viernes, 29 de agosto de 2025

Artículos de julio de 2025

 Artículos de julio

-        ¿Dónde nos ubicamos?... consciente o inconscientemente.

-        Sobrevivir en un mundo sin reglas… es lo que vivimos en Ecuador.

-        Empoderarnos de lo nuestro… para vivir en dignidad y justicia.

-        Los pueblos desorganizados serán castigados… porque el neoliberalismo los empobrece.

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1.      ¿DÓNDE NOS UBICAMOS?, Pedro Pierre

La gran mayoría de las personas no saben dónde están ubicadas y ni se lo preguntan. No es que han perdido el rumbo de su vida: Es que nunca lo han tenido, en particular los empobrecidos, por razón de sobrevivencia alimenticia. La realidad es que, cuando nuestra vida no tiene rumbo, otros se encargan de ponernos uno sin que nos demos cuenta. Eso es el gran logro perverso de los grandes medios de comunicación, las redes sociales y, actualmente, la ‘inteligencia artificial’: conducirnos adónde quieren ellos sin que tengamos conciencia de aquello. Si no nos ubicamos, otros se encargan de eso y por el beneficio de ellos. Eso es uno de los grandes desafíos de nuestra época: no tener rumbo en la vida, no tener un proyecto de vida, de fe, de sociedad. Así andamos esclavos de un sistema que nos hace creer que somos libres y que mañana, siempre mañana, vamos a hacer felices.

Preguntémonos por qué motivos vivimos sin rumbo. La respuesta es porque no estamos conectado adecuadamente con la realidad: la realidad personal y la que nos rodea. En la mayoría de los casos repetimos los que los medios de comunicación nos van diciendo. Y lo creemos sin más. No hemos hecho el aprendizaje de un análisis y un pensamiento personal por diversas razones.

En nuestra familia no hemos tenido la costumbre de conversar un poco detenidamente cómo nos sentimos, como nos organizamos, qué nos proponemos, por qué motivos no nos sentimos bien. Luego en la escuela hemos tenido que entrar en los horarios y las temáticas que están decididos de antemano. Pero no se toma en cuenta lo que nos pasa personalmente, en familia, entre alumnos, como también los que pasa en nuestro entorno inmediato local o provincial. La vida real no es parte de las temáticas escolares.

La religión nos atrapa en su red sacramental, sus fiestas acostumbradas, sus devociones seculares. En la gran mayoría de los casos, todo esto no tiene nada que ver con nuestras situaciones personales ni la realidad que nos rodea. Otros han decidido por nosotros y la obligación es entrar en el molde social, escolar y religioso que nos rodea.

Cuando pasamos a la adolescencia y a la juventud ya los medios de comunicación, ahora el celular y pronto la dicha ‘inteligencia artificial’ nos han preparado el lugar que tiene que se*r el nuestro. No nos invitan a pensar sino a aceptar lo que, según ellos, nos toca pensar y hacer en la gran ‘comunidad’ nacional. ¿De qué comunidad se trata? No importa: Ellos nos dicen que saben y nos van a conducir de la mejor y más linda manera.

Llegamos a la vida adulta donde es difícil encontrar empleo. Nos preparamos para una profesión, pero no se encuentra trabajo. Las diversiones y la vida sexual nos llevan por caminos imprevistos. No importa: “Así es la vida”, nos dicen. Si nos ponemos tensos… “Hay que migrar. Allí está la solución”, nos vuelven a decir. Y obedecemos porque no sabemos más qué hacer. ¿Funciona, no funciona? No importa. Llegaron los hijos: “¡No se preocupen! Van a salir adelante.” … No se sabe adónde y seguimos sin saber adónde vamos a parar… Además, las modas, las diversiones, los chats, los amigos de chupa y las amigas de vanidades no nos dejan pensar ni decidir otra cosa que lo que se repite cada día. Y seguimos. Y seguiremos… hasta que un día todo se termina en el cementerio. ¡Qué  clase de vida es esa!

