es el desafío a asumir, consciente y organizadamente.
Estos dos meses de encierro también nos han servido para pensar, para descubrir el fracaso del sistema que nos gobierna. Por momento nos paralizaron el miedo y la desesperación, pero ha surgido en nosotros la esperanza que juntos podemos levantarnos, arrimar el hombro, aceptar que va a ser una larga y dura lacha para recuperar la paria y volver a vivir y convivir como Dios manda. Eso será posible si ya hemos empezado a vivir de otra manera. En cierta escasez hemos probado que se puede comer más sanamente con legumbres y frutas. Al no haber medicamentos eficaces contra el coronavirus, hemos probado con limones, jengibre, hierbas medicinales, imanes y cuántas medicinas tradicionales o alternativas. No han faltado entre nosotros signos y gestos de compartir y solidaridad, pequeños tal vez pero reales que nos devolvieron la sonrisa, alimentaron la amistad e hicieron crecer la esperanza. Hemos descubierto que podemos vivir sin estar comprando cosas innecesarias o superfluas. También hemos rezado, realizado devociones olvidadas, leído la Biblia, vuelto a descubrir a Jesús más cercano a nosotros y a Dios como el gran misterio de la vida y del amor. Nos hemos preguntado qué es lo más importante en este momento, lo prioritario a no perder, a lo esencial a no dejar escapar…
Empezamos a estar seguros que mañana no podremos vivir como ayer, pero sí, conservando lo importante que hemos vivido sin dar nos cuenta… porque, si no, vamos a quedar peores y muy mal parados: una vida sin vida, unas relaciones sin amor. Y la existencia individualista, consumista, desorganizada se tornará una pandemia peor que el coronavirus. Mañana tiene que ser un nuevo amanecer, un nuevo día, un nuevo nacimiento, una nueva humanidad. Hemos empezado: hay que continuar, mejorar, fortalecer las novedades que estamos viviendo y redescubriendo. No podemos volver atrás porque atrás es la enfermedad, la muerte y el cementerio… ¡si hay espacio! Dios nos ha creado para otra cosa: una vida plena desde el compartir, una fraternidad sencilla desde la solidaridad, una fe con sabor a felicidad, un país más igualitario donde todas y todos podamos caber. ¿Sabremos darle este gusto a Dios?... porque “¡si la silla de Dios está vacía, la ocupa el diablo!”

2.      SÍ HAY ALTERNATIVAS AL NEOLIBERALISMO. Pedro Pierre.
“La gente se está organizando para sobrevivir”… Es lo que está pasando en ese momento, o sea, un sinnúmero de familias está buscando la manera de vender o trabajar en algo para tener el pan de cada día. Tal vez la palabra ‘organización’ no sea la más adecuada, porque la organización supone varias personas que se unen para alcanzar algún objetivo común. Está bien que cada persona en edad de trabajar vaya encontrando la manera de ganarse el pan suyo y el de su familia: es necesario a corto plazo, pero no es suficiente a mediano y largo plazo.
La solución a la crisis actual no es sólo un asunto individual. Más bien la crisis es la consecuencia de una problema mayor: es todo un sistema que en vez de protegernos, no solamente se está desinteresando de nosotros sino ha provocado la crisis en la que nos encontramos. Da miedo pensar que mañana va a ser terrible: eso presentimos y no lo queremos decir. La CEPAL (Comisión Económica para América Latina) prevé para el Ecuador una recesión económica de 5% y un aumento de la pobreza en 10%, ¡como hace 15 años! No podemos regresar a la situación de antes, aunque sea eso que buscan los empresarios, banqueros y los que nos gobiernan. ¿Habrá una mayoría de la gente que quiere cambiar? O más bien se piensa: “Los otros tienen que cambiar... Las autoridades tienen que cambiar… El gobierno tiene que cambiar…”. El problema verdadero no son ‘los otros’, ni ‘las autoridades’ no ‘el gobierno’; se trata de un sistema nacional y mundial que nosotros mismos sostenemos aunque lo critiquemos. El problema somos nosotros que apoyamos este sistema que nos engaña, nos explota, nos esclaviza, con la complicidad de los medios comerciales de desinformación que pertenecen a los mismos empresarios, banqueros y grandes explotadores: nos mienten y nos engañan… para que nada ni nadie cambie.
En ese momento me preocupa mucho el silencio, la expresión de nuestra inconformidad y preocupación. ¿No será para acallarnos que nos han encerrado? ¿Dónde están las protestas de los jóvenes, de las mujeres, los campesinos, los obreros, los indígenas, los sindicatos... Tal vez en las redes sociales... Por una parte está bien: pero ¿cuántas personas alcanzamos mediante nuestro celular y nuestras redes, frente a los 17 millones de ecuatorianos? Nos enfrentamos a estructuras organizadas por el sistema neoliberal que corrompen el Estado y las instituciones estatales, las cuales, en vez de protegernos, protegen y enriquecen a sus dueños con nuestros impuestos y a costa nuestra. ¿A eso queremos regresar?
Por este motivo la reacción no puede ser solamente individualista. Si de estructuras se trata, contra esas estructuras hay que luchar para sustituirlas por otros que trabajen en beneficio nuestro. Y allí sí, se necesita de organización, de muchas organizaciones. “Los pobres desorganizados serán castigados”: es lo que está pasando en este momento.
Por este motivo hay que encontrar otro proyecto social que no sea manejado por el 1% de la población, sino por la mayoría, o sea, por un pueblo que tiene conciencia de clase, que analiza lo que está pasando poniendo el dedo sobre las causas y que decide organizarse para vivir de otra manera. Ese es el cambio que necesitamos en este momento afín de no recaer en las garras del monstruo que nos lo arrebata todo, hasta la vida, lenta y violentamente.
¿La rebaja del presupuesto educativo será un motivo para que los jóvenes, directamente afectados, retomen la organización y emprendan la lucha?... junto a las mujeres que van a ser las más golpeadas, los campesinos más explotados, los indígenas más marginados, los jubilados más olvidados… La propuesta de ley económica calificada de ‘humanitaria’ que está por última semana en la Asamblea Nacional está clara: el 65% de los recursos para financiar las medidas para la recuperación económica provienen de aportes de sueldos y salarios de trabajadores y empleados públicos y privados y no de los bolsillos y chequeras de los privilegiados que se han beneficiado de las políticas económicas del nuestro gobierno neoliberal. Es este sistema de saqueo de los empleados y trabajadores, y de aniquilación de los pobres que hay que sustituir.
¿Quién tiene la solución? Nosotros somos la solución y nadie más… ¿Estamos convencidos de esto, de nuestra capacidad, de nuestra dignidad? Aunque no sepamos bien lo que hay que construir, sí, esta pandemia nos ha mostrado y demostrado lo que hay que destruir o a lo menos dejar de apoyar, por nuestro propio bien. La lucha no está ganada, pero acabo de leer la conocida frase de Bertold Brecht: “El que lucha puede perder. El que no lucha ha perdido ya”.
Unos líderes de movimientos sociales nos dicen que el camino hacia una nueva sociedad pasa por el ‘eco-socialismo’. ¡Nueva palabra, nueva esperanza! Pero para que sea efectivamente ‘buena noticia’, depende de nosotros: ¿Nos hemos enterado? ¡No hay peor lucha que la que no se libra!

