viernes, 29 de agosto de 2025

Artículos de agosto de 2025

 Artículos de agosto

 

-        Jubileo de los jóvenes, faros de esperanza… a trabajar por el Reino.

-        Las leyes sociales del Jubileo… a actualizar en la realidad actual.

-        “… Recordad: ¡El capitalismo mata!” … para ser cristianos comprometidos.

-        “Cambio de época” … por eso mucho odio de los que no quieren cambiar.

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1. JUBILEO LOS JÓVENES COMO ‘FAROS’ DE LA ESPERANZA, Pedro Pierre

               Un millón de jóvenes cristianos llegados de los 5 continentes acaban de reunirse en Roma para el Jubileo de la esperanza en el cuadro de la “Jornada Mundial de la Juventud” para celebrar el Jubileo lanzado por el papa Francisco. Concluyeron su estadía con una misa con el papa León 14. La temática del Jubileo era: “La esperanza no defrauda”.

               La IA (Inteligencia Artificial) resume así los mensajes del papa a los jóvenes: “Mensajes clave del Papa. Llamado a la Comunidad: Les invitó a unirse y apoyarse mutuamente, para ser “faros de la esperanza”. Esperanza y Servicio: Los animó a ser “agentes de paz y esperanza” en un mundo de divisiones y desesperación. Reflexión Personal: Que miren su propio corazón para reconocer la presencia de Dios en sus vidas y busquen formas de servir a los demás y a construir comunidades basadas en el amor y la amistad, porque “son la sal de la tierra y la luz del mundo"

               Recordemos lo que era el Jubileo en la Biblia. Gracias a Moisés los Hebreos habían huido de la esclavitud de Egipto con ideales de libertad, equidad y fe. En el desierto del Sinaí se habían organizados por clanes, o sea grupos de familias con sus responsables. También había decidido compartir equitativamente la poca comida que encontraban según la necesidad de cada familia. Al llegar a Canaán-Palestina, decidieron que cada familia tuviera su parcela de tierra para vivir y alimentarse. Se reunían periódicamente en Asambleas generales para confirmar su alianza con Dios, evaluar su organización y mejorarla. Promulgaron las leyes sabáticas y jubilares.

               Las leyes sabáticas consistían a poner en práctica cada 7 años la libertad a los esclavos, la condonación de las deudas y el descanso de la tierra a lo largo de ese año. Las leyes jubilares se revisaban cada 50 años. Se aplicaba las leyes sabáticas, se devolvía la propiedad a quienes la hubieran perdido y terminaban con una gran celebración en la capital, Jerusalén. ¡Qué júbilo! Se regresaba a los compromisos con Dios en el desierto del Sinaí porque Dios les había dado a conocer que “no debe haber pobres entre ustedes” y que “la tierra es mía para todos, por eso no se puede vender ni comprar”. De hecho, la acumulación de tierra y de dinero llevaba a la esclavitud y la cara de la esclavitud es la pobreza.

               En nuestra Iglesia durante los 50 últimos años se han llevado a cabo 5 Jubileos. También se han realizado 38 ‘Jornadas Mundiales de la Juventud’. La realidad es que los unos como la otras están bastantes alejadas de la realidad y sus impactos son mínimos. ¿En las Iglesias locales se han relacionado las leyes sabáticas y jubilares con la organización del capitalismo para denunciar su perversidad y encontrar alternativas de sustitución? En este compromiso de ‘sal y luz de la tierra’, ¿han organizado los jóvenes movimientos u organizaciones para combatir la pobreza, por ejemplo? El Jubileo bíblico terminaba con una gran celebración para alegrarse por el cumplimiento de las leyes sabáticas y jubilares. Hoy parece que el Jubileo se limita a unas peregrinaciones sin mayor contenido relacionado con la actualización del Jubileo bíblico.