Sí, ¡qué vida! O, para muchos, ¡qué infierno! Pero no se nos ha ocurrido detenernos, pensar, decidir lo que nos corresponde. “¡Lo que hace Edmundo lo hace todo el mundo!” Eso es la regla en que hemos entrado como ‘comunidad ecuatoriana’… la ‘comunidad’ de las y los que no piensan, de las y los que todo lo tienen programado por otros, la ‘comunidad’ que defiende lo que otros han decidido que hay que defender, la ‘comunidad’ de las y los que odian a los que se ha dicho de odiar. Etcétera.

Y no llegamos a ningún punto porque no hay ningún punto al que llegar. Alguien me decía que eso es la situación de la mitad de los ecuatorianos o más. Hemos llegado allí donde nos encontramos sin saber cómo, ni por qué, ni para qué. Y ese 50% no se pregunta si eso es humano, si está bien, si está mal. Simplemente eso es y nos siguen distrayendo. Ahora es seguro: Vamos hacia el ‘nuevo Ecuador’. “¡Obedezcan sin más y callen para siempre!”

Claro, unas voces gritan “¡Eso no es vida!” Unos centros de educación dicen: “¡Enseñemos a pensar!” Unos grupos sociales proclaman: “¡Aprendamos a organizarnos!” Unas Iglesias y unas asociaciones cristianas proponen: “¡Unámonos para ser humanos y hermanos!” Unos jóvenes deciden vivir juntos y producir su propia alimentación respetando la naturaleza porque “¡Otra alimentación es posible y más saludable!” Familias adultas se proponen construir urbanizaciones donde el compartir y la solidaridad son opciones primordiales, porque “¡Otra manera de convivir es necesaria y satisfactoria!” Otros han empezado a publicar noticieros diferentes para que el montón dejé de ser unos zombis perdidos en el mundo de hoy, porque “¡De verdad, existen otras maneras de vivir pensando y decidiendo nosotras y nosotros!”

Pasan muchas cosas novedosas a nuestro alrededor, pero no nos damos cuenta, porque pensamos que solitos, aislados, individualmente vamos a poder salir adelante y ser felices. No nos damos cuenta porque nos hemos tomado el tiempo para sentarnos con otros y, juntos, entender dónde estamos parados y qué significa vivir, creer, comprender que sí podemos pensar y decidir por nosotros, en definitivo ser más humanos y más felices juntos… Si hacemos eso, por fin hemos decidido ‘ubicarnos’ y tomar, junto a otros, nuestra vida en nuestras manos… porque siempre es posible comenzar a vivir de verdad, siempre es posible cambia el sistema que se nos impone. Otro mundo es posible cuando decidimos cambiarlo juntos localmente.

2.      SOBREVIVIR EN UN MUNDO SIN REGLAS, Pedro Pierre

“La sanción impuesta por la administración Trump a Francesca Albanese, experta en Derechos Humanos de las Naciones Unidas, ilustra el rotundo hundimiento del derecho internacional. El ataque contra Albanese presagia un mundo sin reglas, en el que Estados canallas como Estados Unidos e Israel, pueden cometer crímenes de guerra y genocidio sin rendir cuentas ni sufrir restricciones.”

Podemos cambiar los nombres y aplicar a Ecuador esta afirmación de la Agencia de Información de “Word Press” de California, Estados Unidos’. “La sanción impuesta por la administración de justicia de Noboa a Jorge Glas, ex vicepresidente de Lenin Moreno, ilustra el hundimiento del derecho constitucional del Ecuador. Esta condena sin pruebas reales presagia un país sin reglas en el que un Estado canalla como el de Ecuador puede cometer crímenes de guerra -como el de los 4 niños negros de Las Malvinas en Guayaquil- y genocidio -¿no será genocidio la situación de buena parte de las 3/4ª partes de los ecuatorianos sin empleo?- sin rendir cuentas ni sufrir restricciones”. Entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial se da lo que reza el afiche adjunto: ‘Una alianza estratégica para la agresión”. Esa es la realidad ecuatoriana: Estamos ante un gobierno no solamente indolente, sino agresor de sus ciudadanos.

Leonardo Boff escribe: “Es urgentísimo que hagamos un pacto social mundial planetario, así como hicimos el pacto social de nuestras sociedades y el de Westfalia en 1648: un pacto cuyo fin es la salvaguarda de la vida y de la biosfera, amenazadísimas por la razón enloquecida, pues han creado los instrumentos para su propia destrucción. Es imperativo un centro plural, democrático, que represente a los pueblos de la Tierra para administrar los problemas planetarios y de la naturaleza y encontrar, democráticamente, una solución para nosotros y para la naturaleza.”

