Artículos de agosto
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Jubileo de los jóvenes,
faros de esperanza… a trabajar por el Reino.
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Las leyes sociales del
Jubileo… a actualizar en la realidad actual.
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“… Recordad: ¡El capitalismo
mata!” … para ser cristianos comprometidos.
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“Cambio de época” … por eso mucho odio de los que no quieren cambiar.
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1. JUBILEO LOS JÓVENES COMO ‘FAROS’ DE
LA ESPERANZA, Pedro Pierre
Un millón de jóvenes cristianos
llegados de los 5 continentes acaban de reunirse en Roma para el Jubileo de la
esperanza en el cuadro de la “Jornada Mundial de la Juventud” para celebrar el
Jubileo lanzado por el papa Francisco. Concluyeron su estadía con una misa con
el papa León 14. La temática del Jubileo era: “La esperanza no defrauda”.
La IA (Inteligencia Artificial)
resume así los mensajes del papa a los jóvenes: “Mensajes clave del Papa. Llamado
a la Comunidad: Les invitó a unirse y apoyarse mutuamente, para ser “faros de
la esperanza”. Esperanza y Servicio: Los animó a ser “agentes de paz y
esperanza” en un mundo de divisiones y desesperación. Reflexión Personal: Que
miren su propio corazón para reconocer la presencia de Dios en sus vidas y busquen
formas de servir a los demás y a construir comunidades basadas en el amor y la
amistad, porque “son la sal de la tierra y la luz del mundo"
Recordemos lo que era el Jubileo
en la Biblia. Gracias a Moisés los Hebreos habían huido de la esclavitud de
Egipto con ideales de libertad, equidad y fe. En el desierto del Sinaí se
habían organizados por clanes, o sea grupos de familias con sus responsables.
También había decidido compartir equitativamente la poca comida que encontraban
según la necesidad de cada familia. Al llegar a Canaán-Palestina, decidieron
que cada familia tuviera su parcela de tierra para vivir y alimentarse. Se
reunían periódicamente en Asambleas generales para confirmar su alianza con
Dios, evaluar su organización y mejorarla. Promulgaron las leyes sabáticas y
jubilares.
Las leyes sabáticas consistían a
poner en práctica cada 7 años la libertad a los esclavos, la condonación de las
deudas y el descanso de la tierra a lo largo de ese año. Las leyes jubilares se
revisaban cada 50 años. Se aplicaba las leyes sabáticas, se devolvía la
propiedad a quienes la hubieran perdido y terminaban con una gran celebración
en la capital, Jerusalén. ¡Qué júbilo! Se regresaba a los compromisos con Dios
en el desierto del Sinaí porque Dios les había dado a conocer que “no debe
haber pobres entre ustedes” y que “la tierra es mía para todos, por eso no se
puede vender ni comprar”. De hecho, la acumulación de tierra y de dinero
llevaba a la esclavitud y la cara de la esclavitud es la pobreza.
En nuestra Iglesia durante los 50
últimos años se han llevado a cabo 5 Jubileos. También se han realizado 38
‘Jornadas Mundiales de la Juventud’. La realidad es que los unos como la otras
están bastantes alejadas de la realidad y sus impactos son mínimos. ¿En las
Iglesias locales se han relacionado las leyes sabáticas y jubilares con la
organización del capitalismo para denunciar su perversidad y encontrar
alternativas de sustitución? En este compromiso de ‘sal y luz de la tierra’,
¿han organizado los jóvenes movimientos u organizaciones para combatir la
pobreza, por ejemplo? El Jubileo bíblico terminaba con una gran celebración
para alegrarse por el cumplimiento de las leyes sabáticas y jubilares. Hoy
parece que el Jubileo se limita a unas peregrinaciones sin mayor contenido
relacionado con la actualización del Jubileo bíblico.
