Artículos de julio
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¿Dónde nos ubicamos?... consciente o inconscientemente.
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Sobrevivir en un mundo sin
reglas… es lo que vivimos en Ecuador.
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Empoderarnos de lo nuestro… para vivir en dignidad y justicia.
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Los pueblos desorganizados
serán castigados… porque el neoliberalismo los
empobrece.
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1. ¿DÓNDE NOS UBICAMOS?, Pedro Pierre
La gran
mayoría de las personas no saben dónde están ubicadas y ni se lo preguntan. No
es que han perdido el rumbo de su vida: Es que nunca lo han tenido, en
particular los empobrecidos, por razón de sobrevivencia alimenticia. La
realidad es que, cuando nuestra vida no tiene rumbo, otros se encargan de
ponernos uno sin que nos demos cuenta. Eso es el gran logro perverso de los
grandes medios de comunicación, las redes sociales y, actualmente, la
‘inteligencia artificial’: conducirnos adónde quieren ellos sin que tengamos
conciencia de aquello. Si no nos ubicamos, otros se encargan de eso y por el
beneficio de ellos. Eso es uno de los grandes desafíos de nuestra época: no
tener rumbo en la vida, no tener un proyecto de vida, de fe, de sociedad. Así
andamos esclavos de un sistema que nos hace creer que somos libres y que
mañana, siempre mañana, vamos a hacer felices.
Preguntémonos
por qué motivos vivimos sin rumbo. La respuesta es porque no estamos conectado
adecuadamente con la realidad: la realidad personal y la que nos rodea. En la
mayoría de los casos repetimos los que los medios de comunicación nos van
diciendo. Y lo creemos sin más. No hemos hecho el aprendizaje de un análisis y
un pensamiento personal por diversas razones.
En nuestra
familia no hemos tenido la costumbre de conversar un poco detenidamente cómo
nos sentimos, como nos organizamos, qué nos proponemos, por qué motivos no nos
sentimos bien. Luego en la escuela hemos tenido que entrar en los horarios y
las temáticas que están decididos de antemano. Pero no se toma en cuenta lo que
nos pasa personalmente, en familia, entre alumnos, como también los que pasa en
nuestro entorno inmediato local o provincial. La vida real no es parte de las
temáticas escolares.
La religión
nos atrapa en su red sacramental, sus fiestas acostumbradas, sus devociones seculares.
En la gran mayoría de los casos, todo esto no tiene nada que ver con nuestras
situaciones personales ni la realidad que nos rodea. Otros han decidido por
nosotros y la obligación es entrar en el molde social, escolar y religioso que
nos rodea.
Cuando
pasamos a la adolescencia y a la juventud ya los medios de comunicación, ahora
el celular y pronto la dicha ‘inteligencia artificial’ nos han preparado el
lugar que tiene que se*r el nuestro. No nos invitan a pensar sino a aceptar lo
que, según ellos, nos toca pensar y hacer en la gran ‘comunidad’ nacional. ¿De
qué comunidad se trata? No importa: Ellos nos dicen que saben y nos van a
conducir de la mejor y más linda manera.
Llegamos a la
vida adulta donde es difícil encontrar empleo. Nos preparamos para una
profesión, pero no se encuentra trabajo. Las diversiones y la vida sexual nos
llevan por caminos imprevistos. No importa: “Así es la vida”, nos dicen. Si nos
ponemos tensos… “Hay que migrar. Allí está la solución”, nos vuelven a decir. Y
obedecemos porque no sabemos más qué hacer. ¿Funciona, no funciona? No importa.
Llegaron los hijos: “¡No se preocupen! Van a salir adelante.” … No se sabe
adónde y seguimos sin saber adónde vamos a parar… Además, las modas, las
diversiones, los chats, los amigos de chupa y las amigas de vanidades no nos
dejan pensar ni decidir otra cosa que lo que se repite cada día. Y seguimos. Y
seguiremos… hasta que un día todo se termina en el cementerio. ¡Qué clase de vida es esa!
Sí, ¡qué
vida! O, para muchos, ¡qué infierno! Pero no se nos ha ocurrido detenernos,
pensar, decidir lo que nos corresponde. “¡Lo que hace Edmundo lo hace todo el
mundo!” Eso es la regla en que hemos entrado como ‘comunidad ecuatoriana’… la
‘comunidad’ de las y los que no piensan, de las y los que todo lo tienen
programado por otros, la ‘comunidad’ que defiende lo que otros han decidido que
hay que defender, la ‘comunidad’ de las y los que odian a los que se ha dicho
de odiar. Etcétera.