               Volvamos a Jesús que vuelve al Jubileo para cumplir con su misión por el Reino. En su pueblo de Nazaret definió los ejes de su misión que terminaría “proclamando el año de la gracia del Señor”, o sea, un año jubilar. Nos dice Jesús que la meta de su ministerio de profeta se realizaba bajo la unción del Espíritu para “llevar Buenas Nuevas a los pobres”. Luego detalla Jesús en qué consistían estas ‘Buenas Nuevas’: “Anunciar la libertad a los cautivos”, pues en tiempos de Jesús había muchos encarcelados por deudas y rebelión. “… y a los ciegos que pronto van a ver”, porque muchos de sus compatriotas no veían que el Reino crecía en medio de ellos. “Despedir libres a los oprimidos” por los militares romanos, los terratenientes y las autoridades religiosas. Jesús quería volver al proyecto de Dios intuido por Abraham y Sara, iniciado por Moisés y Miriam, ampliado por Los Jueces, confirmado por los Profetas y los Sabios: libertad, equidad, fe liberadora, todo eso para lograr la fraternidad universal y terminar con una gran celebración del Reino de Dios…

Eso es lo que nos toca hacer hoy en los Jubileos, en las Jornadas de la Juventud, en la Sinodalidad, por nuestro compromiso bautismal de ser efectivamente “profetas, sacerdotes y reyes-pastores”. Lo estamos construyendo en las Comunidades Eclesiales de Base y en todos los grupos, movimientos, organizaciones e Iglesias que hemos optado, a la manera de Jesús, por la opción por los pobres y sus causas. Confirmémonos en este camino de Jesús donde los pobres sean los protagonistas de la Esperanza del Reino que viene ahora y llegará mañana en plenitud tanto en nuestras Iglesias como en la sociedad.

2. LAS LEYES SOCIALES DEL JUBILEO, Pedro Pierre

El Jubileo que se da este año en la Iglesia católica recuerda la celebración del cumplimiento de 4 leyes sociales publicadas en el país de Jesús. Estas leyes del tiempo de ‘Los Jueces’ fueron aplicadas unos 1,100 años antes de Cristo, o sea, ¡hace 3,200 años! cuando los Hebreos habían ocupado Canaán-Palestina. Habían salido de la esclavitud de Egipto unos 100 años antes, liderados por Moisés, Miriam y Aarón, hermanos de Moisés.

Durante la travesía del desierto, ya habían asumido unas 3 tareas colectivas. El proyecto de Moisés, inspirado en Abraham y Sara, buscaba libertad, equidad y fe. Primera tarea: Para sobrevivir en el desierto se habían organizado en grupos de familias, o sea, los clanes, con un líder que resolvía los problemas del clan: Era un esbozo de ‘descentralización. Segunda tarea: Luego para nos morirse de hambre habían decidido compartir la alimentación según la necesidad de cada familia: Era un esbozo de la equidad, o sea, que cada uno tenga lo que necesita para sobrevivir. Luego al llegar a Canaán-Palestina, los clanes se unieron en 12 tribus para repartirse las tierras, primero por tribus, luego por clanes y finalmente por familias, con el criterio de que “la tierra no se vende ni se compra porque la tierra es de Dios para todos”.

Después de un tiempo se dictó las leyes sabáticas que se revisaban cada 7 años y las leyes jubilares o Jubileo que se revisaban cada 50 años. Las leyes sabáticas consistían en perdonar las deudas, liberar los esclavos y dejar descansar las tierras durante un año. La ley ‘jubilar’ retomaba las 3 leyes sabáticas y además se devolvía las propriedades perdidas o empeñadas a su legítimo dueño, es decir a la familia primera propietaria. Se daba la razón de tal proceder: “No debe haber pobres en medio de ti”. Este Jubileo se realizaba a lo largo de todo un año y terminaba con un gran peregrinaje al templo de la capital, Jerusalén.

Cuando llega, Jesús retoma el proyecto del Jubileo para definir en la sinagoga de Nazaret su misión de profeta del Reino. María, la madre de Jesús, lo había entendido muy bien: Era un programa socio-religioso. Lo proclamó cuando, embrazada de Jesús, fue a visitar su prima Isabel:

“El Poderoso muestra su misericordia siglo tras siglo. Dio un golpe con todo su poder: Deshizo a los soberbios y sus planes. Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos como lo había prometido a nuestros padres”

En su tiempo el papa Francisco nos dio varias orientaciones para celebrar el año jubilar que no consiste solo en hacer reuniones, oraciones, procesiones o peregrinaje a Roma. He aquí unos extractos de la Carta que publicó:

“El Jubileo nos recuerda que los bienes de la tierra no están destinados a unos pocos privilegiados, sino a todos. No se puede conformar con sobrevivir o subsistir mediocremente.

El Jubileo pueda ser para todos un momento de encuentro vivo y personal con el Señor Jesús…  Redescubrir la esperanza en los signos de los tiempos donde Dios nos llama.