Volvamos a Jesús que vuelve al
Jubileo para cumplir con su misión por el Reino. En su pueblo de Nazaret
definió los ejes de su misión que terminaría “proclamando el año de la gracia
del Señor”, o sea, un año jubilar. Nos dice Jesús que la meta de su ministerio
de profeta se realizaba bajo la unción del Espíritu para “llevar Buenas Nuevas
a los pobres”. Luego detalla Jesús en qué consistían estas ‘Buenas Nuevas’:
“Anunciar la libertad a los cautivos”, pues en tiempos de Jesús había muchos
encarcelados por deudas y rebelión. “… y a los ciegos que pronto van a ver”,
porque muchos de sus compatriotas no veían que el Reino crecía en medio de
ellos. “Despedir libres a los oprimidos” por los militares romanos, los
terratenientes y las autoridades religiosas. Jesús quería volver al proyecto de
Dios intuido por Abraham y Sara, iniciado por Moisés y Miriam, ampliado por Los
Jueces, confirmado por los Profetas y los Sabios: libertad, equidad, fe
liberadora, todo eso para lograr la fraternidad universal y terminar con una
gran celebración del Reino de Dios…
Eso es lo que nos toca hacer hoy en los Jubileos, en
las Jornadas de la Juventud, en la Sinodalidad, por nuestro compromiso
bautismal de ser efectivamente “profetas, sacerdotes y reyes-pastores”. Lo
estamos construyendo en las Comunidades Eclesiales de Base y en todos los
grupos, movimientos, organizaciones e Iglesias que hemos optado, a la manera de
Jesús, por la opción por los pobres y sus causas. Confirmémonos en este camino
de Jesús donde los pobres sean los protagonistas de la Esperanza del Reino que
viene ahora y llegará mañana en plenitud tanto en nuestras Iglesias como en la
sociedad.
2. LAS LEYES SOCIALES DEL JUBILEO, Pedro
Pierre
El Jubileo
que se da este año en la Iglesia católica recuerda la celebración del
cumplimiento de 4 leyes sociales publicadas en el país de Jesús. Estas leyes
del tiempo de ‘Los Jueces’ fueron aplicadas unos 1,100 años antes de Cristo, o
sea, ¡hace 3,200 años! cuando los Hebreos habían ocupado Canaán-Palestina.
Habían salido de la esclavitud de Egipto unos 100 años antes, liderados por
Moisés, Miriam y Aarón, hermanos de Moisés.
Durante la
travesía del desierto, ya habían asumido unas 3 tareas colectivas. El proyecto
de Moisés, inspirado en Abraham y Sara, buscaba libertad, equidad y fe. Primera
tarea: Para sobrevivir en el desierto se habían organizado en grupos de
familias, o sea, los clanes, con un líder que resolvía los problemas del clan:
Era un esbozo de ‘descentralización. Segunda tarea: Luego para nos morirse de
hambre habían decidido compartir la alimentación según la necesidad de cada
familia: Era un esbozo de la equidad, o sea, que cada uno tenga lo que necesita
para sobrevivir. Luego al llegar a Canaán-Palestina, los clanes se unieron en
12 tribus para repartirse las tierras, primero por tribus, luego por clanes y
finalmente por familias, con el criterio de que “la tierra no se vende ni se
compra porque la tierra es de Dios para todos”.
Después de un
tiempo se dictó las leyes sabáticas que se revisaban cada 7 años y las leyes
jubilares o Jubileo que se revisaban cada 50 años. Las leyes sabáticas
consistían en perdonar las deudas, liberar los esclavos y dejar descansar las
tierras durante un año. La ley ‘jubilar’ retomaba las 3 leyes sabáticas y
además se devolvía las propriedades perdidas o empeñadas a su legítimo dueño,
es decir a la familia primera propietaria. Se daba la razón de tal proceder: “No debe
haber pobres en medio de ti”. Este Jubileo se realizaba a lo largo de todo un
año y terminaba con un gran peregrinaje al templo de la capital, Jerusalén.
Cuando llega, Jesús retoma el proyecto del Jubileo
para definir en la sinagoga de Nazaret su misión de profeta del Reino. María,
la madre de Jesús, lo había entendido muy bien: Era un programa
socio-religioso. Lo proclamó cuando, embrazada de Jesús, fue a visitar su prima
Isabel:
“El Poderoso muestra
su misericordia siglo tras siglo. Dio un golpe con todo su poder: Deshizo a los
soberbios y sus planes. Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los
humildes. Colmó de bienes a los hambrientos como lo había prometido a nuestros
padres”
En su tiempo el papa
Francisco nos dio varias orientaciones para celebrar el año jubilar que no
consiste solo en hacer reuniones, oraciones, procesiones o peregrinaje a Roma.
He aquí unos extractos de la Carta que publicó:
“El Jubileo nos recuerda que los bienes de
la tierra no están destinados a unos pocos privilegiados, sino a todos. No
se puede conformar con sobrevivir o subsistir mediocremente.
El Jubileo pueda ser para todos un momento de
encuentro vivo y personal con el Señor Jesús… Redescubrir la esperanza en los signos de
los tiempos donde Dios nos llama.
La comunidad cristiana esté dispuesta a
defender el derecho de los más débiles.