Y no llegamos
a ningún punto porque no hay ningún punto al que llegar. Alguien me decía que
eso es la situación de la mitad de los ecuatorianos o más. Hemos llegado allí
donde nos encontramos sin saber cómo, ni por qué, ni para qué. Y ese 50% no se
pregunta si eso es humano, si está bien, si está mal. Simplemente eso es y nos
siguen distrayendo. Ahora es seguro: Vamos hacia el ‘nuevo Ecuador’.
“¡Obedezcan sin más y callen para siempre!”
Claro, unas
voces gritan “¡Eso no es vida!” Unos centros de educación dicen: “¡Enseñemos a
pensar!” Unos grupos sociales proclaman: “¡Aprendamos a organizarnos!” Unas
Iglesias y unas asociaciones cristianas proponen: “¡Unámonos para ser humanos y
hermanos!” Unos jóvenes deciden vivir juntos y producir su propia alimentación
respetando la naturaleza porque “¡Otra alimentación es posible y más
saludable!” Familias adultas se proponen construir urbanizaciones donde el
compartir y la solidaridad son opciones primordiales, porque “¡Otra manera de
convivir es necesaria y satisfactoria!” Otros han empezado a publicar
noticieros diferentes para que el montón dejé de ser unos zombis perdidos en el
mundo de hoy, porque “¡De verdad, existen otras maneras de vivir pensando y
decidiendo nosotras y nosotros!”
Pasan muchas
cosas novedosas a nuestro alrededor, pero no nos damos cuenta, porque pensamos
que solitos, aislados, individualmente vamos a poder salir adelante y ser
felices. No nos damos cuenta porque nos hemos tomado el tiempo para sentarnos
con otros y, juntos, entender dónde estamos parados y qué significa vivir,
creer, comprender que sí podemos pensar y decidir por nosotros, en definitivo
ser más humanos y más felices juntos… Si hacemos eso, por fin hemos decidido
‘ubicarnos’ y tomar, junto a otros, nuestra vida en nuestras manos… porque
siempre es posible comenzar a vivir de verdad, siempre es posible cambia el
sistema que se nos impone. Otro mundo es posible cuando decidimos cambiarlo
juntos localmente.
2. SOBREVIVIR EN UN MUNDO SIN REGLAS, Pedro Pierre
“La sanción
impuesta por la administración Trump a Francesca Albanese, experta en Derechos
Humanos de las Naciones Unidas, ilustra el rotundo hundimiento del derecho
internacional. El ataque contra Albanese presagia un mundo sin reglas, en el
que Estados canallas como Estados Unidos e Israel, pueden cometer crímenes de
guerra y genocidio sin rendir cuentas ni sufrir restricciones.”
Podemos
cambiar los nombres y aplicar a Ecuador esta afirmación de la Agencia de
Información de “Word Press” de California, Estados Unidos’. “La sanción
impuesta por la administración de justicia de Noboa a Jorge Glas, ex
vicepresidente de Lenin Moreno, ilustra el hundimiento del derecho
constitucional del Ecuador. Esta condena sin pruebas reales presagia un país
sin reglas en el que un Estado canalla como el de Ecuador puede cometer
crímenes de guerra -como el de los 4 niños negros de Las Malvinas en Guayaquil-
y genocidio -¿no será genocidio la situación de buena parte de las 3/4ª partes
de los ecuatorianos sin empleo?- sin rendir cuentas ni sufrir restricciones”.
Entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial se da lo que reza el afiche
adjunto: ‘Una alianza estratégica para la agresión”. Esa es la realidad
ecuatoriana: Estamos ante un gobierno no solamente indolente, sino agresor de
sus ciudadanos.
Leonardo Boff
escribe: “Es urgentísimo que hagamos un pacto social mundial planetario, así
como hicimos el pacto social de nuestras sociedades y el de Westfalia en 1648:
un pacto cuyo fin es la salvaguarda de la vida y de la biosfera, amenazadísimas
por la razón enloquecida, pues han creado los instrumentos para su propia
destrucción. Es imperativo un centro plural, democrático, que represente a los
pueblos de la Tierra para administrar los problemas planetarios y de la
naturaleza y encontrar, democráticamente, una solución para nosotros y
para la naturaleza.”