3.      ECOSOCIALISMO: NADA SIN LA NATURALEZA, Pedro Pierre
¿Habremos perdido el miedo al socialismo? Tal vez sí, por ver la brutalidad mortal del neoliberalismo, especialmente en Ecuador con las medidas que toma el gobierno. Estados Unidos, capital del neoliberalismo, no logra controlar el coronavirus… a pesar de todos los dólares y las tecnologías que tiene. China ha controlado la pandemia y Cuba envía sus médicos a China, Italia, Brasil y unos 20 países más. El chip del socialismo malo y del capitalismo bueno tenemos que echarlo a la basura…
Nuevos proyectos alternativos de sociedad están viendo la luz del día. Ya es evidente la perversidad del sistema neoliberal. El papa Francisco, en su Carta apostólica sobre el Cuidado de la Casa común está tajante. Lo califica así: “un sistema de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente perverso”, exclusivamente basado en “el principio de maximización del beneficio”, responsable a la vez de la injusticia social y de la destrucción de nuestra Casa Común, la Naturaleza. El presidente francés, formado en las Escuelas norteamericanas neoliberales, cuestiona el mismo neoliberalismo por inhumano. Nos creíamos invencibles, omnipotentes, con los inmensos progresos de la ciencia y la tecnología. Y estas se muestran totalmente incapaces de controlar un minúsculo virus mortífero que se transformó en pandemia planetaria en unas pocos meses.
En estos últimos años científicos, Organizaciones defensoras de Derechos Humanos y de la naturaleza, Movimientos Sociales ya nos avisaban que íbamos a la catástrofe. ¡La Naturaleza quiso volver a respirar aire puro! Nos han hecho creer que el consumismo era la solución a todos nuestros problemas, que estos son asuntos materiales que las empresas y el mercado van a resolver: Estábamos llegando al fin exitoso de la historia, o sea, íbamos a tocar el paraíso en la tierra. Más bien nos llegó el infierno.
Cada vez más se nos habla de ‘eco-socialismo’, o sea, de un socialismo ecológico, en el sentido que no se puede hablar de organización social sin incluir el respeto, la defensa y la protección de la naturaleza. Ella es nuestra matriz: de ‘agua, tierra, viento y fuego’ hemos sido hecho. Ya el libro bíblico del Génesis nos hablaba del primer ser humano hecho de barro: “De la tierra fuiste sacado…” Al descubrir el cosmos, las estrellas y las galaxias, se ve que somos una misma unidad de vida y de destino: ¡Somos polvo de estrella que ha llegado a ser consciente de sí! Somos una misma unidad donde todo y todos estamos relacionados e interconectados.
Entre humanos, la comunidad da sentido a nuestra existencia: nadie está solo; las relaciones son nuestro modo de existir. El neoliberalismo es todo lo contrario: el individuo se salva sólo, la competencia exacerbada es la manera de sobrevivir, la espiritualidad es un apéndice inútil. Todo esto se ha desmoronado estrepitosamente en estos meses. Hay que volver al humanismo, o sea, el socialismo y la ecología. Eso es el eco-socialismo: Un nueva manera de vivir armoniosamente entre humanos y con la naturaleza, donde las personas valen más que el dinero, donde la relación es más importante que lo promoción individual, donde la comunidad es la manera de organizarnos, donde la dignidad humana vale más que la fantasía televisiva…
Sólo nos quedan unos pocos decenios para evitar el colapso de la vida, pues la cuenta regresiva ha comenzado hace unos 3 años. Vamos rumbo al suicidio colectivo si seguimos la locura del neoliberalismo. Durante esta cuarentena que se prolonga, hemos comenzado a vivir de otra manera: valorar la familia, compartir entre vecinos y con los más débiles, comer de otra manera, cuidar nuestra salud con medicina natural, tomar el tiempo de reflexionar, redescubrir la dimensión espiritual de la vida, rechazar el consumismo, valorar la organización… Continuemos en esta dirección para un cambio individual, colectivo y estructural: el eco-socialismo nos ofrece un camino que podemos abrir mancomunadamente, si no queremos que la vida en nuestro planeta desaparezca definitivamente. Esta pandemia es un aviso.
Escuchemos a los que nos abren caminos de esperanza a emprender juntos decididamente. El papa Francisco no deja de animarnos a despertar y caminar con los Movimientos sociales portadores de un porvenir mejor. Recordemos la historia bíblica de Sodoma y Gomorra: fueron ciudades destruidas por haber eliminado la hospitalidad de su manera de vida. Cuando huía la familia de Lot para salvarse de esa ‘pandemia’, su mujer quiso dar marcha atrás y volver al pasado: se transformó en estatua de sal. Hoy no podemos volver al pasado que nos ha conducido a esta catástrofe. Tenemos que inventar caminos nuevos, reinventando el futuro cercano. Ya tenemos pautas para lograrlo.