La comunidad cristiana esté dispuesta a defender el derecho de los más débiles.

Seamos signos de esperanza merecen: los presos, los enfermos, los jóvenes, los migrantes, los ancianos. Con la justicia se entiende que a cada uno se debe dar lo que le es debido.

Recuperar los vínculos interpersonales, las relaciones internacionales, la promoción de la dignidad de toda persona y el respeto de la creación. Que todos los bautizados sean corresponsables. Volvamos a la Sagrada Escritura.

Remediar las causas que originan las injusticias.

A todas las personas promotoras o cómplices de corrupción digo: Esta llaga putrefacta de la sociedad es un grave pecado que grita hacia el cielo.

No lo olvidemos: los pobres, casi siempre, son víctimas, no culpables. Es escandaloso que, en un mundo dotado de enormes recursos, destinados en gran parte a los armamentos, los pobres sean la mayor parte, miles de millones de personas.

Hago otra invitación apremiante a las naciones más ricas: condonar las deudas de los países que nunca podrán saldarlas. Es una cuestión de justicia, agravada hoy por una verdadera ‘deuda ecológica’, particularmente entre el Norte y el Sur: cancelemos las deudas injustas e insolutas y saciemos a los hambrientos.”

¿Dónde nos ubicamos sea como cristianos, sea con humanistas comprometidos? Varias instituciones sociales están retomando esta última propuesta del papa Francisco: la condonación de la deuda externa. Unámonos a estas iniciativas para no quedar en un mero espiritualismo ni en buena voluntad sin eficacia.

3. “RECORDAD: ¡EL CAPITALISMO MATA!”, Pedro Pierre

               ¿Cómo quedar indiferentes e inactivos frente a la situación catastrófica de nuestro país? En los hospitales no tienen presupuesto ni para dar de comer a los pacientes y se mueren los niños neonatos por falta de medicamentos. Se despide de un plumazo a 5,000 funcionarios y se nos dice que el FMI (Fondo Monetario Internacional) ¡quiere que sean 80,000! En el sistema educativo nacional hacen falta más de 100,000 docentes. Se quiere privatizar el IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social) y Petroecuador encargado de la extracción petrolera. Siguen las concesiones mineras a multinacionales extranjeras. El presidente se ha perdonado 70 millones de impuestos. Se aumenta la gasolina regularmente y el IVA (Impuesto al Valor Agregado) para combatir la violencia: Ésta ha crecido un 40% en referencia al año pasado. Las extorsiones y los secuestros son incontrolables. La migración sigue aumentando… Y el presidente se pasea en Estados Unidos y un sin número de países.

Mientras tanto más de 700 buses fueron contratados para llevar gente a Quito… y un cierto número de participantes no sabía que era para protestar contra la Corte Constitucional que había declaradas inconstitucionales varias leyes mandadas a la Asamblea legislativa por el presidente. ¿Cómo es posible que una tercera parte de los ecuatorianos defiende “a capa y espada” un gobierno que nos hunde en la miseria? Hace unos días una conocida periodista nos decía: “Todavía nos hemos tocado fondo”. ¿Adónde tenemos que llegar para despertar y reconocer que fue una equivocación mayúscula haber elegido un tal presidente? Felizmente las protestas, aunque mínimas, comienzan a surgir en varias ciudades del país.

Personalmente me hice presente, hace unos días, en una Asamblea Ciudadana en un parque de la cuidad, que reunía una cuarentena de organizaciones barriales y populares con la presencia del alcalde. El motivo de la convocatoria era la defensa de los derechos constitucionales y ciudadanos. Se proclamó ‘Guayaquil en resistencia’ y se exigía al gobierno rectificar y trabajar por el bienestar de los ecuatorianos.

Luego me pregunté por qué motivos yo, sacerdote, estaba participando en una protesta política… Encontré una respuesta en la publicación de un dibujo que estoy adjuntando a esta reflexión. Es el papa Francisco que se despide de esta tierra diciendo: “… y recordad: El capitalismo mata”. Luego me puse a pensar cómo fue mi camino personal que me conduce a ser, de alguna manera, ‘un actor político’ en el buen sentido de palabra, tal como debería ser para todo ciudadano de a pie: El servicio al Bien común y a los Derechos Humanos.