Seamos signos de esperanza merecen:
los presos, los enfermos, los jóvenes, los migrantes,
los ancianos. Con la justicia se entiende que a cada uno se debe dar lo
que le es debido.
Recuperar los vínculos interpersonales, las
relaciones internacionales, la promoción de la dignidad de toda persona y el
respeto de la creación. Que todos los bautizados sean corresponsables. Volvamos
a la Sagrada Escritura.
Remediar las causas que originan las
injusticias.
A todas las personas promotoras o cómplices de
corrupción digo: Esta llaga putrefacta de la sociedad es un grave pecado que
grita hacia el cielo.
No lo olvidemos: los pobres, casi siempre, son
víctimas, no culpables. Es escandaloso que, en un mundo dotado de enormes
recursos, destinados en gran parte a los armamentos, los pobres sean la mayor
parte, miles de millones de personas.
Hago otra invitación apremiante a las naciones más ricas: condonar las deudas de los países que
nunca podrán saldarlas. Es una cuestión de justicia, agravada hoy por una
verdadera ‘deuda ecológica’, particularmente entre el Norte y el Sur: cancelemos
las deudas injustas e insolutas y saciemos a los hambrientos.”
¿Dónde nos ubicamos sea como cristianos, sea
con humanistas comprometidos? Varias instituciones sociales están retomando
esta última propuesta del papa Francisco: la condonación de la deuda externa.
Unámonos a estas iniciativas para no quedar en un mero espiritualismo ni en
buena voluntad sin eficacia.
3.
“RECORDAD: ¡EL CAPITALISMO MATA!”, Pedro Pierre
¿Cómo quedar
indiferentes e inactivos frente a la situación catastrófica de nuestro país? En
los hospitales no tienen presupuesto ni para dar de comer a los pacientes y se
mueren los niños neonatos por falta de medicamentos. Se despide de un plumazo a
5,000 funcionarios y se nos dice que el FMI (Fondo Monetario Internacional)
¡quiere que sean 80,000! En el sistema educativo nacional hacen falta más de
100,000 docentes. Se quiere privatizar el IESS (Instituto Ecuatoriano de
Seguridad Social) y Petroecuador encargado de la extracción petrolera. Siguen
las concesiones mineras a multinacionales extranjeras. El presidente se ha
perdonado 70 millones de impuestos. Se aumenta la gasolina regularmente y el
IVA (Impuesto al Valor Agregado) para combatir la violencia: Ésta ha crecido un
40% en referencia al año pasado. Las extorsiones y los secuestros son
incontrolables. La migración sigue aumentando… Y el presidente se pasea en
Estados Unidos y un sin número de países.
Mientras tanto más de 700 buses fueron
contratados para llevar gente a Quito… y un cierto número de participantes no
sabía que era para protestar contra la Corte Constitucional que había
declaradas inconstitucionales varias leyes mandadas a la Asamblea legislativa
por el presidente. ¿Cómo es posible que una tercera parte de los ecuatorianos
defiende “a capa y espada” un gobierno que nos hunde en la miseria? Hace unos
días una conocida periodista nos decía: “Todavía nos hemos tocado fondo”.
¿Adónde tenemos que llegar para despertar y reconocer que fue una equivocación
mayúscula haber elegido un tal presidente? Felizmente las protestas, aunque
mínimas, comienzan a surgir en varias ciudades del país.
Personalmente me hice presente, hace unos días,
en una Asamblea Ciudadana en un parque de la cuidad, que reunía una cuarentena
de organizaciones barriales y populares con la presencia del alcalde. El motivo
de la convocatoria era la defensa de los derechos constitucionales y
ciudadanos. Se proclamó ‘Guayaquil en resistencia’ y se exigía al gobierno
rectificar y trabajar por el bienestar de los ecuatorianos.
Luego me pregunté por qué motivos yo,
sacerdote, estaba participando en una protesta política… Encontré una respuesta
en la publicación de un dibujo que estoy adjuntando a esta reflexión. Es el
papa Francisco que se despide de esta tierra diciendo: “… y recordad: El
capitalismo mata”. Luego me puse a pensar cómo fue mi camino personal que me
conduce a ser, de alguna manera, ‘un actor político’ en el buen sentido de
palabra, tal como debería ser para todo ciudadano de a pie: El servicio al Bien
común y a los Derechos Humanos.
Diré que nací en una familia de pequeños
campesinos que sufrían la explotación sin entender las causas de la misma.