4.   SÍ, ¡ BASTA  DE  PALABRAS !  Pedro  Pierre
La canción ‘Resistiré’ tuvo su momento de fama, pero tiene sentido si no se pasa a la acción… Estamos inundados de palabras, de noticias, de mensajes, de canciones, de discursos… para que nos quedemos de brazos cruzados con la ilusión de ‘resistir’. La excusa de estar encerrados es una falsa justificación: nos hemos dejado encerrar, eso es la realidad y eso desde mucho tiempo. Nos manipularon durante años o nos escondieron la verdad de tal manera que decimos: no hay otra solución, es lo mejor de lo mejor, ellos nos van a salvar… Y sigue la cuarenta: ¡Ya llegamos a 2 cuarentenas! Y continúan las prohibiciones: nos dejamos tratar como niños que se llevan por la mano, porque ellos sí trabajan por sus intereses.
El gobierno de los empresarios, él no se queda de brazos cruzados: ¡qué maravillosa oportunidad para fortalecer su dictadura del despojo y del saqueo! Reducción de horarios de trabajo, reducción de salarios, despidos intempestivos en las empresas, recortes en salud y educación además de reducción generalizada de presupuesto, salidas de centenares de millones a los paraísos fiscales, otros centenares de millones regalados a Fondo Monetario Internacional, privatizaciones de los bienes públicos, corrupción generalizada en las más altas esferas del gobierno, liberalización de los precios de la gasolina… La lista es interminable: lograron su ‘paquetazo’. Se trata de un feriado bancario mucho más grande que él de hace 20 años y lo han logrado con nuestro silencioso consentimiento. Y cantamos: ¡Resistiremos! “¡Los que tienen un empleo, van a trabajan más, cobrarán menos y se morirán antes de tiempo!” ¡Qué valientes somos para aguantar las peores barbaridades desde 3 años!
Nos han dicho ‘¡Consuman… eso les traerá felicidad! ¡Endéudense… y paguen dentro de 6 meses! ¡Vístanse y maquíllense de primera… y serán considerados estrellas y modelos de TV! ¡Tomen cerveza o miren novelas… y serán machos o feministas de avanzada! Nos siguen diciendo: ¡No se preocupen porque sabemos lo que necesitan y cómo resolver sus necesidades más apremiantes! Cantos de sirenas que creemos y obedecemos: ¡2 personas sobre 3 compran en los supermercados lo que acaban de ver en la propaganda televisiva! ¡Qué gentes tan obedientes somos! ¡Nos tienen bien controlados!
Preguntémonos: ¿Qué actividades de solidaridad hemos tenido durante esta doble cuarentena fuera de nuestra casa? ¿En qué protestas hemos participado? Tal vez nos hemos escandalizado de unas actitudes que hemos calificados de “radicales, exageradas, utópicas…”: las de los que salen a la calle para ganarse el pan del día, las de los que insultan porque les duele las muertes de sus familiares y vecinos, las de los que no soportan más estar encerrados, manipulados, saqueados…
Dejemos también de hablar de cursos, de formación, de capacitación, de análisis de la situación, de la crisis globalizada, de que Dios va a resolver nuestros problemas… Cuando el hambre toca a la puerta, sobran las palabras y las promesas. ¡A luchar, eso es lo que se necesita! Luchar para recuperar nuestra dignidad, nuestros derechos pisoteados, la organización destruida, los reclamos colectivos…
Nos parecemos a las mujeres que lloraban mirando a Jesús cargando con la cruz. Él que tuvo la valentía de decirles: “¡No lloren por mí, sino por ustedes y sus hijos!” La situación que vivimos no es culpa de otros sino de nosotros mismos que nos hemos dormido, hemos creído a los farsantes de siempre, nos hemos vuelto egoístas e individualistas, hemos olvidado lo esencial que es la fraternidad y el compromiso para construirnos como personas dignas, conscientes, solidarias y valientes. ¿Hasta cuándo vamos a resistir lamentando y llorando? Quienes van a pagar con creces los platos rotos van a ser nuestros ‘hijos’.
Los cristianos, en esos días, recordamos la ‘Ascensión’ de Jesús, o sea, su despedida física. Jesús se fue, pero no dijo a sus discípulos: “¡Vayan a rezando! ni ¡Hagan misas! ni ¡Enciérrense en sus casas! ni ¡Estudien para capacitarse…!” Más bien unos ángeles los regañaron: “¡Por qué están mirando al cielo!” o sea, ¿por qué esperan milagros? Pues el mismo Jesús les encomendó: “Vayan y hagan de los pueblos mis discípulos”… es decir: ¡Salgan, vayan reuniendo a la gente para construir la fraternidad y la justicia sin límite de fronteras ni de razas en nombre del Dios de la Vida!...porque eso es el Reino. El Reino está allí donde se lucha por la vida y la fraternidad.