Desde Santiago
de Chile, escribe Mauricio Herrera Kahn: “Murió la ONU (Organización de las
Naciones Unidas). No en un atentado ni bajo los escombros de Gaza, no entre
gritos de guerra ni en misiones de paz frustradas. Murió en silencio, en
pasillos alfombrados, en comunicados tibios, en la indiferencia de los
poderosos. Murió de irrelevancia, de burocracia, de cobardía. Y nadie fue a su funeral porque
nadie la necesitaba viva… La ONU ya no es garante de nada. Ni de paz, ni de
justicia, ni de soberanía. Es un club de potencias con derecho a veto y una
galería de países pobres que asienten. Un sistema donde los crímenes más graves
pueden quedar impunes si los comete un aliado, donde la masacre puede ser ‘diplomáticamente
compleja’ y la invasión puede rebautizarse como ‘operación preventiva’, donde
los muertos pesan menos que los intereses.”
Nos
preguntamos cómo es posible esto en un mundo donde las informaciones y los
genocidios nos llegan en directo. No hay reacciones masivas porque hemos
asimilado el sistema que criticamos. El primer campo de batalla donde salir
victorioso está en nuestra cabeza. Mientras no ganamos la batalla en ella, no
la podremos ganar en otros espacios. Nos hemos acomodado al bienestar material,
a las reflexiones superficiales, al individualismo campante, a la indiferencia
generalizada, a las violencias máximas, a las informaciones manipuladas, a la
miseria creciente, a la decena de asesinatos cotidianos, a las mentiras y
corrupciones de los gobiernos… porque el neoliberalismo anida en nosotros y
produce lo que acabamos de enumerar.
¿Hasta
cuándo? Hasta cuando decidiremos
individual y colectivamente vivir de otra manera. Por eso que los jóvenes están
perdidos en el mundo que les heredamos: Es la complicidad del mal, el
desinterés frente a la corrupción, el silencio frente a la traición, la
destrucción de la vida, la negación de la verdad, la marginación de la
fraternidad y la muerte de la dignidad. Hemos dejado que crezca entre nosotros
lo que denunciaban los obispos latinoamericanos en 1968: la “injusticia
institucionalizada” que calificaron de “situación de pecado social” … Pero
¿quién se acuerda de Medellín en el clero católico? ¿quién se interesa
realmente a la sinodalidad promovida a tiempo y contratiempo por el papa
Francisco?
El domingo
pasado un pequeño pueblo de España rendía homenaje a uno de sus hijos muerto en
la guerrilla guatemalteca hace 43 años. Se trata del sacerdote jesuita Fernando
Hoyos Rodríguez, teólogo de la liberación y comandante guerrillero, ido a
Guatemala como misionero… que no soportó la miseria ni las exacciones que
soportaban los pobres de su región adoptiva… Su sangre ha ayudado a que
Guatemala entre en procesos sociales y políticos que dignifican la vida de los
pobres.
Mientras no
seremos capaces de apostar la vida para un cambio personal y social seguiremos
hundiéndonos en la deshumanización que permitimos.
3. EMPODERARNOS
DE LO NUESTRO, Pedro Pierre
Es una
palabra que me gusta: Empoderarnos. Tal vez la usamos muy de repente, pero
significa mucho: Nos adueñamos de lo que nos corresponde como un hecho de
crecimiento en dignidad y en derechos, lo que no es poco. Eso significa también
que hemos descubierto nuestro espacio como ser humano en el proceso de una vida
mejor. Damos importancia a lo personal que es primero, a lo material, es decir
a lo que es necesario y superfluo, a lo social que incluye lo convivial y lo
político, a lo espiritual que es más amplio que lo religioso.
Empoderarnos
quiere decir que nos responsabilizamos de nuestra personalidad en todas sus
dimensiones, listos para enfrentar los retos y las responsabilidades que eso
significa. Nos damos cuenta que la vida es un precioso regalo a desarrollar al
servicio de una vida colectiva mejor, de una sociedad que va creciendo,
transformándose y mejorando porque decidimos aportar la parte que nos
corresponde a cada uno. Venimos a un mundo hecho, bien y mal a la vez, y
depende de nosotros que sea un poco mejor. Eso es la vida: Existir para hacer
crecer la vida, toda vida, en particular donde está más atropellada.