Desde Santiago de Chile, escribe Mauricio Herrera Kahn: “Murió la ONU (Organización de las Naciones Unidas). No en un atentado ni bajo los escombros de Gaza, no entre gritos de guerra ni en misiones de paz frustradas. Murió en silencio, en pasillos alfombrados, en comunicados tibios, en la indiferencia de los poderosos. Murió de irrelevancia, de burocracia,  de cobardía. Y nadie fue a su funeral porque nadie la necesitaba viva… La ONU ya no es garante de nada. Ni de paz, ni de justicia, ni de soberanía. Es un club de potencias con derecho a veto y una galería de países pobres que asienten. Un sistema donde los crímenes más graves pueden quedar impunes si los comete un aliado, donde la masacre puede ser ‘diplomáticamente compleja’ y la invasión puede rebautizarse como ‘operación preventiva’, donde los muertos pesan menos que los intereses.”

Nos preguntamos cómo es posible esto en un mundo donde las informaciones y los genocidios nos llegan en directo. No hay reacciones masivas porque hemos asimilado el sistema que criticamos. El primer campo de batalla donde salir victorioso está en nuestra cabeza. Mientras no ganamos la batalla en ella, no la podremos ganar en otros espacios. Nos hemos acomodado al bienestar material, a las reflexiones superficiales, al individualismo campante, a la indiferencia generalizada, a las violencias máximas, a las informaciones manipuladas, a la miseria creciente, a la decena de asesinatos cotidianos, a las mentiras y corrupciones de los gobiernos… porque el neoliberalismo anida en nosotros y produce lo que acabamos de enumerar.

¿Hasta cuándo?  Hasta cuando decidiremos individual y colectivamente vivir de otra manera. Por eso que los jóvenes están perdidos en el mundo que les heredamos: Es la complicidad del mal, el desinterés frente a la corrupción, el silencio frente a la traición, la destrucción de la vida, la negación de la verdad, la marginación de la fraternidad y la muerte de la dignidad. Hemos dejado que crezca entre nosotros lo que denunciaban los obispos latinoamericanos en 1968: la “injusticia institucionalizada” que calificaron de “situación de pecado social” … Pero ¿quién se acuerda de Medellín en el clero católico? ¿quién se interesa realmente a la sinodalidad promovida a tiempo y contratiempo por el papa Francisco?

El domingo pasado un pequeño pueblo de España rendía homenaje a uno de sus hijos muerto en la guerrilla guatemalteca hace 43 años. Se trata del sacerdote jesuita Fernando Hoyos Rodríguez, teólogo de la liberación y comandante guerrillero, ido a Guatemala como misionero… que no soportó la miseria ni las exacciones que soportaban los pobres de su región adoptiva… Su sangre ha ayudado a que Guatemala entre en procesos sociales y políticos que dignifican la vida de los pobres.

Mientras no seremos capaces de apostar la vida para un cambio personal y social seguiremos hundiéndonos en la deshumanización que permitimos.

3.      EMPODERARNOS DE LO NUESTRO, Pedro Pierre

Es una palabra que me gusta: Empoderarnos. Tal vez la usamos muy de repente, pero significa mucho: Nos adueñamos de lo que nos corresponde como un hecho de crecimiento en dignidad y en derechos, lo que no es poco. Eso significa también que hemos descubierto nuestro espacio como ser humano en el proceso de una vida mejor. Damos importancia a lo personal que es primero, a lo material, es decir a lo que es necesario y superfluo, a lo social que incluye lo convivial y lo político, a lo espiritual que es más amplio que lo religioso.

Empoderarnos quiere decir que nos responsabilizamos de nuestra personalidad en todas sus dimensiones, listos para enfrentar los retos y las responsabilidades que eso significa. Nos damos cuenta que la vida es un precioso regalo a desarrollar al servicio de una vida colectiva mejor, de una sociedad que va creciendo, transformándose y mejorando porque decidimos aportar la parte que nos corresponde a cada uno. Venimos a un mundo hecho, bien y mal a la vez, y depende de nosotros que sea un poco mejor. Eso es la vida: Existir para hacer crecer la vida, toda vida, en particular donde está más atropellada.