domingo, 3 de mayo de 2020

¡ No volvamos a lo de antes !


ESTÁ  PANDEMIA  ES  UN FUERTE  LLAMADO  DE  DIOS

Estimad@s amig@s y compañer@s de camino, buenos días.

He aquí mis artículos del mes de abril.
1-     El fracaso del actual sistema mundial… incapaz de protegernos eficazmente.
2-     La ‘Pascua’ de Semana santo… o ¡Rumbo al Reino!
3-     ¡Los poderosos están con pies de barro…! Lo dijo el profeta Daniel hace más de 2,000 años.
4-     ¡No podemos volver a lo mismo!... porque ‘las mismas causas producen los mismos efectos’.
5-     Aprender a ser humano ya… para una vida digna y una sociedad nueva

Buena lectura!

Abrazo fraterno.
Pedro Pierre.

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1.   EL FRACASO DEL ACTUAL SISTEMA MUNDIAL
Frente a la pandemia del coronavirus, las organizaciones mundiales han sido incapaces de hacerle frente eficazmente. Ningún país ha propuesto una reacción global. El mismo sistema neoliberal ha sido ineficaz para sostener su organización financiera de mercado bursátil y no sabe decir la cantidad de empresas multinacionales que han colapsado o que China ha comprado a ‘precio de gallina muerta’… Peor han podido fomentar desde los ministerios de salud alguna respuesta eficaz para proteger a sus ciudadanos. En Estados Unidos se rechaza de los centros de salud a los contaminados que no tienen seguro social y se lo condena a morir en la calle. Trump se queda como payaso mudo, pero sí envía a Europa 40,000 soldados con su material militar para hacer maniobras conjuntas, ¿para enfrentar qué ‘enemigo potencial’?… En Guayaquil, ni se recoge los cadáveres de los fallecidos en la calle… Ni hablar de las Instituciones internacionales: la ONU, la OMS (Organización Mundial de la Salud)… están incapacitadas de proponer alguna alternativa. Europa se encuentra perdida sin propuesta común para enfrentar la pandemia. No se trata sólo de ‘¡Sálvese quien pueda!’, sino “¡Muérete sin piedad!’ Lo reconoció el mismo presidente francés. ¿Y los grandes medios comerciales de comunicación internacionales? ¡Muy bien, gracias! “Estamos en una mal momento que vamos superando. No se preocupen. Hemos pasado por peores situaciones”.
¿Y América Latina? Los gobiernos neoliberales que desbancaron o traicionaron los gobiernos progresistas se empeñaron en fomentar la corrupción, a destruir lo que se había hecho a favor de la salud y a desbaratar la integración latinoamericana. En Ecuador, somos un país a la deriva, con un presidente ausente, un sistema de salud desbordado, un ministro de economía que tiene la desfachatez de pagar 300 millones de deuda al FMI mientras somos el país con más muertos por el coronavirus. En Brasil los militares afirman que están dispuestos a apoyar a quien sustituya el actual presidente. Por otra parte, se niega ayuda financiera internacional a Venezuela para enfrentar la pandemia. Estados Unidos impone nuevas sanciones económicas a Irán que busca apoyo monetario contra el coronavirus. Israel persigue su invasión de Palestina y mata a más y más palestinos que resisten y protestan. ¡Qué perversidad la del neoliberalismo que no sabe contar los muertos que provoca por millones, pero sí, acumular millones dólares de ganancias a costa de países destruidos y pueblo asesinados!
¿Qué Organizaciones populares o qué países destacan en esta lucha contra la pandemia del neoliberalismo? Las Organizaciones sociales, sindicales, campesinas, indígenas, juveniles, feministas… no han dejado de protestar y proponer alternativas. Pero ¿quiénes los escuchan…? ¡fuera del papa Francisco! Los 3 países que se han lanzado en la lucha solidaria contra el coronavirus son China, Rusia y Cuba, por ser no tan neoliberales que se diga.
               A las Iglesias no les va mejor por privilegiar la dimensión espiritual en vez de la solidaridad, el compartir, la compasión, la ayuda para enfrentar la enfermedad y el hambre. ¿Van a salir alternativas creíbles y eficaces de las promocionadas devociones populares, adoración masiva del santísimo, cadenas de oraciones, rosarios cotidianos, misas por televisión o facebook…? ¿Dónde está la ‘opción por los pobres’ tan cacareada por jerarquías encerradas en sus templos y un clero de sacristía? Hace 41 años, monseñor Leonidas Proaño regresaba de la reunión episcopal latinoamericana de Puebla, México. Los obispos del continente acababan de comprometerse por una ‘opción preferencial, profética y solidaria por los pobres’. El mismo monseñor nos decía en la primera reunión nacional de las Comunidades Eclesiales de Base de Ecuador en Santa Cruz de Riobamba que la opción por los pobres era “una opción por las causas de los pobres y por su liberación de la miseria… manera actual de la Iglesia de América Latina de seguir eficazmente a Jesucristo”… ¡Palabras, lindas palabras! que se quedaron en los libros, libros que ni pudieron leer muchos seminaristas, aduciendo sus profesores que el Vaticano había condenado esta teología de la liberación… ¡Iglesia desprestigiada e Iglesias que se vacían! ¿Qué dirán ahora las Iglesias evangélicas que apoyan cada vez más descaradamente a gobiernos neoliberales como en Brasil, Bolivia y Estados Unidos? ¿A qué santo milagroso o a qué pastor salvador de sus pecados van a acudir los millones de pobres latinoamericanos, que no dejan de aumentar y morir?
               Si somos tan incapaces de actuar, a lo menos démonos cuenta que los actuales sistemas neoliberal y religioso han colapsado y deben ser tirados a tacho de la basura o al crematorio. La Tierra no resiste más los efectos de nuestra destrucción y está cansada de soportar una Humanidad que la contamina mortalmente. ¿No será el coronavirus un aviso que nos dice: ‘La próxima vez los elimino a toditos’? Antes de que sea demasiado tarde, empecemos a encontrar alternativas de vida personal, espiritual, económica, sanitaria, social… afín de no retornar sin más “a la normalidad” que nos ha llevado a tal catástrofe. Si no, ¡lo peor está por venir! Y ya llega. Los cristianos tenemos mucho que aportar a este gran cambio indispensable y urgente para vivir como humanos y hermanos.