Luego, en vez de hacer el servicio militar obligatorio, hice un servicio social
en una escuela de barrio pobre en Argel, la capital de Argelia. Descubrí que
esta pobreza era la consecuencia de la colonización francesa que había
terminado por una guerra que expulsó a mis compatriotas. Seminarista en camino
al sacerdocio, decidí participar de una organización católica que financiaba
proyectos de ayuda a sectores pobres de África. Además, esta organización nos
ayudaba a entender que la pobreza era un problema político: Era causada por el
gobierno francés que saqueaba las materias primas de los países africanos.
Curioso, quise conocer un poco más sobre lo que
era la política. En 1972 los obispos franceses publicaron un documento
titulado: “Por una práctica cristiana de la política”. Lo que entendí fue que
‘no había una política cristiana’ y que, como cristianos, teníamos que
implicarnos en la política. A partir de allí me interesé en la “Doctrina social
de la Iglesia” que había comenzado a sistematizarse con el papa León 13 al
final del siglo 19.
Luego ‘el golpe de gracia’ fue la carta del
papa Pablo 6° en 1975 “El anuncio del Evangelio” (o ‘La Evangelización del
mundo contemporáneo’), donde me llamaron profundamente la atención 3 párrafos:
“El Reino es lo único absoluto; el resto es relativo.” - “La Iglesia tiene el
deber de anunciar la liberación, ayudar a que nazca y hacer que sea total.” -
“Las Comunidades eclesiales de base reúnen personas que la vida misma encuentra
ya unidas en la lucha por la justicia, la ayuda fraterna a los pobres, la promoción
humana, etc.”
Al llegar a Ecuador el año siguiente en 1976
descubrí las Comunidades Eclesiales de Base que ya trabajaban por Reino, es
decir, un mundo más fraterno y justo porque habían descubierto la dimensión
política de la fe. Animadas por monseñor Leonidas Proaño hacían una opción por
los pobres asumiendo sus causas y “caminaban con los 2 pies: el de la comunidad
cristiana y el de la organización popular”. Los mismos obispos de América
Latina habían confirmado estas opciones y la promoción de Comunidades eclesiales
de base. Reconocían que la pobreza es un “empobrecimiento” causado por
“estructuras de pecado… que hacen a los ricos más ricos a costa de los pobres
más pobres”, según la expresión del mismo papa Juan Pablo 2°. Afirmaban que “el
anuncio de un Evangelio sin incidencias económicas, sociales, culturales y
políticas equivale a cierta colusión (complicidad) con el orden establecido”.
El papa Francisco retomó la frase del papa Pio
11° que dijo en 1927: “La política es la forma más elevada de la caridad”. En
su Carta encíclica “Todos somos hermanos y hermanas” nos indicó el camino del
compromiso político acorde con el Reino: ‘La hermandad universal es el fruto de
la fraternidad sin frontera, la amistad social, el amor político y una
espiritualidad liberadora’.
¡Cómo no meterse en política que es la
promoción del Bien Común, la defensa de los Derechos Humanos y la organización
del Bien Vivir y Convivir que promueven nuestros hermanos indígenas! Solamente
así llegaremos a sustituir “el capitalismo que mata”.
4. “CAMBIO DE ÉPOCA”, Pedro Pierre
Ese es el
título del libro sobre Rafael Correa, que es una compilación de sus discursos
por el periodista uruguayo-ecuatoriano Kintto Lucas. ‘Cambio de época’, lo que
no quieren el imperialismo norteamericano ni la derecha ecuatoriano y sus
medios de comunicación mentirosos. Por eso Jorge Glas está preso, Correa
condenado por un inventado “influjo síquico’ perverso, varios miembros de la
Revolución ciudadana exiliados en México, Leonidas Iza perseguido, periodistas
desterrados como Alondra Santiago, Anderson Boscán, el ‘Chochológo’ Andrés
Durán o Augusto Verduga del Consejo de Participación Ciudadana…, la embajada
mexicana invadida, Cuba bloqueado económicamente desde 50 años, Venezuela
asediado constantemente, Palestina bombardeada hasta que desaparezca… y toda la
campaña de odio enfermizo contra los correístas. Todo esto es el signo del
fracaso de sistema capitalista y de su defunción en marcha. El neoliberalismo
está agonizando y la elección de Correa, junto a parecidos acontecimientos
latinoamericanos, fue el toque de bocina de su muerte anunciada.