Empoderarse
es utilizar el poder que tenemos, los talentos que son los nuestros, afín de no
dejarlos dormidos y enterrados, sino actuar a favor de más vida, más justicia,
más fraternidad, más armonía con la naturaleza, más comunión con la vida y el
amor del cosmos y del ente que todo lo anima, que llamamos Dios, Energía vital,
Fuente de todo, Alma del universo, Intimidad profunda de cada uno, etc.
El poder es
una fuerza que habita en cada uno de nosotros. Es la capacidad que tenemos
todos de pensar, elegir y decidir por nosotros mismos. Todos tenemos talentos y
capacidades, lo suficiente para crecer, progresar y tener éxito. Por eso lo
primero que tenemos que hacer es despertar, desarrollar y poner en marcha estas
capacidades y talentos nuestros junto con los demás. Eso significa valorarnos
individualmente, empoderarnos de lo que poseemos dentro de nosotros. Hay que
convencernos, cada uno, que sí podemos ser felices y valientes en medio de los
conflictos, las limitaciones y los fracasos: Eso es empoderarnos del timón de
nuestra vida y ser útiles a los demás y con los demás, porque nuestra fortaleza
interior nadie nos la puede quitar. Más bien se cultiva, se organiza, se
orienta mediante pensamientos, proyectos y decisiones. Nuestro poder interior
está hecho para crecer y servir al bienestar de todos.
Si sabemos
que cada uno tenemos ese poder interior, debemos admitir que los demás también
lo tienen y no sólo algunos, sino todos. Entonces la unión es nuestra fuerza,
la comunidad es el camino para orientar este poder colectivo al servicio de
todos, siendo complementarios los unos con los otros. Se trata entonces de
perder el miedo porque somos pobres, porque somos campesinos, porque nos han
marginado y despreciado. Ahora debemos diferenciar la dignidad de cada persona
y la maldad de sus actos. Todos nos merecemos respeto y todos nos debemos
respetar los unos a los otros. La maldad es cuando dejamos de respetarnos,
cuando dominamos, acaparamos, engañamos. La maldad opaca nuestra dignidad, la
prostituye, pero no la destruye. Siempre el ser humano puede recapacitar,
cambiar, volver al camino de la fraternidad porque eso es nuestro destino. La
dignidad es nuestra esencia; la maldad es su mayor enfermedad. Nos toca elegir.
El poder no
es malo. Está malo cuando lo utilizamos contra los demás y cuando lo utilizan
contra nosotros. Estamos en el enfrentamiento de dos poderes opuestos: el poder
de la maldad que es dominación, acaparamiento y engaño y el poder popular que
es comunidad, fraternidad, compartir, solidaridad al servicio de un proyecto
común: la hermandad universal. Ese es el proyecto sembrado en todos los seres
humanos, porque la naturaleza humana es fundamentalmente buena. Eso es lo que
nos quiere demostrar el primer capítulo de la Biblia, el gran poema del
Génesis: Con su creación Dios se maravilla de lo que está haciendo y cuando
termina la creación de la primera pareja “vio Dios que eso era muy bello”. Más
después vendrá la maldad. Nosotros tenemos que rescatar en nosotros este poder
primero, esta bondad y belleza originarias. Eso se llama empoderarnos personal
y colectivamente de lo nuestro. Luego iremos alcanzando grandes logros
individuales y colectivos.
¡Qué linda
palabra es ‘empoderarnos’! A ver si logramos andar este camino en una sociedad
donde la maldad ha sido organizada como un sistema de destrucción y de muerte.
No es fácil, pero siempre es posible… Grandes mujeres y valientes varones nos
han dado el ejemplo. Ahora nos toca a nosotros. Juntos, sí lo podemos lograr
mucho. Sólo se trata de comenzar, de dar un primer paso, para que otros pasos
se den y que otros empiecen también a caminar… ¡Felizmente algunos ya están
caminando!
4. LOS
PUEBLOS DESORGANIZADOS SERÁN CASTIGADOS, Pedro Pierre
Ya son 8 años
que nos vamos hundiendo como país y el gobierno actual está acelerando la caída,
mientras tanto un número significativo de ecuatorianos de las clases pobre y
media aplauden. ¿Cómo entender esta contradicción y cómo ir superándola? Eso es
el gran desafío actual que nos atañe a todos… o sea, a todos los que no
formamos de la pequeña minoría de beneficiados.