2.   LA PASCUA DE SEMANA SANTA… O ¡RUMBO A UNA NUEVA HUMANIDAD!
Hace unos pocos días, leyendo o escuchando uno de los muchos comentarios sobre el coronavirus, me quedó grabada la frase siguiente: “Al origen de la humanidad, pasamos a ser humanos cuando empezamos a defender juntos a los más débiles”. El autor hablaba que con esta pandemia, estábamos “contra la pared”: o seguimos entrado por la puerta de auto-suicidio planetario o damos un salto cualitativo hacia una humanidad mejor, cuidando de la Tierra y de los más débiles. Una humanidad nueva mediante una nueva creación, obras de nuestra autoconciencia humana. Terminaba diciendo el autor que no había más alternativa. Es hora de pasar de ‘gusanos’ que nos arrastramos a ‘mariposas voladoras’.
Casi enseguida relacioné dicha frase con el momento en que nos encontramos: la Semana santa. Claro no es una Semana santa como las demás. No habrá las multitudinarias procesiones del viernes santo donde se recuerda a un muerto que, para la inmensa mayoría de los peregrinos, no resucitó, porque están ausentes de las celebraciones del sábado de gloria y del domingo de resurrección. Y los grandes medios de comunicación nos pasarán las películas noveladas y tergiversadas de un Cristo bandolero, de un Mesías espiritualista, de un soñador ingenuo, de un rebelde fracasado por creer en un dios que ama la sangre humana, anciano escondido en el cielo de los fantasmas que creamos los humanos para tranquilizarnos. ¡Fuera de las procesiones del viernes santo, no pasa nada porque seguimos iguales! Iguales de pobres, iguales de individualistas, iguales de corruptos, iguales de desorganizados, iguales de inconscientes, iguales de cobardes, iguales de consumistas y materialistas. ¿Nos despertará el coronavirus?
¿“Ser humano es empezar a defender juntos a los débiles”? porque ‘ser inhumano’ es ser indiferentes a lo que le pasa al vecino; porque ‘ser inhumano’ es acumular bienes y dinero sin aceptar que es el precio de la sangre y muerte de muchos pobres; porque ‘ser inhumano’ es preocuparse más del cielo que de la tierra y de los humanos; ‘ser inhumano’ es vender armas para asesinar pueblos enteros, es traficar drogas con la complicidad de instituciones podridas; ‘ser inhumano’ es pagar salarios de miseria condenando a jóvenes, mujeres y adultos a vivir como animales; ‘ser inhumano’ es negociar con la religión para imponer un cristianismo ‘opio del pueblo’… ¿Por qué estamos tan lejos de la primera semana santa y nos cuesta tanto entender el mensaje original de Jesús?... porque nos conviene, porque preferimos la mediocridad a la dignidad, y la maldad a la felicidad…
Resumiré la misión de Jesús y la meta de su Pascua -pasión, muerte y resurrección- en la frase que abre este artículo: Jesús nació, vivió, murió y resucitó para que lleguemos a ‘ser humanos’, es decir, a defender juntos a los más pobres, tal como lo hizo él. Por eso lo mataron porque defendía al Dios de los pobres y no una divinidad inventada por los ricos para defender sus privilegios y tapar sus fechorías. Jesús vino para el Reino y no para salvarnos de pecadillos que poco tienen que ver con la defensa de la vida y de la dignidad de los pobres. Las autoridades imperiales y religiosas de su tiempo necesitaban de pobres, de muchos pobres para seguir siendo ricos, opulentos y creyentes de un falso dios que los protegiera de cualquier cambio. Parece que con el paso de los siglos nos quieren seguir imponiendo esta religión del imperio, del dinero, de la violencia y de la muerte sin resurrección. Pero parece también que hemos comenzado a romper el círculo de la mentira y de la opresión, si comenzamos a pensar quién fue Jesús y cuál era su proyecto de Reino: “Ser humanos por defender juntos a los más pobres”.
Que esta Semana santa nos revele, más numerosos y decididos, la verdadera misión de Jesús, el verdadero rostro de Dios, el verdadero objetivo del Reino, el verdadero sentido de la vida: “Defender juntos a los pobres”. Esa es la Pascua que necesitamos todos. Entonces ‘¡Rumbo a una nueva Humanidad!’, entre todos y desde los pobres organizados.