Diré que nací en una familia de pequeños campesinos que sufrían la explotación sin entender las causas de la misma. Luego, en vez de hacer el servicio militar obligatorio, hice un servicio social en una escuela de barrio pobre en Argel, la capital de Argelia. Descubrí que esta pobreza era la consecuencia de la colonización francesa que había terminado por una guerra que expulsó a mis compatriotas. Seminarista en camino al sacerdocio, decidí participar de una organización católica que financiaba proyectos de ayuda a sectores pobres de África. Además, esta organización nos ayudaba a entender que la pobreza era un problema político: Era causada por el gobierno francés que saqueaba las materias primas de los países africanos.

Curioso, quise conocer un poco más sobre lo que era la política. En 1972 los obispos franceses publicaron un documento titulado: “Por una práctica cristiana de la política”. Lo que entendí fue que ‘no había una política cristiana’ y que, como cristianos, teníamos que implicarnos en la política. A partir de allí me interesé en la “Doctrina social de la Iglesia” que había comenzado a sistematizarse con el papa León 13 al final del siglo 19.

Luego ‘el golpe de gracia’ fue la carta del papa Pablo 6° en 1975 “El anuncio del Evangelio” (o ‘La Evangelización del mundo contemporáneo’), donde me llamaron profundamente la atención 3 párrafos: “El Reino es lo único absoluto; el resto es relativo.” - “La Iglesia tiene el deber de anunciar la liberación, ayudar a que nazca y hacer que sea total.” - “Las Comunidades eclesiales de base reúnen personas que la vida misma encuentra ya unidas en la lucha por la justicia, la ayuda fraterna a los pobres, la promoción humana, etc.”

Al llegar a Ecuador el año siguiente en 1976 descubrí las Comunidades Eclesiales de Base que ya trabajaban por Reino, es decir, un mundo más fraterno y justo porque habían descubierto la dimensión política de la fe. Animadas por monseñor Leonidas Proaño hacían una opción por los pobres asumiendo sus causas y “caminaban con los 2 pies: el de la comunidad cristiana y el de la organización popular”. Los mismos obispos de América Latina habían confirmado estas opciones y la promoción de Comunidades eclesiales de base. Reconocían que la pobreza es un “empobrecimiento” causado por “estructuras de pecado… que hacen a los ricos más ricos a costa de los pobres más pobres”, según la expresión del mismo papa Juan Pablo 2°. Afirmaban que “el anuncio de un Evangelio sin incidencias económicas, sociales, culturales y políticas equivale a cierta colusión (complicidad) con el orden establecido”.

El papa Francisco retomó la frase del papa Pio 11° que dijo en 1927: “La política es la forma más elevada de la caridad”. En su Carta encíclica “Todos somos hermanos y hermanas” nos indicó el camino del compromiso político acorde con el Reino: ‘La hermandad universal es el fruto de la fraternidad sin frontera, la amistad social, el amor político y una espiritualidad liberadora’.

¡Cómo no meterse en política que es la promoción del Bien Común, la defensa de los Derechos Humanos y la organización del Bien Vivir y Convivir que promueven nuestros hermanos indígenas! Solamente así llegaremos a sustituir “el capitalismo que mata”.

4. “CAMBIO DE ÉPOCA”, Pedro Pierre

Ese es el título del libro sobre Rafael Correa, que es una compilación de sus discursos por el periodista uruguayo-ecuatoriano Kintto Lucas. ‘Cambio de época’, lo que no quieren el imperialismo norteamericano ni la derecha ecuatoriano y sus medios de comunicación mentirosos. Por eso Jorge Glas está preso, Correa condenado por un inventado “influjo síquico’ perverso, varios miembros de la Revolución ciudadana exiliados en México, Leonidas Iza perseguido, periodistas desterrados como Alondra Santiago, Anderson Boscán, el ‘Chochológo’ Andrés Durán o Augusto Verduga del Consejo de Participación Ciudadana…, la embajada mexicana invadida, Cuba bloqueado económicamente desde 50 años, Venezuela asediado constantemente, Palestina bombardeada hasta que desaparezca… y toda la campaña de odio enfermizo contra los correístas. Todo esto es el signo del fracaso de sistema capitalista y de su defunción en marcha. El neoliberalismo está agonizando y la elección de Correa, junto a parecidos acontecimientos latinoamericanos, fue el toque de bocina de su muerte anunciada.