Son los
grandes medios de comunicación que nos han ganado la batalla: Nos hacen creer
que, si no estamos bien, es porque no hay más alternativa. Para que
descarguemos nuestras preocupaciones, miedos, inseguridades, desconformidad,
rebeldía… han encontrado un chivo expiatorio: el correísmo que según ellos ha
sido de lo más corrupto, permitiendo además el tráfico de drogas. Y la gran
mayoría de los ecuatorianos lo están creyendo como si fuera ‘Palabra de Dios’.
Ha salido una noticia que los grandes medios de comunicación no van a publicar,
porque así actúan para confundirnos y mantener embobados. “La Corte nacional de
Justicia declaró inadmisible el recurso de casación de la Contraloría, dejando
sin efecto el informe que acusaba a Rafael Correa de haber sobreendeudado al
país”. Recordaremos que al final de Rafael Correa en 1917, el porcentaje de la
deuda externa alcanzaba los 40% del Producto Bruto Interno (PIB, es decir la
acumulación de dinero que se produce en el país), ¡mientras estamos actualmente
con el 80%! cuando la Constitución fijó a 40% el porcentaje máximo de
endeudamiento. Estamos con un gobierno que nos miente y la mayoría lo cree y lo
alaba. Eso se llama ceguera e ignorancia culpable.
Felizmente a
lo largo de estos 8 años han progresado 2 espacios que se están fortaleciendo
para combatir la desorganización y la ignorancia. Se trata por una parte de los
movimientos sociales que han aumentado en número y en miembros. Varias
articulaciones funcionan a niveles locales de provincias y de regiones como
también al nivel nacional. Por otra parte, podemos decir que también se han
multiplicado en las redes sociales los canales de información alternativas… al
punto que ahora estos canales digitales hacen competencia a los medios
tradicionales de información al servicio del gobierno y de la desinformación y
manipulación. Irritado, el gobierno se puso a perseguir varios de estos medios
alternativos cuyos responsables tuvieron que exiliarse para no ser apresados.
Pero no por estas situaciones han dejado de emitir; más bien siguen
informándonos desde el exterior de la ‘realidad real’ de nuestro país.
Lastimosamente,
la gran debilidad es la desorganización social. Por esta razón el presidente
puede despedir sin mayor dificultad a 5,000 funcionarios estatales…
supuestamente por deficiencia laboral y sobrenúmero de empleados… mientras
faltan al nivel nacional médicos, enfermeras, personal de limpieza y
mantenimiento en los hospitales y los centros educativos públicos esperan a
varias decenas de miles de maestros y profesores… Nos dan a entender que estos
5,000 es sólo el comienzo.
Todo esto no
fuera posible al gobierno si los sindicatos estuvieran organizados con un
nombre de integrantes igual a los trabajadores. Entonces se escuchan largos
lamentos, críticas en la calle de boca para afuera, pero ninguna manifestación
multitudinaria para impedir tales atropellos a los trabajadores: los pobres
desorganizados serán castigados y también los trabajadores desorganizados. Los
castigos son la inseguridad laboral, los despidos, el irrespeto a los derechos,
los bajos salarios, las horas suplementarias no pagadas, el maltrato laboral,
etc. por la poca valentía de los
trabajadores a sindicalizarse. Se prefiere el individualismo promovido por un
sistema neoliberal que cultiva la indiferencia y la pasividad, y lo logra.
En este mes
de agosto, se va a recordar en toda América Latina y más allá el 36°
aniversario de la pascua de monseñor Leonidas Proaño, obispo de Chimborazo,
reconocido por su defensa de los Indígenas y de los pobres. Su frase nos
convoca y nos provoca: “¡O servimos la vida del pueblo o somos cómplices de su
muerte! En esto no hay posible neutralidad”. La vida y los derechos del pueblo
y de los trabajadores se ‘sirven’, se defienden y se promueven organizándonos…
pero para lograr esto hay que ser valientes y solidarios y, según parece, nos
hace falta. Lo que nos pasa, ¿no será porque nos hemos olvidado de la valentía
y la solidaridad? Me temo que todavía no hemos llegado al fondo del abismo de
la explotación y de los atropellos…
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