Empoderarse es utilizar el poder que tenemos, los talentos que son los nuestros, afín de no dejarlos dormidos y enterrados, sino actuar a favor de más vida, más justicia, más fraternidad, más armonía con la naturaleza, más comunión con la vida y el amor del cosmos y del ente que todo lo anima, que llamamos Dios, Energía vital, Fuente de todo, Alma del universo, Intimidad profunda de cada uno, etc.

El poder es una fuerza que habita en cada uno de nosotros. Es la capacidad que tenemos todos de pensar, elegir y decidir por nosotros mismos. Todos tenemos talentos y capacidades, lo suficiente para crecer, progresar y tener éxito. Por eso lo primero que tenemos que hacer es despertar, desarrollar y poner en marcha estas capacidades y talentos nuestros junto con los demás. Eso significa valorarnos individualmente, empoderarnos de lo que poseemos dentro de nosotros. Hay que convencernos, cada uno, que sí podemos ser felices y valientes en medio de los conflictos, las limitaciones y los fracasos: Eso es empoderarnos del timón de nuestra vida y ser útiles a los demás y con los demás, porque nuestra fortaleza interior nadie nos la puede quitar. Más bien se cultiva, se organiza, se orienta mediante pensamientos, proyectos y decisiones. Nuestro poder interior está hecho para crecer y servir al bienestar de todos.

Si sabemos que cada uno tenemos ese poder interior, debemos admitir que los demás también lo tienen y no sólo algunos, sino todos. Entonces la unión es nuestra fuerza, la comunidad es el camino para orientar este poder colectivo al servicio de todos, siendo complementarios los unos con los otros. Se trata entonces de perder el miedo porque somos pobres, porque somos campesinos, porque nos han marginado y despreciado. Ahora debemos diferenciar la dignidad de cada persona y la maldad de sus actos. Todos nos merecemos respeto y todos nos debemos respetar los unos a los otros. La maldad es cuando dejamos de respetarnos, cuando dominamos, acaparamos, engañamos. La maldad opaca nuestra dignidad, la prostituye, pero no la destruye. Siempre el ser humano puede recapacitar, cambiar, volver al camino de la fraternidad porque eso es nuestro destino. La dignidad es nuestra esencia; la maldad es su mayor enfermedad. Nos toca elegir.

El poder no es malo. Está malo cuando lo utilizamos contra los demás y cuando lo utilizan contra nosotros. Estamos en el enfrentamiento de dos poderes opuestos: el poder de la maldad que es dominación, acaparamiento y engaño y el poder popular que es comunidad, fraternidad, compartir, solidaridad al servicio de un proyecto común: la hermandad universal. Ese es el proyecto sembrado en todos los seres humanos, porque la naturaleza humana es fundamentalmente buena. Eso es lo que nos quiere demostrar el primer capítulo de la Biblia, el gran poema del Génesis: Con su creación Dios se maravilla de lo que está haciendo y cuando termina la creación de la primera pareja “vio Dios que eso era muy bello”. Más después vendrá la maldad. Nosotros tenemos que rescatar en nosotros este poder primero, esta bondad y belleza originarias. Eso se llama empoderarnos personal y colectivamente de lo nuestro. Luego iremos alcanzando grandes logros individuales y colectivos.

¡Qué linda palabra es ‘empoderarnos’! A ver si logramos andar este camino en una sociedad donde la maldad ha sido organizada como un sistema de destrucción y de muerte. No es fácil, pero siempre es posible… Grandes mujeres y valientes varones nos han dado el ejemplo. Ahora nos toca a nosotros. Juntos, sí lo podemos lograr mucho. Sólo se trata de comenzar, de dar un primer paso, para que otros pasos se den y que otros empiecen también a caminar… ¡Felizmente algunos ya están caminando!

4.      LOS PUEBLOS DESORGANIZADOS SERÁN CASTIGADOS, Pedro Pierre

Ya son 8 años que nos vamos hundiendo como país y el gobierno actual está acelerando la caída, mientras tanto un número significativo de ecuatorianos de las clases pobre y media aplauden. ¿Cómo entender esta contradicción y cómo ir superándola? Eso es el gran desafío actual que nos atañe a todos… o sea, a todos los que no formamos de la pequeña minoría de beneficiados.