3.   LOS PODEROSOS ESTÁN CON PIES DE BARRO, Pedro Pierre
Es la gran lección de la pandemia en la que nos estamos hundiendo sin remedio: ¡Los poderosos tienen los pies de barro! Son incapaces de enfrentar eficazmente la pandemia, como también de ponerse de acuerdo entre ellos para protegernos y ayudarnos. Más bien las empresas internacionales de farmacia y laboratotio están haciendo su agosto sobre las decenas de miles de muertos en todos los continentes. Estados Unidos es uno de los países más castigados, ellos que se dicen los salvadores del mundo, los supuestos llamados por la Providencia a aportar la felicidad a todo el orbe… Su perverso presidente no sabe qué hacer ni que decir, y cada vez más voces se alzan para criticarlo, hasta en su propio país… pero ¡más del 50% de los norteamericanos no votan en las elecciones presidenciales! ¿Qué se puede esperar de semejante indiferencia y complicidad?
Es la actualización del juicio del profeta Daniel: ‘El gigante con pies de barro’. He aquí el texto bíblico que tal vez poco conocemos: “Viste una estatua muy grande y de un resplandor extraordinario; estaba de pie delante de ti y su aspecto era terrible. Esa estatua tenía una cabeza de oro fino, el pecho y los brazos eran de plata, el vientre y las caderas de bronce, las piernas de hierro, y los pies de hierro mezclado con arcilla. Tú estabas mirándola cuando se desprendió una roca sin que nadie la moviera; pegó a la estatua a la altura de los pies de hierro y de arcilla y los rompió. Y en aquel mismo instante se hicieron trizas el hierro, la arcilla, el bronce, la plata y el oro; el viento se los llevó sin dejar huella como se lleva la paja del trigo en la era durante el verano. Y la piedra que había golpeado a la estatua se convirtió en una gran montaña que abarcó toda la tierra… El Dios del Cielo suscitará un reino que nunca será destruido; su poder no pasará a pueblo alguno. Derrotará y destruirá a todos los reinos y los reemplazará para siempre. Viste como se desprendió una roca de la montaña sin que mano alguna la tocara, y como pulverizó el hierro, el bronce, la arcilla, la plata y el oro: eso mismo va a acontecer.”
Se trata de un texto escrito hace más de 2,000 años mirando a los imperios del Medio Oriente que se disputaban territorios unos de otros. El profeta es aquel que mira a lo lejos y se da cuenta que los imperios caerán y serán sustituidos por “un reino que los remplazará para siempre”. Los cristianos aplicamos esta profecía a Jesús de Nazaret que inauguró este Reino desde los pobres, deseando que formaran, en la tierra, el gran Pueblo de los Pobres, unidos, organizados, conscientes, solidarios, alegres creyentes de este Dios liberador. Eso es también la utopía de la Humanidad y de todas las civilizaciones… que no se dejan corromper y prostituir por el poder, el dinero y la fama. Actualmente son los Pueblos indígenas de las Américas que ofrecen su Civilización del Bien Vivir para salvar tanto a la Humanidad como el la Madre Tierra.
Es un tema constante del papa Francisco. Para él los Movimientos Sociales, unidos con otros espacios sociales, son los protagonistas de un nuevo modo de vivir armoniosamente en sociedad y con la naturaleza. Vuelve a animar a todos estos Movimientos en una carta que les dirigió este domingo de resurrección: “Si la lucha contra el COVID es una guerra, ustedes son un verdadero ejército invisible que pelea en las más peligrosas trincheras. Un ejército sin más arma que la solidaridad, la esperanza y el sentido de la comunidad que reverdece en estos días en los que nadie se salva solo. Ustedes son para mí,… verdaderos poetas sociales, que desde las periferias olvidadas crean soluciones dignas para los problemas más acuciantes de los excluidos. Sé que muchas veces no se los reconoce como es debido porque para este sistema son verdaderamente invisibles. A las periferias no llegan las soluciones del mercado y escasea la presencia protectora del Estado… Ahora más que nunca, son las personas, las comunidades, los pueblos quienes deben estar en el centro, unidos para curar, cuidar, compartir… Quiero que pensemos en el proyecto de desarrollo humano integral que anhelamos, centrado en el protagonismo de los Pueblos en toda su diversidad y el acceso universal a esas tres T que ustedes defienden: tierra, techo y trabajo… Ustedes son constructores indispensables de ese cambio impostergable; es más, ustedes poseen una voz autorizada para testimoniar que esto es posible.”
Los poderosos tienen otro discurso, y Trump el primero: “Hay que regresar a la normalidad”… Claro, la ‘normalidad’ que les beneficie a ellos y que nos ha llevado a la pandemia actual. La verdadera ‘normalidad’ es la que describe el profeta Daniel, es la que desea el papa Francisco, es la que construyen los Movimientos sociales y todas las organizaciones que tienen fe en ellos.
Esta pandemia es un fuerte aviso de la Madre naturaleza que se puede repetir si no tomamos otro rumbo de vida personal, social, al nivel local, nacional y mundial… porque ¿quién va a poder sobrevivir a la próxima y mayor pandemia? ¿Estamos conscientes de eso? ¿Estamos decididos a entrar en esta dinámica de construir el mundo que necesitamos y no el de los poderosos…? afín de no haber vivido en vano ‘como si nunca hubiéramos existido’.