Eso nos da a
entender la afirmación de que “estamos no sólo en una época de cambios, sino en
un cambio de época”. El capitalismo se está implosionando desde el centro mismo
del imperio norteamericano. No termina de morir mientras está surgiendo un
nuevo orden internacional con la Alianza de los BRICS (Brasil, Rusia, India,
China y Sudáfrica). Las religiones no dan más: sus dogmas, su moral, sus
instituciones, su clero… obsoletos que ya no interesan las nuevas generaciones;
éstas buscan una espiritualidad más actualizada para enfrentar los desafíos
presentes. El fracaso de la actual manera de vivir nos llevas al colapso por
nuestra mala alimentación, el descuido de nuestra salud, la destrucción del
medio ambiente. Nuestros esquemas de pensar no abastecen para entender lo que
está naciendo con las nuevas tecnologías y las comunicaciones virtuales. La
‘inteligencia artificial’ nos aterra porque es ella, a través de sus
promotores, que nos controla más que nosotros la podemos controlar. Nuestras
relaciones se trastornan: Preferimos los perros y los gatos a los hijos. ¡Que
contradicciones!” Nos comunicamos instantáneamente con cualquier lugar del
planeta mientras dejamos de saludarnos entre vecinos. Nos angustia el genocidio
de Palestina porque somos incapaces de detener el gobierno nazi de Israel ni su
patrocinador gringo ni sus cómplices europeos. La ONU (Organización de la
Naciones Unidas) queda en el ridículo frente a las guerras que surgen por todas
partes. El escandaloso enriquecimiento de unos pocos empobrece la tercera parte
de la población mundial incluso en los países llamados desarrollados, sin que
se pueda parar esta situación diabólica. El tráfico de droga crece sin
detenerse porque la drogadicción pasó a ser un medio fácil para los gobiernos
de crear el caos en sus países y sus ciudadanos que se hunden en el desempleo y
la miseria. El neoliberalismo es incapaz de resolver los problemas del empleo,
la invasión del plástico hasta en nuestras células, el calentamiento global, el
saqueo de las materias primas por multinacionales más potentes que los
gobiernos que fomentan la corrupción más descarada en sus propias filas.
Todo eso es
“el cambio de época” que se está desarrollando en este momento, cuya
incrementación nos escapa porque nosotros mismos nos aferramos a un pasado en
ruinas que añoramos. Somos nosotros mismos los que mantenemos del sistema
capitalismo que se nutre de su propia destrucción y de la nuestra.
Inconscientemente nos resistimos a este ‘cambio de época’: no queremos renacer
a una vida más humana, a relaciones más armoniosas, a la fraternidad que
necesitamos, a la comunión vivificadora con la naturaleza y el cosmos. Estamos
en el parto que entreveía san Pablo: “Vemos que la creación entera gime y sufre
dolores de parto. Y también nosotros, aunque ya tengamos el Espíritu como un
anticipo de lo que hemos de recibir.” Nos queremos ser los artesanos de nuestra
propia salvación porque nos dejamos llevar por los que echan la culpa a otros
de todo lo que nos está pasando. En Ecuador, “todo es la culpa de Correa”. Los
que están interesados en los privilegios, el poder y la dominación nos han
inyecto el odio a dosis impresionantes desde 8 años y quedamos ciegos,
aislados, individualistas, pasivos y atropelladores de los demás y del futuro,
mientras nos roban la dignidad, la compasión, el convivir y la resurrección a
nuevas oportunidades que están surgiendo una y otra vez a nuestro alrededor… La
aparición y el alba de una nueva época se están abriendo paso a paso a pesar de
nosotros. Dejemos de odiar porque, en definitivo, nos odiamos a nosotros
mismos: el odio es el signo de nuestro propio fracaso de estar abierto al futuro.
El papa
Francisco en su Carta encíclica ‘Todos somos hermanos y hermanas’ nos sugería
unos 4 caminos a seguir para conformarnos en una gran hermandad universal, esa
utopía inscrita en lo más profundo de todos los humanos y del universo: ‘la
fraternidad sin frontera, la amistad social, el amor político y una
espiritualidad liberadora’… Para entrar en esta dinámica de vida y de amor,
Jesús de Nazaret se dedicó a formar comunidades que optaban por ese camino de
vida hacia más felicidad. Fueron los pobres de su época que entendieron el
llamado y lo siguieron. Esta ‘Buena Noticia’ ha llegado hacia nosotros Hoy es
la Iglesia de los pobres, la heredera del mensaje y testimonio de ese Jesús
palestino. ¡Felices las y los que estamos empeñados en ‘esa locura’ que ilumina
nuestras vidas y transforma la sociedad!
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