Eso nos da a entender la afirmación de que “estamos no sólo en una época de cambios, sino en un cambio de época”. El capitalismo se está implosionando desde el centro mismo del imperio norteamericano. No termina de morir mientras está surgiendo un nuevo orden internacional con la Alianza de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Las religiones no dan más: sus dogmas, su moral, sus instituciones, su clero… obsoletos que ya no interesan las nuevas generaciones; éstas buscan una espiritualidad más actualizada para enfrentar los desafíos presentes. El fracaso de la actual manera de vivir nos llevas al colapso por nuestra mala alimentación, el descuido de nuestra salud, la destrucción del medio ambiente. Nuestros esquemas de pensar no abastecen para entender lo que está naciendo con las nuevas tecnologías y las comunicaciones virtuales. La ‘inteligencia artificial’ nos aterra porque es ella, a través de sus promotores, que nos controla más que nosotros la podemos controlar. Nuestras relaciones se trastornan: Preferimos los perros y los gatos a los hijos. ¡Que contradicciones!” Nos comunicamos instantáneamente con cualquier lugar del planeta mientras dejamos de saludarnos entre vecinos. Nos angustia el genocidio de Palestina porque somos incapaces de detener el gobierno nazi de Israel ni su patrocinador gringo ni sus cómplices europeos. La ONU (Organización de la Naciones Unidas) queda en el ridículo frente a las guerras que surgen por todas partes. El escandaloso enriquecimiento de unos pocos empobrece la tercera parte de la población mundial incluso en los países llamados desarrollados, sin que se pueda parar esta situación diabólica. El tráfico de droga crece sin detenerse porque la drogadicción pasó a ser un medio fácil para los gobiernos de crear el caos en sus países y sus ciudadanos que se hunden en el desempleo y la miseria. El neoliberalismo es incapaz de resolver los problemas del empleo, la invasión del plástico hasta en nuestras células, el calentamiento global, el saqueo de las materias primas por multinacionales más potentes que los gobiernos que fomentan la corrupción más descarada en sus propias filas.

Todo eso es “el cambio de época” que se está desarrollando en este momento, cuya incrementación nos escapa porque nosotros mismos nos aferramos a un pasado en ruinas que añoramos. Somos nosotros mismos los que mantenemos del sistema capitalismo que se nutre de su propia destrucción y de la nuestra. Inconscientemente nos resistimos a este ‘cambio de época’: no queremos renacer a una vida más humana, a relaciones más armoniosas, a la fraternidad que necesitamos, a la comunión vivificadora con la naturaleza y el cosmos. Estamos en el parto que entreveía san Pablo: “Vemos que la creación entera gime y sufre dolores de parto. Y también nosotros, aunque ya tengamos el Espíritu como un anticipo de lo que hemos de recibir.” Nos queremos ser los artesanos de nuestra propia salvación porque nos dejamos llevar por los que echan la culpa a otros de todo lo que nos está pasando. En Ecuador, “todo es la culpa de Correa”. Los que están interesados en los privilegios, el poder y la dominación nos han inyecto el odio a dosis impresionantes desde 8 años y quedamos ciegos, aislados, individualistas, pasivos y atropelladores de los demás y del futuro, mientras nos roban la dignidad, la compasión, el convivir y la resurrección a nuevas oportunidades que están surgiendo una y otra vez a nuestro alrededor… La aparición y el alba de una nueva época se están abriendo paso a paso a pesar de nosotros. Dejemos de odiar porque, en definitivo, nos odiamos a nosotros mismos: el odio es el signo de nuestro propio fracaso de estar abierto al futuro.

El papa Francisco en su Carta encíclica ‘Todos somos hermanos y hermanas’ nos sugería unos 4 caminos a seguir para conformarnos en una gran hermandad universal, esa utopía inscrita en lo más profundo de todos los humanos y del universo: ‘la fraternidad sin frontera, la amistad social, el amor político y una espiritualidad liberadora’… Para entrar en esta dinámica de vida y de amor, Jesús de Nazaret se dedicó a formar comunidades que optaban por ese camino de vida hacia más felicidad. Fueron los pobres de su época que entendieron el llamado y lo siguieron. Esta ‘Buena Noticia’ ha llegado hacia nosotros Hoy es la Iglesia de los pobres, la heredera del mensaje y testimonio de ese Jesús palestino. ¡Felices las y los que estamos empeñados en ‘esa locura’ que ilumina nuestras vidas y transforma la sociedad!

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