4.   NO PODEMOS VOLVER A LO MISMO, Pedro Pierre
La pandemia del coronavirus nos ha hecho caer en cuenta que los gobiernos y las Iglesias son incapaces de protegernos eficazmente. El sistema neoliberal es un fracaso total porque el dinero está en las manos de unos pocos: unas 2,000 personas en el mundo poseen 80% de la riqueza mundial para su beneficio propio. Los gobiernos están al servicio del enriquecimiento de unos pocos. Estados Unidos, que se cree el ejemplo a seguir por todo el planeta, es actualmente el país más afectados por la pandemia y no se ve cómo va a detener ni el número de contagiados ni el número de muertos.
Las Iglesias tampoco están preparadas para enfrentar tal catástrofe mundial, mayoritariamente limitándose a rezar, promover precesiones y devociones, haciendo misas por televisión, radio, Facebook, watts app, zoom… sin mayor eficacia inmediata. Estamos lejos de la práctica de Jesús de Nazaret que dedicó su vida a andar por los caminos de Palestina para curar enfermos, enseñar a los pobres a vivir compartiendo y denunciar autoridades religiosas y militares extranjeras por dominar y explotar a las gentes: Fue el profeta itinerante del Reino de Dios.
Ahora, ¿por qué motivos hemos llegado a una tal desorganización, desprotección y mortandad? Por una parte elegimos gobiernos de entre la gente rica y no los controlamos. Ellos hacen lo que les da la gana con nuestro voto, nuestros impuestos y los bienes del país porque se lo permitimos. Lo vemos en nuestro país: es el desgobierno total, la entrega del dinero y bienes nacionales a los grandes empresarios, la fuga de devisas en los paraísos fiscales, los millonarios préstamos al Fondo Monetario Internacional que no se sabe para qué sirven, la corrupción generalizada, la venalidad de la justicia que persigue, enjuicia, aprisiona, destierra a quiénes denuncian o se oponen a tal descalabro nacional… Hemos llegado al colapso del sistema que organiza el Estado y controla, eso sí, el país.
Por otra parte están los medios comerciales de comunicación que pertenecen a los grandes ricos y por lo mismo defienden a los que nos gobiernan. El negocio de estos medios es colaborar al enriquecimiento de los más ricos que son los dueños de dichos medios. Por eso nos desinforman, nos mienten, nos engañan, nos manipulan… Al no tener un espíritu crítico ni muchas veces poder haber acceso a otros medios de información, nos dejamos llevar por la corriente… ‘como el camarón que se duerme’. Tampoco la educación primaria, secundaria y universitaria nos capacita para entender el mundo en el que vivimos y transformarlo para beneficio nuestro.
Las religiones han pasado a ser grandes sectas al servicio de sus intereses, con una clase que se cree superiora y enviada por Dios. Demasiado dinero y poder pasan por sus manos, atrapándola en la corrupción y las aberraciones sexuales. El papa Francisco busca volver a las fuentes y dejarse guiar por el Concilio Vaticano 2° y su experiencia pastoral en América Latina. Trata de hacernos regresar al corazón del Evangelio que son la misericordia y la opción por los pobres, las 2 caras del Reino de Dios por el que vino, vivió, murió y resucitó Jesús. Nos alienta a denunciar las injusticias, defender a los explotados, acoger a los migrantes, proteger el medio ambiente… Nos desvela la perversidad del neoliberalismo que gobierna el mundo y provoca todas estas maldiciones que padecemos ahora. Pero su voz se parece a la de Juan Bautista que “gritaba en el desierto”.
Por todo eso estamos como estamos. No podemos volver a lo mismo, porque sería preparar una catástrofe mayor: las mismos causas producen los mismos efectos… lo que sí, quieren los poderosos del mundo: “¡Menos bocas, más me toca!”. Es hora de despertar si no queremos vivir peor. Es hora de unirnos y reunirnos para entender mejor lo que está pasando y adonde están las salidas y las alternativas a la situación actual. No podemos comer como antes. Tenemos que curarnos de otra manera, trabajar más dignamente, dejar de consumir lo que nos presenta la televisión, organizarnos para hacernos respetar, hacer respetar nuestro voto y el destino de nuestro dinero… y no creer todo lo que nos cuenta la pantalla chica de nuestro celular… Tenemos que redescubrir a Jesús de Nazaret que vino a darnos otra imagen de Dios, padre y madre, compañero de nuestras desgracias y colaborador de nuestros éxitos hacia una vida más humana y fraterna.
A pensar entonces a lo que ya no vamos a hacer más y a lo nuevo que tenemos que emprender junto a otros. Si nos quedamos solos, nos perdemos, nos perderemos. El camino es la comunidad, tal como lo estamos descubriendo con esta pandemia: comunidad familiar, comunidad de vecinos, comunidad de trabajo, comunidad cristiana, comunidad política… un sueño, una utopía que, en definitiva, Dios nos pide de poner en marcha para dejar atrás la desgracia de la realidad a la que nos hemos dejado llevar. ¿No será la vida esta gran lucha por hacer realidad este sueño y esta utopía?