Son los grandes medios de comunicación que nos han ganado la batalla: Nos hacen creer que, si no estamos bien, es porque no hay más alternativa. Para que descarguemos nuestras preocupaciones, miedos, inseguridades, desconformidad, rebeldía… han encontrado un chivo expiatorio: el correísmo que según ellos ha sido de lo más corrupto, permitiendo además el tráfico de drogas. Y la gran mayoría de los ecuatorianos lo están creyendo como si fuera ‘Palabra de Dios’. Ha salido una noticia que los grandes medios de comunicación no van a publicar, porque así actúan para confundirnos y mantener embobados. “La Corte nacional de Justicia declaró inadmisible el recurso de casación de la Contraloría, dejando sin efecto el informe que acusaba a Rafael Correa de haber sobreendeudado al país”. Recordaremos que al final de Rafael Correa en 1917, el porcentaje de la deuda externa alcanzaba los 40% del Producto Bruto Interno (PIB, es decir la acumulación de dinero que se produce en el país), ¡mientras estamos actualmente con el 80%! cuando la Constitución fijó a 40% el porcentaje máximo de endeudamiento. Estamos con un gobierno que nos miente y la mayoría lo cree y lo alaba. Eso se llama ceguera e ignorancia culpable.

Felizmente a lo largo de estos 8 años han progresado 2 espacios que se están fortaleciendo para combatir la desorganización y la ignorancia. Se trata por una parte de los movimientos sociales que han aumentado en número y en miembros. Varias articulaciones funcionan a niveles locales de provincias y de regiones como también al nivel nacional. Por otra parte, podemos decir que también se han multiplicado en las redes sociales los canales de información alternativas… al punto que ahora estos canales digitales hacen competencia a los medios tradicionales de información al servicio del gobierno y de la desinformación y manipulación. Irritado, el gobierno se puso a perseguir varios de estos medios alternativos cuyos responsables tuvieron que exiliarse para no ser apresados. Pero no por estas situaciones han dejado de emitir; más bien siguen informándonos desde el exterior de la ‘realidad real’ de nuestro país.

Lastimosamente, la gran debilidad es la desorganización social. Por esta razón el presidente puede despedir sin mayor dificultad a 5,000 funcionarios estatales… supuestamente por deficiencia laboral y sobrenúmero de empleados… mientras faltan al nivel nacional médicos, enfermeras, personal de limpieza y mantenimiento en los hospitales y los centros educativos públicos esperan a varias decenas de miles de maestros y profesores… Nos dan a entender que estos 5,000 es sólo el comienzo.

Todo esto no fuera posible al gobierno si los sindicatos estuvieran organizados con un nombre de integrantes igual a los trabajadores. Entonces se escuchan largos lamentos, críticas en la calle de boca para afuera, pero ninguna manifestación multitudinaria para impedir tales atropellos a los trabajadores: los pobres desorganizados serán castigados y también los trabajadores desorganizados. Los castigos son la inseguridad laboral, los despidos, el irrespeto a los derechos, los bajos salarios, las horas suplementarias no pagadas, el maltrato laboral, etc.  por la poca valentía de los trabajadores a sindicalizarse. Se prefiere el individualismo promovido por un sistema neoliberal que cultiva la indiferencia y la pasividad, y lo logra.

En este mes de agosto, se va a recordar en toda América Latina y más allá el 36° aniversario de la pascua de monseñor Leonidas Proaño, obispo de Chimborazo, reconocido por su defensa de los Indígenas y de los pobres. Su frase nos convoca y nos provoca: “¡O servimos la vida del pueblo o somos cómplices de su muerte! En esto no hay posible neutralidad”. La vida y los derechos del pueblo y de los trabajadores se ‘sirven’, se defienden y se promueven organizándonos… pero para lograr esto hay que ser valientes y solidarios y, según parece, nos hace falta. Lo que nos pasa, ¿no será porque nos hemos olvidado de la valentía y la solidaridad? Me temo que todavía no hemos llegado al fondo del abismo de la explotación y de los atropellos…

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