5.  APRENDER  A  SER  HUMANOS  YA,  Pedro  Pierre.
Eso es la meta de la vida de toda persona: Ser plenamente humano. Porque de niño somos egoístas e incapaces de desenvolvernos solos. Adolescentes: pasamos a otra etapa de la vida y descubrimos la dimensión social de la existencia: existen otras personas y juntos podemos lograr metas imposibles de alcanzar si estamos solos. Jóvenes: buscamos la manera de lograr ser independientes de nuestra familia, preparándonos para alguna profesión y buscando la manera de entender el misterio de la vida y del amor. Llegamos a ser adultos cuando nos ganamos la vida, fundamos una familia, somos útiles a los demás, desarrollamos la dimensión espiritual que anida en nosotros. Viejos: miramos las cosechas de las semillas que hemos sembrado, gozamos de las amistades cultivadas desde siempre, compartimos sabidurías adquiridas en las luchas, los sufrimientos y los fracasos, nos sentimos en sintonía con mucha gente, vivimos en una mayor armonía con la naturaleza, nos dejamos poseer por una mayor comunión con el gran Misterio que llamamos Dios. Eso ‘ser humano’: no dejar de crecer siempre.
Este tiempo de encierro en el espacio de la casa nos obliga a repensar nuestra vida y nuestra manera de vivir. Frente a la pandemia de coronavirus nos sentimos frágiles, desamparados, desprotegidos, mortales. ¿Dónde estarán los puertos de salvación? ¿Serán nuestros gobernantes? incapaces de orientarnos, proteger nuestra salud y nuestra existencia. ¿Serán nuestras capacidades personales? pero nos enseñaron en la escuela, el colegio y la universidad a ser individualistas, competentes a costo de los demás, agresivos en nuestras relaciones, ávidos de dinero y poder sin mirar a quién le hace daño, consumistas de todo lo que nos presentan, corruptos para alcanzar lo que más deseamos… Nos enseñaron a ser productivos, para unos pocos, e inútiles no sólo a los demás sino a nosotros mismos.
Los puertos de salvación: ¿serán las religiones? El mismo Jesús, condenado por las autoridades religiosas de su tiempo, murió en la cruz gritando: “Padre, ¿por qué me has abandonado?” ¿Qué pueden las religiones frente a la pandemia actual? Rezar, sacar a los santos, decir misas en Iglesias vacías, pasear a la Madre de Jesús por los cielos ecuatorianos… prácticas ineficaces de tiempos idos. Jesús había venido para otra cosa: curar a los enfermos y encaminar a los pobres a compartir entre sí para crear nuevas relaciones humanos y sociales, en nombre de un Dios Padre y Madre que nos quiere de pie, no de rodillas, y hermanos y no desconocidos o enemigos.
Terminada la cuarentena, ¿vamos a volver al desorden, a la desorganización, a la indiferencia, a la complicidad, a los vicios, a la maldad individual, colectiva y estructural de nuestras instituciones? Todo esto ha producido la pandemia que estamos incapaces de controlar. La Tierra está cansada de los humanos que la destruimos o no la defendamos ni cuidamos ni protegemos, sino que dejamos desaparecer miles de especies animales y vegetales cada semana en algún lugar de nuestro planeta sin preocuparnos, sin ver que necesitamos de ella para respirar, comer, curarnos, en una palabra vivir, sobrevivir. ¿Hasta cuándo?
Ya es tarde. Si continuamos así, habrá una noche en que la próxima generación no amanecerá porque la noche y el frío se harán perpetuos con la muerte de la vida. Vamos a entender por el cataclismo de varios millones de enfermos y de centenares de miles de muertos… ¡por una gripe!.. que hay que encontrar un sentido a nuestra existencia y otro camino para nuestra sociedad. No es por gusto que hemos llegado a este mundo: la Vida nos ha regalado un cuerpo espiritual o un alma corporal para colaborar a perfeccionar la vida y multiplicar el amor. ¿Qué hemos hecho con nuestra propia vida? ¿Qué hemos hecho por una vida mejor para los demás? ¿Qué hemos hecho para conocer a Dios y reconocerlo en todos el que sufre y pasa necesidad? ¿Qué hemos hecho del proyecto de Jesús que es el Reino, es decir, un mundo de hermanos felices? Allí sí, podemos aplicarnos la maldición de Jesús en sus parábolas: la de “las vírgenes descuidadas”: “¡No les conozco!” y la del juicio final: “¡Malditos! Váyanse al fuego eterno!”
Esta pandemia es una llamado apremiante de Dios en los gritos de los pobres y de la naturaleza para ser verdaderamente humanos, creciendo individualmente, fraternizando colectivamente, implementando una organización económica, política y cultural que nos haga iguales, equitativos, responsables de nuestras vidas y de nuestras instituciones… dejando atrás a todos aquellos que se creen nuestros salvadores materiales, sociales y religiosos.
Esta pandemia no exige a gritos ser humanos ya, es decir, hermanos, arrimados a nuestra Madre Naturaleza y agarrados con el Dios de Vida y del Amor porque hacemos que la Vida y el Amor nos habiten más y más. Así seremos '¡bendecidos!’ y salvados.